Para Alejandro Capdevielle Flores
I. Francisco I Madero (1873-1913) es autor de La sucesión presidencial en 1910 (con una edición facsimilar por Miguel Ángel Porrúa editor) que, sin cambiarle casi nada, muestra al peñismo repitiendo –no como farsa, sino como tragedia– algunos hechos del porfirismo. Este libro-alegato que reimplantó la naciente democracia representativa, interrumpida por el despotismo de más de 30 años, es un clásico de la teoría y práctica de la política generadora de una Revolución nacida de la democracia directa, que arribó a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 como reforma de la de 1857. Un texto para analizar los despotismos sexenales que desde el alemanismo han desfigurado los fines-principios fundamentales, al margen de un Congreso constituyente. Fue la chispa que hizo volar por los aires el volcán social ante la renuencia del segundo oaxaqueño gobernante (nunca segundas partes fueron buenas) a dejar el poder y reelegirse siete veces, no dejando más camino que la violencia prerrevolucionaria. Y en el ínterin la elección de Madero como presidente de la República vuelta a nacer.
III. Madero quería una Revolución pacífica sin derramamiento de sangre, pero su prosa de escritor consumado acelera la explosión de la Revolución, ya que su homicidio se gestó en la semilla dejada por el porfirismo en Victoriano Huerta, el Hitler de acá (Eugenio Xammar, El huevo de la serpiente. Crónicas desde Alemania, editorial Acantilado). No haber transigido con las demandas de tierra y libertad de los campesinos que (como los jornaleros actuales) eran esclavos, desprotegió al maderismo y no figuró en las 16 conclusiones coronadas con la proclamación “de dos principios fundamentales: libertad de sufragio y no reelección”. Al desatender Porfirio-Huerta a los campesinos, estalló la violencia revolucionaria (John Womack, Zapata y la Revolución Mexicana, Siglo XXI Editores), y el pueblo mexicano se abrió paso con la fuerza de la democracia directa para dar lugar a la democracia indirecta a través del Congreso Constituyente de 1917. Este libro es un nexo entre nuestro pasado y nuestro presente. Escrito entre junio y diciembre de 1908, Madero lo tenía en la cabeza como respuesta-desafío democrático, al envalentonado reeleccionismo de Díaz para permanecer en el cargo ya autocrático. Y es, todavía, una tea ardiendo para alumbrar la vinculación de la democracia directa y la democracia indirecta.
Ficha bibliográfica:
Autor: Francisco I Madero
Título: La sucesión presidencial en 1910
Editorial: Mondadori, edición de bolsillo
Álvaro Cepeda Neri*
*Periodista
[Sección: Ex libris]
Contralínea 436 / del 11 al 17 de Mayo 2015
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