Endémico del Alto Golfo de California o Mar de Cortés, el pez tiene como principal destino la República Popular China, la Región Administrativa Especial de Hong Kong de la República Popular China, Japón y la República Socialista de Vietnam.
En el Continente Asiático se paga un alto precio por su vejiga natatoria o buche, al que se le atribuyen propiedades curativas, afrodisiacas y se utiliza como alimento gourmet.
A decir de la Profepa, el órgano puede alcanzar un valor de entre 5 mil y 8 mil 500 dólares por kilogramo y cuadriplicar su precio en territorio asiático.
Incluida en la NOM-059-SEMARNAT-2010 bajo la categoría Peligro de Extinción; en el Apéndice I de la Convención Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, y en la Lista Roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, la totoaba se encuentra en veda total y permanente desde 1975.
Su extracción, posesión y transporte es considerado como delito en la Ley General de Vida Silvestre y el Código Penal Federal; los agravantes: la extracción dentro de un Área Natural Protegida o cuando se demuestra su comercio.
De acuerdo con los boletines de prensa emitidos por la Profepa, entre 2013 y 2015 se han decomisado alrededor de 18 mil 44 kilogramos de totoaba, 774 vejigas o buches, 14 ejemplares, nueve pechos y siete filetes de la especie.
No obstante, la cifra es imprecisa, confusa y conservadora. “No todo se reporta en los boletines, sólo aquello que es más noticioso”, refiere a Contralínea Martín Ortiz, director de Atención Ciudadana y Comunicación Social de la Dependencia.
“No hay cálculo, es una cifra negra”, dice en entrevista con este semanario Joel González Moreno, director general de Inspección y Vigilancia de Vida Silvestre, Recursos Marinos y Ecosistemas Costeros de la Profepa.
Tan sólo en un boletín emitido en enero de 2014, a propósito de la primera reunión de coordinación para la protección de totoaba, la Procuraduría aseguró que en 2013 se incautaron “casi 20 toneladas de esta especie” detectadas en un contenedor con destino a Hong Kong.
Aunque se desconoce el número exacto de ejemplares de totoaba que se sustraen todos los días del Alto Golfo de California para ser traficados ilegalmente, las autoridades mexicanas reconocen que en los últimos 3 años se ha disparado la demanda en el mercado asiático.
“El número de aseguramientos y decomisos en puntos de revisión es para nosotros un indicador del problema”, refiere González Moreno.
En mayo de 2013, la Profepa aseguró “un millonario cargamento ilegal” en el Puerto de Ensenada, Baja California, que pretendía ser llevado a Asia: 898 mil ejemplares muertos de pepino duro de mar, 78 mil caballitos de mar y 1 mil cajas de vejiga congelada y seca de totoaba, especies marinas consideradas como protegidas y en peligro de extinción por legislaciones nacionales y extranjeras.
En acción conjunta con el Servicio de Administración Tributaria y la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca, el 22 de mayo de 2013 se interceptó la carga con un valor en el mercado negro asiático o internacional que se estima superaba los 2 millones de pesos.
El contrabando venía congelado y escondido en cajas de cartón y costales de nailon en un cargamento autorizado de pescado curvina y medusa, pepino de mar de la variedad Badionatus y aleta de tiburón.
Los cargamentos de productos marinos ilegales mezclados con productos marinos legales son cada vez menos comunes para los agentes de la Profepa. “Las formas de traficar se han modificado hasta acercarse al modus operandi que usa el crimen organizado para transportar droga”, apunta Joel González. Relata que los traficantes comenzaron a usar hieleras, cajuelas, puertas de vehículos y mochilas para transportar los ejemplares y productos, a partir del aseguramiento, en 2012, de un contenedor en Ensenada, con alrededor de 80 toneladas de producto pesquero que tenía como destino China.
“Con ese golpe, los traficantes buscaron otras formas, a través del tráfico tipo hormiga: como los famosos burreros o mochileros”, apunta.
Para hacer frente a las nuevas formas de operación de los traficantes, se han establecido acuerdos de colaboración con la Procuraduría General de la Republica (PGR), la Policía Federal (PF), la Secretaría de Marina (Semar), la Organización Internacional de Policía Criminal y la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas contra el Crimen y la Droga.
El propósito de estos acuerdos es la generación de información de inteligencia para aplicar operativos que permitan desmantelar las redes de tráfico nacional e internacional. De igual forma, se ha buscado la colaboración de empresas como Mercadolibre, Facebook, Multipack y algunas aerolíneas para detectar tráfico ilegal de especies.
La Procuraduría aplica de manera permanente desde 2008 acciones de inspección y vigilancia, en el Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado. Derivado de ello, según apunta Joel González, en los 3 últimos años se presentaron ante el Ministerio Público Federal a 36 personas por la extracción, acopio, transporte, distribución, comercio y/o posesión de la especie.
—¿Está el crimen organizado detrás del tráfico de totoaba? –se le pregunta a Joel González.
—No tenemos información oficial que lo confirme.
—¿Han tenido algún evento violento?
—No. Al día de hoy no se ha suscitado un hecho de violencia o de agresión hacia nuestro personal, ni tampoco tenemos conocimiento de que se haya dado hacia algún elemento o funcionario de las otras dependencias federales.
El Golfo de California se ubica entre la península de Baja California y los estados de Sonora y Sinaloa. El llamado Mar de Cortés es también el hábitat de uno de los cetáceos más pequeños, con sólo 1.5 metros de largo, y que se encuentra en mayor peligro de extinción, la vaquita marina (Phocoena sinus). Su principal amenaza son las redes que se utilizan para pescar totoaba. Debido al inminente riesgo que corre, en septiembre de 2014, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), Defenders of Wildlife, Greenpeace y Teyeliz hicieron un llamado al presidente Enrique Peña Nieto para que adopte las recomendaciones emitidas por el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita Marina (Cirva).
Silvia Díaz –de la Campaña Océanos de Greenpeace México– señala en entrevista que, durante décadas, la comunidad científica ha llamado la atención del gobierno mexicano, alertándolo sobre la rápida desaparición de esta especie.
En 1999 existían en México 567 vaquitas. En 2012, la Cirva había estimado que existían cerca de 200 ejemplares, pero actualmente quedan alrededor de 100; por ende, el pronóstico es que para 2018 esta especie desaparezca debido a que cae presa en redes de pesca durante la captura de camarón, tiburón o totoaba.
A petición de las comunidades en el Golfo de Santa Clara y San Felipe, las organizaciones y los científicos, se solicitó a la Presidencia de la República, así como a las dependencias responsables, la pronta acción en torno al conflicto.
Se estableció que era necesario aumentar la poligonal existente del área de refugio de la vaquita marina para ampliar la zona de protección a toda el área de distribución de esta especie.
También: promover a través de los medios legales una veda total inmediata de la pesca con redes agalleras que se da en la zona; un combate frontal y a fondo a través de la Profepa, la Semar y la Procuraduría General de la República contra la pesca ilegal de totoaba en la que se capturan vaquitas marinas de forma incidental; la intervención del Secretariado de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites, por su acrónimo en inglés) por la violación que se está dando de este convenio internacional por el tráfico ilegal de la totoaba hacia China; que México solicite la ayuda de Estados Unidos y China para detener el transporte e importaciones ilegales, así como detener la demanda en China de un producto ilícito que está conduciendo a dos especies mexicanas endémicas a la extinción; y acciones interinstitucionales coordinadas para acabar con las soluciones a medias y obstáculos que han impedido que la vaquita se recupere.
Como resultado, el 10 de abril de 2015 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Acuerdo por el que se Suspende Temporalmente la Pesca Comercial mediante el Uso de Redes de Enmalle, Cimbras y/o Palangres Operadas con Embarcaciones Menores, en el Norte del Golfo de California.
El pasado 26 de marzo, en la localidad de San Felipe, Baja California, se puso en marcha la Estrategia Integral para la Recuperación de la Vaquita Marina y la Totoaba, con la participación de la Secretaría de Marina, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la Profepa, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, la Procuraduría General de República, el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, la Secretaría de Gobernación, la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca, el Instituto Nacional de Pesca, la Secretaría de la Defensa Nacional y el Servicio de Administración Tributaria.
Las rutas del contrabando
Una vez que los ejemplares o subproductos de totoaba se extraen del Alto Golfo llegan al Puerto de San Felipe, en Baja California, o al Golfo de Santa Clara, en Sonora. De los dos principales puntos son trasladados vía terrestre a Mexicali, Tijuana o Ensenada. También vía terrestre puede continuar hacia Estados Unidos, fundamentalmente a California, para ser enviados a Asia o pueden ser sacados vía aérea, como punto intermedio, a la Ciudad de México mediante los servicios de empresas de paquetería, donde generalmente se declaran como ropa, para de ahí salir en vuelos directos hacia China, Hong Kong, Japón y Vietnam. Fuente: Profepa
Tráfico de especies, industria masiva
En el nivel internacional, el tráfico ilegal de especies se ha convertido en una industria masiva comparable únicamente con el tráfico de drogas, armas y trata de personas. Se le ubica como el cuarto negocio criminal más lucrativo del mundo.
En materia nacional, las principales especies animales sujetas a tráfico ilegal son los psitácidos, el jaguar, el mono araña, la víbora de cascabel, las tortugas de agua dulce y los huevos de tortuga marina; de plantas, las orquídeas y las cactáceas.
La conductas ilegales de extracción, acopio, transporte, posesión y comercio de especies marinas protegidas se sancionan con hasta 12 años de prisión y multas de hasta 3 millones de pesos.
Poder Judicial de Estados Unidos protege totoaba mexicana
En marzo de 2014, la Profepa dio a conocer que la Corte Federal en San Diego, California, sentenció a un ciudadano estadunidense a pagar 500 mil dólares por concepto de reparación del daño causado por el tráfico ilegal de totoaba.
Dicha Corte consideró a México como víctima por haber extraído ilegalmente una especie endémica y catalogada en peligro de extinción por la NOM-059-SEMARNAT-2010, que habita en el Golfo de California, declarada en veda total y permanente desde 1975.
A pesar de declararse culpable del delito de contrabando de 270 vejigas de totoaba y que la juez del caso reconoció que el daño causado equivale a 3 millones de dólares, la sanción económica final contra Jason Jin Xie fue de 500 mil dólares, por considerar su situación económica, y 4 meses de prisión adicionales.
Los 3 millones de dólares serían la cantidad necesaria para garantizar que 270 totoabas puedan sobrevivir en su condición natural durante 15 años, considerando los esfuerzos de reproducción y vigilancia a favor de esta especie que realizan las autoridades mexicanas y entidades de investigación científica en la zona del Golfo de California.
El 27 de enero de ese año, el Departamento de Justicia de Estados Unidos emitió una solicitud a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales para que especialistas participaran en la audiencia final sobre el caso contra Jason Jin Xie, por tráfico ilegal de totoaba.
El acusado, de origen asiático, fue detenido en marzo de 2013 en la garita de Calexico, California, con un contrabando de 170 piezas de vejiga de totoaba o buches. Después, el presunto contrabandista aceptó haber importado a Estados Unidos un total de 270 buches.
Jason Jin Xie aceptó ante la justicia estadunidense haber comprado en México los buches de totoaba en 1 mil 500 dólares el kilogramo.
A la audiencia celebrada en la Corte Federal de San Diego el 26 de marzo de 2014 asistió un funcionario de la Profepa, así como un investigador de la Universidad Autónoma de Baja California, para dar testimonio sobre las acciones que se realizan en México contra la captura y el tráfico ilegal del pez.
El especialista universitario actuó como perito para determinar la edad de las totoabas relacionadas con el caso, así como para proporcionar datos técnicos referentes a la investigación aplicada a la reproducción en cautiverio y reintroducción de ejemplares para repoblamiento y recuperación de la especie.
Durante su actuación en el caso ante la Fiscalía de la Corte Federal en San Diego, estimó que las totoabas extraídas tenían un promedio de 15 años de edad.
Esta información, en conjunto con datos del Servicio de Pesquerías y Vida Silvestre de Estados Unidos (United States Fish & Wildlife Service) fueron presentadas por la Fiscalía ante la Corte Federal en San Diego, para su consideración en el fallo sobre resarcimiento del daño ambiental.
El fallo emitido por dicha autoridad judicial expresa que tiene por objeto que el gobierno de México continúe con sus acciones de investigación, inspección y vigilancia para proteger a esa especie endémica del Golfo de California, catalogada en peligro de extinción por la NOM-059-SEMARNAT-2010.
La totoaba (Totoaba macdonaldi) es una especie de pez marino que alcanza 2 metros de longitud y un peso superior a los 100 kilogramos; es endémico del Alto Golfo de California. Debido a su sobreexplotación, desde 1975 se encuentra en veda total y permanente. Fuente: Profepa
Elva Mendoza, @elva_contra
[Sección: Medio Ambiente]
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