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La ciudad del Wal Mart

Publicado por
Elva Mendoza @elva_contra

Mientras los mercados públicos tradicionales de la ciudad de México están en el abandono, el Gobierno del Distrito Federal –a través de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda– otorga permisos a diestra y siniestra para el establecimiento de tiendas de autoservicio y conveniencia que hacen quebrar cientos de centros de abasto y misceláneas familiares. A pesar de que sólo cuentan con 458 permisos vigentes, las trasnacionales han abierto 925 sucursales. La secretaria de Desarrollo Económico, Laura Velázquez, reconoce que la administración de Marcelo Ebrard está “preocupada”

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Juan Alcántara es locatario del Mercado América, fundado hace más de medio siglo en la delegación Miguel Hidalgo. Su abuelo y su padre también se dedicaron al comercio minoritario. Heredera de una tradición ancestral, la familia Alcántara ve con indignación la extinción de los mercados públicos.

Los 318 de la ciudad, como el de la Merced, se hallan en el rezago y el abandono. Alcántara asegura que la intención del gobierno capitalino es desaparecer los mercados a través de una estrategia “desleal” para abrir paso a trasnacionales, como Wal Mart y Oxxo.

En el Distrito Federal, existen alrededor de 925 establecimientos que pertenecen a tiendas de autoservicio y tiendas de conveniencia. Las compañías Wal Mart de México, SAB de CV; Tiendas Soriana, SA de CV; Tiendas Comercial Mexicana, SA de CV; Tiendas Chedraui, SA de CV; Grupo Modelo; Fomento Económico Mexicano, SA de CV (FEMSA); Waldos Dólar Mart de México, y el binomio Grupo Chapa 7-Eleven Incorporated han incrementado exponencialmente su número de tiendas en la capital de la república mexicana.

Aunque Laura Velázquez Alzúa, secretaria de Desarrollo Económico del Gobierno del Distrito Federal (GDF), asegura que las tiendas cuentan con los permisos correspondientes, el número reportado de tiendas con permiso vigente equivale apenas al 50 por ciento del total. Es decir, sólo 458 de las 925 existentes cuentan con permiso.

De acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en la ciudad de México hay 419 establecimientos Oxxo, de grupo Femsa; sin embargo, las delegaciones registran solamente 189. Asimismo, 66 tiendas 7-Eleven, de 232 existentes, cuentan con registro delegacional.

De las 60 tiendas Extra contabilizadas por el Inegi, las delegaciones dan cuenta de 37; y, de las 23 tiendas Wal Mart que hay en la ciudad, sólo 18 declararon su apertura ante la delegación correspondiente. Blanca Ortiz Higuera, representante de Walmart México y Centroamérica, dice que “todas las tiendas cuentan con los permisos necesarios y operan de conformidad con los reglamentos”.

Velázquez Alzúa reconoce que las inconsistencias en las cifras se deben a que el GDF no cuenta con un padrón de tiendas y a que el proceso para abrir un establecimiento de autoservicio o conveniencia “es relativamente sencillo”: obtener un permiso de uso de suelo en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) y una declaración de apertura ante la delegación.

“No hay regulación en el número de permisos de uso de suelo que se otorgan”, dice Felipe Torres, investigador en el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Contralínea solicitó a la Seduvi, a través del Instituto de Acceso a la Información Pública del Distrito Federal, el número de permisos de uso de suelo que ha concedido a tiendas de autoservicio y de conveniencia de 2000 a la fecha. La dependencia, en respuesta, argumenta no contar con información sistematizada: “No se tiene señalado si fue expedido o no el certificado y para qué uso”.

Fuentes de la Seduvi revelan que, en la ciudad, existe un número indeterminado de permisos de uso de suelo apócrifos y, ante ello, “no podemos hacernos responsables”.

Tradición y modernidad

Puertas corredizas con censor de movimiento; pagos con tarjeta de crédito; descuentos; precios bajos en algunos productos; horarios flexibles; pisos de azulejo; aire acondicionado, e integración de servicios, como panadería y tortillería, son los elementos contra los que compiten los 70 mil locatarios de los mercados públicos de la ciudad.

A decir de Felipe Torres Torres, la funcionalidad en el servicio es lo que ha permitido la expansión de las trasnacionales. “Los mercados no se adaptaron a los cambios y a las necesidades de los consumidores de las metrópolis”.

Para Rafael Calderón, presidente de la Comisión de Abasto y Distribución de Alimentos de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, los principales problemas en los mercados populares son la corrupción de autoridades y locatarios para el manejo de los recursos designados al mantenimiento de las instalaciones, la existencia de ambulantes al exterior de los mercados y la falta de modernización.

No obstante, los locatarios coinciden en señalar al GDF por otorgar permisos a tiendas de autoservicio de manera indiscriminada.

Torres Torres asegura que, desde la década de 1990, las tiendas de autoservicio han crecido a un ritmo anual de 9 por ciento. A tal hecho se suma la política de “abandono y debilitamiento” del modelo tradicional del abasto.

Las tiendas de autoservicio controlan alrededor del 70 por ciento de la venta de alimentos al menudeo en el nivel nacional; 35 por ciento corresponde a Wal Mart. Mercados públicos, tianguis y concentraciones controlan el 20 por ciento; el 10 por ciento restante corresponde a verdulerías, tiendas de abarrotes y pequeños negocios.

Para Torres Torres, las tiendas de conveniencia –como Oxxo, 7-Eleven, Extra– y la tienda de autoservicio Bodega Aurrera Express no compiten directamente con los mercados públicos, sino con las misceláneas y tiendas de abarrotes, a través de su penetración en colonias y barrios.

El Inegi estima que existen alrededor de 50 mil puntos de venta en las 16 delegaciones del Distrito Federal, cuyo giro es el comercio y distribución de alimentos al por menor (tortillerías, carnicerías, misceláneas, cremerías y tiendas de abarrotes). La cifra es inexacta, ya que se considera a este tipo de negocios como “intermitentes”, es decir, que fracasan rápidamente.

“Las misceláneas son el negocio del desempleo”, explica Felipe Torres. Argumenta que, generalmente, quienes se quedan sin trabajo deciden abrir una tienda familiar; pero ahora, por las tiendas de autoservicio, tampoco son una opción: estos negocios están condenados a la quiebra.

A decir de Alejandro Calvillo, quien preside la asociación civil El Poder del Consumidor, las tiendas de autoservicio y conveniencia generan un proceso de concentración de la riqueza. Pero las repercusiones no son solamente económicas, sino que trastocan los ámbitos social y cultural.

Al ser trasnacionales, asegura Calvillo, modifican y erradican formas de consumo regionales que son parte de la identidad cultural: “Desaparecen la tradición local”.

Mario Horta, de 51 años, está consciente del desgaste que viven los mercados públicos, de la poca clientela que se acerca a su imprenta ubicada en el local 220 del Mercado América, donde imprime Pochteca. La voz del mercader, órgano informativo local cuyo objetivo es dar a conocer la importancia de mantener viva la tradición de los mercados populares.

En las páginas de Pochteca se leen las crónicas del Gran Mercado de Tlatelolco, cuyo recorrido implicaba tres días a pie y que dejó maravillados a los recién llegados españoles; la historia de la fundación del Mercado América; recetas mexicanas, e incluso de la denuncia ante la proliferación de las tiendas de autoservicio. “Estamos desorganizados; es una debilidad”, concluye Mario.

El reglamento que hoy norma los mercados data de 1951. Los locatarios solicitan la promulgación de una ley de protección y fomento al mercado público que les dé certeza jurídica, establezca un blindaje de 1 mil 500 metros a la redonda y que acote la proliferación de tiendas de autoservicio.

En entrevista con Contralínea, Laura Velázquez Alzúa dice que en el Gobierno del Distrito Federal hay preocupación por la proliferación de estas tiendas; no obstante, comenta que no existe regulación o legislación alguna para impedir que sigan en expansión.

Indica que el problema de fondo es la competencia desleal de las trasnacionales, las cuales desplazan entre 30 y 40 microempresas en la zona donde son instaladas. “Estamos obligados a generar una política de apoyo y fortalecimiento para la protección de la pequeña y mediana empresa”.

Fuente: Contralínea 204 / 17 de Octubre de 2010

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