Análisis

Seamos todos Venezuela, donde la patria es el pueblo

Publicado por
Prensa Latina

El gobierno de Macri, que sanciona y ataca a Venezuela por supuestamente ser una dictadura, es uno de los Estados menos independientes: cada uno de sus ministros pertenece a alguna fundación de Estados Unidos. Tampoco es democrático ni ve por los derechos de su pueblo: 4 millones 800 mil argentinos han caído en pobreza. La norma: violar los derechos sociales y humanos

Buenos Aires, Argentina. El experto independiente de Naciones Unidas Alfred de Zayas recientemente visitó Venezuela como observador y consideró que no existe una crisis humanitaria.

Advirtió que las medidas coercitivas y unilaterales impuestas contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro están causando muertes y severos daños al pueblo de ese país.

Mientras, el presidente argentino Mauricio Macri decidió entregar el Premio Internacional de Derechos Humanos “Emilio Mignone” al Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea), lo que no sólo es una provocación y una ofensa para ese pueblo, sino para esta figura, que jamás se hubiera prestado a tal acción.

También ofende al pueblo argentino y a los organismos de derechos humanos, que aún siguen buscando a 30 mil desaparecidos y más de dos centenares de niños robados durante la última dictadura militar, de la que la familia Macri fue cómplice y recibió grandes favores.

Desde que el empresario derechista Mauricio Macri era alcalde de la ciudad de Buenos Aires, presidía la Fundación Pensar, dependiente de las fundaciones centrales de la Inteligencia de Estados Unidos llámese National Endowment for Democracy (NED), supuestamente creada para ayudar al “desarrollo democrático”, o Heritage, la de los “tanques pensantes” que prepararon los documentos de Santa Fe, los más conocidos sobre las estrategias de dominación para América Latina, o la inefable Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) ahora llamada Usaid, de antecedentes criminales, entre otras.

Desde entonces convirtió a la alcaldía de Buenos Aires en un centro de reunión para los derechistas más connotados del mundo y de América Latina. Fue Macri quien recibió al tristemente célebre colombiano Álvaro Uribe, que según dijo es su modelo de “presidente”, su “inspiración”.

Uribe, que está al frente de una Fundación que lleva su nombre, sostenida por Estados Unidos, es uno de los mayores criminales de Colombia, acusado además de sus relaciones con el paramilitarismo y el narcotráfico, entre muchos otros males.

También recibió –entre otros– a Alejandro Peña Esclusa, como presidente de la Fundación UnoAmérica, creada en Bogotá en diciembre de 2008, conformada por militares de las pasadas dictaduras latinoamericanas y lo más granado y duro de la derecha colombiana.

Es una especie de imitación de lo que fue la Operación Cóndor, ya que se adjudicaban una misión supranacional para combatir y derrocar a los gobiernos “del Foro de Sao Pablo”.

Invitado por Macri, Peña Esclusa, involucrado en un intento de magnicidio contra el presidente Hugo Chávez y luego contra el actual mandatario Nicolás Maduro y otros funcionarios, presentó un libro en Argentina como un luchador por la democracia en su país, Venezuela.

El mismo Peña Esclusa que fue condecorado por el golpista hondureño Roberto Micheletti, “por su ayuda” en el golpe (junio de 2009) contra el presidente Manuel Zelaya y en la represión ilegal desatada en esa nación, donde los asesinatos continúan. Un símbolo es la dirigente social, ambientalista y contra la ocupación militar de su país, Berta Cáceres, asesinada hace 2 años, en marzo de 2016. Esa misma derecha que fue tejiendo su telaraña a través de la famosa Fundación Libertad en Argentina, cuya sede central está en Rosario, provincia de Santa Fe.

No es casual que en la sede de esa Fundación “Libertad” –que depende de las fundaciones de la CIA estadunidense– estuviera reunida la flor y nata de esa derecha mundial y latinoamericana, con las presencias entre otros del expresidente español José María Aznar y el eterno armador de golpes Roger Noriega. También el expresidente de Bolivia Jorge Tuto Quiroga, que por 1 año gobernó el país (2001-2002), ya que era vicepresidente del dictador Hugo Bánzer, y otros de su misma calaña en marzo de 2008 cuando comenzó el paro de cuatro entidades patronales del campo contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Un paro que duró 4 meses, en un intento de golpe de Estado. Fue en estos momentos, como lo registran los cables de Wikileaks publicados en Argentina, que Macri le reclamó a la embajada de Estados Unidos por qué no actuaban para derrocar a la presidenta en esa oportunidad.

Por eso no es extraño que toda su campaña hacia la presidencia que ganó en 2015, con un millonario financiamiento de Estados Unidos, estuviera enfocada en alinearse con ese país, con el eterno mensaje de que había que ayudar a la oposición venezolana a deshacerse del presidente Nicolás Maduro y de todo lo que fuera la revolución bolivariana a la que organismos internacionales le habían reconocido grandes avances contra la pobreza en Venezuela. No hay que olvidar que ésta alcanzaba al 80 por ciento de la población cuando Chávez llegó al gobierno en 1999.

De sus promesas de campaña, la única que cumplió Mauricio Macri fue su tarea central que era tratar de encabezar las acciones golpistas contra Venezuela, de destacarse para demostrar a Washington que era el mejor y más fiel mayordomo para ayudarle a su proyecto de recolonización de América Latina, incluyendo a su país, cuyo estado y soberanía están siendo avasallados y destruidos.

Disputando con otros presidentes para ver quién es más entreguista, con un gabinete donde todos y cada uno de sus ministros pertenece a alguna fundación de Estados Unidos, como su ministra de Seguridad Patricia Bullrich, militante de la siniestra UnoAmérica, esta administración gubernamental ha sido considerada directamente como un gobierno de Wall Street, dicho esto por la agencia estadunidense Bloomberg (marzo de 2016).

Además Bloomberg mencionaba en su artículo que Wall Street tenía nuevamente viento a favor en la nueva Argentina y manejaba la lista de sus funcionarios “alumnos” de JP Morgan y Deustche Bank, que dominan los puestos importantes.

Añadía que Goldman Sachs Group Inc, Barclay Inc y Morgan Stanley estaban representados también en exintegrantes ahora en puestos clave en el Banco Central y la agencia estatal del bono de pensiones ANSES del gobierno de Macri.

Reconocía que este venía a deshacer todo lo avanzado por los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner rápidamente, con profesionales especializados en las leyes del libre mercado.

Dos años después este gobierno tiene 4 millones 800 mil nuevos pobres, viola los derechos sociales y humanos, gobierna a “decretazos”, mantiene verdaderos presos políticos, ha asesinado a dos jóvenes en el sur del país, se apoderó de la justicia, persigue a jueces probos, y maneja económica y políticamente el 98 por ciento de los medios.

También entrega territorios para bases de Estados Unidos, firmando acuerdos de seguridad por lo cual tropas del Comando Sur pueden estar en este país, además de importar asesores estadunidenses e israelíes para las fuerzas de seguridad que están asolando a nuestros pueblos.

Este gobierno que entrega Malvinas a Gran Bretaña, país donde la familia Macri tiene millones de dólares ocultos, cierra escuelas, teatros, fuentes culturales, arrasa con todo lo que tenga relación con la historia patria, condenado al hambre a millones de pobladores. Este mismo gobierno que pide intervención supuestamente “democrática y humanitaria” –como si eso fuera posible– contra Venezuela.

Ahora Macri está premiando al golpismo más cruel y criminal, que intenta asfixiar al pueblo venezolano, al país donde más elecciones se han realizado en la historia de América Latina.

Provea es parte de la serie de fundaciones que maneja el Pentágono y el Departamento de Estado de Estados Unidos, como la NED, la Usaid, las Ford, Open Society de George Soros, y otras incluyendo canadienses, británicas, europeas que administran la mayoría de los medios de comunicación del mundo y controlan el 95 por ciento de la información, es decir, de la desinformación que circula a nivel universal.

El financiamiento además a los medios de comunicación los han convertido en parte esencial de las guerras, como si fueran armas de destrucción masiva…

Es una ofensa y una burla el premio a Provea, como lo es el hecho de que Human Rights Watch sea admitida en nuestra América como una organización de derechos humanos, cuando trabaja directamente para la CIA estadunidense.

Estados Unidos quiere arrancar de nuestras manos la verdadera lucha por los derechos humanos y transformarla criminalmente en presuntos organismos humanitarios, que sirven a las actuales guerras de ocupación colonial y a las guerras contrainsurgentes que se aplican contra todos los gobiernos populares y soberanos de América Latina.

La amoralidad de esta situación supera todos los límites. Y son este grupo de presidentes, que se autocalifican de demócratas, los que ayudan al desabasteciendo de Venezuela, al bloqueo, al contrabando de alimentos, gasolinas, divisas, robando medicamentos, destruyendo edificios, universidades, centros de salud con sabotajes y supuestas marchas pacíficas, utilizando mercenarios como en las guerras del Medio Oriente y dejando muerte y desolación.

Las grandes potencias terroristas quieren ahora venir por nosotros. ¿No les bastó con los saqueos y el genocidio de dos siglos? Los gobiernos europeos están ayudando a Estados Unidos e Israel a apoderarse colonialmente de nuestra América. ¿Cuántas vidas va a costar esto?

Y qué decir de la Organización de Estados Americanos (OEA) cuyo secretario general, Luis Almagro, encabeza el golpe contra Venezuela y lo hará contra todos aquellos gobiernos que Estados Unidos quiere rendir para instalar su nuevo proyecto de colonialismo tardío sobre Nuestra América.

No podemos permitir que en este siglo XXI nos arrebaten lo que hemos logrado en el camino de la independencia definitiva.

Nuestro desafío es Recolonización o Independencia. Y en este momento Venezuela es nuestra gran muralla de contención, junto a Cuba, Bolivia, Nicaragua y los países que tanto han avanzado en justicia social y soberanía, y que no podemos dejar caer, porque de una vez por todas debemos ser definitivamente libres de toda dominación.

Por eso decimos con los movimientos de solidaridad con Venezuela, cercada por paramilitares y tropas estadunidenses, amenazando con la intervención militar: “en nombre de la autodeterminación de los pueblos, de la hermandad de los patriotas de la Patria Grande y de los principios del humanismo verdadero, negamos a Macri autoridad alguna para premiar en nombre de los derechos humanos y a Provea, para recibirlo”. TODOS SOMOS VENEZUELA.

Stella Calloni*/Prensa Latina

*Prestigiosa intelectual y periodista argentina, colaboradora de Prensa Latina

[ANÁLISIS INTERNACIONAL]

 

 

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