Buenos Aires, Argentina. Por estas horas se está desarrollando en Argentina una peligrosa operación de inteligencia utilizando los más deleznables métodos, como ahora sucede con la detención de una pareja de iraníes.
Puede coincidir con alguna acción impactante para tratar de ocultar el escándalo del hallazgo de documentos que vinculan en un entramado mafioso a jueces, políticos, funcionarios del gobierno de Mauricio Macri, periodistas afines al mismo y agencias de inteligencia estatales locales y extranjeras, destinado a perseguir a opositores políticos y otros fines.
Esta pareja había llegado el pasado 12 de marzo al aeropuerto de Ezeiza, procedente de España supuestamente con pasaportes israelíes y aunque dicen que “saltaron las alertas” sobre la posibilidad de que estos fueran falsos o robados, no se les detuvo. Lo hizo 4 días más tarde la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), cuando estaban instalados en un hotel en el barrio porteño del Abasto.
Se comprobó, de acuerdo con la información oficial, que son Sajjad Samiel Macerani, fotógrafo de 27 años, y Mashoreh Sabzali, arquitecta e ingeniera, ambos iraníes. Sólo tenían sus celulares, una cámara fotográfica y la ropa que pueden traer turistas.
En medio de un escandaloso operativo policial, típico del accionar del actual Ministerio de Seguridad, se los llevó a tribunales, donde el joven confesó que huyó de su país porque se había descubierto que mantenía relaciones con una mujer casada y esto es muy grave. Relató que ambos, con distintos problemas, se conocieron en España, adonde habrían adquirido los pasaportes, posiblemente robados. Pero ya sin otros antecedentes, se investiga si forman parte de una “célula terrorista islámica”.
Lo que extraña es que antes de su detención el diario digital Infobae que publica información tipo “guerra psicológica” como parte de la ofensiva contrainsurgente de Estados Unidos contra varios gobiernos de la región, fundamentalmente Venezuela, Nicaragua, Cuba, Bolivia, no sólo mencionó la llegada de los iraníes sino la detención, que recién se concretó el pasado 17 de marzo.
Esto sucede en un ambiente sensibilizado aquí por el descubrimiento judicial de la red de espionaje, presiones, falsificaciones de pruebas y acciones encubiertas de secuestros y “ablande” mediante formas psicológicas de torturas para alimentar falsas denuncias y causas originadas en esos laberintos siniestros entre una prensa “contrainsurgente” y una justicia que trabajan mancomunadamente.
Analistas hablan de la necesidad del gobierno de desviar la atención ante el pedido del propio presidente Mauricio Macri, de juicio sumario y destitución del cargo –violando la independencia judicial– del juez federal de la provincia de Buenos Aires, Alejo Ramos Padilla, por investigar estos gravísimos delitos desnudando la responsabilidad de las estructuras gubernamentales y del propio mandatario.
Es también imposible no asociar este accionar espectacular de los medios y los organismos de seguridad, instalando la sospecha sobre la “casual” llegada de estos iraníes a días de la fecha en que se recuerda el “atentado” contra la embajada de Israel del 17 de marzo de 1992, que algunos investigadores atribuyeron a una posible implosión. Sospecha alimentada por el embajador israelí en Argentina, Ilán Sztulman,
Por otra parte conociendo cómo trabajan la estadunidense Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés) y el Mossad israelí, cualquier cosa puede suceder, incluyendo inventar atentados o acciones de “falsa bandera”, como han hecho en otros países.
Es el caso de la masacre en la revista Charlie Hebdo en Francia, en enero de 2015, que ahora investigaciones independientes califican como un “atentado de falsa bandera” y señalan a servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel.
Pero vamos más lejos. A partir de esta información se “recuerda” al lector que la presencia de agentes iraníes en la región “no es nueva”, sino de larga data. Y aclaran que “su principal polo de acción” es nada menos que la Venezuela de Nicolás Maduro. ¡Qué oportuno en estos momentos!
En la nota de Infobae, en referencia al tema de los iraníes, se remarca que durante el gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez Frías hubo muy buenos vínculos financieros con Irán y que los “negocios se afianzaron, sobre todos los oscuros, aquellos relacionados con el narcotráfico y el lavado de dinero”.
No falta nada en la trama operativa aunque sorprende el simplismo con que se desarrolla esta información para calentar el ambiente. Y preparar peligrosos escenarios.
Por otra parte tanto Infobae como medios ligados al gobierno sostienen que los iraníes utilizan al “grupo terrorista Hezbollah con amplia presencia en América Latina”, lo que nunca pudieron demostrar.
De acuerdo a los datos que maneja el diario, Irán está detrás de Hezbollah, “muy especialmente el ayatolá Alí Khamenei y el jefe de las fuerzas revolucionarias islámicas Qassem Soleimani, de los comandos Quds”, ambos al frente de “las operaciones del extremismo islámico chiíta fuera de su territorio”.
Además afirman que Soleimani es “el cerebro iraní en Medio Oriente y América Latina”. A partir de esto, ya entra en escena su presencia en Siria en “defensa” del “dictador” Bashar Al Assad, elegido y defendido por su pueblo según hemos visto, que ha logrado resistir desde 2011 contra los miles de mercenarios y tropas especiales de las potencias que integran la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Para sostener la pista “iraní-venezolana” citan al profesor Ely Karmon, al que caracterizan como “uno de los mayores expertos internacionales en terrorismo islámico”, quien dijo a Infobae que en Venezuela “el régimen (el gobierno) coopera plenamente, tanto en lo político como en lo económico y militar. Lo hace a través de las Guardias Revolucionarias de Irán. Diversas informaciones revelaron que las Guardias entrenaban en pleno territorio venezolano a las fuerzas chavistas”.
Por supuesto el citado Karmon no es un analista independiente, sino del Instituto Internacional para la Lucha contra el Terrorismo e investigador principal en el Instituto de Política y Estrategia, ambos en el Centro Interdisciplinario de Herzliya, en Israel, donde se fabrican los argumentos para operar en otros países.
Y van por más: “los operativos de Irán han consolidado bases operativas en América Latina”, por supuesto en la Triple Frontera (Argentina, Brasil y Paraguay), un dato tan trillado para esta zona habitada, según se menciona por una gran población “musulmana chiíta y un gran número de simpatizantes de Hezbollah”.
Este argumento viene desde hace mucho tiempo atrás en el esquema trazado por Washington para ocupar lugares estratégicos fronterizos en toda nuestra América.
Se le endilga a los supuestos “terroristas libaneses” que utilizan esta área (la Triple Frontera) de ser responsables del “reclutamiento, el contrabando de armas, el tráfico de drogas y la planificación para operaciones terroristas”.
Fue allí donde, por ejemplo, se ideó y coordinó el ataque contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), ocurrido el 18 de julio de 1994. Por tal agresión 85 personas murieron y más de 300 resultaron heridas. Fue el mayor acto terrorista en la historia de la Argentina, asegura Infobae. Esta información es una temeridad y una falsificación interesada sobre el grave hecho.
Irán fue el país acusado en la noche misma del atentado contra la AMIA (18 de julio de 1994) por el Mossad y la CIA, que a partir de allí presentaron siempre informes y testigos falsos, como el impresentable Manoucher Moatammer a quien enviaron a indagar en Venezuela, al juez que comenzó con esta causa, Juan José Galeano, poco después del atentado, diciendo que era un exagente iraní que había llegado a Caracas huyendo. Galeano está hoy juzgado y condenado por “encubrimiento” sobre los posibles responsables del hecho y el testimonio de Moatammer fue una farsa hilarante.
Pero después inventaron el testigo C en Alemania, otro personaje –ligado a servicios de inteligencia occidentales– que lo único sostenido es que el atentado contra la AMIA se había preparado en una reunión del gabinete iraní, de lo que no pudo dar ningún dato.
Una evidencia sobre la falta de pruebas fue el pedido en 2004 a Londres de la detención y extradición del exembajador iraní en Argentina, Hadi Soleimanpour, donde el diplomático estaba cursando un postgrado universitario.
La justicia británica lo detuvo y solicitó a sus colegas argentinos la información jurídica para extraditarlo, lo que finalmente fue rechazada por falta de pruebas y evidencias, ante lo cual debieron dejar en libertad al diplomático iraní, disculparse y pagar una indemnización de 89 mil libras esterlinas, que por supuesto debió solventar Argentina.
Para fortalecer el armado mediático, Infobae cita a la directora del American Center for Democracy, típica creación de los servicios de inteligencia, Rachel Ehrenfeld, quien asegura que Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Cuba “son los países que de una forma u otra le abrieron las puertas a Irán en la región y que aún mantienen lazos con sus autoridades”.
Y añade que “las acogedoras relaciones que estos Gobiernos tienen con Irán facilitan el libre movimiento de miembros de Hezbollah por la región, lo que les permite transportar drogas y productos falsificados”.
En otra nota, de la varias que han aparecido sospechosamente en las últimas horas, citan las declaraciones del excomandante del Comando Sur de Estados Unidos Kurt Tidd, en su testimonio ante el Congreso en febrero de 2018 diciendo que “el Hezbollah libanés mantiene una presencia operativa establecida en la región que puede ser aprovechada rápidamente y sin advertencia para ejecutar actos terroristas de alto impacto y gran destrucción”.
Y según su información destinada a sostener el falso argumento de la amenaza “inusual” que significa Caracas para su país, sostuvo que la isla Margarita en el Caribe venezolano está siendo utilizada como base de operaciones por militantes iraníes y por ciudadanos provenientes de Irán de forma directa. Suman más de 12 mil”.
¿Qué estará planeando ante este último revés por el impactante caso de extorsión estatal y otros delitos, el gobierno de Macri y sus asesores estadunidenses e israelíes, ubicados en ministerios estratégicos en el país?
¿Y qué con la utilización desde Argentina del tema Irán-Venezuela y otras naciones en la mira estadunidense, cuando el gobierno de Macri es uno de los más activos en “acompañar” a Estados Unidos en su obsesión por derrotar a Maduro y quedarse con el país que tiene las más grandes reservas de petróleo del mundo?
Stella Calloni/Prensa Latina
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