“Precisiones” de la Cirt al artículo “La derecha católica en la radio”
Señor Miguel Badillo, director de Contralínea:
En relación al artículo publicado el 25 de agosto de 2011, titulado “La derecha católica en la radio”, firmado por el señor Edgar González Ruiz, me permito hacer las siguientes precisiones en beneficio de sus lectores:
1) El Consejo Directivo de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (Cirt) es presidido desde febrero del año en curso por Tristán Canales Najjar.
2) José Luis Rodríguez Ibarra fue presidente del Consejo Directivo de la Cirt entre 1985 y 1988; posteriormente fue presidente del Consejo de Autorregulación de la Cirt entre 2006 y 2010, año en que cedió esta posición a Emilio Nassar Rodríguez.
3) El Consejo de Autorregulación de la Cirt promueve el desarrollo y cumplimiento de códigos de ética en las emisoras de radio y televisión; propone reformas y adiciones a los mismos, así como actividades de autorregulación entre los socios de la Cirt, de tal modo que, sin menoscabo de la libertad de expresión y la diversidad que caracteriza a esta industria, se pueda contribuir de mejor manera a la divulgación y aprecio de los valores éticos y cívicos de la sociedad mexicana.
4) El Consejo de Autorregulación de la Cirt está facultado para atender las quejas y felicitaciones procedentes de cualquier persona física o moral que lo considere procedente, sobre los contenidos transmitidos por las emisoras de radio y televisión afiliadas a la Cámara.
5) Por lo anterior, el concepto de censura que se vincula en el artículo a este Consejo está por completo alejado de la realidad y es precisamente lo que la existencia del Consejo de Autorregulación pretende evitar.
6) Arturo Laris Rodríguez, vicepresidente del Consejo Directivo de la Cirt, no es ni ha sido diputado federal por el Partido Acción Nacional como se afirma en el texto.
En espera de que estos datos le resulten de utilidad, aprovecho para ponerme a sus órdenes en caso de que requiera alguna información sobre la actividad e historia de la CIRT.
Víctor Medina Albarrán, director de Comunicación y Capacitación de la Cámara de la Industria de Radio y Televisión
————————————
Respuesta de Edgar González Ruiz
Señor director Miguel Badillo:
Solicito atentamente la publicación de la presente en la sección Nuestros lectores, en respuesta a la carta firmada por el señor Víctor Medina Albarrán, con motivo de mi artículo “La derecha católica en la radio”, publicado en la edición 247 de Contralínea, el 21 de agosto de 2011.
Se menciona en el mismo la participación que en el Consejo de Autorregulación de la Cirt (Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión) han tenido Lorenzo Servitje Sendra, promotor de la censura y del conservadurismo extremo en México, al igual que otros grupos y personajes que listo con información tomada de la página: www.cirt.com.mx/cirt/index2.php?option=com_docman&task, referente a dicho “Consejo”.
Desde la década de 1990, en que impulsó la organización A Favor de lo Mejor, Servitje ha usado la bandera de “mejorar” los contenidos de los medios como un eufemismo para referirse a la imposición en ellos de una moral conservadora y sexofóbica.
Cabe preguntarse qué hace el influyente personaje como “consejero honorario vitalicio” de un Consejo que supuestamente “pretende evitar” la censura, según afirma el señor Víctor Medina.
Por otro lado, como precisa el señor Medina, José Luis Rodríguez Ibarra fue presidente del Consejo de Autorregulación de la Cirt de 2006 a 2010, cargo que actualmente ocupa Emilio Nassar Rodríguez.
También hace referencia al señor Arturo Laris Rodríguez, “vicepresidente del Consejo Directivo de la Cirt”, quien en julio de 2003 fue en forma efímera el candidato triunfador por el Partido Acción Nacional (PAN) a una diputación federal en Zamora, Michoacán.
Esos comicios fueron anulados por las autoridades electorales “porque el PAN y su candidato utilizaron imágenes religiosas en su propaganda e hicieron uso inequitativo de los medios de comunicación, pues su familia es propietaria de una cadena de radiodifusoras, además de que funcionarios del ayuntamiento participaron en las casillas” (La Jornada Michoacán, 24 de junio de 2006). Pueden verse más detalles sobre esos hechos, que ilustran muy bien el compromiso político religioso de Laris Rodríguez, en: 200.23.107.66/siscon/gateway.dll/…/nsentencias/sup-rec-0034-2003.htm.
Laris Rodríguez es propietario del grupo Radio Zamora (http://mx.linkedin.com/pub/arturo-laris-rodriguez/18/588/576), y miembro del patronato del Santuario Guadalupano en Zamora, Michoacán (www.santuarioguadalupano.org.mx).
Agradezco las puntualizaciones del señor Víctor Medina sobre algunos datos del mencionado artículo, cuya tesis reafirmo: en la radio hay una gran influencia de personajes y grupos católicos y derechistas, opuestos a la libertad de expresión, y en general al Estado laico, además de partidarios decididos del gobierno de Calderón.
Atentamente,
Edgar González Ruiz
————————————
“Poner un alto a quienes nos están asesinando”
Señor Miguel Badillo, director de Contralínea:
Quien suscribe no es dirigente social o representante de agrupación alguna. Soy un ciudadano más de este país, pero el hecho de carecer de representación no implica que no tenga voz, ni un mensaje que transmitir.
El 11 de septiembre pasado marcharon periodistas sobre Paseo de la Reforma hasta la Secretaría de Gobernación, en la que pusieron de manifiesto su grito de protesta, de indignación ante el asesinato de periodistas en este país. En efecto, un atentado contra periodistas es, al mismo tiempo, un asesinato contra la libertad de prensa, el derecho a la información y contra la libertad de expresión.
La ciudadanía divide sus opiniones. Algunos consideran que todos hemos contribuido en la situación de inseguridad que priva en nuestro país. Otros, como yo, consideran que los ciudadanos no han contribuido en nada para que nos asesinen a nuestros hijos, padres, familiares. Quienes quieran darse golpes de pecho asumiendo culpas que no son propias de nuestra sociedad, que lo hagan en lo particular, pero que no digan que cada uno de nosotros somos culpables.
Decir que “todos somos culpables” es una manera de que el gobierno federal evada su responsabilidad. Tal vez las lágrimas de los gobernantes y la supuesta solidaridad con el pueblo quizá fueron creíbles en los primeros casos; pero cuando existen más de 50 mil muertos en una guerra que el pueblo no pidió, y siguen saliendo ante los medios ha externar su supuesto dolor, eso ya no debe creerlo nadie. La ciudadanía se ha convertido en parte de las cifras de la guerra del gobierno panista; en “daños colaterales”. Somos quienes ponemos la cuota de muertos en la supuesta lucha contra el narcotráfico. La que libra Felipe Calderón no es una guerra del pueblo.
Lo grave es que las voces que se atreven a denunciar lo que realmente sucede son acalladas, amenazadas y, en el peor de los casos, son asesinadas: 102 periodistas asesinados y varios desaparecidos. ¿Y qué hace el gobierno? La promesa de que se están siguiendo todas las líneas de investigación para resolver los casos, no es más que una salida discursiva ante la impotencia de las familias que viven la desolación, el desamparo, porque sus familiares, los periodistas que en el ejercicio de su quehacer periodístico se atrevieron a denunciar, hoy yacen en los panteones.
Lo más lamentable es la práctica común de los funcionarios que, lejos de solucionar los crímenes que ellos han provocado, se protegen en una “contraofensiva”, atacando a quienes los denunciaron, fabricándoles historias de falta de moralidad e incluso de estar vinculados con el crimen organizado.
Los periodistas hoy, y aquí incluyo a los periodistas asesinados, están sufriendo la ley histórica de los luchadores sociales, de los que luchan por una sociedad con seguridad y libre de la corrupción.
Muchos de los funcionarios del gobierno se han convertido en los fariseos que gritan y que traicionan al pueblo. Lo envuelven con su falsa retórica de solidaridad. Son los hierros de los inquisidores; los que están condenando a muerte a quienes valientemente los denuncian desde la trinchera de sus medios, de sus periódicos, de aquellos que para luchar contra la actitud pasiva que asume el gobierno panista, no tienen más armas que sus ideas, sus palabras, y una máquina donde plasmar sus ideas. Las armas del periodismo son una computadora, una máquina de escribir, una hoja en blanco, una pluma y un medio que se atreva a divulgar las denuncias. El gobierno federal, con su pasividad, ha condenado a los periodistas a muerte; los sigue llevando al cadalso.
Que no olvide el gobierno panista –el que prometió empleo y seguridad para nuestras familias– que si hoy están llevando a la ciudadanía y a los periodistas a la muerte; que si hoy están cubriendo de infamia y destrucción a los reporteros; que al caer un luchador social, como son estos nuevos héroes del país, lo que están haciendo es que cada día se convierta en un día de gloria y renacimiento.
¡Ojalá que como sociedad no lo olvidemos!
Condolencias a las familias de los periodistas asesinados y a las familias de los ciudadanos asesinados… Ojalá sirvan estas palabras para contribuir en la exigencia de poner un freno a aquellos que nos están asesinando.
¡Llegó la hora de actuar!
Atentamente,
Carlos de la Rosa Jiménez