El diario matutino Reforma acaba de cumplir 20 años de haberse publicado por primera vez, principalmente, en la capital el país, aunque sus ejemplares llegan a municipios de los estados al filo del mediodía; y lo ha celebrado con innovaciones en el formato de todas sus secciones (a mi parecer hay demasiados colores que perturban su lectura). Es un periódico que ha sabido cubrir con información todo el abanico para satisfacer los requerimientos de los lectores que aún tenemos en la prensa escrita la fuente para conocer los resultados del periodismo de investigación y de contrastada veracidad, que ofrecen sus reporteros, columnistas, editorialistas, ensayistas y reporteros gráficos, coordinados y dirigidos por un grupo que aparece en su directorio encabezado por Alejandro Junco de la Vega. Todos ellos han mantenido a Reforma como uno de los actores indispensables del periodismo mexicano.
Que ha cumplido su tarea aplicándose diariamente al quehacer moderno de lo que puede y debe ser un periódico contemporáneo, no hay la menor duda, salvo excepciones, y eso lo hace imprescindible y de imperiosa lectura de
tirios y
troyanos,
atenienses y
espartanos, gobernador y gobernados.
La plantilla de colaboradores tanto en política económica, análisis sociológico, literatura y cultura en general, como politólogos e investigadores que reflexionan apuntando respuestas y soluciones como propuestas para problemas privados y públicos (sobre todo), han convertido a Reforma en un medio muy completo, que se suma a los servicios que ofrece a quienes buscan en sus páginas conocimientos periodísticos, que se abren paso por entre las opiniones individuales y colectivas o que recurren a él para obtener información en general.
Y en lo particular, porque gustan de alguno de sus colaboradores.
Sus reporteros demuestran que metódicamente están pendientes de sus fuentes y son persistentes para darle seguimiento a sus notas. Y es que sus reporteros, como en otros espacios de la prensa escrita, oral y audiovisual, son el factor clave de un periodismo que, ya cercado por las innovaciones tecnológicas, en nuestro país sigue vigente y ejerciendo, hasta sus últimas consecuencias, las libertades de escribir y publicar, haciendo circular sus fines para informar, criticar, cuestionar y manifestar peticiones sociales, entre otras cosas.
El periodismo que practica Reforma conforme a sus lineamientos teóricos y su política abierta al pluralismo es un intermedio entre la democracia representativa (sobre cuyos actos publica entrevistas y noticias, pero nunca boletines, salvo inserciones pagadas) y la democracia directa de la sociedad en sus diversos sectores (cuando quieren hacer una declaración de apoyo, disidencia por desacuerdos entre ellos y con relación a los funcionarios de los poderes del Estado en sus tres descentralizaciones, o respecto a toda la estructura de las administraciones públicas).
Durante sus 20 años, el periódico Reforma ha cumplido con todas esas funciones, por lo cual ha sabido conquistar a su público lector. Y aunque los informativos de la radio y televisión no lo digan, y menos citen la fuente, consultan al periódico Reforma para completar lo que hacen sus reporteros. Y como todos los demás, este diario es necesario. Ninguno sobra, tanto en los municipios como en la Ciudad de México, donde Reforma cumple con su deber de colaborar con la información que requieren los lectores, un periodismo que es contrapoder (en los términos del brillante ensayo de Luis María Anson y los trabajos del libro Contra el poder, Temas de Hoy).
Como el resto de los periódicos, Reforma no es el “cuarto poder” como deslizan algunos para cortejar a la prensa o para achacarle una función que no tiene. Y esta “es una verdad que, tarde o temprano, acaba por ser descubierta” (Merlin Holland, Oscar Wilde ante la justicia, Papel de Liar, 2008). Y ha continuado la línea del periodismo nacido y consolidado para abrirle cauce a las demandas de información oportuna, integrándose como uno de los vasos comunicantes con la opinión pública.
Ha cumplido 20 años con la frente en alto, ya que su periodismo, cubriendo todos los ismos en todos los frentes de la noticia, las declaraciones, las reuniones, etcétera, le han permitido dar cuenta y razón de los hechos diarios. Y darlos a conocer por medio de sus voceadores todas las mañanas de todos los días. Un balance cualitativo y cuantitativo de esos 20 años, apareció en su suplemento semanal “Enfoque”.
Solamente se nota la ausencia de Miguel Ángel Granados Chapa y su columna Plaza Pública. En las páginas de Reforma (1993-2013), el periodista –a la altura de Francisco Zarco– publicó gran parte de su trabajo.
Hoy saludamos al diario Reforma.
Por sus páginas ha transcurrido la vida cotidiana de la nación, visualizándola a través de su periodismo en permanente alerta profesional. Y así ha cumplido con su deber de periódico libre e independiente al servicio de sus lectores.
*Periodista