La lectura del libro Todas las mujeres, de Guy de Maupassant (1850-1893), me ha llevado a sintetizarlo en la grandiosa ópera de Mozart Cosi fan tutte (en traducción libre: Así son todas), cuya música sublime en busca del eterno femenino nos lleva al verso aquel de “no se puede vivir con las mujeres/pero tampoco se puede vivir sin las mujeres”. Y De Maupassant, que no ama a una, y ama a las que amó, y a las que imaginó al recrear la realidad donde conoció a más de una, nos enseña “todos los tipos femeninos: desde la apasionadamente enamorada hasta la seducida, la engañada, la libertina y la cortesana; retratos en distinto marco y con diverso colorido: desde la joven enamorada del amor a la vieja celosa, la madre que lleva el cariño más allá de los límites racionales, o la criadora de monstruos que vende a los feriantes; desde la mujer infanticida a la prostituta o a la heroína que venga la muerte de su hijo; la que devuelve crimen por crimen, la que sufre o hace sufrir el sadismo o la violencia; la niña violada o la solterona que recuerda emocionada el amor de un niño a cuyo recuerdo ha inmolado su vida; mujeres frente a hombres, engañadoras y engañadas, seducidas o seductoras, adúlteras o fieles hasta la muerte a un amor idealizado, casadas que soportan el matrimonio o gozan de su suave pasar; que aconsejan y dan lecciones sobre artes amatorias” (prólogo del traductor Mauro Armiño).
Son casi 800 páginas de escritos de amor a la mujer que el libreto de Lorenzo de Ponte (consultar sus Memorias, en editorial Siruela), resume para la ópera mozartiana, y que el autor recrea en “más de 300 cuentos, relatos o novelas cortas” nacidas de su otro amor: su amor a escribir, que es otra mujer en algunos escritores. En esta recopilación de mujeres creadas de “la costilla” de Guy de Maupassant, los lectores encontrarán lo que caracterizó el estilo de su fascinante literatura: el cuento y las narraciones breves.
Es una obra muy bien concebida con una cronología biográfica (aunque en rigor, la biografía de este autor son sus escritos) y un magnífico prólogo. La nota, donde el traductor clasifica las narraciones y donde se explica que Todas las mujeres es un escenario donde la mujer, lo femenino, lo sensual y lo sexual, en relación con el amor-varonil, es lo que inspiró su escritura. En cuanto al realismo en estos perdurables cuentos, la verdad que es puro “cuento”, pues los generan su creación y sentimientos, a través de su conocimiento y voluntad.
Retrata la antología de este francés-universal a un autor que tiene “a la mujer por protagonista”. Sus narraciones nos presentan a cada una de esas mujeres que pasan de largo, con las que conversamos, que solamente miramos y que entran y salen del amor, de las pasiones, de los deseos; esas mujeres que leemos en estas páginas… “Sí, quizá había en nuestra pasión más ilusión que realidad; pero esas ilusiones te transportan a las nubes, mientras las realidades siempre te dejan en el suelo”, escribe De Maupassant, en uno de estos cuentos maravillosos.