Reforma Laboral, pirotecnia en el Congreso

Como en las fiestas populares donde nunca faltan los llamativos juegos pirotécnicos que tras de sí dejan una densa cortina de humo que todo lo confunde, lo mismo parece acontecer con la reforma laboral, tan llevada de una cámara a otra, primero como iniciativa preferente y ahora como modificada minuta senatorial.
Empresarios, únicos aplaudidores de Calderón

Durante nuestra comparecencia en la Comisión del Trabajo del Senado de la República el pasado 11 de octubre, justo a tres años de perpetrado el golpe al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), dejamos bien establecida nuestra posición en contra de la Reforma Laboral impulsada por Calderón y exigimos a los senadores no ser serviles ante los empresarios; y menos, aplaudidores de las decisiones que en contra del pueblo de México ha tomado el Ejecutivo durante su sexenio.
Transparencia de Calderón, mascarada sexenal

La aprobación en la Cámara de Senadores de las reformas a la Ley Federal de Contabilidad Gubernamental produjo una escena que ni mandada a hacer para plasmarse en un cuadro surrealista. A favor de transparentar los gastos en los tres órdenes de gobierno se manifestaron personajes como el exsecretario de la Función Pública, Salvador Vega Casillas, ahora miembro del Senado y principal encubridor de la corrupción oficial del sexenio, de la cual fue partícipe su propia esposa.
Golpe de Estado contra los trabajadores

El proyecto de reforma laboral enviado al Congreso de la Unión por Felipe Calderón, con carácter de “preferente”, encierra un auténtico golpe de Estado en contra de millones de trabajadores no sólo de la ciudad, sino también del campo, a los que se pretende anular sus derechos consagrados en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en la Ley Federal del Trabajo, tales como la estabilidad en el empleo, el salario remunerador, las condiciones dignas de trabajo, la seguridad social, el derecho a huelga y la libertad sindical, entre otros.
La responsabilidad de la LXII Legislatura

Protagónico hasta el final de su mandato, Felipe Calderón agregó a su sexto Informe de Gobierno enviado al Congreso de la Unión, dos iniciativas para “urgente” resolución. Una de ellas, la Reforma Laboral, que ya fue desechada en la legislatura recién concluida, pero ahora aderezada con la intención de auditar a los sindicatos. Puede decirse que el presidente intenta colgarle el cascabel al gato, es decir, agarrar en curva a los nuevos diputados, y mediante artificiales cortinas de humo ocultar problemas de mayor calado para el país y su economía, como fue la silenciosa apertura del sector energético a particulares, sobre todo a firmas extranjeras que, en el caso del sector eléctrico, han terminado por controlar poco más de la mitad de la generación de electricidad en el país.