En Chicontepec, al mismo tiempo que se anuncian actualmente grandes progresos en cuidado del agua y el medio ambiente para los frackings de la ronda tres, ocurren actualmente derrames de aceite sobre ríos veracruzanos. Este artículo intenta describir la paradoja del deficiente y acaso nulo control y vigilancia de los pozos que se perforan con fracking.
En marzo se lanzó la convocatoria 3 de la ronda 3, que invita a contratistas privados a explorar y eventualmente explotar 9 bloques en lutitas en la Cuenca de Burgos, y en las bases de la licitación se informa que la subasta se realizará el 5 de septiembre de 2018.
Esta ronda fue presentada por el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, como si fuera la primera vez que se invita a contratistas a reanudar la fractura hidráulica y el fracking en México, cuando desde 2015 el gobierno reformuló la legislación para autorizar a contratistas explorar y eventualmente extraer en toda columna geológica (véase Contralínea, número 472 del 27 de enero de 2016). Amparados en esa disposición, se realizan en varios bloques de Chicontepec terminación de pozos con fracturamiento hidráulico.
Fue un abuso de autoridad que con un simple papeleo administrativo se modifica la legislación que apenas había sido aprobada, misma que originalmente definía “Área Contractual” como una superficie y una profundidad, pero ante la situación de bloques desiertos se cambió para hacer más atractivos los bloques. Así, el cambio en la definición incidía especialmente en los no convencionales. Desde 2014 fueron licitados seis bloques de Chicontepec.
Por otro lado, en la 2.2 y 2.3 se subastaron bloques en Burgos que también requieren fracturamiento; y la caída de los precios arrojó al fracking debajo de la línea de la rentabilidad, pero la reciente elevación de ellos parece animar a algunas empresas a experimentar.
Esta región ha sido reclasificada como no convencional y su baja permeabilidad, en algunos casos, puede aliviarse con fractura hidráulica, la novedad es que desde el año pasado constatamos un regreso del fracking.
En noviembre de 2017 recorrí algunos pozos de los bloques Pitipec y Amatitlán, en municipios de Chicontepec, Ixhuatlán, al oeste de Álamo, confirmando que hay un relativo repunte de las perforaciones, ubicada en sectores del norte donde pude contar, por lo menos, 10 nuevos pozos “Aragón”.
En la lista de autorizaciones de perforación de pozos de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) sólo aparecen 2 pozos en el norte y dos en sectores al sur.
En los municipios de Ixhuatlán y en la colindancia con Benito Juárez y Chicontepec, se ha reabierto el campamento de Watherford, y es patente el tráfico por los destrozados caminos, tanto por camiones que transportan los fluidos de perforación, como los vehículos militares que patrullan con ametralladoras al frente.
Ante la ausencia de esos pozos en el reporte de los que oficialmente fueron autorizados, la única respuesta que se obtuvo es que “son perforados y financiados por empresas privadas, operan bajo un contrato CIEP (Contrato Integral de Exploración y Producción)”, por lo que Petróleos Mexicanos (Pemex) debió reportarlos, pero como no lo hizo fue multada.
Las preguntas para las que aún no tenemos respuesta son, entre otras: ¿qué está pasando en las perforaciones?, ¿quién controla el uso del agua?, ¿quién vigila el agua de desecho?, ¿se realizó alguna consulta con las comunidades?
La convocatoria de la 3.3 y otros documentos relacionados con ella que se han distribuido, hacen alarde que ahora la legislación sobre fracking ya no sólo ha sido alineada con “las mejores prácticas internacionales”, ahora nuestro país está a la vanguardia mundial en cuidado del agua y del medio ambiente porque incorpora recomendaciones del Centro Mario Molina.
Como se recordará, desde 2014 se creó un llamado “equipo estratégico”, encabezado por la CNH, que atendió los posibles problemas de contaminación del agua; posteriormente, cuando se constituyó la ASEA (seguridad industrial y protección al medio ambiente) le transfirió toda la investigación y documentación.
En marzo pasado se presentaron las recomendaciones del CNM bajo el título “Tercera Convocatoria de la Ronda 3. Bases de la Licitación”, marzo de 2018. (www.rondasmexico.gob.mx)
Aunque esa propaganda señala que “se garantiza” que las recomendaciones serán cumplidas por las empresas, hemos visto que basta una multa que por cierto quien la paga es Pemex.
Sólo para reforzar nuestro planteamiento sobre las exageraciones en las promesas, citemos los ofrecimientos de Roberto Ramírez de la Parra, director general de la Comisión Nacional del Agua, quien sostiene que “será estricto en el manejo y cuidado del líquido”, y como prueba de ello dijo que “México es el primer país en establecer un procedimiento de tres barreras impermeables de los pozos para proteger los acúiferos”.
Sin embargo, cuando se formulaban estas promesas todavía estaban presentes las consecuencias de uno de los peores derrames de hidrocarburos en Chicontepec, ocurrido en el bloque Humapa, a unos 50 kilómetros en línea recta al noroeste del municipio de Papantla.
Es un Área Contractual otorgada en esquema CIEP y se ubica en el municipio de Francisco Z. Mena, en Puebla, colindante con Tihuatlán.
El 14 de enero de 2018 se inició un derrame en la localidad Huitzilac, municipio “Francisco Z Mena”, y el aceite llegó a los arroyos “Huitzilac” y “Cerro el Mirador”, con afectaciones a comunidades de Puebla, como Benito Juárez y Las Balsas, y una semana más tarde el producto se encontraba en Tihuatlán.
Las quejas se iniciaron de inmediato, pero ninguna dependencia respondió. Ante esa pasividad, a comienzos de febrero grupos de ciudadanos bloquearon los caminos, y sólo así se iniciaron negociaciones con autoridades municipales y Pemex, cuyos representantes ofrecieron sanear los arroyos y surtir agua limpia en pipas. En un censo arrojó la cifra de 3 mil personas afectadas.
Es una actitud obtusa, ASEA (la oficina supuestamente a cargo de cuidar la seguridad industrial y protección al medio ambiente) se escuda en un pretexto tan burocrático sobre el origen de la fuga para dejar a los campesinos abandonados, es como si en un incendio los bomberos se negaran a intervenir alegando que los reglamentos sólo les asigna un tipo de incendio, con una causa específica.
A más de tres meses de iniciado ese derrame, no se sabe dónde se originó, aunque algunos lo atribuyeron a una “falla” del pozo Humapa 4039, y otras versiones dicen que el origen estuvo en la batería dos. El gobierno municipal de Mena realizó inspecciones en 70 pozos y en 63 de éstos hay fugas. (El Sol de Puebla, 13 de febrero de 2018)
Después de mes y medio, cuando el aceite había descendido hacía la llanura costera, los representantes de la población y funcionarios de Protección Civil realizaron gestiones en la Ciudad de México y fueron recibidos por el director general de Pemex.
En el contexto de la situación descrita, la canadiense Renassaince regresó al bloque Amatitlán en noviembre de 2017. Esta Área inicialmente la ganó la petrolera Vitol Energy, pero en la más completa opacidad fue traspasada a los rusos de Lukoil; más tarde se informó que estos se habían asociado con los canadienses.
La información de Renassaince es muy confusa sobre el tema de las lutitas. Por ejemplo:
Es inevitable comentar que sólo un grupo de oficinistas que jamás han estado en algún pozo, como los de la ASEA, pueden aceptar que ya existen fluidos de perforación “orgánicos”, que contribuyen a romper la roca con ingredientes “naturales”, no químicos, es decir que los canadienses de Renassaince ya han inventado un fracking casi, digamos, “ecológico”.
También es necesario subrayar las cifras del flow back (el flujo que regresa), de aproximadamente 159 mil litros, por lo que la Conagua debería informar ¿de dónde tomaron el agua?, ¿a dónde la arrojaron una vez terminados los workovers?, o bien ¿están perforando pozos letrina?, estos últimos ¿no requieren permiso?, ¿los contratistas CIEP los pueden ubicar sin permiso cuándo y cómo se les antoje?
En relación al consumo de agua, los estudios publicados por Alianza Mexicana contra el Fracking concluyen que en los pozos de Estados Unidos “la fractura de un pozo en lutitas supone el uso de entre 9.8 y 36.7 millones de litros de agua”.
(Aroa de de la Fuente y Manuel Llano, La fracturación hidráulica en la Sierra Norte de Puebla: una amenaza real para las comunidades, México, Alianza Mexicana contra el fracking-Fundar, 2016.
Además de los fracturamientos hidráulicos comentados, en diciembre de 2017 instalaron el equipo de perforación para iniciar el primer pozo no convencional operado por el contratista, el Amatitlán 1649, el que será el primero de 10 calendarizados para el transcurso de este año 2018. Estos “serán perforados direccionalmente con objetivo a múltiples intervalos de la formación Chicontepec, hasta una profundidad total de 1 mil 975 metros…”
Además han anunciado un pozo no convencional más profundo, con objetivo en la formación Pimienta del Jurásico Superior (“an unconventional shale well tarjeting the Upper Jurassic Pimienta formation”), el Amatitlán 1708, que de ser exitoso, esto es de confirmar las expectativas de los canadienses sobre el alto potencial, estimularía nuevas inversiones.
Personalmente considero que es remota la posibilidad de que estos workovers de los canadienses descubran un área óptima de aceite en shale. La opacidad del aparato de reguladores y su falta de respeto a su propia legislación han creado confusión y una serie de contradicciones y paradojas.
El proyecto ATG, casi sin presupuesto, está virtualmente paralizado, mientras que la producción que parecía estabilizarse en 40 mil barriles diarios otra vez se encuentra descendiendo, y según estimaciones de ingenieros en la zona podría encontrarse en los 30 mil barriles diarios.
Aunque los contratistas están regresando, los resultados están muy lejos de elevar la producción, mientras que en las comunidades se rechazan las cifras oficiales y en algunos ejidos cercanos a los pozos aseguran que lo que ellos observan cada día es un elevado número de carros tanque en un movimiento incesante de traslado del petróleo.
Los contratistas privados no invertirán en nueva infraestructura de almacenamiento y transporte y continuarán utilizando las viejas tuberías que se están cayendo a pedazos y con otras instalaciones deterioradas los derrames continuarán.
Los seis bloques licitados continúan en el esquema CIEP, que es un contrato de servicios, aun cuando el financiamiento y el personal es responsabilidad de las empresas que ganaron las subastas o que se han incrustado en los bloques de alguna otra forma; el ardid de la reforma energética de 2008 ahora se vuelve en contra de sus autores.
No menor es la contradicción de que Pemex, de acuerdo a la legislación kafkiana, sea obligado a negociar, apareciendo como responsable cuando las operaciones las diseñan, realizan y financian contratistas privados (aunque, si hay producción se les devolverá una parte de sus costos.)
Tal vez sólo un cambio a profundidad puede abrir una nueva etapa de crecimiento de la economía y el empleo, y reconocer que en las condiciones actuales sólo un nuevo gobierno podría emprender algunos modestos proyectos de explotación basados especialmente en extensión del bombeo mecánico, para estabilizar la producción a la que debe darse valor agregado para mejorar su rentabilidad, abandonando experimentos como el fracking que sólo confronta a la población y agudiza los problemas de desempleo que ya existen.
Fabio Barbosa
[ANÁLISIS ENERGÉTICO]
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