I. Como suele decirse: de dos sentadas, en dos tardes lluviosas, sin el olor de tierra mojada del Cajeme-Ciudad Obregón de nuestra “Sonora querida” (cuando el ir y venir al colegio Sonora, la secundaria José Rafael Campoy y el bachillerato en el entonces Instituto Tecnológico del Noroeste; en la secundaria y el Tec, Carlos Moncada fue mi maestro), me di a la lectura de la autobiografía como lector de Carlos Moncada Ochoa: Club de lectores, donde en 13 capítulos nos cuenta de los autores-libros con los que trabó diálogos literarios. ¿Por qué nos acordamos de los recuerdos?: de los libros leídos, los amores, los amigos, las cosas que vivimos. Hay quienes, como Carlos Moncada, conservan el prodigio de su memoria (Vladimir Nabokov, ¡Habla memoria!), y con su biblioteca en la portada, repasa sus 70 años en el oficio de la lectura; extrañándome que no haya citado a Choderlos De Laclos: Las amistadas peligrosas. Ha luchado “con dificultades y penalidades… para ganarse la vida” y darse espacios para lo que más le fascina: leer. Y escribir; en lo que Francisco Mendoza llama: La pasión por los libros (Espada). No conozco a muchos de los autores citados. La mayoría sí. Es como asistir a un curso de literatura universal; una guía para viajar entre los libros que más le interesan y ha compartido con una perspectiva histórica para opinar sin dictaminar. “Opinión como reina del mundo”, dice Volteare en su Diccionario Filosófico.
III. Y es que sus funcionarios hasta 156 bebés vendieron. Se construyó una presa. Se embolsó millones con la compra de uniformes escolares. Se llevaron casi 9 millones de dólares a Holanda. Y en su asalto de Cananea a Hermosillo, los Padrés Elías se declararon millonarios de la noche a la mañana; pues como una pandilla saquearon los dineros de los sonorenses y, por los subsidios, de todos los mexicanos. Tal vez su expediente en la PGR y en la Fiscalía de Sonora tenga más detalles; pero este libro nos muestra lo principal del millonario botín de este calderonista. Así que con todo y la rasurada a las acusaciones, si no hay mano negra para favorecerlo, quien fanfarroneaba ir derechito a la Presidencia de la República, debe estar en prisión no menos de 40 años. Con el honor que se me concedió al ser autor del Prólogo, en él enlisto la catástrofe que hace merecedor al exdesgobernador de un juicio penal con sanciones rigurosas, tras las acusaciones contra él como ¿presunto? responsable de un catálogo de delitos. Es un ratero que, con otros panistas y priistas (no tarda en caer un perredista tabasqueño-morelense), si estuviéramos en época de la guillotina, o como en la China actual, ya les hubieran cortado la cabeza y las manos.
Ficha bibliográfica:
Autor: Carlos Moncada Ochoa
Título: Club de lectores
Editorial: Sierra Moreno 90, Hermosillo, Sonora, 2016
Título: ¿Y Padrés qué?
Editorial: 2017
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