Durango vivió el año que culmina lo que para unos fue la jornada electoral más competida, para otros fue el desperdicio de una oportunidad de lograr la alternancia en el gobierno estatal. Todo debido a los distintos intereses políticos e ideológicos, y personales, cargados de venganza destructiva, alejados de un verdadero proyecto constructivo y sólo con la necesidad de perdurar en posiciones de gobierno y obtener ganancias económicas
Mariana Lugo Pérez
La coalición Durango Nos Une, conformada por los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática y también por un partido con poca militancia y presencia estatal, tal como lo fue Convergencia, sólo logró coincidir en el candidato que postularían a la gubernatura, no así en los municipios y diputaciones locales, y encabezó el proyecto viciado de origen, José Rosas Aispuro Torres, expriista con una militancia de más de 30 años, quien al ver que su partido jamás lo apoyaría en su pretensión de postularse al gobierno del estado, coqueteó desde un principio con el proyecto de la coalición.
Fue ahí donde se empezó a ver la falta de decisión y liderazgo del expriista, ya que sólo trabajó para su causa y no para la que él decía que se había sacrificado, prueba de ello es que aplicó las mismas prácticas que aprendió en el tiempo que militó en el PRI, tal como se vio en el proceso de elección de candidatos, engañando a unos y otros, diciéndoles que se postularía a unos perfectamente posicionados y no por intereses de grupos o de cuotas de poder. Como ejemplo tenemos el caso del distrito XIV con sede en la Ciudad Lerdo, donde se quedaron sin candidato, favoreciendo una negociación con el grupo de Rosario Castro Lozano, de quien se supo después, fue quien ordenó a Juan Carlos Gutiérrez y a su equipo de abogados que perdieran la documentación del doctor Felipe Sánchez, con quien se garantizaba una competencia, si no ganadora por lo menos muy pareja.
Peor caso sucedió en el distrito XVI en Canatlán, donde trató de imponer a su amigo Teodoro Ortiz Parra, a sabiendas que no tenía ninguna posibilidad, por ello el grupo contrario a Soledad Ruiz Cannan, encabezado por Pepe Posadas impugnó ente el TRIFE, quien falló en contra de esa candidatura y ordenó a la coalición sustituir al candidato. Fue así como se registró a Rafael Díaz Irigoyen, quien en campaña denunció la falta de apoyo que la coalición por venganza, jamás le prestó. Por tal motivo renunció a la candidatura y con eso perdieron toda posibilidad de ganar en ese distrito.
Dos casos más de absoluta traición y engaño, fueron los que le aplicaron a dos personajes que fueron utilizados por Rosas Aispuro, José Ramón Enríquez, Juan Carlos Gutiérrez y en menor escala por Rodolfo Dorador, al exdiputado, exregidor y expetista Alfonzo Mercado Chávez y al ex candidato panista y dirigente actual de la ONAPAFA Francisco Javier Reyes Ortiz, reconocidos ambos como luchadores sociales, a quienes trajeron durante el proceso de construcción de esa coalición, con el señuelo de que los harían candidatos. Finalmente, ni los postularon ni los incluyeron en ningún equipo y desperdiciaron una gran oportunidad de ganar dos distritos. Sin embargo, en el PRI sí les vieron grandes posibilidades y aunque ya no había tiempo de registrarlos como candidatos, se incorporaron el primero de ellos a la campaña de Adán Soria y el segundo con en el actual gobernador.
Rosas Aispuro nunca hizo el intento de liderar éste proceso, porque sus intereses solo eran de tipo personal; entonces los que decidían todo eran los dirigentes partidistas aunque en el caso del municipio de Durango, el único que decidió cómo, dónde y cuándo hacer las cosas fue ese candidato hoy doblemente perdedor Rodolfo Dorador, quien por su peculiar forma de actuar, cargado de una gran soberbia y protagonismo desquiciado, evitó toda posibilidad de empatar una campaña entre candidatos a diputados y a gobernador.
Por el PRD la gran perdedora sin duda fue la doctora Soledad Ruíz Cannan, en ese entonces presidenta estatal del partido, pues no se puede olvidar que ella fue parte importante de la operación política a favor del sexenio pasado, en contra de su ahora compañero de coalición, el doctor José Ramón Enríquez. Es sabido que, cuando este pretendió convertirse presidente estatal del PRD, ella fue quien operó todo para evitarlo, aceptando no sólo la ayuda sino la total intromisión de personajes del sexenio pasado y con ello sirvió a intereses ajenos al partido, y logró apoderarse de la dirigencia estatal de ese partido.
Todo toma su curso y es así como al final del proceso electoral, esas mismas personas que la ayudaron, la desconocieron y la echaron del partido; pagó muy cara su doble traición, primero traicionó al partido y luego a quienes la pusieron ahí, ya que decidió apoyar al candidato a la gubernatura de la coalición Durango Nos Une. No está claro que le ofrecieron para apoyar a este candidato, pero hoy se quedó fuera de toda actividad política, sin duda la engañaron quienes creyeron que lograrían llegar al gobierno del estado; de lo que principalmente la acusaron fue de no defender las candidaturas que le correspondían al PRD y permitió que actores ajenos a su partido tomaran esas decisiones, incluso poniendo panistas de cepa en posiciones perredistas, además se le criticó haber impuesto como su suplente a su amiga y colega Martha Palencia.
En cuanto al papel que jugó en el proceso electoral 2010 el PAN, encabezado por Juan Carlos Gutiérrez Fragoso, no fue tampoco favorecedor, ya que sus posiciones políticas tanto en el congreso como en los municipios, decayeron de una manera vergonzosa, de ocho diputados locales que tenían ahora tienen cuatro, dos de mayoría y dos plurinominales, aunque uno de estos últimos se le entregó a la expriista Judith Murguía, quien ocupó esta posición por órdenes del propio Rosas Aispuro, quien con esto cumplía un compromiso contraído con Carlos Armando Biebrich, ya que éste le ofreció su apoyo jurídico, económico e incluso político. Ese costo lo está pagando el PAN, ya que la legisladora no se ve convencida de estar en ese grupo parlamentario, debido a la falta de confianza por sus fuertes nexos con personajes priistas de talla nacional, por lo cual es posible que la legisladora regrese a las filas tricolor ya que su compañero sentimental tiene fuerte compromiso con Manlio Fabio Beltrones.
Lo que pesará en el futuro político de Juan Carlos Gutiérrez, son los pobres resultados que entregó en cuanto a la alcaldía local, ya que no logró unificar a los grupos panistas en torno al senador Rodolfo Dorador Pérez Gavilán, pues es sabido que éste trabajó totalmente solo, nunca permitió que nadie opinara o se asomara a su bunquer por desconfianza, debido a su gran delirio de persecución que siempre ha manifestado, incluso por eso siempre a ostentado un equipo de seguridad insultante, agresivo y desproporcionado.
Hay que recordar que su campaña rebasó con mucho su presencia en el municipio de la capital, aún por encima del propio Rosas Aispuro. Incluso Dorador se negó terminantemente a aceptar propuestas que vinieran de la dirigencia panista. Fue Gutiérrez Fragoso quien no logró asumir su liderazgo tanto en el panismo como en la coalición, porque no hay que olvidar que evidentemente trabajó en contra de su mismo candidato panista y las consecuencias ahí están, pese a que si se logró ganar dos distritos locales en la persona de Jorge Salum y Gina Campuzano, con estos resultados en otro escenario de plena concordancia política hubiera logrado ganar la alcaldía capitalina.
Fue un secreto a voces, como se evitaban Rodolfo Dorador y Gutiérrez Fragoso en los actos políticos, al grado que varias ocasiones fueron evidentes los insultos y desaires que se profesaban. Dorador evitaba la cercanía del jerarca panista, para que no lo relacionaran con él, ya que siempre lo ha denunciado por su pasividad política y peor aún, por su entreguismo al gobierno estatal, tanto al pasado como al actual.
Rodolfo Dorador prepara su venganza política contra Gutiérrez Fragoso en los primeros meses de este 2011 en que habrá de renovarse la dirigencia estatal, máxime que hoy el senador se encuentra muy cerca del recién electo presidente nacional del PAN, Gustavo Madero, desde ahí prepara su asalto a la dirigencia estatal en la persona de Víctor Hugo Castañeda.
La conclusión de este capítulo es que Gutiérrez Fragoso no ha de estar muy satisfecho, aunque se le relaciona muy fuerte con el grupo de los Lozano Castro de La Laguna y del senador Andrés Galván, con lo cual no garantiza su permanencia, además, hay fuertes versiones de su incorporación al gabinete estatal, si él no aceptara seguramente pondrá a una persona de su propio equipo, para mantenerse con cierto poder político, que nunca ha logrado consolidar. Es por ello que las cuentas con las que termina Gutiérrez Fragoso son por demás vergonzosas ante su dirigencia nacional y habría que ver cuánto ganó en lo personal.
La coalición no se hubiera dado sin la participación activa del considerado como el más acérrimo enemigo del exgobernador Ismael Hernández, un personaje que motivado por una venganza enfermiza que ha desconcertado a todos, pues no se explica porque tanto odio contra quien fuera su amigo, compañero de campaña y jefe en la administración estatal pasada, y del que todos sabemos por su profesión y oscuro pasado que nadie conoce ni alcanza a imaginar, ya que de la nada aparece con un inmenso poder económico, deslumbrando a propios y extraños: el doctor José Ramón Enríquez Herrera, actual propietario de un floreciente negocio de la medicina llamado AMCCI.
Al ser nombrado secretario de salud en el gobierno pasado empezó su debacle política en el escenario estatal, pues no hay que olvidar que aparecía en todo evento político o social rodeado de una pléyade de aduladores que solo le hacían creer que era lo máximo, tratando de superar la presencia del propio gobernador. El peor error de este exfuncionario es que desde el principio se mostró como un personaje intolerante, protagónico y que pretendió imponer sus ideas aún por encima de los intereses del mismo gobierno en el que trabajaba, trató de opacar a sus compañeros de gabinete, burlándose en público de lo que él consideraba falta de capacidad y juicio político, no sólo de quien fuera su jefe, peor aún de sus subalternos, a quienes por ningún motivo les permitía opinar, solo los obligaba a obedecer, cosa que hacían gustosamente, por los jugosos sueldos que percibían. Fue evidente el despilfarro de presupuesto en el tiempo que duró en el puesto, exclusivamente en sueldos; también pretendió encabezar la oposición a su jefe inmediato, lo cual fue visto por los políticos como un acto suicida por lo adelantado.
El único motivo que tuvo Enríquez Herrera para participar en este proceso fue sin duda alguna la venganza contra Ismael Hernández, una venganza personal nada clara, al grado que en campaña se dedico a desacreditar todo lo que hiciera el gobierno estatal, sin argumentar cosas de fondo, ni políticas ni ideológicas, sino pura diatriba mediática.
Lo único que se le reconoce a José Ramón es que producto de esa sed de venganza contra quien lo corrió de la administración estatal, antepuso sus pleitos anteriores con algunos miembros de la coalición y logró conjuntar a grupos radicales entre sí, tanto en lo político como en lo ideológico: los que encabezaban el diputado Marcos Cruz Martínez, el senador Rodolfo Dorador, la doctora Soledad Ruiz Cannan, Juan Carlos Gutiérrez Fragoso y sin descartar el grupo que logró reunir el propio Rosas Aispuro esos priistas que siguieron el canto de las sirenas, satisfaciendo así su odio y rencor personal.
Hay que recordar el enfrentamiento que años anteriores tuvieron tanto José Ramón Enríquez como Rodolfo Dorador, cuando ambos fueron candidatos al senado. El primero denunció la malversación de recursos públicos del que después sería su candidato a la alcaldía de la capital por la coalición, lo cual es sospechoso si eran enemigos acérrimos, y ahora aparecen como si nada hubiera pasado.
Pero más patético y extraño fue cuando José Ramón Enríquez denunció de manera estruendosa que en el proceso electoral de su examigo, el exgobernador Ismael Hernández logró grabar un video en el que aparece, quien finalmente seria el peor engañado de todo este proceso, su ahora amigo y excandidato al gobierno estatal por la coalición Durango Nos Une, el Güerito José Rosas Aispuro negociando los votos de Carlos Herrera Araluce, a favor de su entonces candidato al gobierno del estado. Es claro que fue el propio Enríquez quien ordenó y pagó la filmación del video, del cual él mismo pregona que lo tiene en su poder, según versiones de Marcos Cruz, Juan Carlos Gutiérrez y Rodolfo Dorador, quienes seguramente ya lo vieron.
Para Enríquez su falta de oficio político sería su propio error, tanto que estuvo a punto de echar a perder su propio proyecto de coalición, debido al sospechoso intento de sacar a Rodolfo Dorador, es decir, quitarle la candidatura y tratar de poner al senador Alejandro González “Gonzalo” Yáñez, lo cual fue incluso denunciado por actores del PT en una rueda de prensa, que el mismo José Ramón Enríquez le ofreció a Gonzalo Yáñez la candidatura al municipio de Durango, pero eso fue descubierto a tiempo por la gente de Dorador, y ya no le dio tiempo de lograr su propósito.
Hoy el único triunfo medianamente significativo de José Ramón Enríquez es haberse quedado con la dirigencia estatal de un partido que por sí mismo no significa nada en el ámbito estatal, ó sea Convergencia, al cual sólo utilizó como membrete para participar en el proceso electoral 2010, aunque el partido logró algunas posiciones no se le atribuyen a su trabajo, sino a la generosidad de una coalición en la que participó sin gente, colgados del PAN, el PRD y por supuesto del efecto Aispuro.
El único que ganó en esta jornada electoral, porque logró tambalear el triunfo del actual gobernador, fue sin duda José Ramón Enríquez, ya que al juntar tanto actor político en su proyecto personal de venganza, lo ubicó como el triunfador en este proceso, logró engañar a todos. Pero este capítulo no puede concluir sin la participación de otro actor, “solo actor” como lo fue Rosas Aispuro, engañado por Rodolfo Elizondo, las dirigencias nacionales de los partidos coaligados, los dirigentes estatales y posiblemente por algunos priistas resentidos que lo alentaron a esa aventura, de los cuales ninguno cumplió con lo que ofrecieron. Pero el engaño más grande fue el del presidente Calderón, Cesar Nava y por supuesto el de su amigo Carlos Armando Biebrich, y sin duda el propio José Ramón Enríquez.
A Rosas Aispuro se le criticará siempre que en sus manos tuvo la oportunidad de lograr la alternancia gubernamental, pero debido a su nulo liderazgo social, fue un candidato cuyo único mérito reconocido era nada más saludar, saludar y saludar, jamás consumó lo que ofreció, la virtud más grande de él será reconocida como el candidato que más prometió y que a todos decía que si, como candidaturas a diferentes puestos políticos como diputaciones, hasta puestos en el gobierno federal. Lástima, nunca pudo cumplir ni tenía como hacerlo, pues a él mismo lo habían engañado. Su gran error fue su falta de decisión en la toma de decisiones y el no haber ejercido un rol de “jefe” de campaña. Todos los involucrados opinaron según sus intereses, los panistas, los perredistas, José Ramón Enríquez y el propio Marcos Cruz, tomaron por asalto a la coalición y las propuestas de los candidatos.
Hay que mencionar que en la etapa postelectoral la ciudadanía se quedó esperando acciones más contundentes por parte de los coaligados, se esperaba que con las pruebas que decían tener se cambiara el curso de las cosas, pero finalmente todo quedó en un asunto meramente mediático y las pruebas que tanto dijeron tener, poniendo a Durango como un estado incendiado, nunca aparecieron.
Amenazaron con una demanda penal en contra del exgobernador Ismael Hernández y convocaron a una rueda de prensa en donde estuvieron presentes Jesús Ortega (PRD), Cesar Nava (PAN) y Luis Walton (Convergencia). Ahí anunciaron la demanda, pero fue un engaño, ya que nunca se presentó; si se presentara se tendría que incluir al propio José Rosas Aispuro y José Ramón Enríquez, ya que ambos fueron funcionarios de esa administración, seguramente sus abogados advirtieron ese riesgo y mejor recularon.
Engañaron a todos sin importarles el papel en el que dejan a nuestro estado en el ámbito nacional; la sociedad ya no creerá en esas artimañas políticas y ahora demandará la participación de personas con verdadera vocación de servicio social y no gente tramposa, vengativa que solo ve sus intereses personales.
Esperemos que en este 2012, no nos encontremos nuevamente con estos personajes como Soledad Ruiz, Marcos Cruz, Rodolfo Dorador, Juan Carlos Gutiérrez, José Ramón Enríquez o con José Rosas Aispuro, quienes no lograron conformar una coalición política verdadera, sino más bien producto de envidias, traiciones, venganza e intereses no muy claros solo lograron una gran Colisión.
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