La fiesta no espera. En San Lázaro, ondea la bandera de la memoria, la lucha y la esperanza; símbolos que proyectan los sueños de un movimiento hecho realidad. Los aplausos van y vienen, así como los recuerdos. Flotan las risas, los sentimientos encontrados y algunos ojos cristalinos.
En medio del porvenir, centenares de legisladores acuden presurosos al llamado constitucional. El futuro se sienta a un lado del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Aparece como mujer, abuela, científica y humanista; brota de marfil, y se proyecta en la figura de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo.
¡Con ella, llegamos todas! ¡Con ella, llegan los sueños de las niñas! ¡Con ella, el país está a salvo! ¡Con ella, el movimiento de transformación continúa! Las palabras desbordan las vallas de contención. Las cámaras sólo pueden captar un instante de la euforia. Y las prensas nacional e internacional apenas retratan fragmentos del máximo evento de México.
Mientras los reporteros se esfuerzan por tomar el mejor ángulo, la presidenta Sheinbaum aparece sencilla y sonriente. Luce un hermoso vestido bordado a mano con aguja y tejido con ganchillo. Se muestra orgullosa de portar un símbolo de la cultura ancestral mexicana. Pasan los minutos y se desplaza apenas unos cuantos pasos. Mientras que, adentro en el recinto de la Cámara de Diputados, la historia está esperando por ella.
Es la primera mujer presidenta. Asume su cargo con una mayoría calificada en ambas Cámaras del Congreso de la Unión, lo cual le otorga un poder inigualable para transformar las deudas pendientes con el pueblo. Recoge la estafeta de un movimiento de izquierda y se consolida como la mandataria más votada en los últimos cinco sexenios.
La encomienda es enorme, pero su amor por los ciudadanos lo es más. En su primer discurso, expresa las causas que atenderá; al igual que su antecesor, colocará en primer lugar a los pobres. Además, señala que generará empleos; aumentará el salario mínimo, e impulsará las reformas constitucionales necesarias para transformar a México.
Antes de comenzar su vuelo, agradece como nunca antes a su mentor, amigo y colega, el presidente de salida, Andrés Manuel López Obrador. Lo abraza a distancia y, con una sonrisa en su rostro, lo ve como un ejemplo a seguir.
“Hoy, lo decimos con certeza y sin temor a equivocarnos, la historia y el pueblo lo ha juzgado. Andrés Manuel López Obrador, uno de los grandes. El dirigente político y luchador social más importante de la historia moderna. El presidente más querido sólo comparable con Lázaro Cárdenas. […] Y para millones, el mejor presidente de México. […] Usted estará siempre en el corazón del pueblo de México. […] Hoy le volvemos el agradecimiento. Gracias, gracias, gracias por siempre. Ha sido un honor luchar con usted. Hasta siempre hermano, amigo, compañero, Andrés Manuel López Obrador”.
Los vítores de ¡Es un honor estar con Obrador! y ¡Es un honor estar con Claudia hoy! se entrelazan en un agradecimiento al trabajo de dos grandes humanistas. Aplausos, gritos, selfies; los presentes buscan inmortalizar el momento. En tribuna, la doctora Sheinbaum continúa con su discurso que genera grandes expectativas para el próximo sexenio.
“Hoy, 1 de octubre de 2024, inicia la segunda etapa: el segundo piso de la Cuarta Transformación de la vida pública de México y también hoy, después de 200 años de la Republica y de 300 años de la Colonia, porque previo a ello no tenemos registros claros, es decir, después de al menos 503 años, por primera vez, llegamos las mujeres a conducir los destinos de nuestra hermosa nación. Y digo llegamos, porque no llego sola; llegamos todas”.
El discurso de la primera mujer presidenta dura 60 minutos. En éste, enaltece la cultura prehispánica, y recuerda la lucha de Miguel Hidalgo, Guadalupe Victoria, José María Morelos y Pavón, Benito Juárez, Francisco I. Madero, Francisco Villa, Emiliano Zapata y Lázaro Cardenas. También, agradece a las mujeres que dieron su vida por esta nación.
“México es de Margarita Maza; de Adela Velarde; de Dolores Jiménez Muro; de Elvia Carrillo Puerto y las sufragistas; de Frida Kahlo; de Enriqueta González Baz. México es de mujeres y hombres libres que a lo largo del siglo XX lucharon por la democracia, las libertades y la justicia. México es de los estudiantes de 1968, de los cientos de hombres que hoy no están, pero de los que orgullosamente somos herederos”.
Las palabras siguen emanando. Su mentor la mira con orgullo, y los asistentes, con admiración. Así, Claudia Sheinbaum Pardo marca el presente para las mujeres de México. “Soy madre, abuela, científica y mujer de fe. Y a partir de hoy, por voluntad del pueblo de México, la presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos”, expresó en un nuevo mar de aplausos y esperanzas.
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