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El Yunque: los informes del espionaje

El Yunque: los informes del espionaje

La investigación que ordenó la Conferencia Episcopal Española sobre la organización secreta de origen mexicano El Yunque –contenida en los más de 17 mil archivos de Hazte Oír que reveló WikiLeaks– expone que en las labores de espionaje participan todos sus integrantes. El seguimiento se hace sobre personas –incluidos yunquistas, pero también sujetos de interés, como políticos, obispos y líderes–, y sobre asociaciones civiles, movimientos, instituciones y realidades diversas. Son siete las normas que siguen para redactar los reportes semanales, entre ellas una de seguridad que protege la identidad de los “espías”. Todos los informes se concentran y sistematizan en la “Secretaría de Información” y, a partir de éstos, la cúpula yunquista genera las estrategias para alcanzar su máximo objetivo: el poder político

Cada integrante de El Yunque –incluso menor de edad– es un potencial espía y, como tal, está obligado a presentar informes semanales de las encomiendas que recibe, descubre la investigación que ordenó la Conferencia Episcopal Española, en 2010, sobre la organización secreta de origen mexicano, contenida en los más de 17 mil archivos de Hazte Oír que WikiLeaks reveló y compartió a Contralínea y a otros tres medios internacionales (Taz, de Alemania; Il Fatto Quotidiano, de Italia; y Público, de España).

Los objetivos del seguimiento son variados y dependen de los intereses específicos que tenga la organización, se deprende del informe elaborado por el filósofo ultracoservador Fernando López Luengos. Así, lo mismo son espiados los propios yunquistas que personas totalmente ajenas, en especial aquellos sujetos de interés: políticos, religiosos –obispos y sacerdotes–, líderes de movimientos.

“Una de las tareas más valiosas encomendadas a los miembros del Yunque desde que son jóvenes es la elaboración de informes semanales sobre cualquier realidad o persona que pueda interesar a la organización. Los informes son fichas que deben rellenar con datos de amigos, conocidos o familiares, o también sobre asociaciones, movimientos eclesiales o parroquias cuya actividad tenga algún interés para los fines de la organización. Se hacen informes tanto de realidades o personas amigas como de realidades o personas enemigas. Toda esta información es centralizada en el Centro de Documentación de la organización, atendido por algunos miembros dedicados a esta tarea. Cuando un centro [célula] va a llevar a cabo una actividad, el jefe pide información al Centro de Documentación”, apuntaba el informe.

Así, también se reportan informaciones internas y relevantes de asociaciones civiles, movimientos, instituciones políticas y realidades diversas –por ejemplo, acciones colectivas contra leyes progresistas o campañas electorales–. Todos los informes se concentran y sistematizan en la “Secretaría de Información” y, a partir de éstos, la cúpula yunquista genera las estrategias para alcanzar su máximo objetivo: el poder político para instaurar “el reino de Cristo en la Tierra”.

“Obtener datos de las personas y de todo lo que tenga algún contacto con El Yunque es una tarea que acompaña constantemente todas sus acciones. Cuando ponen en funcionamiento una iniciativa (por ejemplo una plataforma) aprovechan toda información de la gente que entra en contacto con ellos y elaboran informes con sus datos: una conversación, una inscripción en una actividad sirven para obtener información que será puntualmente pasada por escrito. Con estos datos se elabora un perfil de cada persona y que incluye a los propios obispos, su sensibilidad, su actitud hacia temas de interés para la organización, etcétera. Cuando la organización decide ponerse en contacto con algún responsable eclesial, saben ya de antemano cuál es su sensibilidad hacia los temas que son de su interés”.

Normas y disciplina

El sistema de reportes semanales opera bajo dos premisas, la de cumplir con las reglas y la de ser disciplinado en la entrega. Para ello, los yunquistas reciben instrucciones precisas: cumplir con siete normas y utilizar un formato.

La primera de ellas se denomina “Seguridad”, y establece que la información de los reportes semanales se debe redactar en tercera persona, “como si fuésemos espectadores de lo que está ocurriendo. Es decir, si informamos sobre una conversación mantenida con alguien hablaremos de nosotros como si de un amigo se tratase. El objetivo es no relacionar el pseud[ónimo] con el nombre para un hipotético lector ‘metomentodo’”. Ello, porque el mismo informe al Episcopado apuntaba que los miembros del Yunque actúan bajo seudónimo.

La segunda norma se llama “Periodismo”, y establece que la información se debe redactar “con los mismos criterios que un periodista utiliza al escribir una noticia; esto es, responder a las preguntas: qué, quién, dónde, cómo, cuándo y por qué (si tenemos la suficiente información como para establecer una teoría lógica). Ser objetivos y diferenciar lo que es opinión de lo que es información”.

La tercera regla corresponde a la “Referencia”. “Redactar la información encabezándola e incluyendo información necesaria para ubicar la procedencia y destino de dicho informe. Es decir, agrupación, nombre, fecha de la redacción, título del informe, posible archivo al cual puede ir dirigido y sobre todo destacar visualmente todas las referencias del escrito”.

La cuarta norma se refiere a la “Presentación”, y en ésta se sugiere escribir a máquina (ya sea con procesador de textos o con máquina) para solucionar “el problema de seguridad que acarrea el poder comparar los tipos de letra”. Además, advierte que la información escrita a mano será eliminada o destruida a medio o largo plazo, por la dificultad para almacenarla. Otra sugerencia consiste en usar papel estándar o presentar la información en disquete, para “evitar que se pierdan los informes a lo largo de la cadena de transmisión, además de que permite que se almacenen correctamente”.

El quinto punto corresponde a la “Síntesis”, y mandata el empleo del menor número de palabras posible: “resaltar aquello que consideramos más importante, ya sea subrayando o con algún tipo tic marcador [sic]; es muy conveniente redactar la información de modo esquemático. Para ello utilizaremos cuadros y diagramas, siendo muy útil el esquema ofrecido de qué, quién, cuándo, dónde, cómo, por qué, fuente y observaciones”.

El sexto punto es el del “Análisis”, y en éste se explica que no es lo mismo ver y mirar: “mirar es obtener de lo que observamos aquello que es esencial. Ver es simplemente reproducir lo que observamos. Para saber qué es lo esencial de lo que estamos estudiando es necesaria una formación previa para poder ubicar lo que conocemos en un entorno más amplio”.

Finalmente la séptima norma es la de “Anexos y citas”, las cuales se describen como “el soporte de lo que decimos. Cada informe debe poder ‘sostenerse’. Buscamos evidencia y garantías”.

Respecto del formato, se apunta lo siguiente: el “qué” corresponde al título del informe; “quién”, al nombre de los personajes más importantes, los cuales se deben escribir en mayúsculas; “cuándo”, a la fecha del evento narrado (imprescindible); “dónde”, al lugar de los hechos; “cómo”, a la acción, que además del desarrollo (“esquemático, claro, conciso, corto, objetivo, completo al no dar nada por sabido”), incluye una introducción y una conclusión; “fuente”, que se refiere al origen de la información: de dónde o de quién se obtuvo; “observaciones”, que se trata de la opinión personal de quien redacta el informe; y “por qué”, que se refiere a la razón objetiva por la que se pasa el informe y que tiene que ver con el dato de interés o la utilidad que se le puede dar. Al final hay un espacio para la firma y la fecha del día en el que se entrega el informe.

La investigación apunta que, durante años, El Yunque ha engañado a personas cuya confianza conquistó “para obtener información privilegiada para los fines de su organización (para lograr el control y poder y para promocionar a la propia organización)”.

Experiencia del Yunque

En sus 69 años de existencia, El Yunque habría consolidado su “sistema de inteligencia interior”, como se le denomina en el informe entregado al Episcopado español. De acuerdo con la investigación, desde la Secretaría de Información no sólo se opera el método de espionaje y contraespionaje (que sirve sobre todo para detectar a delatores), sino que también se bloquea cualquier información no autorizada entre los miembros dependiendo de su rango (“los miembros inferiores ignoran muchos datos esenciales y obedecen ciegamente”). Por ello su labor principal es el control informativo.

La Secretaría de Información opera en dos frentes: el externo y el interno. En el primero se incluye la “recogida sistemática de información de gente ajena a la organización. Para ello, desde los primeros años de pertenencia a la organización se acostumbran a hacer semanalmente informes sobre cualquier persona o entidad que pueda ser de algún modo útil a la organización. Estos informes son recogidos y clasificados en un centro de control (Secretaría de Información). […] Este sistema de espionaje, fiel a su criterio de primordialidad sobre cualquier realidad familiar o social, ha incluido en algunos casos [de menores de edad cooptados] la realización de informes sobre los propios padres. E igualmente afecta a todo tipo de realidad eclesial: sacerdotes, obispos o responsables de movimientos son espiados. Y sus movimientos, cuando son de algún interés para la organización, son registrados en informes que se envían puntualmente. En algunos casos se hace un seguimiento exhaustivo”.

Aunado a ello, miembros del grupo político Yunque se infiltran en órganos directivos de asociaciones y organizaciones “que luchan por la vida, por la familia o por la libertad de educación”, movimientos eclesiales, en distintos medios de comunicación y en grupos políticos, y “lo han intentado en diversos movimientos y en plataformas dirigidas por laicos cristianos, para desde ahí influir en la sociedad”. A través del secretismo también se infiltran entre gente de la Iglesia.

Del testimonio de López Luengos se desprende que en el ámbito interno también se dan labores de espionaje y de contraespionaje, al usar a “miembros fieles que fingen descontento para ganarse la confianza de los desencantados o de los posibles desertores para neutralizar su influjo o sus planes. Es un delicado sistema de espionaje y contraespionaje interior que afecta también a personas externas de las que se sospecha pueden llevar a cabo acciones contra el secreto de la organización”.

La historia

El reporte que recibieron los obispos españoles expone que, procedente de México, El Yunque se asentó en el país ibérico en la época de la transición a la democracia tras la muerte del dictador Francisco Franco (ocurrida el 20 de noviembre de 1975). “Varios miembros del Yunque lograron formar células (centros) en varias ciudades españolas. Arraigaron en diversos ambientes, pero tuvieron buen asiento en ambientes franquistas y afines a la Falange o a los carlistas. Desde su inicio en España la vinculación y dependencia del Yunque español con el mexicano ha seguido siendo estrecha (también económicamente) y sirve de modelo para los españoles. De vez en cuando aquellos visitan a estos para estimular sobre todo a los jóvenes”.

Agrega que “una vez consolidados los grupos iniciales la organización ha intentado introducirse en distintas estructuras de poder, estructuras mediáticas (hay miembros del Yunque en Intereconomía y en La Gaceta y existen indicios de infiltración en TeleMadrid y en La Razón), partidos políticos (algunos asesores del PP [Partido Popular], infiltración en CTC Comunión Tradicionalista Carlista) en la universidad (Asociación Testimonio 2000, Alfil, Corporación Universitaria, Asociación Robert Schumann y Montañeros de San Ignacio para bachilleres), en movimientos eclesiales y en varios órganos diocesanos. En algunos de ellos fueron detectados y expulsados: Jóvenes por el Reino de Cristo (del Apostolado de la Oración), Asociación Católica de Propagandistas y universidad S Pablo CEU, Acción Familiar, Foro Español de la Familia, Círculos de San Rafael del Opus Dei, etc. También tienen un miembro español en el Pontificio consejo para los laicos. Su intento de infiltración en distintas realidades eclesiales resulta especialmente penoso por cuanto utilizan la confianza de gente de iglesia para colocar a miembros suyos en los órganos de responsabilidad de estas asociaciones”.

Finalmente apunta que para lograr una presencia pública (tanto en el Yunque mexicano como en el español), con frecuencia crea múltiples asociaciones e iniciativas abiertas a la colaboración de gente ajena a la organización. “El Yunque no trabaja mostrando su identidad e intenciones, sino que crea múltiples etiquetas con las que incidir en la sociedad. Si la iniciativa no tiene éxito se abandona y se recolocan sus miembros, pero si la iniciativa tiene éxito se empieza a dar un fingido protagonismo a los voluntarios para que se impliquen más sin dejar nunca de tener el control último sobre las decisiones. Este ha sido el caso de algunas de las plataformas creadas por el Yunque que ha logrado gran resonancia social: Hazteoir.org, el Instituto de Política Familiar  o Profesionales por la Ética que han tenido un notable protagonismo en la movilización contra la ley del aborto y contra la asignatura Educación para la ciudadanía. En estas tres últimas tanto la presidencia como parte de la junta directiva son miembros del Yunque”.

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