Daniele Ganser*/Red Voltaire
Basilea, Suiza. El nombre codificado del ejército Stay Behind en Dinamarca era Absalón. Como dice el proverbio latino: nomen est nomen (el nombre es un presagio). Ese nombre reflejaba la misión anticomunista confiada a la red clandestina: Absalón fue un obispo danés de la Edad Media que venció a los rusos espada en mano. La imponente estatua ecuestre de bronce que representa a Absalón revistiendo una armadura, monumento que aún puede verse en Copenhague, suscitó renovado interés en noviembre de 1990, cuando la prensa danesa reveló que “el grupo Absalón, conformado por la CIA [Agencia Central de Inteligencia estadunidense] y respaldado por la OTAN [Organización del Tratado del Atlántico Norte], se preparaba para la toma del poder por los comunistas en Dinamarca”.
Quedan muchas zonas oscuras en la historia de Absalón, pues al enterarse de la existencia de la red, el parlamento danés decidió discutir el asunto a puertas cerradas y sin publicar ningún tipo de informe oficial. Según un exmiembro anónimo de la organización, el ejército secreto fue creado como consecuencia del trauma que había dejado la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial y su núcleo no contó más 360 hombres. Al igual que en todos y cada uno de los operativos de la gran operación Stay Behind, la red debía extenderse en caso de ocupación. “La organización fue naturalmente concebida según el modelo de los movimientos de resistencia. Se componía de 12 distritos estructurados en células, aunque no tan estrictamente coordinadas como durante la guerra”, reveló a la prensa danesa el exguerrero danés de la sombra. “Cada distrito contaba hasta una treintena de miembros en su primer círculo”.
Según varias fuentes anónimas, la red Stay Behind danesa estuvo durante muchos años bajo la dirección de un tal EE Harder. “Harder tenía como sobrenombre Bispen, palabra que significa obispo en danés, lo cual era una referencia a Absalón, según el testimonio de un exagente. Además de dirigir el ejército secreto danés, Harder se mantenía en estrecho contacto con la OTAN. Trabajó en el cuartel general de la alianza atlántica desde 1966 hasta 1970, año en que la OTAN tuvo que instalarse en Bélgica luego de ser expulsada de Francia por el general de Gaulle. En Valenciennes [la sede de la OTAN en Francia], y posteriormente en el nuevo cuartel general de la OTAN en Bruselas, el director Harder era mantenido constantemente informado sobre los detalles de la operación Stay Behind de la alianza atlántica”.
Harder era un hombre conocido por sus opiniones políticas, muy a la derecha, y con quien muchos pensaban que era mejor no relacionarse. En 1990, al responder a las preguntas de la prensa, Erik Ninn Hansen, miembro del partido conservador y exministro de Defensa de Dinamarca entre 1968 y 1971, trató de marcar la distancia con el comandante del Stay Behind. “Varios grupos fueron creados al término de la Segunda Guerra Mundial. Es posible que Absalón haya estado vinculado al movimiento de resistencia”, respondió prudentemente a los periodistas. “También recuerdo muy bien numerosas conferencias de prensa que dio Harder. Pero no crean que yo sentía la menor simpatía por sus ideas, eso es totalmente falso. Él era demasiado nacionalista para mi gusto. Nunca me imaginé que Absalón fuese tan influyente y jamás se me ocurrió que él pudiese colaborar con los servicios secretos”. Harder, por su parte, rechazó todos los pedidos de entrevista que le llegaron al descubrirse la existencia de los ejércitos secretos en 1990.
En 1978, es decir, unos años después del escándalo del Watergate y de la intervención de la CIA en Chile –intervención que provocó la muerte del presidente socialista Salvador Allende y la llegada de Augusto Pinochet al poder–, el exdirector de la CIA, William Colby, publicó un libro destinado a tratar de mejorar la imagen de esa Agencia. En aquel libro, Colby confesaba que él mismo había participado en su juventud en la creación de redes Stay Behind en Escandinavia, mientras estuvo destacado en la estación CIA de Estocolmo. “La situación era diferente en cada país escandinavo. Noruega y Dinamarca eran aliados de la OTAN, Suecia se mantenía apegada a su neutralidad, que le había permitido atravesar dos guerras mundiales, y Finlandia estaba obligada a observar cierta deferencia hacia la Unión Soviética, su vecino inmediato”, contaba Colby. “Así que en algunos de esos países los gobiernos formarían ellos mismos sus propias redes Stay Behind para activarlas desde el exilio con vistas a continuar la lucha”, escribía el exdirector de la CIA para referirse a Noruega y Dinamarca. “Había que coordinar la acción de esas redes con los planes de la OTAN, dirigir sus antenas de radio hacia los futuros destinos del exilio y ocultar el equipamiento proporcionado por la CIA en escondites bajo la nieve, con vista a su futura utilización. En cuanto a los otros países –la Suecia neutral y Finlandia– la CIA tendría que arreglárselas sola o, en el mejor de los casos, contar con la ayuda “extraoficial” de agentes locales, ya que los responsables de los gobiernos de esos países prohibían toda colaboración con la OTAN, y la menor sospecha provocaría un escándalo entre la prensa comunista local, los diplomáticos soviéticos y los realistas escandinavos que esperaban que una política de neutralidad o de no alineamiento les permitiese no tener problemas ante una Tercera Guerra Mundial”.
“El Berlingske Tidende [diario danés] puede hoy revelar que Absalón es la rama danesa de la red internacional Gladio. La confirmación viene de un miembro de Absalón que ha preferido conservar el anonimato”, anunció otro diario danés en 1990. La fuente, que el diario designaba como Q, confirmaba las revelaciones que Colby había hecho en su libro. “La versión de Colby es rigurosamente exacta. Absalón fue creado a principios de la década de 1950”, declaraba el testigo Q. También, según Q, la red se componía únicamente de hombres con ideas muy conservadoras y cuyo anticomunismo estaba por lo tanto fuera de toda duda. “Colby era miembro laico de la organización católica mundial Opus Dei. El Opus Dei desempeñó un papel crucial en la creación de la red Gladio en toda Europa y sobre todo en Dinamarca”, afirmaba Q.
“El jefe del Gladio era Harder, quien no era precisamente católico. Pero no abundan los católicos en Dinamarca y el núcleo duro del Gladio danés se componía sobre todo de exmiembros de la resistencia [de la Segunda Guerra Mundial], de exprisioneros de los campos de Tysk Vestre Faengsel, de Froslevlejren, de Neuengamme y de la Brigada danesa”.
Los periodistas daneses se pusieron nuevamente en contacto con Colby, a fines de 1990, y descubrieron que los secretos del Gladio seguían bajo la más estricta custodia. Ya con 70 años de edad, el exdirector de la CIA, residente en Washington, se puso a la defensiva: “No sé absolutamente nada de la organización danesa. Nunca estuve en contacto con ellos. No me parece. En todo caso, no me acuerdo”. Los periodistas insistieron: “¡pero usted escribe en su libro que usted construyó organizaciones por cuenta de la CIA en cuatro países!” A lo que Colby contestó: “Ya no me acuerdo si hablé de cuatro o de tres países o de otra cantidad. Todo lo que supe en aquel entonces seguramente lo supe a través de fuentes secundarias. Pero el libro es fiel, fiel a lo que yo sabía en aquella época”. Al periodista danés que insistía y que parecía evidentemente poco dispuesto a creer en la amnesia de Colby, el exdirector de la CIA acabó contestándole: “la gente le está dando demasiada importancia a esa historia. El peligro de invasión soviética era real para mucha gente en aquella época y la cooperación con los movimientos de resistencia en Noruega o en Francia eran el modo más natural de organizar la defensa del país”. Colby se negó, sin embargo, a comentar las sospechas de una posible implicación de la red en operaciones terroristas y de acondicionamiento del clima político. Cuando un segundo grupo de periodistas insistió en querer obtener al menos el nombre de un contacto de la CIA en Dinamarca, Colby reveló que “su contacto en Dinamarca” para la Operación Gladio era Ebbe Munck, figura central de los servicios secretos daneses y veterano de la resistencia que había emprendido después una carrera como diplomático y se había convertido en uno de los consejeros de la reina Margarita de Dinamarca.
Como en todos los países vinculados a la Operación Gladio, el ejército secreto de Dinamarca estaba integrado a los servicios secretos militares FE (Forsvarets Efterretningstjeneste). Según una fuente anónima, los cuadros de mando del ejército clandestino eran oficiales militares:
“El 95 por ciento eran militares. También había numerosos miembros de las Unidades Territoriales. Por otro lado, la Federación de Oficiales de la Reserva también representaba una cantera muy útil en caso de necesidad”.
Parece que algunos responsables políticos cuidadosamente seleccionados habían sido informados de la existencia del ejército secreto pues, como subrayaba Q, “existían contactos muy estrechos con el Partido Popular. El basamento ideológico era fuertemente anticomunista. Éramos daneses dotados de un fuerte sentimiento nacional basado en la ideología cristiana. Para nosotros era capital que pudiera organizarse en un movimiento de resistencia sin esperar 1 o 2 años, como había sucedido en 1940”.
El ejército secreto, como explicaba Q, tenía una doble función: actuar en caso de invasión o de toma del poder por parte de los comunistas daneses –aún sin intervención del Ejército Rojo– y recoger información sobre las organizaciones de izquierda:
“Estábamos en plena Guerra Fría y una invasión rusa o un golpe de Estado de los comunistas daneses eran para nosotros amenazas reales e inminentes”.
A pesar de su orientación conservadora, Absalón no reclutaba a cualquier militante de extrema derecha, según un exagente:
“No todo el mundo podía ser miembro. Tuvimos, por ejemplo, el caso del activista de extrema derecha Hans Hetler que quería ser miembro. Pero nosotros no lo queríamos. Era un excolaborador [de la ocupación alemana] y creíamos que no reunía las cualidades requeridas”.
El exdirector de la CIA William Colby tenía razón en indicar que, como todos los ejércitos secretos, el Stay Behind danés Absalón tenía también sus propias reservas. “Cierto número de escondites de armas fueron diseminados a través de Dinamarca. No daré la cantidad exacta, pero puedo decir que había menos de una decena”, declaró el exmiembro del Gladio identificado como Q. “Había dos en grandes bosques, en Bribskov y en Dronninglund Storskov. No diré cómo fueron escondidas ni si están allí todavía”. Al contrario de lo que se vio en Italia, aquellas armas nunca fueron utilizadas en la realización de operaciones de terrorismo en territorio danés. “Eso nunca sucedió en Dinamarca. Nunca utilizamos aquellas armas. En cambio, sí participamos en ejercicios militares. Uno de ellos tuvo lugar en la frontera Norte de la OTAN, en Tromso [Noruega]”, precisó Q.
Durante aquellas maniobras internacionales, los oficiales de la red Absalón se entrenaban en la realización de misiones clandestinas y de operaciones especiales con agentes de los demás Stay Behind europeos, de la OTAN, de la CIA y del MI6 (Servicio de Inteligencia Secreto inglés). Por otra parte, como descubrió con asombro la prensa danesa, el ejército secreto Absalón participó también en operaciones particularmente sensibles del otro lado de la cortina de hierro, en los países comunistas de “Europa Oriental”. Así lo confirmó el agente Q:
“Absalón tenía todo tipo de funciones. Ante todo tenía que mantenerse listo en caso de una posible invasión rusa o de que los comunistas tomaran el poder. Pero también tenía que recoger información sobre las organizaciones de izquierda así como datos de inteligencia en Europa Oriental”.
Cuando se conformó el ejército secreto, después de la Segunda Guerra Mundial, las unidades tuvieron fácilmente a su disposición armas y explosivos. “Aquella abundancia era resultado de una distribución desigual de las armas después de la liberación de Dinamarca. En aquella época, algunas unidades militares habían recibido grandes cantidades de armamento proveniente de Suecia, mientras que no se había entregado nada a los comunistas”, explicó Q, quien dio a entender que la CIA también hizo llegar posteriormente equipamiento suplementario al Stay Behind danés. “Yo no excluyo la posibilidad de que se haya entregado después equipamiento suplementario. Se trataba probablemente de material estadunidense.”
Esa alegación fue confirmada en 1991 por los titulares de la prensa danesa: “La CIA envió armas a Dinamarca”, que se basaban en un documento hallado en los archivos nacionales de Estados Unidos. Se trataba de una nota de puño y letra del general G C Steward, quien había sido, durante la década de 1950, responsable de la ayuda militar estadunidense a Europa. El documento estaba fechado el 10 de febrero de 1953 y dirigido al jefe del Military Assistance Advisor Group (MAAG) en Copenhague. En aquella época, el MAAG disponía de toda una flota de barcos destinados al transporte de material de guerra. El memorándum de Steward se titulaba Ayuda de la CIA por abastecimientos especiales a Dinamarca a través del MAAG. El documento no contenía precisiones sobre el tipo de equipamiento que se enviaba a Dinamarca ni a qué grupo. “El gobierno danés ha desmentido hasta ahora todas las alegaciones de que la CIA creó, a principio de los años 1950 [sic], una red de escondites de armas y de hombres destinada a combatir una invasión soviética en Dinamarca”, resaltó la prensa danesa. En febrero de 1991, el ministro de Defensa, Knud Enggaard, volvió a emitir un desmentido bastante mal concebido: “El gobierno no tiene conocimiento de la existencia de ese tipo de organización en Dinamarca.”
Como la mayoría de sus colegas europeos, los miembros del ejército secreto danés viajaban secretamente a Estados Unidos para seguir una formación especial, probablemente en los centros de entrenamiento para las operaciones especiales de la CIA o en el cuartel general de las fuerzas especiales, en Fort Bragg.
“Varios miembros del Gladio danés parecen haber participado en programas de entrenamiento de la CIA para misiones de inteligencia y sabotaje en Estados Unidos”, reveló un diario danés sin precisar el lugar exacto de aquellos ejercicios secretos.
Además de con la CIA, Absalón mantenía también un estrecho vínculo con la OTAN. Los servicios secretos daneses FE, además de dirigir Absalón, garantizaban también la conexión entre la red Stay Behind y la OTAN, según el esquema ya observado en Italia, Bélgica y Francia, donde los servicios de inteligencia del ejército coordinaban la cooperación entre el ejército secreto y mando de las fuerzas especiales de la alianza atlántica. Parece que Eric Fournais, director del FE de 1963 a 1973, desempeñó un papel preponderante en Absalón. Cuando dejó la dirección de ese servicio en 1973, fue nombrado coordinador de los servicios de inteligencia de la OTAN en Bruselas, cargo que ocupó hasta 1977. Un exmiembro de Absalón precisó: “Fournais estaba también muy presente en el seno de Absalón”. El comandante del Gladio, Harder, quien había trabajado en el cuartel general de la OTAN de 1966 a 1970 y había garantizado entonces personalmente el contacto entre la OTAN y Absalón, fue por lo tanto muy probablemente reemplazado por Fournais a comienzos de la década de 1970. “Cuando Fournais alcanzó las altas esferas sustituyó a Harder como agente de enlace entre Absalón y la OTAN”, confirmó Q.
En 1990, cuando la prensa lo interrogó sobre las declaraciones de Q, Fournais desmintió nerviosamente haber tenido ningún tipo de contacto con el ejército de extrema derecha afirmando a la vez que la OTAN no tenía nada que ver con operaciones Stay Behind:
“Los servicios secretos militares y yo nos manteníamos a distancia de Absalón. Absalón no tenía ningún contacto con la OTAN ni con los servicios secretos militares daneses. Si oí hablar de Absalón fue porque los responsables políticos insistieron para que nosotros [los servicios secretos daneses] mantuviésemos un ojo en los grupúsculos de extrema derecha. Pero nunca vigilamos a Absalón ni investigamos sobre ese organismo. Hubiese sido ridículo.”
En efecto, habría resultado bastante extraño ver a Fournais, el jefe de los servicios secretos militares, investigando a Fournais, el miembro de Absalón para señalar sus actividades ilegales.
Dentro del FE, el ejército Stay Behind se hallaba bajo la tutela del Departamento de Operaciones Especiales (SO), dirigido por Gustav Thomsen. “El FE tenía un servicio de operaciones especiales cuyas tareas eran desconocidas incluso para los otros miembros del personal”, declaró un exguerrero danés de las sombras. “Si había que poner micrófonos en algún lugar, el SO ponía el material. El jefe del SO era Gustav Thomsen”. También el agente Q confirmó que el Stay Behind danés se relacionaba con los servicios secretos militares a través del SO: “No tengo intenciones de citar nombres. Pero así es. Era allí [en el SO] donde nos poníamos en contacto”. El excomandante del SO, Gustav Thomsen, fue más reacio a hablar de los secretos de Estado. En 1990, declaró:
“Me retiré en 1975. Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Ya no recuerdo nada”.
Como el parlamento danés no creyó necesario investigar sobre el tema, los detalles sobre el entrenamiento y las operaciones que realizaron el SO y Absalón durante la Guerra Fría siguen siendo esencialmente desconocidos. Pero algunos afirman que sus operaciones secretas incluyeron vigilar a los comunistas daneses y a otras organizaciones de izquierda así como la elaboración de expedientes personales. En virtud de lo declarado por fuentes anónimas, la prensa local escribió que:
“Absalón tenía esencialmente como misión reunir información sobre las organizaciones de izquierda”.
Hacia finales de la década de 1950, el agente del FE, Arne Sejr, fue centro de un verdadero escándalo de envergadura nacional cuando se descubrió que escuchaba y espiaba a Alfred Jensens, uno de los principales líderes comunistas de Dinamarca. Esa operación, al igual que otras realizadas en suelo nacional parece haberse realizado con el apoyo del SO y de Absalón, aunque ya en aquella época el ejército secreto “hacía todo lo posible para escapar a la atención de los medios”. Después de una fase de inactividad a principios de aquella década de 1950, todo parece indicar que las operaciones internas se intensificaron a lo largo del siguiente decenio. Parece que Harder, el comandante de la red, tuvo algunas dificultades “en hacer funcionar correctamente Absalón durante la década de 1950. No fue hasta 1960 y 1961 que la máquina se puso en marcha”, declaró Q.
“Eso sucedió después de que 18 miembros del Gladio danés fueron a una reunión en el cuartel general de la OTAN, que estaba entonces en Valenciennes.”
Como el ejército secreto actuaba en la más completa clandestinidad, se borraba toda huella de su paso. Sólo una vez oyó hablar la población de las operaciones internas de Absalón: en 1974. Aquel año, Absalón trató inútilmente de impedir que un grupo de universitarios liberales integrara el consejo de administración de la Universidad de Odense, que ya le parecía demasiado inclinado a la izquierda. Cuando se supo la verdad sobre las intrigas de Absalón, la prensa se desencadenó contra aquella “organización mística subterránea”. Nadie logró, en aquella época, sacar a la luz los vínculos existentes entre la OTAN, la CIA y la red internacional. Parece que, como resultado del escándalo de la Universidad de Odense, Absalón renunció a las operaciones secretas y comenzó a crear organizaciones que le servirían de fachada para promover su propia ideología. “Aquello [la operación de Odense] llevó a Absalón a renunciar a interferir en la sociedad. En vez de ello se creó un nuevo organismo llamado Pindsvinet [Erizo] para difundir legalmente las ideas de Absalón en el debate público”, contó el agente Q, y precisó que se había recurrido al Erizo como símbolo para ilustrar los lazos ideológicos que la organización mantenía con la OTAN:
“Pindsvinet es el nombre de una operación concebida por el general Eisenhower, pero es también el emblema de la alianza atlántica. A partir de 1981, la Defensa Nacional de Dinamarca también adoptó el erizo como emblema.”
Cuatro años más tarde se produjo otro escándalo en el que estuvo implicado el ejército secreto danés. En 1978, al descubrirse en Noruega un inmenso escondite de armas, el entonces ministro de Defensa, Rolf Hansen, no tuvo más remedio que confirmar ante el Parlamento que se había conformado en el país un ejército secreto bajo la égida de la OTAN. En la vecina Dinamarca, la red Stay Behind-Absalón se vio entonces en una posición incómoda, porque las revelaciones que tenían lugar en Noruega amenazaban también su propia cobertura.
Según el exagente Q, los efectivos del ejército secreto danés se redujeron considerablemente durante 1978 y 1979. El jefe del Gladio danés, Harder, y su asistente Fleming Norgaard, se refugiaron entonces en España. “Ya estábamos todos un poco viejos”, comentó el agente Q. Según ese testigo, Absalón fue reemplazado en 1978 por una nueva organización conformada con nuevos agentes. Para Nils Gleditzch, del Instituto de Investigación para la Paz –organismo internacional con sede en Oslo–, “resulta algo sorprendente que ningún ciudadano de ningún Estado miembro de la OTAN haya aprovechado aquella oportunidad para interrogarse sobre la situación en su propio país”.
Como subraya el agente Q, Flemming Norgaard, el brazo derecho de Harder, desempeñaba un papel clave dentro de la red Absalón, sobre todo por “sus importantes actividades de recogida de fondos”. En 1990, varios periodistas daneses que lograron encontrarlo en Francia quisieron conocer su reacción ante las declaraciones del agente Q. Norgaard reconoció que había sido miembro de Absalón y que disponía de una excelente red de contactos internacionales y del respaldo en el seno del partido conservador danés. “Svenne era la eminencia gris. Viajaba constantemente”, declaró el agente Q.
“Nadie sabía con exactitud lo que él hacía. Pero las personas más expuestas son raramente las más influyentes.”
En 1990, cuando salió a la luz la existencia del Gladio italiano, la red clandestina danesa seguía activa. El entonces ministro de Defensa, Knud Enggaard, no tuvo por lo tanto más remedio que presentarse ante un Folketing (el parlamento danés) tan atónito como curioso. El 21 de noviembre, el ministro afirmó en su primera alocución pública sobre el ejército secreto danés que ninguna organización “de ningún tipo” había sido creada nunca por la CIA en el país con el respaldo de la OTAN. Y después, para gran confusión de los parlamentarios, dijo:
“Toda otra información relativa a una operación de los servicios secretos concebida bajo la hipótesis de una ocupación enemiga está clasificada como confidencial, e incluso altamente confidencial, y me es, por lo tanto, imposible decir más sobre ello al parlamento danés.”
El diputado Pelle Voigt, quien fue el primero en mencionar el asunto, juzgó la respuesta del ministro de Defensa como “contradictoria y una confirmación indirecta de que Dinamarca también tenía su propia red secreta”.
Al interrogar a varios exministros, los periodistas descubrieron que éstos no tenían muchas ganas de hablar del delicado asunto.
Erling Brondum, quien había sido ministro de Defensa de 1973 a 1975, declaró en 1990: “Ha pasado tanto tiempo. El nombre de Absalón no me recuerda absolutamente nada”. Ni corta ni perezosa, la prensa recordó de inmediato que en 1974 el propio Brondum había mencionado ante el parlamento el nombre de “Absalón”, el mismo que ahora decía no recordar mientras negaba los presuntos vínculos entre el Stay Behind danés y el Ministerio de Defensa. El socialdemócrata Poul Sogaard, ministro de Defensa de 1978 a 1982, parecía tener mejor memoria y declaró claramente:
“Yo me acuerdo muy bien de Absalón. Era un círculo de oficiales militares […]. Si al ejército le hacía falta tal o cual equipamiento, Absalón ponía los fondos para comprarlo. Eso fue lo que me explicó el general Andersen”.
Sin embargo, el general Andersen, quien según Sogaard estaba implicado en la conspiración, desmintió aquella afirmación y declaró a la prensa:
“A Poul Sogaard debe estar fallándole la memoria. El nombre de Absalón no me recuerda absolutamente nada”.
El ministro de Defensa Enggaard logró que el tema de la red Stay Behind se debatiera sólo de forma interna por parte de la comisión parlamentaria encargada de supervisar el trabajo de los servicios secretos, comisión cuyos archivos se clasifican por lo tanto como altamente secretos y son inaccesibles para el público. Así que sólo algunos diputados recibieron información sobre el asunto, mientras que la población era mantenida en la ignorancia.
“Todos los ministros tenían conocimiento de las actividades de Absalón. Eso es seguro en un 200 por ciento. Nosotros teníamos un hombre en la cúpula del Ministerio que estaba, él mismo, en contacto con el primer ministro”, subrayó el exagente Q. “Teníamos razón en hacer lo que hacíamos. Pero, después de tantos años, es tiempo ya de revelar ciertos detalles en nombre de la historia.”
En 2002, el exministro de Defensa, Hans Haekkerup, reconoció en sus Memorias la participación de su Ministerio en la creación del Gladio en Dinamarca.
En 1999, a pedido del parlamento, el ministerio de Defensa de Dinamarca creó una comisión de control sobre los servicios secretos (Politiets Efterretningstjeneste). Después de la publicación del libro de Daniele Ganser, la comisión entregó su Quinto informe dedicado a las actividades del Gladio en Dinamarca, de 1945 a 1989.
Según ese informe, las actividades de espionaje de los anglosajones en suelo danés se iniciaron inmediatamente después del fin de la Segunda Guerra Mundial. También inmediatamente tuvieron lugar una serie de negociaciones ante la situación de pánico que siguió a la toma del poder por parte de los comunistas en la extinta República de Checoslovaquia. Aquellas negociaciones no prosperaron hasta 1951, en un contexto de rivalidad entre el Reino Unido y Estados Unidos. A la cabeza del Gladio danés se hallaban Arne Sejr y Erik Husfeldt.
La complicación que marcó aquellos inicios explica la existencia de varias redes, entre las que figuraba Firmaet (la Firma), junto a Absalón.
La Comisión logró comprobar que fue el Gladio el que instaló dispositivos de escucha en el apartamento del líder comunista Alfred Jensen, como revelara el exprimer ministro Jens Otto Krag.
En 2005, Peer Henrik Hansen publicó Firmaets største bedrift – Den hemmelige krig mod de danske kommunister (Ediciones Høst & Søn). Al año siguiente, el mismo autor se basó en ese trabajo para hacer un artículo para el International Journal of Intelligence and CounterIntelligence, “‘Upstairs and Downstairs’ – The Forgotten CIA Operations in Copenhagen”.
*Este artículo es el capítulo 13 del libro intitulado Les armées secrètes de l’OTAN (Los ejércitos secretos de la OTAN).
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