Ser piloto de Fórmula Uno (F1) garantiza fama, admiradoras, amigos políticos, cercanía con el poder… y millones del erario a la cuenta personal. Todo bajo el pretexto de “promocionar” al país y a su estado natal –aunque no se ganen carreras, aunque un excampeón del mundo lo llame “idiota”–. Tal es el caso de Sergio Pérez, quien cumplirá su quinto año en la máxima categoría, siempre con apoyo gubernamental sin importar los colores de su equipo o del partido al que pertenezca el gobernador, fan o el presidente aficionado.
Sergio Pérez, el Checo, es un mexicano más entre los que poseen millonarias sumas resguardadas en Suiza, así lo dejan claro los contratos entregados a Contralínea por el Consejo de Promoción Turística de México (CPTM) y la Secretaría de Turismo del estado de Jalisco, en respuesta a múltiples solicitudes de acceso a la información.
2012 fue el año dorado para el piloto jalisciense. No sólo por los puntos logrados y los podios conquistados; también por los millones de pesos de las arcas públicas embolsados en aquella su segunda temporada en la categoría.
Ese año recibió, por lo menos, 1 millón 410 mil dólares por colocar los nombres-marca de México y Jalisco en su uniforme y casco: 600 mil del gobierno federal y 810 mil del estatal. Entonces los encargados del Ejecutivo de uno y otro eran los panistas Felipe Calderón y Emilio González Márquez.
El CPTM hizo el desembolso de su parte desde Madrid por medio de la transferencia 006613342, hecha por Bankinter, uno de los bancos en los cuales el Consejo maneja recursos. La orden de pago y documentos relacionados con él –de los cuales Contralínea posee copia–, detallan que los 600 mil dólares en favor de Checo Pérez fueron depositados en Suiza, específicamente en la cuenta 307.7760 del Bank Julius Baer de Zurich. El concepto oficial fue: “Presencia de la marca Visit Mexico (sic) en el casco”. Idéntico fue el caso del gobierno jalisciense.
Y es que el deportista declaró como residencia el tranquilo pueblo de Neuchâtel, al pie de un lago del mismo nombre, en la pequeña calle Raffinerie, en un estrecho edificio de departamentos con cuatro pisos.
Aquellos depósitos no serían los únicos que el hoy piloto del equipo Force India recibiría en su cuenta suiza, pues el apoyo ha sido profuso.
En plena temporada de F1 y en víspera de la elección presidencial, el Consejo de Promoción Turística firmó el contrato CPTM/ESP/DR/018/2012, en el cual aceptaban la oferta de servicio hecha por Sergio Pérez, entonces piloto de Sauber (solicitud 2135500012814).
En las postrimerías del sexenio de Felipe Calderón, el CPTM sentó el precedente argumentativo para apoyar-financiar a los mexicanos relacionados con la Fórmula Uno: “El Consejo tiene como rector de sus campañas para la promoción de los sitios y servicios turísticos del país, el posicionamiento de la marca-país ‘MEXICO’” (sic).
Las justificaciones dadas son similares a las empleadas ahora por el gobierno de Enrique Peña Nieto para comprometer más de 3 mil millones de pesos para garantizar la presencia del serial en México.
Además admitía el gobierno panista la existencia de un “efecto negativo” en “la imagen del país [por] acontecimientos como la actividad del crimen organizado en territorio nacional”. Por ello se “ha mermado la confianza de los potenciales turistas, inversionistas y visitantes de negocios a México”, concluía el propio ente federal.
En 2012, el CPTM elaboró una “justificación” por escrito –de la cual Contralínea posee copia– en la que, tras remarcar que Sergio Pérez se convirtió en el primer mexicano en 30 años en correr en la máxima categoría, argumentó que “el apoyo a eventos deportivos con cobertura mundial de la categoría y exposición de la F1, resulta de gran importancia para el posicionamiento de la Marca ‘México’ y es consistente con la estrategia de mercadotecnia y publicidad para promover a nuestro país y propiciar un aumento en el número de turistas que lo visitan”.
El Consejo eligió cinco grandes premios, pero no explicó los motivos. De los cinco sólo dos (Hungría y Brasil) son considerados como tradicionales en la categoría, mientras que los tres restantes (Singapur, India y Abu Dabi) podrían ser catalogados como emergentes. De hecho, el Gran Premio de Delhi, India, ya no se corre.
Checo Pérez aseguró que el servicio costaba en ese momento 800 mil dólares, pero que si el pago se hacía por adelantado, el monto bajaría a 600 mil, lo cual finalmente ocurrió.
El plan incluía la presencia de la marca en el sitio web del piloto –abajo, al pie del resto de los patrocinadores–; tres entrevistas con medios internacionales; dos eventos internacionales determinados por el Consejo, y dos mesas redondas de blogueros. En todos usando “la marca” en vestimenta y gorra. Además de dos tuits antes y después de cada Gran Premio de los contratados.
El Consejo pidió 10 pases exclusivos en cada competencia al Paddock Club, el área donde diversas personalidades departen, desde empresarios multimillonarios hasta actrices y modelos de fama mundial. “Los pases serán utilizados a elección del Consejo para el acceso el día de las carreras de Gran Premio que sean elegidas”, advirtió la dependencia y diversos funcionarios disfrutaron de las zonas que cualquier aficionado al automovilismo –o al blofeo inherente a él– soñaría pisar.
La asistencia de los invitados mexicanos no se limitaron a las cinco carreras firmadas: a la de Silverstone, Gran Bretaña, acudieron Carlos Guzmán Bonfil, director general de ProMéxico, y Andrés Espinosa, secretario de la oficina en Londres del mismo organismo; a la de Hockenheim, Alemania, asistieron Andrea Gross, Rosario Rivera y Vicente Salas, quien incluso disfrutó subirse a un monoplaza. De todo entregó constancia el propio piloto mexicano.
Uno de los eventos se dio en Austin, Texas, el cual giró en torno de la figura del presidente saliente Felipe Calderón. Sonriente, casi radiante en camisa blanca y saco sport con lentes oscuros, el político panista, en las últimas semanas de su gobierno, departió con el piloto de Sauber, quien incluso le regaló su casco. El ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Sergio Salvador Aguirre Anguiano; Alejandra Sota, entonces coordinadora de comunicación de Calderón, y Gloria Guevara Manzo, exdirectora general del CPTM, hicieron de consortes del hoy exmandatario. El segundo evento internacional no se llevó a cabo.
Por todo, Pérez cobró 600 mil dólares, de “forma anticipada”. El piloto le aseguró a la entidad dependiente de la Secretaría de Turismo que vivía en Suiza. Por tanto el pago debía realizarse en un banco de allí.
El Consejo le solicitó una fianza del 10 por ciento del monto, a lo que el tapatío se negó. “Después de visitar varios bancos –contó en su descargo Checo Pérez–, en todos los casos me contestaron que ese tipo de garantías no son aplicables ni operantes en mi país de residencia [Suiza] […] No es una práctica común y no tiene fundamento en este país el solicitar garantías de cumplimiento”.
Asimismo, Sergio Pérez aprovechó la presencia de Esteban Gutiérrez en el equipo Sauber –como piloto de pruebas– y lo utilizó asegurando que realizaría “las gestiones a su alcance para que en sustitución de el proveedor –es decir, él mismo–, Sauber Motorsport” designara “un piloto de nacionalidad mexicana que lo sustituya en cualquiera de los grandes premios” firmados. Así ocurrió en el Gran Premio de la India, en cuyas prácticas participó el regiomontano, con la “marca” en su casco.
Según el organismo, esta era una condición importantísima, pues “desde el punto de vista de marca y efectividad de mensajes, la contratación de un piloto de F1 con nacionalidad distinta a la mexicana para promocionar a México […] no resulta viable ni conveniente […] pues habría un efecto de pérdida de impacto por la clara disociación entre la marca ‘México’ y la nacionalidad de un piloto que no es mexicano”.
No obstante la argumentación, el japonés Kamui Kobayashi corrió también con el nombre multicolor de México en sus hombros y casco.
Oficialmente, el gobierno federal patrocinó –aunque no lo llama así– a Sergio Pérez sólo durante la temporada 2012. La administración de Enrique Peña Nieto fue más allá: financiará con más de 3 mil millones de pesos la vuelta de la categoría a México, aunque la faramalla es la misma: promocionar el nombre del país ante el mundo.
La entidad que más dinero público le ha dado al piloto mexicano es su estado natal: Jalisco. En 2011, año de su debut en F1, el gobierno jalisciense le entregó 341 mil 40 dólares para hacer aparecer la leyenda “Visit Jalisco”. Para su segundo año el monto fue mucho mayor: 810 mil dólares (folio 01680314).
La justificación fue la misma: “Resulta de gran relevancia que el Estado de Jalisco se proyecte en dichas competencias [de Fórmula Uno] a través de la presencia logtipos y marcas en el uniforme y casco del piloto”, asentó el gobierno del ultraderechista Emilio González, y lo firmó por 13 carreras.
El contrato detalló que la marca-estado debía aparecer en el uniforme (interior y exterior), en el sitio web del corredor, en los comunicados y ruedas de prensa personales, es decir, las que no organizara Teléfonos de México, Sauber “o cualquier otro patrocinador”.
Además de la obligación de grabar “felicitaciones para eventos importantes” y difundir “mensajes positivos acerca de Jalisco” a través de su cuenta de Twitter. Algunos de esos “mensajes positivos” incluyen fotos abrazando al gobernador en turno mientras le agradece por su “apoyo”.
Asimismo, el corredor tuvo que asistir a eventos de la Secretaría de Turismo local… Cobrando 25 mil dólares por cada uno.
Sin contar lo estipulado sobre los eventos pagados, el monto inicial era de 400 mil dólares –200 mil por adelantado–. El contrato dejó abierta la oportunidad para que Checo Pérez recibiera “aportaciones adicionales” sujetas a los resultados conseguidos en las primeras 10 carreras; desde 25 mil dólares por el décimo lugar, hasta 155 mil por el primer puesto.
Cada vez que el piloto tapatío acabó entre los 10 primeros, no sólo consiguió puntos para el campeonato; también decenas de miles de dólares extra del erario de su estado natal.
En Australia, Pérez quedó en octavo lugar (45 mil dólares); en Malasia se subió al segundo peldaño del podio (105 mil dólares); en Canadá rebasó la meta en tercer lugar (95 mil dólares); en Valencia consiguió el noveno puesto (35 mil dólares), y en Hockenheim, Alemania, llegó sexto (65 mil dólares).
Adicionalmente, estipuló el contrato, “si al finalizar la décima carrera […] se ubica en el top 10 del campeonato”, Sergio Pérez se haría acreedor “a un bono” de 100 mil dólares.
Los montos también fueron depositados directamente en Suiza, en la misma cuenta de banco Julius Baer de Zurich.
Checo Pérez no tuvo ningún problema con el cambio de gobierno y apenas fue nombrado gobernador electo el priísta Aristóteles Sandoval, el piloto se tomó la foto con él e hizo público su agradecimiento.
No obstante las múltiples pruebas del patrocinio de la actual administración –en la página del corredor, en sus tuits agradecidos, en sus uniformes y casco–, la Secretaría de Turismo de la entidad ha negado reiteradamente el hecho (solicitudes 00098115, 00098015, 00279915).
La respuesta siempre es la misma: el gobierno de Jalisco no ha firmado ningún contrato con el piloto Sergio Pérez ni le ha entregado monto alguno, asegura. Pero en dos de las peticiones se contradijo y entregó la información correspondiente al gobierno anterior.
Sin importar lo que se gaste en “promocionar” las marcas “México” y “Jalisco” por medio de las carreras de la Fórmula Uno, esto no atrae más turistas, concluyó la Auditoría Superior de la Federación en el informe de fiscalización correspondiente a 2012:
“Cabe mencionar que la llegada de visitantes internacionales no tiene vinculación directa con las campañas de publicidad turística que lleva a cabo el CPTM”, dijo simple y llanamente. Lo mismo aplicaría para la Secretaría de Turismo estatal.
Contralínea solicitó conversar con Sergio Pérez; con Rodolfo José López, ahora director general del CPTM, pero en su momento, firmante del contrato con Checo Pérez en calidad de director adjunto; con Javier Aranda Pedrero, actual director ejecutivo de Relación con Destinos y Socios, y encargado de la oficina en España desde la que se le pagó al piloto; también con el actual secretario de Turismo de Jalisco, Jesús Enrique Ramos. Ninguno contestó afirmativamente.
Sauber, el otro beneficiario
Los 600 mil dólares que el Consejo de Promoción Turística de México le pagó a Sergio Pérez no fue el único gasto que realizó para “promover la marca ‘México’” en 2012.
Aunque en el Portal de Obligaciones de Transparencia asienta una cantidad menor y en respuestas a solicitudes de información niega que haya registros sobre el tema (folios 2135500000615, 2135500001515, 2135500001615, 2135500002215, 2135500013214), el CPTM en esa misma temporada erogó 2 millones 320 mil dólares para que en otras nueve carreras apareciera la marca-país en el casco y el alerón trasero del monoplaza del piloto jalisciense (contrato 050/2012).
Para cubrir tal gasto, “para el fortalecimiento y promoción internacional de la marca ‘Mexico’ (sic) durante la celebración de diversos eventos deportivos a nivel mundial”, la dependencia emitió la Factura Nr 41 –de la cual Contralínea posee copia– por 54 millones de pesos.
Anteriormente, para el campeonato de 2011, y de acuerdo con la solicitud 2135500006811 presentada por el diario Récord, el ente de la Secretaría de Turismo había gastado 2.9 millones de dólares más con el mismo fin.
La empresa Make Pro, SA de CV, subsidiaria de Corporación Interamericana de Entretenimiento (CIE) –que recibirá anualmente más de 40 millones de dólares del presupuesto federal para la organización de los grandes premios de México– fue la beneficiaria por interceder entre el CPTM y Sauber, equipo en el cual Checo corrió en aquellas temporadas.
Mauricio Romero, @mauricio_contra
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