El Pentágono pone a prueba a Rusia con Operaciones Psicológicas

Publicado por
Red Voltaire

Grandes manifestaciones estremecieron Rumania a principios de febrero. Los corporativos mediáticos anunciaban la caída inminente Sorin Grindeanu. Al final nada sucedió. Todo fue una operación psicológica organizada por el ejército rumano y el Pentágono para comprobar el grado de penetración de sus homólogos rusos en el país. Y es que Rusia ahora es capaz de rivalizar también en ese ámbito con la OTAN

Bucarest, Rumania. La Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés) –con su División de Operaciones Secretas– y el Pentágono –a través de su Dirección de Operaciones y Mando de las Fuerzas Especiales– han adaptado a la lucha las nuevas tecnologías. Esto ha extendido el enfrentamiento militar a entornos no convencionales (informacional, sicológico, etcétera) y ha dado lugar a la aparición de nuevos métodos de acción propios de esos entornos así como a la creación de fuerzas no convencionales.

Las campañas del siglo XXI van más allá de los tiempos en que los soldados se limitaban a matarse entre sí. En materia de operaciones de información, no hay destrucción física del adversario sino una búsqueda de vías o posibilidades para influir en su mente y controlarla. Los daños que causan las Operaciones Sicológicas (PsyOps, por su acrónimo inglés) se reflejan en la aparición de cambios en el plano cognitivo y mental.

El blanco de las operaciones de información no son individuos en particular sino, más ampliamente, poblaciones enteras de zonas geográficas bien definidas. Las agresiones informacionales más elaboradas son las denominadas como de “segunda generación”: el ejército vigila durante mucho tiempo la infraestructura de información del Estado seleccionado como blanco para desestabilizarlo en el momento preciso y bloquearlo. Aunque ese Estado logre aplicar medidas de protección sicológica, éstas resultan generalmente ineficaces para contrarrestar ese tipo de agresión.

Las PsyOps, herramienta capaz de provocar desórdenes sociales

Durante la manifestación contra Nicolae Ceausescu ordenada por el Comité Central el 21 de diciembre de 1989, que precedió el golpe de Estado en Rumania, estructuras del ejército rumano especializadas en guerra sicológica lograron romper la concentración provocando en la multitud un estado de agitación y pánico inducido por el uso de potentes altoparlantes. El ejército se ocupó del sistema de amplificación de aquel mitin utilizando 10 vehículos emplazados de manera que no eran visibles pero en un ángulo determinado de forma tal que el eco de la plaza produjera el efecto sonoro deseado. Aquellos vehículos blindados de transporte de tropas y camiones del ejército estaban equipados con un material sonoro que producía una fuerte vibración de baja frecuencia. Ese equipamiento pertenecía a la llamada Sección Técnica de Operaciones Sicológicas para la Propaganda Especial.

Desde aquella época, cada vez más numerosos microprocesadores de bajo costo han hecho avanzar la tecnología de la información, en particular en sectores como la televisión por cable, la telefonía móvil y las redes de internet. A ese tipo de tecnología se unió la creación y organización de numerosos grupos, supuestamente espontáneos y festivos, cuyos miembros podían ser emplazados en diferentes lugares.

El fenómeno en sí se desarrolló en los países de Occidente y se denominó Smart Mobs, o sea “Comunidades Inteligentes”. Esos grupos comenzaron a utilizarse en la realización de acciones rápidas y con objetivos bien precisos, los llamados Flash Mobs o “Movilizaciones Relámpago”. En ese marco, una “comunidad inteligente” puede reunirse rápidamente en un lugar público para realizar allí una breve manifestación y dispersarse tan rápidamente como se concentró en el lugar.

Internet, Twitter y Facebook no son más que canales públicos para la transmisión de datos. Los publicistas ya han adquirido experiencia en el uso de Twitter y Facebook. Pero los ejércitos han tenido también en cuenta la posibilidad de interferir el mensaje y, lo que es peor, de engañar.

¿Operaciones sicológicas en la Plaza de la Victoria?

Algunas fuentes afirman que las manifestaciones registradas en Rumania a inicios de 2017 fueron resultado de operaciones sicológicas de origen nacional. Toda la operación se llevó a cabo a través de las redes sociales y por contagio. Y logró reunir a más de 600 mil rumanos en 10 grandes ciudades del país.

La fórmula utilizada parece ser la misma de la manifestación que reunió más de 100 mil personas, el 21 de agosto de 1968, para condenar la invasión soviética de Checoslovaquia. La decisión de organizar aquel tipo de manifestación en contra de Moscú necesitaba un respaldo popular. La Securitate había utilizado entonces los canales existentes en aquel momento –la radio y la televisión– para preparar sicológicamente a la población y garantizar que la concentración tuviese lugar en la Plaza del Palacio, frente a la sede del Comité Central.

Lo más irónico en las manifestaciones rumanas de 2017 es que, sin motivo aparente, quienes más se implicaron fueron los ricos, en un país que cuenta más de 5 millones de pobres. Se expresaron pacíficamente, proyectando consignas con luces de laser sobre las fachadas de los edificios, en una atmósfera de carnaval, comportamiento fuertemente contrastante con el de una verdadera revolución, donde el pueblo se ve obligado a salir a la calle y recurrir a la violencia porque no halla respuesta a sus necesidades básicas –como alimentación, vestido, etcétera.

Así que, en contraste con las “primaveras árabes”, las manifestaciones registradas en Rumania fueron previstas para no parecer que hubiese injerencia externa, manteniéndose bajo control y buscando alcanzar una finalidad. Y, en efecto, probablemente se mantuvieron permanentemente bajo control de las estructuras nacionales a cargo de las operaciones sicológicas.

Todo sucedió, no como si alguien quisiese derrocar las instituciones sino como si se tratara de medir la penetración en la población de las estructuras de operaciones extranjeras, en este caso las rusas. Esas manifestaciones permitieron también verificar la capacidad de movilización de la población, en caso de que ocurriese una situación como la que se vivió en Checoslovaquia en 1968.

Si esta hipótesis llegara a confirmarse, la única pregunta interesante sería la siguiente: ¿fue o no parte de esa operación el Partido socialdemócrata (PSD), actualmente en el poder?

Muchos habrán notado la presencia de equipos de CNN, Al-Jazeera, CCTV (la televisión china) y de la BBC, que transmitían las manifestaciones en vivo. También estaba Russia Today, precisamente con Nikolai Morozov, quien reportó los acontecimientos de diciembre de 1989. Nadie duda que esos equipos hayan tenido que lidiar con los especialistas en operaciones sicológicas que siguieron y mantuvieron en secreto los detalles de la operación.

Toda operación militar, y por tanto toda operación sicológica, tiene que contar con una cadena de mando. El análisis detallado de los mensajes a través de Twitter y Facebook ha permitido descubrir “nodos de red”, o sea estados mayores implicados en la operación. Estos están entrenados en el uso de métodos de control de las multitudes para crear una situación de contagio entre individuos de diferentes medios y orígenes.

Los especialistas en operaciones sicológicas disponen de un panorama instantáneo de la situación en el terreno. De esa manera, los estados mayores logran localizar fácilmente los “repetidores de opinión”, o sea los individuos que influyen sobre los demás. Los especialistas pueden entonces optar entre informarlos sobre el proyecto o mantenerlos en la ignorancia de lo que está sucediendo. Eso explica por qué algunos medios rumanos evitaron revelar detalles de las operaciones sicológicas o los interpretaron de forma voluntariamente errónea para disimular a los autores.

EU creó en Rumania la más fuerte estructura de operaciones sicológicas

¿Tienen los órganos rumanos la capacidad de organizar algo? En Rumania, país miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) situado en el flanco oriental de ese bloque militar, el Pentágono ha creado la estructura más eficaz de la alianza en materia de operaciones sicológicas. El Mando de Operaciones Especiales (COS, por su sigla en inglés) de las fuerzas terrestres de las fuerzas armadas rumanas incluye el conjunto de estructuras capaces de ejecutar cualquier tipo de misión no convencional, en Rumania o en el extranjero. La Dirección de Acciones Sicológicas es el elemento más importante entre los que dependen del COS y funciona en el seno de la Dirección de Operaciones del estado mayor general. Se compone del Servicio de Análisis y Evaluación de Objetivos del Servicio de Planificación y Gestión de Operaciones Sicológicas y del Servicio de Influencia Sicológica sobre el Enemigo.

Se ha creado un Centro de Operaciones Sicológicas que cuenta con los mejores profesores de sociología, con investigadores en sicología, realizadores de televisión experimentados, expertos en relaciones públicas, instructores estadunidenses en operaciones sicológicas, etcétera. En Afganistán, los militares rumanos –que en realidad son en ese país una fuerza de ocupación– publicaron y difundieron entre la población local la revista Sada e Azadi (La Voz de la Libertad), en 440 mil ejemplares, con artículos en tres idiomas –inglés, dari y pashto. También crearon una estación de radio, con el mismo nombre, con transmisiones durante las 24 horas del día.

Fuerzas especiales, una extensión de las PsyOps

Después de la guerra de Vietnam, donde se experimentó con los rudimentos de las operaciones sicológicas, el ejército de Estados Unidos agregó, a las cuatro armas ya existentes (que ya incluían el Cuerpo de Marines, o sea la infantería de marina), un Mando de Operaciones Especiales (US Special Operations Command) –los Boinas Verdes–, cuyos miembros están organizados en cinco grupos asignados a cada uno de los cincos mandos continentales de las fuerzas armadas estadunidenses (EuCom, CentCom, AfriCom, PaCom y SouthCom). Se les dio incluso formación en materia de lenguas extranjeras y sobre las costumbres de los pueblos de las regiones geográficas a las que estaban asignados.

Operaciones sicológicas y fuerzas especiales en golpes de Estado

El manual titulado La lucha no violenta en 50 puntos, elaborado por el coronel Robert Helvey, ha servido de guía en todas las “revoluciones de colores”, e incluso en la antigua Unión Soviética. Robert Helvey inició su carrera en el mundo de las operaciones sicológicas durante la guerra de Vietnam y se convirtió después en el asistente de Gene Sharp en el seno de la Albert Einstein Institution. Helvey describe los métodos que deben utilizar los manifestantes profesionales para sobreponerse al miedo y manipular las emociones de las multitudes.

Gene Sharp, el coronel Robert Helvey y el coronel israelí Reuven Gal –director de la Acción Sicológica en las fuerzas armadas de Israel– organizaron juntos numerosos intentos, en ocasiones exitosos, de “derrocamientos de régimen”. Después de que Hugo Chávez mencionara un artículo en el que Thierry Meyssan revelaba esa forma de acción, la Albert Einstein Institution cedió su lugar al Centre for Applied Non Violence (CANVAS o Centro para la No Violencia Aplicada), basado en Serbia, y a la Academy of Change (Academia del Cambio), con sede en Qatar [1].

Las fuerzas especiales ejecutan misiones que el Estado que las utiliza cataloga como “antiterroristas”. Pero la situación exige a veces que el mando militar adopte un dispositivo de defensa que le permita, luego de un corto lapso de tiempo, crear las condiciones necesarias para pasar a la ofensiva. De hecho, el servicio secreto de un Estado puede realizar un “cambio de régimen” en otro país extranjero, lo cual constituye… una operación terrorista.

El 7 de abril de 2009, el gobierno de Moldavia se vio ante un intento de golpe de Estado que provocó la caída del gobierno comunista, la realización de elecciones anticipadas y la instalación de un régimen pro-occidental. Las fuerzas del orden recurrieron a la violencia, para deslegitimar a los organizadores externos del golpe de Estado y a sus ejecutores internos. Lo que estos últimos necesitaban a toda costa era que hubiera actos de destrucción y víctimas para provocar una respuesta de la policía antimotines.

Conclusión

Si se confirma esta hipótesis, ¿qué peligro inminente podría hacer que las instituciones rumanas decidiesen recurrir a las operaciones sicológicas en la Plaza de la Victoria? Para Rumania, la vecindad con Rusia supuestamente representa un gran riesgo. Si bien las PsyOps fueron insignificantes después del derrumbe de la Unión Soviética, su importancia ha aumentado de manera exponencial desde los hechos de 2014 en la Plaza Maidan, en Kiev. Durante una audiencia en la Duma, el 21 de febrero de 2017, el ministro ruso de Defensa, Serguei Choigu, reconoció que ha multiplicado en varias veces el número de estructuras especializadas en la realización de operaciones de información. Esas estructuras tienen ahora un carácter ofensivo, según los modelos PsyOps existentes en el ejército de Estados Unidos. Y son más eficaces y poderosas que las antiguas estructuras a cargo de la contrapropaganda.

El funcionamiento de las nuevas estructuras rusas PsyOps fue puesto a prueba en los ejercicios militares Kavkaz-2016, realizados del 5 al 10 de septiembre de 2016. En esos ejercicios tuvo un papel importante la Dirección de Operaciones del estado mayor general de las estructuras PsyOps, los Spetsnaz [2] y de las unidades de lucha cibernética y radioelectrónica. Las fuerzas armadas rusas cuentan con varios grupos PsyOps distribuidos en cuatro mandos estratégicos (Oeste, Sur, Centro y Este). Esos grupos tienen unidades especializadas para todos los países de la vecindad cercana o lejana de Rusia.

Las estructuras PsyOps rusas cooperan con siete brigadas de las fuerzas especiales (Spetsnaz) y ambas estructuras se subordinan al GRU [3]. Al integrar a las PsyOps las tecnologías modernas disponibles en las fuerzas armadas rusas, Moscú también está ahora en condiciones de ejecutar a escala mundial operaciones de cuarta generación para destruir, dañar y paralizar todo el poderío de cualquier Estado enemigo.

En Crimea y en la región de Donbass, Rusia recurrió a la guerra híbrida, un tipo de conflicto militar concebido en sus laboratorios de estrategia militar. La guerra híbrida se libra frecuentemente a través de intermediarios, o sea utilizando militares de civil o sin insignias (que los identifiquen como militares), oficialmente no reconocidos, camuflados como actores no estatales, como los llamados “hombrecitos verdes”. El componente militar se utiliza cuando se hace necesario sugerir una invasión.

Según el general estadunidense Philip Breedlove, excomandante supremo de las fuerzas de la OTAN, Rusia está en condiciones de crear en cualquier lugar del mundo zonas de exclusión aérea impermeables a todos los medios de la OTAN (Anti-Access/Area Denial-A2/AD bubble). El sistema automatizado ruso C4I (siglas correspondientes a Comando, Control, Comunicaciones, Informática, Inteligencia e Interoperabilidad) es uno de los componentes del equipamiento de guerra cibernética del tipo ELINT (Electronic Intelligence o “Inteligencia Electrónica”).

El sistema Borisoglebsk-2 conectado con los satélites rusos, escanea y graba el tráfico de información (a través de todos los canales) de las instituciones de seguridad nacional de un Estado. Ese sistema utiliza trampas electrónicas capaces de suprimir el tráfico o de saturarlo con información falsa. Otro sistema ruso de guerra electrónica, el Krasukha-4, interfiere todos los radares terrestres, navales y aéreos así como los satélites militares y civiles –incluyendo los que deben garantizar la transmisión de las comunicaciones o las transmisiones de los canales de televisión.

El elemento esencial de la guerra híbrida es que comienza por identificar las debilidades y puntos vulnerables del enemigo en su terreno para explotarlos con la creación de realidades alternativas, que se transmiten a través de la televisión, de internet y sobre todo mediante las redes sociales. Esta guerra híbrida puede ser una extensión del sistema militar al sistema social y político del Estado que es blanco de ella, inoculándole una percepción predefinida que refleja la visión rusa de la evolución de los acontecimientos y hechos. El primer resultado es un debilitamiento de la voluntad y del respaldo de la población, de las instituciones o de los responsables del Estado al que apunta.

Luego de haber creado las condiciones para desordenar el sistema social y de haber bloqueado la posibilidad de que las instituciones de seguridad nacional comuniquen entre sí, Rusia puede proceder a la realización de PsyOps, bajo la forma de manifestaciones pacíficas –como las que se vieron en Bucarest en 2017– o de manifestaciones violentas, que implicarían el uso de fuerzas especiales –siguiendo el modelo de las “primaveras árabes”, si el objetivo fuese el derrocamiento de un régimen pro-occidental y la instalación de un gobierno pro-ruso.

Rusia dice hallarse ahora en condiciones de iniciar PsyOps en el exterior y que esa forma de acción, como herramienta destinada a modificar las esferas de influencia sin recurrir a la invasión militar, ha dejado de ser un monopolio de Estados Unidos.

Notas

 [1] Thierry Meyssan , “La Albert Einstein Institution: no violencia según la CIA”, Red Voltaire, 10 de febrero de 2005.

 [2] “Los Spetsnaz son fuerzas especiales rusas”, Red Voltaire.

 [3] “El GRU es el servicio ruso de inteligencia militar”, Red Voltaire.

Valentín Vasilescu/Red Voltaire

[BLOQUE: ANÁLISIS][SECCIÓN: INTERNACIONAL]

 

 

Contralínea 536 / del 24 al 30 de Abril 2017

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