La combinación de pobreza, contaminación, corrupción y negligencia gubernamental provocó una emergencia sanitaria en la populosa zona conocida como Los Santorales, en Mexicali, Baja California. Animales domésticos y de corral han muerto por centenas; pero ahora las pérdidas de vidas humanas ya suman 12, entre las que se encuentran dos niños y varios adolescentes
Mexicali, Baja California. De septiembre a marzo, los pobladores de la zona poniente de esta ciudad llevan un registro de 12 muertos con cuadros clínicos similares, nueve oficialmente reconocidos y sólo tres atribuidos por el sector salud estatal al brote epidemiológico causado por un microorganismo, un género de bacteria conocido como Ricketsia.
Entre los fallecidos se registran niños de cuatro y siete años de edad y jóvenes entre los 13 y 26 años de edad. Uno de los últimos casos es el de Dana Paola Pérez Martínez, una niña de siete años, con domicilio en la colonia San Jacinto, quien súbitamente presentó dolor en la garganta y fiebre. Tras ser llevada a la Cruz Roja, falleció al quinto día bajo un diagnóstico de neumonía.
El área de epidemiología encontró vestigios del parasito intracelular Rickettsia en Dana Paola. Siendo la segunda hija de tres hermanos, era una niña sana, risueña, muy apreciada por sus amigos y vecinos. Sus padres Isidro Pérez, electricista por su cuenta, y Socorro Martínez recibieron el apoyo económico y moral solidario de sus vecinos y de la propia funeraria para solventar los gastos del sepelio de la pequeña. No hubo apoyo oficial.
Mientras se despedía a Dana, justo en frente de su domicilio donde era velada se encontraban representantes de los servicios médicos del sector salud realizando valoraciones médicas y aplicando vacunas del cuadro básico de salud.
El derrame de aguas negras: el origen
Según narran los familiares y vecinos de las 12 víctimas, las muertes de estas 12 personas iniciaron desde septiembre del 2008, semanas después del primer desbordamiento del Dren Internacional que conduce aguas negras e inmundicias que desembocan en la planta de sedimentación y tratamiento, Mexicali I, ubicada al oeste de Los Santorales. Esta primera inundación, ocurrida en la primera semana de agosto, provocó la muerte de 15 animales de cría.
El 30 de diciembre del 2008, derivado del taponamiento en el flujo por exceso de basura, se da un segundo derrame, esta vez por ruptura del Dren Internacional, lo que provocó la inundación de una superficie de más de 50 hectáreas de terrenos adyacentes a la zona, poblada por ladrilleros, ganaderos, y residentes de condición humilde.
A consecuencia de la inundación de diciembre, murieron casi 200 animales: vacas, borregos, caballos, puercos y gallinas; varios cuerpos de animales quedaron a la intemperie. De la misma forma quedaron charcos de aguas negras y la zona entera se convirtió en un enorme foco de infección, el cual, desde el pasado 3 de enero, la prensa escrita denunció con numerosas gráficas y detalles.
Sin que hubiese una intervención oportuna ni explicación alguna de autoridades, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Mexicali (CESPM) se culparon mutuamente. La Secretaría de Salud del estado minimizó la situación y afirmó que no existía riesgo alguno, desviando la responsabilidad a Conagua, encargada de la administración y cuidado de los canales.
Semanas después, en febrero del 2009, empezaron a ocurrir muertes inexplicables, todas en la misma zona de Los Santorales, y de las cuales las autoridades habían mantenido hermetismo, hasta la muerte de Bianca Elizabeth Gómez, de cuatro años, la octava víctima por causas desconocidas, quien asistía al jardín de niños Imperio Azteca, ubicado en una colonia rodeada de canales de aguas negras, fábricas, lagunas de oxidación y establos.
Esto hizo que los residentes de esas colonias, encabezados por las madres de las víctimas, decidieran manifestarse en protesta por la apatía oficial y en franca exigencia de atención a este problema. Más de 300 residentes de Los Santorales caminaron casi 10 kilómetros para exigir atención del Gobernador José Guadalupe Osuna Millán. De inmediato se organizaron operativos de atención médica y se solicitaron epidemiólogos al Distrito Federal.
Lamentablemente no alcanzaron a captar ese interés institucional. Jorge Jesús, de 22 años, quien vivía en la avenida San Basilio 289, y Mayra Ventura, de 13 años, en el 287 en la misma calle, murieron con dos días de diferencia, el 10 y 12 de febrero pasado.
Otilia Castro Rodríguez, abuela de Bianca Elizabeth Gómez, relata que la niña “empezó a tener problemas con las anginas; luego dijeron que se le había pasado la infección al pulmón y falleció en menos de una semana”.
También murieron de manera repentina este año, siendo vecinos de la misma zona de Los Santorales, Paola Pérez, Ricardo González, Carlos Domínguez, por encefalitis y fallas renales. A mediados de enero, fallecieron Rosario Castillo Ibarra, de 23 años, y Gonzalo Cortez Gómez, de 26 años, por complicaciones de meningoencefalitis.
A dos meses del inicio del problema, las autoridades sanitarias asumieron que algo anormal estaba sucediendo con la salud de los residentes de la zona y reconocieron nueve muertos correlacionados, sólo los últimos tres fallecimientos se atribuyen fehacientemente a la bacteria Rikettsia, porque de los seis primeros aún no se ha confirmado su causa.
El Tifus es un conjunto de enfermedades infecciosas que en América son producidas por varias especies de Rickettsia, transmitidas por la picadura de diferentes artrópodos como piojos, pulgas, ácaros y garrapatas que portan diferentes aves y mamíferos. El Tifus se caracteriza por fiebre alta recurrente, escalofríos, cefalea, agotamiento extremo, exantema, complicaciones respiratorias agudas, meningoencefalitis y/o estados de inconsciencia.
A las primeras seis víctimas no se les alcanzó a realizar las necropsias; sin embargo, los síntomas iniciales en los nueve casos expuestos por sus familiares coincidían: fiebre, intensos dolores de cabeza, dolor muscular, inflamación del cuerpo; hasta morir exageradamente hinchados, el hígado crecido, inflamación del cerebro, y edema pulmonar que en tres de los casos se complicó con neumonía.
Estos fallecimientos, la tardía intervención de las autoridades de salud, la desinformación y, por tanto, la especulación han creado pánico y desconfianza entre los residentes. La situación se dejó llegar a tal extremo, que decenas de profesores de las 20 escuelas de las colonias de Los Santorales dejaron de presentarse en sus centros escolares durante semanas. Los padres de familia dejaron de enviar a sus hijos a la escuela ante el temor de ser contagiados.
Habitantes de las colonias San Jacinto, San Clemente, Las Misiones, Valle de Los Ángeles, San José, Santo Niño, San Pablo, Los Milagros, Santa Lorena, Santa Elena, La Luna, La Estrella, Progreso y Santa Isabel optaron por dejar sus viviendas y mudarse provisionalmente a otras zonas de la ciudad, pues temieron por la salud de sus hijos y de ellos mismos. Madres de familia desesperadas ya han enviado a sus hijos con familiares que viven en el valle de Mexicali o en colonias de la ciudad alejadas del foco de infección.
El Comité de Colonos de Los Santorales exige a las autoridades que investiguen, con todo el rigor científico, los posibles daños que causan las plantas productoras de energía eléctrica ubicadas en La Rosita e incluso la geotérmica de Cerro Prieto, ya que constituyen elementos causantes de diversas enfermedades, incluyendo la producida por la bacteria Rickettsia.
“O se eliminan los factores contaminantes, se equipa debidamente al sector salud para atender a los enfermos, o se destituye al secretario de Salud”, exigen Asunción Collado Hernández y Margarita Gómez Medrano ante medios de difusión locales, nacionales e internacionales.
Según informa José Guadalupe Bustamante Moreno, secretario de Salud, no se trata de una epidemia. La bacteria Rickettsia puede ser transmitida por garrapatas, moscos, pulgas o chinches. Su brote fue confirmado por la Secretaría de Salud del estado, por el Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y de Control de Enfermedades de la Secretaría de Salud y por investigadores y médicos de la Escuela de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).
“En un mes quedará superado el problema del brote bacteriano de Rickettsia en Los Santorales, mediante la aplicación de un programa de atención integral de control de vectores para la eliminación de las garrapatas. Lo que se está haciendo es efectivo para controlar este problema y no vamos a tener problemas subsecuentes. Ya en estos días se aplica el plan intensivo para cubrir el ciento por ciento de las 14 colonias, donde hay unps 27 mil 240 habitantes, 6 mil 810 casas, 272 manzanas y 25 hectáreas de colecciones acuáticas o drenes”, afirma el jefe del Departamento de Paludismo del Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades de la Secretaría de Salud, Héctor Olguín.
El doctor Olguín, quien acude a Mexicali para coordinar el operativo, comenta que fue un accidente que el brote se metiera en áreas pobladas, donde la garrapata encontró las condiciones propicias para meterse en las mascotas. “Las actividades van dirigidas al vector que produjo estos casos”, refirió, haciendo alusión a los perros capturados en el habilitado centro antirrábico en la colonia Santa Isabel. “Aunque en América Latina se tiene registro de la bacteria Rickettsia, en México sólo se han dado dos casos notificados en Sonora y Chihuahua, y esta vez en Mexicali”.
En cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), durante el 2007 a nivel nacional, se registraron 65 casos de factor Rickettsia: 10 por Tifus epidémico, transmitido por piojos; 19 casos de Rickettsia Typha, que se contagia por pulgas; uno por Rickettsia Tsutsugamushi provocada por ácaros; 33 no especificados y por Tifus; de Rickettsia Rickettsi, sólo dos, en Sonora y la sierra de Chihuahua. Así, lo que ahora se presenta en Baja California es una enfermedad del siglo pasado relacionada con el rezago en programas de salud.
Este microorganismo que produce el Tifus, según el sector salud, se ha buscado en varios perros de Los Santorales, lo que ha llevado a más de 400 sacrificios caninos. Esto, según la Secretaría de Salud del estado, fortalece más la hipótesis de que sea este género de bacteria y no otro factor la causante de los referidos decesos; las investigaciones continúan.
Para evitar la proliferación de vectores, se han eliminado cerca de 1 mil 300 toneladas de basura y escombro de la zona; se ha implementado la fumigación intensiva de escuelas y más de 7 mil viviendas de 14 colonias de Los Santorales, al igual que la utilización de 27 mil botellas de champú contra piojos y liendres, y se le ha solicitado a los habitantes de la zona hervir su ropa, así como lavar las cobijas y alfombras.
Ante la falta de recursos económicos de los residentes y como parte de las medidas encaminadas a combatir la emergencia sanitaria, la Secretaría de Desarrollo Social del estado realiza el programa denominado “Piso firme”: aplica concreto sin costo en 500 viviendas que midan menos de 50 metros cuadrados, ubicadas en la zona de Los Santorales. Carlos Reynoso Nuño resaltó que el piso de tierra, generalmente húmedo y con características que inciden en la falta de higiene, puede ser factor para la adquisición de infecciones por parte de los habitantes.
“Santorales es una comunidad abandonada, lo reconocemos, pero también hay que reconocer que la pobreza no está peleada con la limpieza. Donde haya cochinero va a haber riesgos, hay ratas, garrapatas, perros, chinches y pulgas. Básicamente ahí hay enfermedad, por eso vamos a comprar 30 mil champús para combatir a las liendres; ya otras dependencias harán lo suyo. Los factores de pobreza provocan todo esto, las liendres, los piojos; pero sí quiero aclarar que, como secretario de Salud, yo nunca he dicho que los habitantes de Los Santorales fueran piojosos, cochinos”, aclara José Guadalupe Bustamante Moreno.
En Los Santorales las calles no están pavimentadas, no hay áreas deportivas o de recreación ni drenaje. Se respira la pestilencia que proviene de las 203 hectáreas que constituyen las lagunas de aguas negras, que desde 1976 llegan hasta la planta de tratamiento de la colonia Zaragoza, ubicada en la entrada de Mexicali, situación que paradójicamente contrasta con el hecho de que por sus calles se conducen, entubadas, las aguas residuales de la ciudad al Dren Internacional hasta llegar al Río Nuevo.
En la zona operan las plantas de tratamiento de dos empresas termoeléctricas, Sempra e Intergen, ubicadas a unos 3 kilómetros de Los Santorales, que utilizan 600 litros por segundo de aguas negras –representan 18.92 millones de metros cúbicos anuales– para el enfriamiento de sus sistemas de generación de energía eléctrica, cuyas aguas residuales se vierten directamente a las lagunas de oxidación.
En la zona también se realizan actividades ganaderas. Con las miles de cabezas de ganado se forma una nube de polvo y estiércol que afecta la respiración humana al generarse un proceso de reactivación de partículas PM10 y otros contaminantes. Estas instalaciones se ubican a unos 3 kilómetros de distancia del área de Los Santorales y generan un nivel elevado de contaminación con sus desechos orgánicos y sus aguas residuales, que son descargadas a las lagunas de aguas negras a cielo abierto. Tan sólo los olores derivados de su manejo alcanzan un radio de al menos 10 kilómetros a la redonda, llegando hasta colonias densamente pobladas.
Cercano al Centinela, el área también cuenta con un depósito de llantas de desecho que por casi 50 años ha permanecido en el área poniente de Mexicali, que, al recibir esporádicas lluvias, propicia la reproducción de plagas.
Asunción Collado, residente de la colonia Voluntad, uno de los líderes del área que presionó para que se formaran mesas de trabajo, comenta la exigencia principal de los vecinos hacia el gobierno estatal:
“Que se aplique el Programa Integral de Pavimentación y Calidad del Aire (PIPCA) para pavimentar y poner drenajes en todas las colonias de la zona y que se apliquen los recursos del acuerdo entre el gobierno del Estado sobre el establecimiento de la Comisión de Cooperación Ecológica Fronteriza y el Banco de Desarrollo de América del Norte. Igualmente, resulta necesaria la intervención de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) para que vigile y evalúe el cumplimiento de la normatividad ambiental y coordine el control de su aplicación con los demás órdenes de gobierno”.
Nutrición, salud y medio ambiente, vivienda, educación, empleo, seguridad, justicia: todo es carencia y deterioro en esas colonias de Mexicali que hace 35 años se fundaron. Al llevar en su mayoría el nombre de un santo, se les denominó Los Santorales.
Sus casi 60 mil habitantes han visto pasar de todo: fundaciones, fondos, programas, artículos, investigaciones, libros, campañas, proyectos y hasta ensayos académicos contra la pobreza.
Mientras encabezaba un operativo para limpieza y supervisión de la zona de Los Santorales, el gobernador Osuna Millán comentó a los residentes de manera muy natural: “No se preocupen, ¡eh! Ya los trabajadores le están echando cal a las letrinas”.
En Los Santorales, a donde los servicios públicos nunca llegaron, la mayoría construye letrinas en sus predios, “y si el drenaje llegara ahora, no lo podría pagar”, cuenta Margarito Sierra Nájera, de 73 años, un solitario que recoge fierros y botes en la vía pública para venderlos.
Doña María de Jesús González, quien además carece de agua potable, espera diariamente la pipa que les abastece de agua para los quehaceres domésticos bañarse y regar sus plantas.
El grupo de representantes de colonias reconoce que en 1990, y sólo en esa ocasión, durante el gobierno de Ernesto Ruffo se invirtieron 38 millones 354 mil pesos en obras de construcción y rehabilitación de 59 mil 884 metros de tuberías de agua potable y 15 mil 417 metros lineales de alcantarillado sanitario, las cuales beneficiaron con agua potable y drenaje la colonia Santa Isabel, pionera de Los Santorales y tal vez la única colonia donde la situación económica de los moradores es más estable.
La Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno del estado ofrece, a través del PIPCA, un sistema de pavimentación que se aplica en zonas donde nunca ha existido asfalto, pero que sí cuentan con los servicios básicos de agua potable, drenajes sanitario y pluvial.
En septiembre de 2002, los vecinos se alegraron porque se llevó a cabo la certificación por parte de la Comisión de Cooperación Ecológica Fronteriza (Cocef) de proyectos propuestos para el sistema de Mexicali I, compuesto por una planta de bombeo, un emisor a presión y una planta de tratamiento de aguas residuales denominada las “Arenitas”. A fin de obtener la certificación, el proyecto tuvo que cumplir con ciertos requisitos: criterios relativos a la salud, al ambiente y desarrollo sustentable, manifestación del impacto ambiental, análisis financiero por el Banco para el Desarrollo de América del Norte y participación pública.
La certificación estuvo condicionada a la aprobación de la documentación ambiental por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) de México y la EPA de Estados Unidos. Tan sólo era una preparación dentro de las normas ambientales a cubrir para la instalación de las plantas termoeléctricas de Sempra e Intergen y el préstamo de 50 millones de dólares para el PIPCA.
Después de recibir, en 2003, el gobierno del estado un préstamo de 50 millones de dólares (crédito por 10 años) a través del Banco de Desarrollo de América del Norte, que corresponde a la participación de los beneficiados en un 40 por ciento, los beneficiados tendrían que cubrir, según como les convenga, entre uno y cuatro años su aportación, que podía ser de 200 pesos mensuales hasta 400 por metro frontal, dependiendo del terreno. Con esto, cada obra no se iniciaba hasta que se tuviera la aprobación firmada y confirmada del 80 por ciento de los beneficiados para poder iniciar cada una de estas obras.
Sin embargo, con base a “su desempeño”, el gobierno del estado recibió el “Premio Hábitat 2005” por parte del gobierno de la República, como resultado de las obras ejecutadas en el PIPCA, que busca mejorar el acceso a las viviendas, abatir la contaminación del aire y propiciar el crecimiento adecuado de las ciudades, lo que favorece además la introducción de servicios como agua potable y alcantarillado, electrificación y transporte público.
“Santorales sigue igual. No se taparon los drenes de aguas negras. Para el drenaje no tiene acceso la gente pobre. ¿Por qué? Porque no dan facilidades de pagar. El gobierno ha utilizado a la población de Santorales para el voto. En las juntas se hablaba de un presupuesto de millones de dólares y todos firmamos, ¿dónde quedó ese dinero? Hace nueve años también hubo muertes de decenas de animales, en las aguas negras de los canales, en las parcelas, por eso se hicieron estudios y se solicitaron créditos. Esa vez, la UABC participó con investigadores, ¿y qué hizo el gobierno? No se supo nada. Otra vez hay muertes de gente. ¿A qué se debió esa contaminación? ¿De qué se murieron todos los animales? No dan una explicación”, asegura Yolanda Esther Salas, del fraccionamiento el Coloso.
El hartazgo ciudadano
“Si no nos cumple este gobernador –póngale ahí lo que dicen las mujeres de Santorales–, lo vamos a levantar, nos lo vamos a llevar por lo menos 24 horas a que permanezca en alguna casa, sin sus comodidades y vea lo que pasamos en las casas sin drenaje, sin pavimento y con la tierra tan contaminada que se levanta, con los olores del estiércol del rastro privado ese; que viviera un rato con nosotros a fuerza para que sienta en carne propia todo lo que no nos han cumplido y cómo nos tienen, cómo nos han marginado, cómo nos han deteriorado, cómo nos han quemado por pobres, de que somos unos piojosos muertos de hambre, sentencia Laura Pérez, residente del Valle de las Misiones.
Los vecinos de Los Santorales tienen ya seis años de padecer la instalación de una planta de engorde y procesamiento industrial. Ésta sirve de rastro y cría de animales. Despide aromas fétidos que se pierden en los generados por la basura acumulada de la zona. Investigadores de la UABC coinciden en la necesidad de realizar un estudio de monitoreo del subsuelo aledaño a las instalaciones de Sukarne, para verificar el nivel de contaminación en el aire y conocer el impacto real de sus descargas residuales vertidas sin tratamiento previo a los canales y drenes de la zona, consideradas por los especialistas académicos como un foco rojo.
Sin embargo, las quejas y protestas de los vecinos de la zona no han sido escuchadas por ninguna autoridad ni reflejada en medios de comunicación.
La exigencia de que la empresa de productos cárnicos mejore sus condiciones de higiene o procesos utilizados en el manejo de vísceras y excremento animal llegó hasta el Congreso estatal, donde el diputado del Partido Verde Ecologista de México, Juan Macklis, propuso la firma de un convenio de colaboración entre el Poder Ejecutivo del estado y la empresa Sukarne, para que, ante la crisis financiera, pueda recurrir a fondos internacionales impulsados por el Protocolo de Kyoto, que posibilitan la comercialización de bonos de carbono e incorporar las tecnologías ya existentes para la recuperación y aprovechamiento del gas metano que generan las 50 mil unidades de ganado bovino.
Desatención del derecho a la salud
En opinión de la Comisión Ciudadana de Derechos Humanos del Noroeste (CCDH), los problemas de salud pública en las colonias marginadas de Mexicali, conocidas como Los Santorales, tienen su origen en el incumplimiento del Estado mexicano de sus compromisos contraídos con la comunidad internacional.
En el caso particular del derecho a la salud, compromisos asumidos a partir de la ratificación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (artículos 22, 23, fracción 3, y 25, fracción 1), del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (artículos 11, fracción 1, y 12, fracciones 1 y 2), que es vinculatorio para los Estados Parte como México, y del Protocolo Adicional a la Convención Americana en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, también llamado Protocolo de San Salvador (artículos 10 y 11).
Además, la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José, también de carácter vinculatorio, establece obligaciones como lo estipulado en el artículo 1: “Los estados partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social”.
Aprovechamiento de recursos federales y estatales
La empresa Sukarne comenzó en la capital de Sinaloa como productora de ganado cuando el gobernador de esa entidad, Jesús Aguilar Padilla compró en 1997, siendo delegado de Infonavit en ese estado, 1 millón de pesos en acciones del Grupo Viz, propiedad de Jesús Vizcarra Calderón, actual alcalde de Culiacán. Hace seis años expandió su producción a Mexicali. El consorcio tiene una cadena integrada de alimentación de bovino, la crianza, engorde, sacrificio, los cortes y derivados, y compite con fuerza en el mercado global.
Este rastro privado ha sido cuestionado por organizaciones campesinas. Aún cotiza en la Bolsa Mexicana de Valores como Grupo VIZ. En 2005 su ingreso por ventas fue de 6 mil 414 millones de pesos; dos años después alcanzó la cantidad de 8 mil 769 millones de pesos. Presume ventas por 11 mil 253 millones de pesos durante los últimos doce meses, y que tiene una capacidad para procesar en el país más de 480 mil cabezas de ganado al año; es de las privilegiadas que obtiene beneficios económicos para productores vulnerables en Baja California.
En el documento Concentrado de avance por subprograma y/o esquema de apoyos entregados, elaborado por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, aparece cómo, al día 29 de mayo de 2008, el gobierno federal había beneficiado con 41 millones 583 mil pesos en subsidios a Sukarne.
En recursos estatales, del programa Fideicomiso de Riesgo Compartido, del Proyecto de Apoyo a la Infraestructura de Rastros y Obradores Tipo Inspección Federal (TIF) para Ganado Bovino y Porcino, Sukarne, con 20 socios, accedió con el número siete al Padrón de Beneficiarios con el registro TIF-BN-210908-002 por la cantidad de 5 millones de pesos.
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