La realidad de las muertes de las mujeres en esta frontera supera la ficción y resulta preocupante: altos índices de violencia y discriminación, mujeres que desparecen o mueren torturadas, mtiladas o disueltas en ácido, mujeres policía abatidas por el crimen organizado, señoras de tercera edad que mueren por falta de servicio médico en la zona rural, damas asaltadas y asesinadas en su hogar, trabajadoras sexuales ultimadas con extrema tortura debido a su condición, víctimas de violencia conyugal: asfixiadas, estranguladas o apuñaleadas por el hombre que alguna vez las acarició
Tres jóvenes fueron asesinadas y disueltas en ácido por amigos ocasionales que resultaron ser miembros de una banda delictiva. Las hermanas Nataly e Ivonne Medrano Montoya, acompañadas por su amiga Laura Gabriela Mejía Simental, originarias de Mexicali, acudieron a pasar unos días de descanso a Tijuana, y decidieron ir a divertirse a un antro, donde conocieron a Fidel Abraham Barajas Sánchez, alias el Chiricua.
Barajas Sánchez se ofreció a trasladarlas a Mexicali a su regreso, y las acompañaron también, integrándose al grupo, Ernesto Antonio Grajeda Mendoza, el Negro, y Javier Hernández Olguín, el Javo amigos de Barajas. En el trayecto, una de las mujeres, según la versión oficial, tuvo una discusión con el Negro, quien ordenó a Barajas que regresara a las jovencitas a una casa en Tijuana, donde fueron asfixiadas y sus cuerpos disueltos en ácido dentro de un tambo, sin que se hayan encontrado hasta ahora sus rastros.
Ernesto Antonio Grajeda, el Negro, quien confesó, entre otros crímenes, era lugarteniente de una banda del crimen organizado que operaba en el estado, la cual se dedicaba principalmente a los secuestros, ejecuciones y al cobro de cuotas para el control de la plaza, según datos confirmados por el Ejército Mexicano después de su detención, el pasado 2 de abril de 2009.
Marisela iba caminando pensativa cuando pasó por el inmueble abandonado de una cuartería en Pueblo Nuevo, su mirada descubrió que partes humanas asomaban de unas bolsas negras de basura, a su angustioso llamado acudieron agentes municipales quienes corroboraron que se trataba de un par de piernas femeninas, por lo que procedieron a llamar a los investigadores de la Procuraduría de Justicia del Estado.
Expertos forenses de Servicios Periciales revisaron el hallazgo y concluyeron que las piernas podrían ser parte de la mujer despedazada cuyo torso encontraron en un terreno desocupado del callejón Nayarit y Tercera en Pueblo Nuevo en Mexicali. Los peritos afirmaron que las partes humanas aún estaban frías por lo que presumiblemente estuvieron refrigeradas.
Una era una pierna desarticulada desde la cadera y la otra de la rodilla para abajo. Mientras los investigadores continuaban sus pesquisas, en una charola del Servicio Médico Forense se comenzó a formar, cual rompecabezas un cuerpo femenino. Hacían falta los brazos, un pedazo de pierna, y la cabeza.
Hallazgos similares de mujeres desmembradas se han repetido en tres ocasiones, en un mes y medio en la capital del estado.
En esta región norte del país, se vive un fenómeno de violencia donde las mujeres de cualquier edad no están exentas de resultar víctimas circunstanciales de miembros del crimen organizado. Jazmín de 15 años, estudiante de tercer año de secundaria, el pasado 28 de octubre a las 5:30 de la mañana ayudaba a su madre Ada Ramos a montar su negocio de venta de birria en el mercado sobre ruedas, que se ubica en la colonia Plan Libertador en Rosarito, poco antes de acudir a su escuela.
En tanto, policías municipales de Tijuana que acudían en cinco patrullas a un llamado del C4, detectaron que varios vehículos y sujetos que vestían ropa táctica, los aguardaban a la altura de un puente en construcción, por lo que decidieron repeler la agresión, en medio de un intenso tiroteo que duró varios minutos. Algunos de los agresores vestían uniformes con insignias de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo).
La joven Jazmín, a casi trescientos metros de la emboscada, resultó herida por una bala perdida que le penetró por la espalda a la altura del omóplato izquierdo. Ada, su mamá, dice que exclamó “¡me duele aquí!”, de inmediato la sangre empezó a brotar por su boca y enseguida se desmayó; la ambulancia llegó 40 minutos después y Jazmín, que vestía su uniforme escolar, murió desangrada a las 6:12 de la mañana. La madre clama justicia y castigo para los responsables.
La profesora jubilada María Victoria Contreras de 42 años perdió la vida a golpes, al tratar de evitar el robo de su auto en el fraccionamiento Paseos del Sol en Mexicali, mientras María Luisa Osuna, de 78 años murió asfixiada por estrangulamiento en su domicilio de la calle Arista, después de haber sido despojada de dinero y otras pertenencias; aún no se han encontrado a los culpables.
En lo que va de este año, 29 mujeres en el estado han muerto a manos de su pareja, donde se reafirma la dominación, posesión y control de los agresores hacia las víctimas. Cómo explicar la reacción del multihomicida José Prisciliano López Báez, de 31 años, quien asesinó a balazos a su ex mujer, a la madre de ésta y a su hermana menor con quienes vivía, después de divorciarse de él.
López Báez sostuvo una discusión con su ex pareja, luego de que ella se negara a darle dinero para la compra de pañales de la hija de ambos, y a quien él cuidaba los fines de semana. En plena discusión, José Prisciliano sacó un arma y las mató en la colonia Azteca de Mexicali.
De todo el panorama criminal en la entidad, destaca la saña con que ahora se asesina violentamente a las mujeres, sometiéndolas a diversos actos de tortura como mutilaciones, golpes, para lograr una confesión.
Se es doblemente víctima cuando la violencia institucional fluye en la descalificación moral y el desprestigio hacia la mujer, casi siempre brutalmente asesinada, esto motiva a la opinión pública a la violencia de género, como si por su condición de mujer mereciera ese castigo “ella provocó la situación, cómo era su vida personal, qué compañías tenía”, esta percepción manipulada ayuda a cubrir la negligencia, complicidad y la deficiente o nula investigación para el castigo de los criminales. Peor aún, cuando surgen las palabras mágicas: “La línea de la investigación apunta a la delincuencia organizada”
Adriana Ruíz Muñíz era solicitada por varios diseñadores de modas y empresas regionales como modelo profesional, su meta, era destacar como edecán y modelo de comerciales y ahorrar para poner su propio negocio, una cafetería gourmet. La manutención y educación de Felipe, su único hijo, de 4 años, reclamaba ingresos estables.
Como todos los sábados y domingos que no tenía llamado como edecán del equipo de futbol Xoloitzcuintles de Tijuana, equipo propiedad de Jorge Hank Rhon, ese primero de agosto, Adriana pasó todo el día con su niño. Fueron a pasear a un parque, al cine y a comer Pizza, llegaron a casa a las 7:30 de la tarde. Una hora más tarde, un grupo de cuatro hombres armados la raptó de afuera de su casa, en la colonia El Rubí. Cuatro días después la encontraron decapitada, mutilada y enterrada en un basurero clandestino.
“Ella salió al patio y ya no la vi, como a los cinco minutos tocaron la puerta de la casa y eran los vecinos que nos dijeron que se la habían llevado unos hombres armados”, recuerda la hermana de Adriana. “Le llamé por teléfono y se escuchaba ruido como de carretera. El radio nunca me lo contestó, le hablé con la alerta directa, pero no contestó”. De acuerdo con los vecinos, testigos de los hechos, cuatro hombres armados y una mujer que iban en una camioneta minivan blanca con vidrios polarizados y de reciente modelo, fueron los que participaron en el rapto.
Los familiares de inmediato llamaron al 066 para reportar el presunto secuestro de Adriana, pero la Policía Municipal nunca llegó.
“El viernes anterior trabajó, como lo hacía desde seis meses atrás, prestando sus servicios como hostess o encargada de relaciones públicas en el Restaurant Bar London de Tijuana. Además de dar la bienvenida a los comensales con una sonrisa, y acomodarlos en su mesa, se aseguraba de recabar sus correos electrónicos para invitarlos a regresar de nuevo al lugar.
Ese era uno de sus tres trabajos, además de porrista y modelo; lo que le valió que el procurador de justicia del estado, Rommel Moreno la descalificara ante la opinión pública. Al dar pormenores del caso, dijo que el homicidio de Adriana se presumía relacionado con el crimen organizado, “los plagiaros no han exigido el pago de algún rescate y las investigaciones realizadas hacen suponer que la chica se juntaba con malas amistades, la muchacha trabajaba en un bar.”
“Lo que le hicieron a mi hija no tiene perdón de Dios, ella era el sostén de la familia, era alegre, siempre fue una muchacha buena que se dedicó a trabajar para proveer de lo necesario a su hijo y a su papá que se encuentra parapléjico en su cama, a consecuencia de una embolia”, comenta María Dolores Muñiz, la madre de Adriana, quien además, considera ofensivas las declaraciones de Rommel Moreno.
“Adriana siempre se mantuvo alejada de las malas compañías y no trabajaba como bailarina en un bar como se ha venido manejando en los periódicos que dijo el procurador, cuando te dedicas a la relaciones públicas, hay muchas posibilidades que coincidas con gente mala. Aquí en Tijuana es inevitable eso, pero Adriana siempre se mantuvo al margen.
“Ella se dedicaba a la casa, al equipo Xolos como edecán y a los comerciales; si hubiera andado mal me hubiera dado cuenta, ella siempre estaba aquí los ratos que tenía desocupados por su trabajo y nunca miré que anduviera en malos pasos como algunos medios han publicado, a mí me parecen de mala intención las declaraciones del procurador, descalificarla, desprestigiarla para que no valga la pena buscar y castigar a los culpables”, expresa la señora Muñíz en reclamo de justicia.
Adriana le aseguró que estaba sola porque no encontraba ningún hombre que le conviniera a ella y a su hijo. Y aclaró: “Ella no tenía novio, tuvo dos o tres pretendientes, pero decía que no iba a funcionar; hubiéramos sabido si estaba saliendo con alguien, no es cierto que era narconovia de alguien o que anduviera mal, se le hubiera notado en el dinero, en los lujos, ella ni tenía joyas; usted está viendo mi casa, ella apenas sí tenía lo necesario, con muchos esfuerzos se compró su carro, se necesitaría conocerla más para hablar así de ella”.
La edecán, de 30 años, tenía casi tres años separada de su esposo de quien se divorció hace menos de un año. Después de su separación, Adriana empezó a vivir, junto con su bebé, de nuevo en la casa de su mamá, una humilde vivienda de la popular colonia El Rubí de Tijuana.
Adriana apenas había terminado de pagar el Volkswagen que le costó 3 mil 500 dólares que durante seis meses estuvo pagando en letras mensuales de 450 dólares. En la sala de la casa, las cenizas de la finalista de Nuestra Belleza Baja California 2001 están rodeadas por arreglos florales, velas y múltiples fotografías exhiben su rostro que la llevó a ser una de las porristas más populares del equipo de fútbol Xoloitzcuintles de Tijuana.
Como la mayoría de las pequeñas, Adriana Ruíz deseaba ser modelo cuando era niña, y siendo adolescente, se lo propuso y estudió en la Casa de la Cultura, se desenvolvió entre pintores, fotógrafos, camarógrafos, maquillistas y diseñadores de ropa, con quienes realizaba su vocación como modelo profesional de pasarela y retrato, apareciendo en varios comerciales, videos y folletos publicitarios.
La modelo sacrificada estudió danza contemporánea, modelaje, teatro, maquillaje profesional y trabajó como cultora de belleza. A sus 22 años, participó en el certamen Nuestra Belleza 2001, pero no resultó seleccionada.
“No tengo consuelo ni resignación, no entiendo por qué la gente, las autoridades la atacan después de su muerte”, se pregunta su mamá, y agrega, “las edecanes no son prostitutas, simplemente son personas que ponen todo su esmero para dar la bienvenida a la gente en los eventos”.
Tras varios días de haber sido plagiada, agentes ministeriales localizaron el cuerpo decapitado de Adriana Ruiz. De manera fortuita, elementos de Seguridad Pública Municipal detectaron a los asesinos materiales de la joven que circulaban a exceso de velocidad.
De acuerdo con el expediente PGR/BC/TIJ/2106/09 José Carlos Mesa Zepeda, de 40 años y Alfredo Martínez Martínez de 29 años fueron arrestados por elementos de la Policía Municipal en las inmediaciones de la colonia Lomas del Porvenir, a bordo de un vehículo Jeep Cherokee. Durante la revisión les fue encontrada una pistola de las llamadas “matapolicías”, una Glock calibre 40 y un cargador con 42 cartuchos útiles.
El secretario de Seguridad Pública de Tijuana, teniente coronel Julián Leyzaola, informó que en su declaración que José Carlos Mesa Zepeda confesó haber participado en el asesinato de la edecán luego de que el pasado sábado acudiera al domicilio de la joven para sacarla a la fuerza, llevarla a otro punto de la ciudad, quitarle la vida y enterrarla, ya que había sido por un “encargo” que le habían hecho y como prueba había grabado un video en su teléfono celular.
Al revisar el teléfono móvil, aparecían las imágenes que mostraban con vida, sumamente golpeada y con huellas de tortura a Adriana, posteriormente procedieron a decapitarla aún con vida. Los homicidas confesaron que el cuerpo de la modelo, con la cabeza desprendida, lo abandonaron en la colonia Altiplano en la Zona Este de la ciudad.
La Procuraduría General de Justicia del Estado reveló que los autores materiales del asesinato Adriana Ruiz Muñiz, porrista del grupo de futbol Xoloitzcuintles de Tijuana, pertenecen a una célula delictiva al servicio de Teodoro García Simental, el Teo, representante del cártel de Sinaloa en Tijuana.
Según las primeras declaraciones de los homicidas, a la edecán le arrancaron las uñas de los pies y le cortaron dos dedos de cada pie para que confesara quién “había puesto” a Candelario Arceaga Aguirre, el Cande, quien acompañado de 21 personas entre músicos y amistades, fueron capturados en un yate en la ciudad de Ensenada mientras festejaban un cumpleaños el pasado 30 de junio.
En las primeras investigaciones de la Procuraduría y la Policía Estatal Preventiva, las corporaciones acudieron en atención a una denuncia anónima al número 089, aseguran que quien realizó esa llamada fue preciso en los datos, dio el nombre del mini yate, detalló el sitió donde estaba anclado y explicó que estaba fuertemente custodiado. Al llegar, los policías se dieron cuenta que se trataba de un grupo numeroso, resguardaron los accesos al lugar y solicitaron apoyo que les llegó de inmediato con elementos de la Policía Municipal de Ensenada, del Ejército y la Marina.
El detenido Candelario Arceaga junto con un grupo de amigos, escoltas e integrantes de un conjunto norteño, declaró en las instalaciones de la II Zona Militar de Tijuana estar encargado del procesamiento de droga – se les denomina coloquialmente “cocineros”- en laboratorios clandestinos de San Antonio de los Buenos, en el centro de Tijuana, además de contar con ranchos de su propiedad ubicados en Playas de Rosarito, ubicado a 30 kilómetros al sur de la frontera de Estados Unidos. Es dueño en Tijuana y Ensenada de taxis y una maquiladora.
La PGR señala que dio cumplimiento a cinco órdenes de aprehensión libradas por el Juez Segundo de Distrito en Procesos Penales Federales con sede en Nayarit. Se trata de la causa penal 453/2009 contra Raúl Zavala Torres, Cristian Jesús Rojas Gutiérrez, el cantante Fabián Ortega Piñón, “El Halcón de la Sierra,” Candelario Arceaga Aguirre y José Ramón Montoya Castro, por los delitos de delincuencia organizada y violación a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos.
De acuerdo con la indagatoria AP/PGR/BC/TIJ/1750/09, los indiciados fueron detenidos en el Puerto de Ensenada por elementos militares y de la Marina, en posesión de dos armas largas, tres armas cortas, 842 cartuchos de diversos calibres, un kilo de metanfetamina, dos cargadores, 20 mil dólares en efectivo y dos vehículos.
Una de sus compañeras de Porra corrió la voz de que ella estuvo saliendo con Francisco Manzo, un expolicía ministerial de 28 años. Durante los tres días que duró la tortura y el interrogatorio, Adriana reiteró a sus verdugos que no sabía nada de la detención en el barco, y a pesar de la reiterada respuesta negativa, la sacrificaron.
El agente del Ministerio Público de la Federación obtuvo del Juez Sexto Federal Penal Especializado en Cateos, Arraigos e Intervención de Comunicaciones, la medida cautelar de arraigo número 496/2009 contra José Carlos Meza Zepeda, Alfredo Martínez Martínez, Edgar Alfredo Arciniega Escobar, Edgar Cuellar Morales y Pablo Claro Morales, por su presunta responsabilidad en la comisión de los delitos de violación a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, y delincuencia organizada. La investigación corresponde ya a la delegación de la Procuraduría General de la República.
Quien presuntamente dirigió la tortura y violación de Adriana fue el hoy occiso Ernesto Sauceda Salomón, el Nemo, sus cómplices hasta la fecha se declaran inocentes.
Conforme a su declaración ante el Ministerio Público, la cual firmó el 6 de Agosto del 2009, José Carlos Meza Zepeda, el Águila dijo que su ocupación era la construcción y que “desde hace un año soy miembro de una célula delictiva de la delincuencia organizada que se dedica al comercio, la compraventa de droga y de secuestros”.
En la declaración de Meza que fundamenta la persecución, el delincuente sólo pudo referirse a su jefe delictivo como el Nemo. “Mi jefe inmediato es el de apodo el Nemo quien a su vez trabaja para el Chiquilín, quien es hermano del apodado el Teo”. Meza Zepeda aseguró que estaba contratado por el Nemo, quien le daba 400 dólares a la semana para realizar puntualmente algunos encargos y cuando no había jales, aceptó dedicarse a cuidar casas de seguridad.
De Adriana, declara Meza Zepeda que sus cómplices le dijeron: “Esa morra trae pegado como escolta a un exministerial y podría saber mucho y podría estar poniendo a nuestra gente”. Describió cómo durante dos días la golpearon e interrogaron en varias ocasiones sin poder sacarle nada. Cada vez el Rambo le informaba al Nemo y éste a su jefe y la respuesta se repetía: que la siguieran interrogando hasta que dijera la verdad que ellos querían escuchar.
La pregunta durante dos días para la mujer: ¿Quién había puesto a los del barco de Ensenada, y la misma respuesta negativa provocó la tortura cada vez más intensa, para obligarla a confesar si conocía a los informantes que provocaron la captura del 30 de junio.
En su declaración, los agresores argumentan que una conocida de ellos, compañera en la Porra donde trabajaba Adriana, les comentó que la modelo conoció a un hombre llamado Moisés, y después de tratarlo unas semanas, se alejó de él cuando se dio cuenta que era agente militar. Semanas después, inició una amistad con el joven exministerial Francisco Manzo, quien la pretendía y con quien salió algunas veces sin llegar a nada formal. Según los agresores de Adriana, estas amistades podrían haberle hecho comentarios derivados en la captura de varios integrantes de ese grupo criminal.
Meza Zepeda admitió que la víctima ya estaba inconsciente e inmóvil, tirada desnuda en el piso de uno de los cuartos cuando él junto con otro acompañante, se tomaron la libertad de violar a Adriana después de haber sido golpeada en numerosas ocasiones y ya amputada de sus dedos.
Ernesto Salomón Sauceda, de 31 años, falleció en las instalaciones de la Cruz Roja de Tijuana. fue trasladado a esa institución por elementos del Ejército Mexicano. Después de su muerte, a Sauceda la autoridad lo identificó como el Nemo, quien había sido identificado por los detenidos Meza y Félix, como quien les ordenó la captura, tortura y muerte de la edecán del equipo de fútbol Xoloizcuintles de Tijuana, Adriana Ruíz Muñiz..
Según la información oficial, “la víctima era un sicario al servicio de el Teo, líder de un grupo aliado al cártel de Sinaloa que dirige Joaquín el Chapo Guzmán, falleció a causa de graves heridas en la cabeza, sufridas durante un enfrentamiento con soldados del Ejército Mexicano.
Sin embargo, la mujer de Ernesto Sauceda Salomón, quien buscó a los medios para desmentir lo anterior, aseguró que su pareja había sido baleada por agentes vestidos de civil a bordo de una Cherokee a los que intentó rebasar. Y que unos –aparentemente– policías encubiertos, habían llamado después al Ejército, que les brindó el apoyo y el traslado a la Cruz Roja.
Otro de los agresores detenido es Alfonso Félix Montenegro el Papis, su captura fue el único resultado de una serie de cateos realizados por el Ejercito después de la aprehensión y muerte de Ernesto Sauceda.
En su declaración firmada frente a abogado, este joven de 24 años menciona como ocupación “sicario y albañil con ingresos semanales de 400 dólares”, que Sauceda Salomón se los entregaba cada semana “hubiera jales o no”. Afirmó ser bataca, es decir ejecutor o asesino de personas.
Félix Montenegro dijo que no levantó ni mató a Adriana Ruiz, pero reconoció que ayudó a torturarla, y que estuvo presente cuando Carlos Meza Zepeda, el Águila le metió unos clavos en las uñas de los pies. Que sin conocerla, ni tener nada contra ella, la decapitó brutalmente sólo por ganarse una posición dentro del grupo criminal para el cual trabajaba.
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