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El IMSS… en coma

El IMSS… en coma

Para nadie es un secreto las deficiencias en la calidad del servicio que existen en las clínicas y hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social en Tamaulipas. El problema no es de recursos económicos, infraestrucutura o siquiera personal; lo que sucede es que los trabajadores sindicalizados tienen elevados niveles de ausentismo y nadie puede hacer nada.

 
Nadia Irene González Guzmán
Matamoros, Tamaulipas
 
Aunque el la delegación Matamoros del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Instituto Mexicano del Seguro Social (SNTIMSS) liberó 300 nuevas plazas para la contración de más personal, se sigue asegurando que no son suficientes para satisfacer la demanda de atención en la ciudad.
Sin embargo el delegado del IMSS en Tamaulipas, Jesús Nader Nasrallah, admite que el verdadero problema no es la falta de médicos, enfermeras o personal administrativo, sino el elevado ausentismo del personal sindicalizado.
Expresa que las ocasiones en las que han tratado de amonestar al personal faltista el sindicato los protege, pues asegura que cualquier sanción por este motivo sería una lesión a sus “derechos laborales”.
Precisó que algunos médicos del IMSS Matamoros ofrecen sus servicios de manera particular y en ocasiones prefieren ausentarse del Seguro Social que atender a sus pacientes.
Pese a que el IMSS registra que las ausencias por incapacidad del personal se han reducido del 4.4 al 2.5 por ciento en los últimos dos años, aún existen quejas por los derechohabientes de no se les atiende porque su médico no fue a trabajar.
De hecho, lo que generalmente sucede es que los derechohabientes son atendidos por un médico eventual, que casi siempre está ahí por un convenio no oficial son el doctor de cabecera, acuerdo que en ocasiones no es del conocimiento del IMSS.
La realidad es que mientras se busca que se abran nuevas plazas sindicalizadas y el número de aspirantes va en aumento, los trabajadores sindicalizados tienen años gozando de beneficios excesivos como las faltas injustificadas y ausencias no programadas en horas de laborables.
Además están los que llegan tarde a sus labores, lo que no les preocupa pues algún compañero checó su tarjeta en su lugar, con lo que se intentar burlar el sistema que mantiene un record de puntualidad.
Hay casos como el de una doctora asignada al área de Urgencias que ha pedido a sus compañeras por medio de las redes sociales que chequen tarjeta en su lugar.
Esta falta es grave pues dentro del contrato colectivo de trabajo, todos los empleados reciben un estímulo económico extra a su salario por puntualidad.
 
CAMBIO RADICAL
 
Para el médico internista, Rubén Sauceda Lumbreras, quien busca la Secretaría de Conflictos de su Delegación Sindical con la Planilla Roja, la falta de recursos en el Hospital Regional de Matamoros, fundado hace cuatro décadas, superan la falta de personal..
“La experiencia nos ha demostrado que las necesidades del Hospital no se resuelven con remodelaciones y que esto no impacta realmente en beneficios a los derechohabientes… se requiere una real adaptación y convertirlo en un Tercer Nivel, porque nos ha superado la población derechohabiente y sus necesidades”, dijo.
Indicó que en la actualidad es necesario (al menos) aumentar la plantilla laboral un 30 por ciento, con lo que se podría cubrir las llamadas ausencias programadas, que son vacaciones, licencias e incapacidades.
“Nuestra planilla ha contemplado 20 puntos que busca básicamente la renovación sindical total y la búsqueda de acciones en beneficio de los trabajadores, sin descuidar algunas necesidades como la vigilancia y supervisión de seguridad e higiene deficiente”, dijo.
Indicó que también se busca sensibilizar al personal a través de un programa de educación sindical que les recuerde sus obligaciones en una búsqueda de mejora en la calidad y la calidez.
Sobre las ausencias, mencionó que buscarán establecer lineamientos al respecto, porque si bien el Contrato Colectivo del Trabajo define el tiempo previsto como una ausencia programada, se debe fiscalizar que se respete.
“Con respecto a los estímulos por puntualidad y otros que se otorgan o se restringen por el chequeo biométrico en las entradas y salidas del personal, se habrá de tener sumo cuidado porque así como hay componendas para aspirar a ellos inmerecidamente, hay quienes se enfrentan problemas como faltas inexistentes por las fallas en el sistema”, precisó.
Sauceda Lumbreras asegura que el Instituto debe adecuarse a las necesidades de las derechohabiencia y no atribuir toda la responsabilidad de las inconsistencias y deficiencias la personal.
En un recorrido en el área de urgencias habló de la necesidad de dotar esta área con 22 camas, pues en la actualidad sólo tiene ocho, y el resto son camillas distribuidas en pasillo, mismas que son insuficientes si se toma en cuenta que se tiene hasta un ingreso de 50 personas por turno y la gran mayoría espera sentada a pesar de sus dolencias.
Además, generalmente nunca están disponibles los cuatro quirófanos de este centro médico, que atiende una población derechohabiente de más de 30 mil personas.
 
EL HOSPITAL SE REMODELA.
 
Donde se hacen más evidentes los estragos del ausentismo del personal sindicalizado, es en la sala de espera del Hospital General de Zona Número 13, donde a falta de médicos y enfermeras, cientos de personas esperan ser atendidos y sólo reciben excusas.
De acuerdo al propio Sindicato, en este nosocomio existe una plantilla de mil 300 empleados, sin embargo la demanda de servicio de ha desbordado en los últimos años, a grado tal que se requiere se duplique el número de enfermeras y se incremente con urgencia el número de médicos con especialidad en un mínimo del 25 por ciento.
Actualmente se anunció una inversión de 20 millones de pesos pAra la ampliación y mejora de las instalaciones, sin embargo la verdadera urgencia es que se implementen mejoras en la actitud de todo el personal, a fin de sensibilizarlos sobre lo vital de su presencia en el trabajo.
Osvaldo Valdéz Nieto, secretario general de la delegación V del SNTIMSS, expresó que se ha hecho un gran esfuerzo en lograr que el personal deje que su trabajo hable por él, de modo que se observe la calidad y la calidez en el trato a los derechohabientes.
Pero más allá de estos esfuerzos, la realidad es que las instalaciones del Hospital dejan mucho que desar.
La entrada luce en desorden pues aún no se le retiran las barreras metálicas que se colocaron frente de la fachada y las casas móviles de la constructora que realiza la obra de remodelación están desplegadas a través de la calle Ocampo, entre Sexta y Quinta.
El pasillo de madera que sirve de acceso al hospital, luce más estrecho porque en su interior varias personas se resguardan del sol  esperando a ser atendidos.
Sin una adecuada ventilación, dicha estructura se convierte en el sitio de obligada estancia porque el acceso al nosocomio está limitado por un guardia que, bitácora en mano, sólo permite la entrada a quienes justifiquen su ingreso.
Dentro del primer nivel del Hospital no hay personal en el área de orientación y quejas.
Alma García, que tiene varios días con un familiar hospitalizado, recordó que el tiempo que permaneció en urgencias fue angustiante.
“Si usted ve mucha gente aquí y se asusta, vaya a urgencias, ahí los pacientes están en los pasillos y quejándose, no los atienden, da coraje porque si es tu familiar el que tiene dolor y no le dan nada o no lo revisan estás atada de manos hasta que alguien por humanidad lo atiende”, dijo.
 
SÓLO URGENCIAS
 
Gloria (N) de 57 años, ingresó el 19 de noviembre al servicio de urgencias porque presentó pie diabético. Para ese día su esposo José (quien pide omitir sus datos por temor a afectar el trato que reciba su esposa por parte del personal hospitalario), había notado una herida en la planta del pie de su mujer.
El miércoles 21, la pierna derecha de Gloria daba muestras de tejido muerto por la falta de circulación sanguínea y el cirujano asignado al turno habló a sus familiares de la necesidad de una amputación.
Sin embargo pasaron varias horas sin que se realizara el procedimiento, pues ningún quirófano estaba disponible pues están reservados para “urgencias”. El problema es que no existe ningún protocolo que identifique una situación de este tipo y todo es criterio de los médicos.
La madrugada del jueves 22, angustiado por la situación en la que estaba su esposa, José trató de hablar con algún directivo que se hiciera responsable del estado de salud de su mujer.
Habló con al trabajadora social y con un médico que dijo ser el tercero en jerarquía.
“Me han dicho que no la pasan a quirófano porque debe pasar luego a un área en la que se recupere, luego que la van a meter al área de pediatría porque es la única disponible y que no me la puedo llevar porque se puede morir, ellos mismo se contradicen, y yo esperando, desde hace tres días y mi esposa grave”, explica el albañil de 60 años.
Visiblemente agotado, José ha estado las últimas 72 horas cerca de su esposa que aún no ha sido atendida.
Y aunque ha intentado hablar con el director del hospital, Javier Shomar, su secretaria le ha dicho que está de vacaciones.
Esta familia matamorense no es la única que tiene varios días dando “palos de ciego”, muchos otros derechohabientes se han dicho molestos cuando preguntan por especialistas como la Coloscopista, que goza de una licencia de más de una semana y que se incorporó nuevamente hasta el viernes 23.
“Al menos eso es lo que me dijeron, la Doctora regresa el 23, ahí estaba el médico que ordenó el estudio para mi mamá, que se limitó a mover la cabeza cuando le regresaron la  orden del  procedimientos a su paciente y no nos queda más que esperar o buscar hacerle el estudio por fuera, pero tendríamos que esperar por turno en la ambulancia”, dijo Alma García.
Por lo pronto la pierna de la esposa de José fue amputada en una intervención que se realizó a tres de la mañana del pasado jueves 22, tras ello se recuperó por espacio de varios días dentro del mismo hospital, pero su familia asegura que en cuanto sea dada de alta solicitarán que se revise el caso por negligencia.