Para Alejandro, Julio y Miguel, la mesa de los miércoles
Este otro libro del periodista-escritor Julio Scherer García es de historias estremecedoras. Son relatos deducidos de entrevistar niños encarcelados, en un país donde hay más cárceles que escuelas o que compiten hasta que las cárceles sean más. Y de entre éstos, hay cientos de miles todavía sin procesos penales, como el caso de los indígenas… ¡Porque no hay traductores! Y es que “los niños criminales son una realidad difícil de ocultar. Sus delitos se dan por el hambre, los harapos, la mugre y el frío; hurtos cometidos en solitario o en pandillas. Asesinan sin noción del significado de la muerte… Ante los expedientes que leo, la pregunta cobra sus derechos: ¿qué oculta el alma del niño asesino?”.
Asido a esa hipótesis-pregunta, Scherer García nos presenta 49 retratos al aguafuerte de quienes pertenecen a los más de 21 millones de niños-adolescentes que sobreviven en la pobreza y la miseria. Y no tuvieron otra opción que la criminalización de sus vidas… Ya muertas en sus celdas, sin juegos infantiles o fantasías desde entonces hasta los 18 años, y con la necesidad imperiosa de sobrevivir. “El crimen devora a los adolescentes. Hay muchos encerrados, pero hay más fuera de prisión. He leído que a los menores internos los inclina malévolamente el instinto oscuro de matar. Para ellos la vida es una abstracción; la muerte, un dato de la realidad. En ellos no hay agravios mayores, no hay venganzas. En sus vidas la ignorancia es la única nada que poseen”.
Estas minihistorias son parte de la historia que construyen en las calles “adolescentes que proceden de familias desintegradas, con padres y padrastros violadores, con madres prostitutas que alquilan su cuerpo por placer, por hastío o por hambre”. En más de 100 páginas, su autor nos cuenta sus entrevistas y reflexiones; con la conciencia desgarrada no obstante su larguísima trayectoria de reportero que ha conocido eso y más; se conmueve presa del dolor por esas vidas frustradas, pues se introdujo en la biografía de estos jóvenes arrastrados a la tenebrosa justicia de nuestro corrupto sistema penal donde, como reza un refrán: el que la hace la paga… Y el que no también. ¿Cómo pudo Scherer García salir de ese endemoniado mundo, acaso teniendo como terapia Los endemoniados, de Dostoievsky? ¡Dostoievsky que fue periodista!
Niños en el crimen es un conjunto de textos con el factor común de la imputación penal. Y que purgan la privación de su libertad en la antigua Escuela Correccional, hoy Comunidad de Tratamientos Especiales para Adolescentes de San Fernando, donde Scherer García vio la Muerte sin fin de esos niños… “Ay, esta muerte insultante/procaz, que nos asesina/a distancia, desde el gusto/que tomamos en morirla” (José Gorostiza, en su grandioso poema Muerte sin fin). A sus 80 y tantos años, este reportero sigue cumpliendo con su deber de periodista sin fin y nos cuenta del “dolor que nadie quiere ver, del que no se habla… [Donde] el abandono ha llevado a los adolescentes a la tragedia de la drogadicción, el alcoholismo, el robo, el secuestro, el crimen. La corrupción sigue apoderada del país y la Constitución de la República de poco ha servido para proteger a los menores”.
Ficha bibliográfica:
Autor: Julio Scherer García
Título: Niños en el crimen
Editorial: Grijalbo, 2013
*Periodista