Previo a la pandemia de Covid-19, el Órgano Regulador de Transporte de la Ciudad de México carecía de un plan de reordenamiento para los paraderos improvisados como Centros de Transferencia Modal (Cetram); no obstante, con la llegada del coronavirus SARS-CoV-2, es imperativo que la capital combata el caos provocado en inmediaciones de estaciones de metro muy transitadas –como Tacubaya, Viveros, Copilco, Barranca del Muerto, General Anaya…– al tiempo que provea de infraestructura capaz de mantener condiciones higiénicas para los usuarios, además de seguridad.
El paradero Viveros es ejemplo de lo que ya no debería ocurrir en la llamada “nueva normalidad”: aunque considerando formalmente un Cetram, éste se ubica a la altura del número 1479 de la avenida Universidad, en ambos lados, de forma improvisada. Y por ello es foco de desorden vial: las “lanzaderas” [espacio físico autorizado por la Secretaría para que permanezcan momentáneamente estacionados los vehículos mientras se desocupan las posiciones de ascenso y descenso al inicio del servicio] se ubican en la arteria vial, por lo cual uno o dos carriles laterales son ocupados por los camiones.
En un recorrido que Contralínea realizó por el Cetram Viveros previo a la pandemia, se documentaron violaciones de tránsito, lanzaderas rebasadas, suciedad y falta de seguridad a causa de una nula infraestructura habilitada en la avenida Universidad [entre el Cetram Miguel Ángel de Quevedo y la avenida Río Mixcoac]. Asimismo, en la acera, que hace las veces de corredor donde se ubican las filas de pasajeros que aguardan su turno para abordar. En la banqueta misma, un poco más adelante, las rutas han apostado unos sanitarios móviles.
De acuerdo con cifras oficiales de la Secretaría de Movilidad, en la Ciudad de México se desplazan 8 millones de sus habitantes, más 22 millones que provienen de la Zona Metropolitana del Valle de México. El 33 por ciento de los 19 millones de viajes diarios se concentran en transporte público colectivo (micro/corredor) y 13 por ciento en Metro.
Ante años de desorden, las cuatro rutas de autobuses que convergen en el paradero Viveros –ruta 42, ruta 16, ruta 43 y ruta 60– demandan al Órgano Regulador de Transporte un reordenamiento de lanzaderas e infraestructura para evitar el caos vehicular en horas pico y que las inmediaciones de los Viveros de Coyoacán se transforme en un estacionamiento informal de camiones, taxis y coches particulares.
Ante la inconformidad, Contralínea constató que las rutas de camiones se niegan a pagar la cuota que el Órgano Regulador exige para el uso “del Cetram”, pues consideran que no hay una infraestructura que brinde seguridad en la movilidad de los usuarios ni condiciones óptimas para que los checadores –quienes registran llegadas y salidas de vehículos– y operadores realicen su trabajo.
Según la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Ciudad de México (Seduvi), los Cetram son espacios en donde se conectan varios medios de transporte público y concesionado, ya sea metro, autobuses, microbuses o taxis.
En 2015, la Asociación Civil El Poder del Consumidor evaluó la calidad de los Cetram y, en un contenido multimedia, Daniel Zamudio, –coordinador Transporte Eficiente en esa asociación– concluyó que “no hay un espacio exclusivo para personas con capacidades diferentes o personas de la tercera edad; sin duda no hay una visión de preferencia hacia el peatón o de mejorar las condiciones para caminar y transbordar de un transporte a otro”.
Debido a las ineficiencias, nació el llamado “Proyecto de modernización de los Cetram”, el cual tiene como objetivo [según datos de la Seduvi] la modernización del transporte, la renovación de la imagen urbana e infraestructura de calidad para el usuario. Con ello, se supone una mejoría en la seguridad, la accesibilidad y la eficacia de las transferencias que los usuarios realizan día a día en la Ciudad de México.
Sin embargo, de los 51 “paraderos formales” registrados en el Órgano Regulador de Transporte del gobierno capitalino, tan sólo siete Cetram han sido reordenados: Constitución 1917, Chapultepec, Martín Carrera, Tasqueña, Zaragoza, San Lázaro y Observatorio.
Al respecto, la directora del Órgano Regulador de Transporte, Natalia Rivera Hoyos, explicó a Contralínea que dicho proyecto depende de los propios Centros. “Algunos Cetram están concesionados y el proyecto de modernización de ésos corre a cargo de las empresas que están concesionadas, lleva acompañamiento de las instituciones del gobierno de la Ciudad; sea de Secretaría de Movilidad, Seduvi o del Metro. […] Las instituciones conocen el proyecto, también dan su visto bueno y hacen observaciones sobre mejoras que necesiten los proyectos, tanto para respetar las consideraciones de movilidad como las consideraciones de desarrollo urbano que correrían a cargo del Seduvi”.
La funcionaria agregó que “en los otros Cetram que no están concesionados, tenemos el caso de Indios Verdes, que está ya en etapa final […]. También hay un proyecto, por ejemplo, en Constitución de 1917, sobre todo a raíz de la construcción de la línea 2 de cablebus; y lo mismo sucede en el Cetram Santa Martha.”
La directora del Órgano, Rivera Hoyos, mencionó a Contralínea que “al día de hoy hay 51 Cetram en la Ciudad [de México], pero nosotros solamente somos responsables de 41 de ellos. Hacemos evaluación técnica y una evaluación operativa; sobre todo consideramos la operatividad y la funcionalidad de las rutas y de la manera que el usuario puede usar los sistemas de transporte y hacer la interconexión entre los modos de transporte”.
Agregó que el Cetram Viveros pertenece a la zona Sur “y en esa región tenemos 10 Cetram. En Viveros nuestros cálculos consideran un aforo diario de aproximadamente 20 mil usuarios”.
Asimismo mencionó que los beneficios que brinda el ORT al Cetram Viveros prioriza al usuario y a las unidades que están ahí, porque “hacen la conexión entre el Metro y el sistema de transporte colectivo, público y concesionado; en este caso, como es un Cetram que opera sobre todo en vía pública y en una avenida grande y transitada no tiene una delimitación como tal, como lo tienen otros Cetram”.
Natalia Rivera Hoyos dijo que para mantener el orden en ese Centro, el personal del ORT “se presenta ahí para poder evaluar y para poder dar como reordenamiento vial de las unidades que están. Tenemos personal en campo que visita el Cetram cada dos o tres días porque también cubre otros Cetram en la zona”.
Y añadió que los recorridos “son de supervisión y ordenamiento, también respetando las atribuciones: en este caso, que las rutas estén cumpliendo con la normatividad, que el usuario no tenga riesgos de seguridad vial y que la operación en general de la conexión entre los modos de transporte sea funcional para el usuario”.
Para los administradores, operadores y checadores de las rutas que convergen en las inmediaciones del Metro Viveros no hay instalaciones apropiadas para que este sea considerado un Cetram.
Aquí “convergen cuatro rutas [de autobuses]: la 42 que va de Viveros a San Bernabé, la 16 va hacia Popular Santa Teresa, la 43 que va a la Era y Torres de Potrero, y la 60 que va hacia Torres de Padierna; agregale los taxis”, explicó en entrevista para Contralínea Leopoldo Jiménez, checador de la ruta 42.
Viveros es valorado como un “paradero formal”: las rutas tienen cuotas para garantizar sus espacios de carga de pasajeros y “lanzaderas”. El operador de la ruta 42, Marco Antonio Villavalle, las describió a Contralínea como las “filas que los autobuses hacen informalmente sobre [avenida] Universidad para no estorbar, debido a que no se cuenta con un paradero”.
Manuel Ramón González, operador de la ruta 60, indicó que el paradero tiene sus contras: “es que estorbamos, entorpecemos la circulación y no tenemos donde pararnos, en sí, no tenemos paradero como los Cetram. Aquí no hay lugar, nada más es avenida Universidad”.
En la misma línea, Antonio Peña González, checador de la ruta 60, mencionó que el problema del Cetram Viveros es que conviven varias rutas. “Por eso es que se mandan a dar vueltas [a los autobuses] hasta que toque el turno. Mientras te toca salir, te formas en la lanzadera. Esos son los camiones parados y los lavan mientras les toca cargar”. Para el checador no es posible una regularización en avenida Universidad por el espacio en el que se encuentra, y lo mínimo que espera es que las marcas en el suelo –que indican los espacios de las rutas– se sigan respetando.
Contralínea se dirigió con la Asociación Civil de la Ruta 60 para conocer su opinión respecto al Cetram Viveros. El presidente de la Ruta 60, Arturo Alarcón García, subrayó que dicha ruta es una base autorizada y es Cetram: “se pagan revalidaciones anuales que son las bases y los recorridos”. Sin embargo, mencionó que Viveros “no tiene nada de Cetram: estamos en la calle”.
Con ello, el presidente de la ruta aseveró que no vale la pena pagarle al gobierno debido a la falta de instalaciones apropiadas donde hacer base; además de que no hay eficiente mobilidad para los usuarios. Asimismo, afirmó que de pagar por un espacio es necesaria una modernización, como las que se realizaron en San Ángel, Barranca del Muerto y Zapata.
Por su parte, Ricardo Flores Alcantara, administrativo de la Ruta 60, apuntó que anualmente pagan [en total por la ruta] un aproximado de 250 mil pesos. [El pago no viene desglozado], eso incluye 10 espacios de estacionamiento [lanzadera] y tres lugares de carga en avenida Universidad.
Ambos concluyeron que la Semovi y el Órgano Regulador están desapegados del Cetram Viveros. En consecuencia, en agosto de 2019 la ruta 60 decidió dejar de pagar su cuota hasta que “exista seguridad, como en Metro Universidad con la Policía Bancaria e Industrial”, señaló el presidente de la ruta 60.
Explicó que la ruta realiza gastos que le corresponden al gobierno solventar, como el baño. “En el lanzadero tenemos nuestro baño, pagamos 1 mil 600 pesos mensuales por su uso y mantenimiento”. Además, recalcó la poca efectividad de los paraderos, “Metro Ciudad Universitaria (CU) es un Cetram con instalaciones y pedimos que taparan los baches, no lo hicieron. Nosotros tenemos que seguir trabajando en buenas condiciones, así que nosotros los tapamos, nosotros pagamos, ¿cuál Cetram?”
Las peticiones al gobierno se extienden: “seguridad, que se respeten los cajones, que nos dejen trabajar”, señaló Antonio García García, checador de la ruta 43. Agregó que es necesario tener un lugar de alojo para las extremas condiciones de clima y que los usuarios en su espera no se vean dañados.
Otra problemática que aqueja al Cetram, son las violaciones de tránsito por parte de los operadores. El nuevo reglamento de tránsito de la Ciudad de México, 2019, en su Cápituo V “De la Circulación de Vehiculos de Transporte Público y Privado de Pasajeros” establece que los vehículos deben circular por la derecha , al menos de que exista un vehículo estacionado, rebasar o se quiera girar a la izquierda.
No obstante, el usuario César Nava evidenció en entrevista que el transporte público parece ser autónomo y las autoridades no hacen nada para regularlo. Con dicha situación, descargan su pasaje en segunda fila, ocupan los carriles intermedios y ocasionan un caos en la vialidad.
“Los operadores tenemos problemas porque a veces los de las demás bases no respetan sus lugares y ocasionan el tráfico, se estacionan en segunda fila y entorpecen nuestra salida. Si llegamos a atropellar a alguien por la obstrucción, ¿qué pasa?, ¿Quién tiene la culpa?, ¿El que se paró en segunda fila o el que atropelló? Pues el que atropelló, en consecuencia de quien estuvo en segunda fila”, comentó el presidente de la ruta 60.
Juan Manuel Reyes, checador de la ruta 16, advirtió desde su experiencia que, las rutas no dan un servicio de calidad para los usuarios, “se tardan en llegar, se tardan en salir, no hay regularidad”.
Contralínea entrevistó a algunos pasajeros para conocer su opinión al respecto. Diego, usuario de la ruta 42, aclaró que a él no le importan las condiciones del paradero, lo que valora realmente es que lo lleven a casa aunque éste sea tardado.
Claudia, usuaria de la ruta 60, va de Viveros a Torres de Padierna todos los días y señaló que “es la ruta que siempre hemos tenido; no sé desde cuando esté y pues es parte de mi día a día. No tengo problema con que estén aquí de forma irregular”.
Para los comerciantes alrededor del Cetram Viveros es un beneficio que los camiones estén ahí, ya que transita mucha gente. “Lógicamente nos traen muchos clientes, gente que llega del trabajo y quiere comer o que apenas se va al trabajo, piden comida. A nosotros sí nos beneficia, hay muchos automovilistas que no”, afirmó el taquero Édgar Campos.
Para Tonatihu Razo, cerrajero, los comerciantes y camioneros mantienen una buena relación, pese a que sus unidades “me tapan la vista del comercio pero permiten el flujo de gente; en sí, me gustaría que los camiones estuvieran en otra parte por la basura”.
La directora del ORT, Natalia Rivera Hoyos aseveró que el Cetram Viveros ocupa la vía pública y tiene desafíos distintos que no tienen otros “con infraestructura y cuyo confinamiento es más fuerte, más sólido. En Cetram Viveros trabajamos muy de la mano con la Semovi y sobre todo en coordinación con la Secretaría de Seguridad Ciudadana para poder apoyar en el ordenamiento vial y en el flujo de tránsito sobre todo en avenida Universidad.”
Ante el caos presentado, la directora consideró que “las posibilidades de reordenar para ubicar lanzaderas en otros puntos es un proyecto que tiene que trabajarse de la mano con la Subsecretaría de Planeación en Semovi, para poder analizar las factibilidades técnicas y las posibilidades de ocupar otros espacios.”
Sin embargo, afirmó que aún no hay un plan definido para el Cetram Viveros, pero sí “hay líneas directrices que hemos establecido con la Subsecretaría de Planeación para poder encontrar manera de apoyar el funcionamiento de Viveros”.
Respecto a las problemáticas expuestas anteriormente, Rivera Hoyos dijo que las rutas que están utilizando el Cetram Viveros no han pagado su cuota para el programa de acceso vehicular. Dicho programa insta a las rutas a “presentar una serie de documentación, llenar la solicitud para ingresar al Cetram para hacer uso de este espacio y al revisarse la documentación en caso de que sea positivo se les da el visto bueno y conforme al código fiscal tienen que cubrir una cuota por cada unidad”.
Ante la inconformidad de las rutas, la presidenta del ORT aseveró que “la situación de Cetram Viveros y el hecho de que esté sobre una vialidad no es exclusiva: hay otros Cetram en la Ciudad que tienen una situación similar y que las rutas no están de acuerdo de hacer el pago de las unidades precisamente porque la infraestructura no es adecuada; pero, a veces, se deja de lado el hecho de que si se construyera infraestructura del tipo que ellos están solicitando, en realidad pondríamos en riesgo el movimiento y el flujo de las arterias sobre las que están configurados estos Cetram”.
Con conocimiento del desordenamiento del Cetram Viveros, la directora del ORT aseguró que se deben “atender las políticas públicas y los problemas que están en los espacios públicos y, como autoridad en transporte, enfrentamos la obligación de revisar cuáles son las posibilidades de mejorar las conexiones entre los modos de transporte y sobre todo darle un mejor servicio al usuario”.
Finalmente, recalcó que en el caso del Cetram Viveros no pueden desarrollar “una infraestructura que pueda poner en riesgo el flujo que debe tener esa vialidad. Sobre todo porque [Universidad] es una avenida principal y es importante para el movimiento de esa zona. No podemos tener un compromiso rígido con cambiar la manera en que está configurada avenida Universidad en este momento”.
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