El impacto de la pandemia de Covid-19 -en especial del confinamiento masivo mundial-, así como del proceso histórico eclipsado por la supuesta decadencia del neoliberalismo, ha impulsado el llamado “capitalismo digital”, consideraron investigadores en el conversatorio “Capitalismo digital: formas de dominación y pistas emancipatorias”.
Ese concepto, acuñado por Dan Schiller, hace referencia al capitalismo de vigilancia a través de las nuevas tecnologías, por parte no sólo de los gobiernos sino también de las empresas digitales que privatizan los datos.
Por este avance que se ha logrado con el confinamiento mundial, al ser las plataformas digitales las que han concentrado la vida laboral y personal de las mayorías, los investigadores observan una grave incertidumbre sobre el qué pasará después de la pandemia con las nuevas formas de gobernabilidad y la resignificación de la ciudadanía.
En la charla organizada por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Taller de Estudios sobre Medio Oriente, el doctor en filosofía Néstor García Canclini señaló que el virus SARS-CoV-2 ha dado pauta para “el pasaje de la gubernamentalidad estadística a la gubernamentalidad algorítmica”; eso implica una desciudadanización pues “se gobierna desde nuestros comportamientos y reacciones algorítmicas”.
El experto criticó que la “modernidad supuso que el conocer más empoderaba más, pero no hacía otra cosa que cambiar el problema de lugar: en vez de preguntarnos ¿para qué queríamos saber más?, nos preguntamos ¿para qué empoderarnos? […] Es la lógica del capitalismo.”
La doctora en filosofía Sayak Valencia aseguró que la nueva forma de gobernabilidad representa la cristalización de los procesos históricos del capitalismo y la transición de un gobierno necropolítico a uno “de las emociones, a través del live stream” y de la psicopolítica.
La doctora se refirió al “glotaritarismo”: un régimen totalitario orquestado por lo online y la digitalización, que representa la institucionalización de tiranías locales a través “de un gobierno global que estaría fundado en un organismo descentralizado de los países”.
Por su parte el doctor por el Colegio de México Marco Reyes indicó que el capitalismo digital representa una vigilancia algorítmica [algunos autores hablan de espionaje sistemático tipo “Gran Hermano”].
Agregó que, al seguir afirmando su digitalización se confirma su futuro funcionamiento, y esto desarticula los movimientos sociales y de resistencia a la dominación capitalista.
Indira Sánchez Bernal, doctora por el Colmex, aseveró que con la pandemia se está formando “una nueva ciudadanía: un ciudadano bien portado, un ciudadano vigilante; [esto] en realidad es un comportamiento que el Estado requiere: no solamente un ciudadano vigilante sino que sea productivo desde su propia casa, que pueda acusar al vecino que tiene coronavirus [para] que vengan por él porque si no lo pueden linchar, y que además no salga porque pone en peligro a la población, por una idea de bien común”.
Sin embargo, dijo que en realidad la idea de “bien común” que se está fijando en esta pandemia representa el dominio de los cuerpos y una descorporalización.
Por ello esta nueva ciudadanía es la que el Estado quiere, aseguró, pues con este nuevo control político se transgrede el espacio, el tiempo y el cuerpo y, además, los espacios caseros se están convirtiendo en espacios de reproducción del capital, con dinámicas diferentes de consumo.
Por su parte, el doctor Néstor García Canclini mencionó que con la gobernabilidad algorítmica se disminuye la gobernabilidad de los actores hegemónicos, ya que sólo controlan los daños e influyen en acciones puntuales. En consecuencia, los ciudadanos no se permiten serlo y tampoco coordinarse mundialmente.
“Necesitamos el Estado, necesitamos Estados fuertes y democráticos de participación real, no simulada a través de consultitas. Necesitamos Estados que sí tengan respaldo ciudadano efectivo para controlar a las empresas.”
Para la doctora Sayak Valencia, con la nueva forma de gobernabilidad intentan gobernar el tiempo y redomesticar a las poblaciones con la creación del “ciudadano policía”.
Al respecto, el doctor Marco Reyes afirmó que la Covid-19 es parte de la gestión de una necropolítica a nivel internacional, la cual legitima a los “ciudadanos policías” [situación que ocurre en Ruanda]: “un ciudadano máquina de micropolítica de poder [según Foucault]. En este contexto pandémico al ciudadano se le culpa, castiga y vigila por medio de una estrategia algorítmica”.
En el conservatorio, el doctor en teoría política Benjamín Arditi se refirió al concepto de desciudadanización, “que no significa que estamos perdiendo algo, sino que estamos experimentando formas diferentes de lo que significa la ciudadanía”.
Y cuestionó: “¿no será que cuando hablamos de desciudadanizar estamos experimentando un remesón en la manera de entender la ciudadanía? Donde mantenemos la vieja palabra para poder designar formas diferentes de ejercer, ya no tanto derechos, sino más bien reafirmarnos a nosotros mismos”.
“A mí me asusta que hablemos de lo que va a venir después de la pandemia: es obvio que la manera en la que la hemos enfrentado es una política de disciplinamiento y domesticación por miedo o por terror, y nos ha arrebatado [lo que dicen algunos autores] el espacio público en el cual hacer una oposición. Las estrategias de resistencias tendrán que venir después de la Covid-19. Nos defendemos en un contexto de guerra en el que la Covid-19 ha jugado con la vida. Un panóptico de nivel mundial que pone como matrices una biopolítica y necropolítica”, dijo el doctor Marco Reyes.
Agregó su temor a la idea de que las estrategias de resistencia vendrán después de la pandemia, ya que “el futuro se construye desde el presente”.
Al respecto, la doctora Sayak Valencia mencionó que existe un tipo de protesta social a favor de que se instaure la normalidad. Sin embargo, la derecha se está apropiando de dicha insurrección: están usurpando los contenidos críticos a pesar de que estén en contra de ellos.
La investigadora indicó que el problema, ante ello, es que dicha protesta no será reaccionaria, sino libertaria y con la idea de un regreso a la “normalidad” con las mismas implicaciones fascistas, privilegios, heterosexualidad y capitalismo.
Por su parte, el doctor Néstor García Canclini aseguró que “el deseo de volver a la normalidad no sólo es una demanda de la derecha; el deseo de que haya un Estado democrático y no patriarcal no sólo es un deseo de los que quieren restablecer el Estado”.
Asimismo, aseveró que sin un Estado fuerte, los ciudadanos y los derechos se pierden. Por ello, no hay que olvidar que es necesario un Estado que proteja los derechos y que permita recuperar los movimientos autogestivos, pues sin ello se fortalecerá la gobernabilidad de las instituciones y las aplicaciones de los algoritmos de vigilancia y control social.
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