Beirut, Líbano. Inmediatamente después del anuncio de su victoria electoral, el presidente democráticamente electo de la República Francesa pone distancia entre el pueblo y él. Rechazando todo baño de multitudes, Emmanuel Macron cruza, ostentosamente solo, la explanada del Louvre bajo la mirada de sus partidarios.
El equipo del ahora presidente electo de Francia, Emmanuel Macron, logró poner a los franceses en estado de hipnosis. Con ello impuso la elección –con dos tercios de los votos válidos– de un hombre de sólo 39 años, cuyo partido fue creado en internet hace casi exactamente 1 año, y que nunca antes se había presentado a ninguna otra elección.
Esta “hazaña” es fruto del equipo de Steele & Holt, una misteriosa firma cuyo nombre hace referencia a la serie de televisión Remington Steele [1], en la que la directora de una agencia de detectives contrata a un ladrón –interpretado por el actor Pierce Brosnan– para que se presente a los clientes como si fuese él el jefe de la agencia.
Ni se moleste usted en buscar quién se esconde detrás de la firma Steele & Holt. Lo único que se sabe a ciencia cierta es que sus dos principales clientes son la trasnacional francesa AXA y la familia Rothschild. Todo el mundo sabe que Emmanuel Macron trabajó para los Rothschild, pero la contribución de estos a la organización de su partido político es un secreto bien guardado. En cuanto al gigante de los seguros AXA, se trata de una gran trasnacional presidida por Henri de La Croix, quinto duque de Castries, quien preside también el think tank de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (el Grupo de Bilderberg), el Instituto del Bósforo (que es el think tank de Turquía) y, en Francia, el Instituto Montaigne (un think tank de derecha).
Por cierto, no está de más recordar aquí que el influyente Henry Kissinger invitó a Macron a la reunión anual del Grupo de Bilderberg realizada en 2014, junto a los también franceses Francois Baroin y Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional.
A través del Instituto del Bósforo se hizo posible detectar y sobornar a diferentes personalidades de derecha y de izquierda que han aportado su respaldo a Macron.
Fue en los locales del Instituto Montaigne donde tuvieron lugar las primeras reuniones de la nueva formación política creada para Macron, que incluso está domiciliada oficialmente en la dirección personal del director de ese instituto.
Tanto Kadima! como En Marche! son partidos que se dicen centristas y en cuyo seno se reúnen personalidades tanto de derecha como de izquierda… y todos sabemos cuán “centrista” fue Ariel Sharon, general israelí que creó su propio partido para separarse de Benyamin Netanyahu. Ariel Sharon fue de hecho un colonialista que quería crear un Estado palestino que siguiese el modelo de los bantustanes sudafricanos. El Apartheid era para Ariel Sharon la única vía que podía permitir la preservación de Israel. Netanyahu, por el contrario, un talmudista que se niega a aceptar la idea de compartir Palestina con los goyim [2]. Para Netanyahu, los goyim deben ser expulsados de Palestina, si no es posible exterminarlos.
Volviendo a la situación política en Francia, seguramente nos enteraremos con el tiempo de por qué Macron quiso romper con el primer ministro socialista Manuel Valls. Por el momento, es notoria la insistencia que Valls está poniendo en tratar de unirse a En Marche!, sólo comparable al poco tacto que ha tenido Macron para rechazarlo observando que un grave conflicto los separa.
Para impulsar al candidato Macron, la firma Steele & Holt –léase la OTAN y los Rothschild– se apoyaron en las antiguas redes pro-estadunidenses de la Fondation Saint-Simon. Juntas orquestaron todo el show sobre “la amenaza Le Pen”, logrando así que muchos electores resueltamente contrarios a Macron acabaron votando por él por temor a un resurgimiento del “nazismo” en Francia. Al no tener gran cosa que reprocharle a Marine Le Pen, le atribuyeron los crímenes de su padre y unas cuantas cosas más.
Esta manipulación demuestra que, en la “sociedad del espectáculo”, la forma es más importante que el fondo. Reflexionemos juntos. ¿Cuáles son las características del fascismo? Decreta el fin de la lucha de clases recurriendo al corporativismo que reúne a patronos y obreros en el seno de las mismas organizaciones, decreta el fin de la dialéctica derecha-izquierda gracias a la creación de un partido único y, por consiguiente, decreta el fin de toda forma de oposición, garantizado por el uso de la fuerza.
Si bien la primera de esas características hubiese podido aplicarse a la visión de las cosas que tenía Jean-Marie Le Pen, no es menos cierto que ya no es aplicable a la visión de la sociedad que plantea su hija Marine.
En cambio, la dos primeras características del fascismo anteriormente citadas –fin de la lucha de clases mediante el corporativismo y fin de la dialéctica derecha-izquierda mediante la creación de una formación política– corresponden a la perfección con lo que plantea Macron, respaldado en la elección presidencial por todos los jefes de las grandes empresas de la bolsa de París… así como por la dirección de la CGT, el sindicato más representativo de la clase obrera francesa. El propio Macron no cuestiona la capacidad de los partidos de derecha y de izquierda para defender los valores que consideran suyos… pero llama a los líderes de esos partidos a que se unan al partido que él creó en aras de la defensa de “intereses comunes”. De hecho, si la próxima cita electoral prevista en Francia –las elecciones legislativas– se desarrollan conforme a los deseos de Macron, eso será el inicio de la destrucción de la oposición. En todo caso, el unanimismo de la prensa escrita de ambas tendencias a favor del candidato Macron y la campaña desatada contra los sitios web que contradicen ese coro de uniformidad mediática sirven para darnos una idea clara de lo que ya está en preparación.
La historia se repite. En 1940, los franceses apoyaron al mariscal Philippe Petain creyendo protegerse con ello del nazismo… y fue Petain quien instauró el fascismo. En 2017, acaban de votar por Macron por temor a la “extrema derecha”… y será Macron quien acabe instaurando el fascismo.
Es cierto que algunos electores deben haberse sentido incómodos ante las personalidades –bastante sui generis– de los candidatos y el uso, por una de las partes, de métodos de propaganda nunca vistos en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Cuando tenía sólo 15 años, Emmanuel Macron tuvo una relación sexual con su profesora de teatro –23 años mayor que él–, no tardó en vivir con ella y se casaron 15 años después. Marine Le Pen heredó de su padre la presidencia del partido creado por él. Comenzó por limpiar esa formación política, llegando incluso a excluir a su propio padre. Si recurrimos a los términos que utilizan los sicoanalistas, Macron se casó con su madre y Marine Le Pen “mató” a su padre.
Pero lo más importante es que el equipo de Macron no vaciló en acusar a sus rivales de las peores traiciones, y sin la menor lógica pero teniendo la garantía de que los diarios regionales y nacionales –que ya controla en su totalidad– no se atreverían a emitir absolutamente ninguna crítica contra esas acusaciones, a pesar de todo lo absurdas que fueron. El candidato de la derecha, Francois Fillon, se ha visto así convertido a ojos de todos en un ladrón, a pesar de que no se ha comprobado ninguna de las acusaciones de las que fue objeto. Igualmente, Marine Le Pen es vista como la personificación misma del fascismo, aunque no ha defendido nunca las posiciones que se le atribuyen.
En cuanto se anunció que había sido electo, el futuro presidente Macron pronunció una breve alocución desde su cuartel general de campaña. Dijo unas cuantas banalidades, pero con el aire de gravedad del hombre que siente bruscamente el peso de las responsabilidades que acaban de caer sobre sus débiles hombros. Y luego se regaló a sí mismo un nuevo instante teatral con sus partidarios en la explanada del Louvre. Atravesó París en un cortejo de autos con cristales negros. Luego atravesó a pie, solo e inaccesible, la explanada del Louvre para subir al escenario allí instalado en su honor. Y desde ese lugar, al pie de la pirámide de cristal del museo del Louvre, como Napoleón Bonaparte, pronunció otro discurso, también lleno de lugares comunes pero con un tono encendidamente marcial, cuando él nunca ha combatido con armas. Para terminar, se rodeó de su familia y de unos cuantos militantes para entonar La Marsellesa.
Contrariamente a lo que siempre hicieron todos sus predecesores, Emmanuel Macron no estrechó ni una sola mano en toda esa velada triunfal. Nadie pudo acercársele. Macron no permitió que ninguna de las personalidades políticas que lo apoyaron apareciese junto a él y compartiese su victoria. Para cobrar el premio por haber traicionado sus partidos respectivos, esas personalidades tendrán que incurrir en nuevo acto de traición… aportando nuevamente su apoyo a los partidarios de Macron en las elecciones legislativas de junio.
Sólo entonces, ya con todas las riendas del poder en sus manos, el presidente Macron permitirá que los franceses salgan de la hipnosis. Cuando sea ya demasiado tarde. ¡Adelante, en marcha!
Thierry Meyssan/Red Voltaire
[ANÁLISIS INTERNACIONAL]
Contralínea 539 / del 15 al 21 de Mayo 2017
En el Estado de México, autoridades federales y estatales realizan la “Operación Enjambre” para cumplimentar…
El director de Seguridad Ciudadana del municipio de Texcaltitlán, Estado de México, Isidro Cortes Jiménez…
Hay mucha falsedad, hipocresía y simulación en el tema del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso…
“Esta idea de que a través de México están entrando los productos chinos para llevarlos…
El gobierno de México pedirá a la nueva administración de Estados Unidos –que encabezará el…
A una semana de que el Paquete Económico 2025 fuera turnado a la Cámara de…
Esta web usa cookies.