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Antivacunas en la era Covid: ¿libertad o negligencia?

Antivacunas en la era Covid: ¿libertad o negligencia?

De los antivacunas que existen y luchan en contra de la ciencia médica por considerar a los inmunológicos negativos para sus organismos, tenemos a dos tipos: el más común era el de aquellos antivacunas totales, los que no aceptan ningún tipo de inmunizante; pero desafortunadamente hoy tenemos un nuevo tipo mayoritario y es el de los antivacunas que específicamente son detractores de los inmunológicos contra la enfermedad Covid-19.

Los antivacunas tradicionales ya han generado rebrotes de sarampión e incrementos considerables de los contagios por tosferina, principalmente en Estados Unidos y en algunos países europeos. Un caso poco conocido y que se da en México tiene que ver con el virus Varicela-zóster, causante de la enfermedad conocida como varicela; que no es altamente letal, aunque algunos desarrollos de la enfermedad se complican y pueden llevar a la muerte a los seres humanos. En nuestro país el sistema de salud provee de la vacuna contra la varicela, pero su aplicación no es obligatoria y muchos padres deciden no inocular a sus hijos. Por desgracia, en las últimas dos décadas se ha dado un incremento considerable en los contagios de varicela; inclusive se han dado casos de adultos ya vacunados que adquieren la enfermedad, posiblemente debido a nuevas variantes del virus.

Los antivacunas han existido desde hace decenios, tal vez desde que se inventaron las primeras vacunas, pero nunca le habían hecho tanto daño a la humanidad como ahora, durante la terrible pandemia causada por el Sars-Cov-2, virus que ya ha cobrado la vida de casi 6 millones de personas. Y es que de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), mientras la mayor parte de la población mundial no esté inmunizada la pandemia no será controlada y mucho menos reducida a su mínima expresión. Y es que de acuerdo con los especialistas en inmunología y epidemias, es en las poblaciones o segmentos de una sociedad cuyos individuos no están inmunizados en donde el virus tiene mayor facilidad de volverse más fuerte y de modificarse en nuevas variantes. Es decir, que en un organismo no vacunado el virus tiene una mayor capacidad de evolucionar que en un cuerpo que ha recibido la vacuna. Es debido a esto que los antivacunas están generando graves problemas de salud aun en naciones tan poderosas como Estados Unidos, país en el que más contagios se dan semanalmente y también en el que más muertes siguen ocurriendo como consecuencia del coronavirus, aunque eso es debido en gran parte a los antivacunas, ya que más del 90 por ciento de los enfermos de gravedad y de los pacientes que fallecen corresponden a individuos no vacunados; y es que en esa nación se tiene un 60 por ciento de la población vacunada completamente, pero si consideramos que tiene más de 330 millones de habitantes, la población no inoculada es de alrededor de 132 millones de personas.

En otros países como Inglaterra donde más del 75 por ciento de la población ya ha sido inmunizada con dos dosis, alcanzando ya con ese porcentaje la inmunidad de rebaño, y con más del 50 por ciento además inmunizado con la vacuna de refuerzo, el número de decesos se ha reducido tan considerablemente que en esa nación ya están levantado las restricciones a la movilidad social, incluido el uso del cubrebocas.

México ya cuenta con el 60 por ciento de su población inmunizada con el esquema completo y 25 por ciento de sus habitantes ya han recibido la dosis de refuerzo, además de que ya se están aplicando las vacunas a los adolescentes y esperemos que en breve inicie la aplicación generalizada a los infantes. Y aunque el número de infectados en esta cuarta ola de contagios ha superado en casi 50 por ciento las cifras semanales que tuvimos en la etapa más crítica de la pandemia durante la tercera ola, los números de muertes son significativamente menores, alrededor de 50 por ciento menos de decesos semanales que durante la tercera ola, lo que sin duda certifica la efectividad de las vacunas, a pesar de las mentiras sobre éstas que en las redes sociales propalan los reducidos grupos de antivacunas mexicanos, pues también en nuestro país padecemos este mal ciudadano.

Actualmente alrededor del 90 por ciento de los mexicanos que expiran por la Covid-19 no estaban vacunados. Por el contrario, un porcentaje muy reducido de muertes se han dado en gente que tenían la primera dosis de alguna de las vacunas, y en casos aún más raros los decesos les han ocurrido a individuos que tenían las dos dosis. Y como en otras partes del mundo, en las personas inmunizadas con medio esquema o esquema total que han fallecido han sido determinantes factores como la edad, la condición física y el padecimiento de otras enfermedades que vuelven más vulnerables a los organismos. Pero aun con estos casos de decesos de personas inmunizadas, si comparamos los casos de muertos ya vacunados con aquellos que gracias a las vacunas han sobrevivido, tenemos una diferencia gigantesca, que ningún antivacunas puede refutar lógicamente.

Ahora bien, el que haya un segmento de la población adulta que no haya aceptado ser vacunado se debe a individuos de pensamientos atávicos independientemente del nivel de preparación que tengan, personas que tienen una cosmovisión alejada del desarrollo científico; otros más simplemente consideran que sus organismos son capaces de vencer al virus, y puede ser cierto en millones de personas (el virus no va a aniquilar a toda la población) pero también es cierto que mientras sigamos padeciendo la pandemia las sociedades estarán además de en medio de una crisis sanitaria, en una crisis socioeconómica de alcances insospechados. Y es aquí donde las acciones de los antivacunas pueden tener una incidencia más allá de la sanitaria a nivel de las sociedades.

La gran mayoría de los antivacunas de la era Covid no se niegan a inocularse o a inocular a sus hijos con otras vacunas, sino que específicamente evitan recibir los inmunológicos contra el coronavirus, argumentando diversas razones más paranoicas que lógicas; y hay algunos rasgos que los caracterizan: como el creer que las vacunas contra el Sars-Cov-2 son parte de un experimento criminal del cual los vacunados somos ratas de laboratorio; también padecen la infundada creencia de que tienen una inteligencia superior que los ha hecho desentrañar un complot orquestado por todos los gobiernos del mundo en contubernio con las farmacéuticas transnacionales para imponernos un nuevo orden de dominación mundial sanitario. Es decir, estos antivacunas tienen una paranoia particularizada a las vacunas contra la Covid-19, por lo que podríamos denominar a estos individuos como vacovinoicos: vacuna-covid-paranoia.

Pero más allá de la denominación de estos antivacunas, queda una pregunta por contestar y es sí ellos al ejercer su libertad de no ser vacunados contra la Covid-19 están siendo negligentes como parte de las sociedades a las que pertenecen, pero también como individuos que se deben a un concierto mundial en el que la carencia de vacunas en muchos países está prolongando la pandemia, situación a la que ellos contribuyen en naciones como Estados Unidos, en la que su gobierno a pesar de tener todas las vacunas posibles no ha logrado inocular a toda su población por la gran cantidad de vacovinoicos que tienen. Libertad o negligencia, ¿usted qué opina?

Los datos estadísticos y médicos fueron tomados de las páginas: https://coronavirus.jhu.edu/map.html, https://coronavirus.gob.mx y http://www.imss.gob.mx

Roberto Galindo*

*Maestro en ciencias con especialidad en exploración y geofísica marina. Maestro en apreciación y creación literaria

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