Damasco, Siria. En 1978, Zbignew Brzezinski, consejero de seguridad nacional de James Carter, el entonces presidente de Estados Unidos, decidió utilizar la Hermandad Musulmana contra los soviéticos y envió árabes a luchar junto a la oposición contra el régimen comunista afgano. Este último solicitó la ayuda de la Unión Soviética y el Ejército Rojo acabó empantanado en un conflicto del cual no podía salir victorioso.
En Afganistán, la Hermandad Musulmana no recibió armamento de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) porque ésta no logró que el Congreso le otorgara la autorización que necesitaba para una operación de aquella envergadura, así que fue Israel quien puso las armas. Ante el éxito de aquella operación, árabes y afganos fueron utilizados después en numerosos teatros de operaciones. También resultó que la Hermandad Musulmana, utilizando armas proporcionadas por Israel e Irak, decidió probar suerte contra Siria, en 1978 y 1982. Un representante de la Hermandad Musulmana fue incorporado al estado mayor de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) durante la agresión contra Yugoslavia en Kosovo.
Aunque el estatus de la Hermandad Musulmana como tropa auxiliar de la OTAN se interrumpió a finales del paso de Bill Clinton por la Casa Blanca, la colaboración entre la cofradía y la CIA siempre se mantuvo. Luego se incrementó con la agresión contra Libia, bajo la administración de Barack Obama, donde la Hermandad Musulmana proporcionó prácticamente todas las tropas terrestres utilizadas por la OTAN. Un miembro de la Hermandad Musulmana fue incluso incorporado al Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Posteriormente, durante la agresión contra Siria, el LandCom de la OTAN, con sede en la ciudad turca de Izmir (Esmirna) coordinó el uso de las fuerzas yihadistas.
La administración de Donald Trump se opuso, como cuestión de principio, a que las fuerzas armadas estadunidenses recurran al uso de grupos terroristas. Llegó entonces para la Casa Blanca el momento de redefinir el papel de la Hermandad Musulmana.
Aunque no se conoce aún la nueva estrategia trazada por el consejero de seguridad nacional, John Bolton, numerosos indicios ya permiten percibir sus contornos.
A principios de 2018, las fuerzas especiales estadunidenses ilegalmente presentes en Siria exfiltraron a miles de miembros del Emirato Islámico (Daesh) y los enviaron al extranjero. En mayo de 2018, el general iraní Rahim Safavi, consejero del ayatola Khamenei para los temas militares, acusó a Estados Unidos de organizar el traslado de los combatientes de Daesh hacia Afganistán.
Unos 7 mil hombres de Daesh se encuentran actualmente en Afganistán, pero ya no apoyan a los talibanes. Estos últimos son ahora contrarios a cualquier presencia extranjera en Afganistán. Por consiguiente, los hombres de Daesh luchan ahora contra los talibanes afganos.
Según Qari Muhammad Yussuf Ahmadi, vocero del Emirato Islámico de Afganistán –o sea, de los talibanes–, “los invasores americanos y sus lacayos realizaron anoche [el 12 de enero de 2019] un ataque contra un campamento de los muyahidines, donde estaban detenidos miembros de Daesh, en Pani Bus, distrito de Jwand, provincia de Bagdis. Las fuerzas conjuntas enemigas mataron a dosguardias y se llevaron a 40 detenidos miembros de Daesh. Parece que los invasores americanos y sus comparsas de la administración de Kabul realizaron ese ataque para ayudar a los miembros de Daesh allí detenidos. Cada vez que los muyahidines del Emirato Islámico [los talibanes] han librado combates contra Daesh, los invasores americanos han ayudado a Daesh y han bombardeado las posiciones de los muyahidines. Exactamente como cuando los muyahidines de Darzab, distrito de Jowzjan, vencieron a Daesh y estuvieron a punto de erradicarlo [en agosto pasado], los invasores americanos y la administración de Kabul vinieron juntos a ayudar a 200 miembros de Daesh sacándolos de allí en helicópteros”.
Es entonces cuando el Centro de Lucha contra el Terrorismo de la academia militar estadunidense de West Point publica un estudio histórico sobre las divergencias entre los muyahidines durante la guerra contra los soviéticos en Afganistán. Ese documento recuerda que en 1989, durante la retirada del Ejército Rojo y cuando Osama ben Laden regresó a Arabia Saudita, jóvenes miembros de la Hermandad Musulmana cuestionaron la falta de rigor religioso de sus jefes. Aquellos jóvenes crearon la Escuela de Jalalabad, mucho más estricta, que comenzó a acusar a estos y aquellos de “falta de religiosidad” y a excluirlos de la religión (takfir), fue ese –según dicen– el conflicto que resurgió en 2014, provocando la ruptura entre al-Qaeda y Daesh.
Esta mirada al pasado no debe hacernos olvidar que la Hermandad Musulmana siguió acogiendo no sólo a los talibanes sino a todos los muyahidines afganos, hasta que fue asesinado Ahmed Chah Massud (quien también había sido miembro de la Hermandad Musulmana), el 9 de septiembre de 2001, justo 2 días antes de los atentados de Nueva York y el Pentágono. Durante 2 décadas, Afganistán se convirtió en el lugar donde se formaban combatientes provenientes del Cáucaso ruso. Hoy en día, los talibanes son mucho más cuidadosos en la selección de sus aliados y amigos. Actualmente controlan el 60 por ciento del territorio afgano y ya no se basan en criterios religiosos sino nacionalistas.
Durante la guerra contra los soviéticos, la Hermandad Musulmana estuvo vinculada principalmente al exprimer ministro Gulbuddin Hekmatyar, quien la representaba en Afganistán. El 22 de septiembre de 2016, con el respaldo de la administración de Obama, Gulbuddin Hekmatyar obtuvo el perdón del nuevo Estado afgano y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) retiró su nombre de las listas de terroristas.
La llegada de Daesh a Afganistán se produce en momentos en que, desde julio de 2018, la administración de Trump trata de negociar con los talibanes. Contactos preliminares tuvieron lugar en Catar entre estos y la embajadora estadunidense Alice Wells, asistente de Mike Pompeo para el Asia Central. Las negociaciones se desarrollaron bajo la dirección del embajador estadunidense Zalmay Khalilzad, en septiembre y octubre, a pesar de la inquietud del gobierno afgano, que envió un representante sin que este fuese admitido en el diálogo. Antes de convertirse en estadunidense, Khalilzad luchó contra los soviéticos junto a los talibanes, pashtunes como él. Después de hacerse estadunidense, Khalilzad se convirtió en neoconservador y fue nombrado embajador en la ONU. Eso fue en 2007, cuando el Senado rechazó la nominación de John Bolton.
La semana pasada, la jefa de los Muyahidines del Pueblo (MEK), Maryam Radjavi, residente en Tirana, la capital albanesa, llegó a Kabul en visita oficial. Allí se reunió con el presidente del Consejo Nacional de Seguridad y ex embajador afgano en Estados Unidos, Hamdullah Mohib. La señora Radjavi debe viajar próximamente a Herat, en el distrito de Shindans, para establecer allí una base militar de MEK. Según el diario pakistaní Ummat, el Pentágono entrenó allí 2 mil Muyahidines del Pueblo en octubre de 2012.
A pesar de que tienen denominaciones similares, los muyahidines de la Hermandad Musulmana, que son árabes sunnitas, no tienen nada que ver con los Muyahidines del Pueblo (MEK), que son persas chiítas. Lo único que estos dos grupos tienen en común es el hecho de haber sido manipulados por Estados Unidos y la práctica del terrorismo.
Desde el año 2013, los Muyahidines del Pueblo que estaban en Irak se trasladaron a Albania con ayuda de Estados Unidos. Varias empresas israelíes construyeron para ellos una pequeña ciudad en suelo albanés. Pero el 23 de junio de 2014, ante 80 mil miembros de MEK y 600 personalidades occidentales, Maryam Radjavi pronunció un largo discurso donde se regocijaba ante la conquista de Irak por parte de Daesh. Es importante recordar que la progresión de Daesh en Irak había sido organizada con ayuda del general irakí Ezzat Ibrahim al-Douri, antiguo brazo derecho de Saddam Hussein y, bajo ese estatus, protector de los Muyahidines del Pueblo.
El estadunidense John Bolton mantiene vínculos con los Muyahidines del Pueblo desde la época de la administración Bush. Y esos vínculos se fortalecieron con la participación de Bolton –específicamente en 2010 y en 2017– en las concentraciones que los Muyahidines del Pueblo realizan anualmente en la localidad francesa de Villepinte, participación que le valió ser remunerado con 40 mil dólares. Hoy convertido en consejero de seguridad nacional, Bolton está reuniendo a los yihadistas de Daesh con los Muyahidines del Pueblo encabezados por Maryam Radjavi para luchar contra un objetivo común.
El blanco más inmediato de esa alianza debería ser Irán, que tiene una larga frontera con Afganistán, frontera que por demás muy difícil de defender.
Thierry Meyssan/Red Voltaire
[ANÁLISIS][INTERNACIONAL]
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