Londres. Otros 500 millones de personas pueden sumirse en la pobreza al cabo de la actual pandemia de Covid-19 si no se emprenden medidas urgentes en favor de los países en desarrollo, advirtió un informe de la coalición Oxfam.
La pandemia “está teniendo consecuencias devastadoras en todo el mundo, pero en los países más pobres, donde las personas ya se enfrentaban a grandes dificultades para salir adelante, apenas hay redes de seguridad para evitar que caigan en la pobreza”, dijo el director ejecutivo de Oxfam, José María Vera.
Oxfam encargó al británico King´s College y a la australiana Universidad Nacional un estudio que proyectase consecuencias de la enfermedad Covid-19 sobre las naciones en desarrollo y lo tituló Elijamos dignidad, no indigencia.
El estudio proyectó reducciones de ingresos de 5, 10 y 20 por ciento entre las poblaciones más pobres del mundo, y concluyó que la pobreza podría aumentar por primera vez desde 1990 e incrementarse, en el peor de los escenarios, entre 341 y 611 millones de personas, con una media de 500 millones.
Utilizó los umbrales de pobreza de 1.90, 3.20 y 5.50 dólares diarios como ingreso por persona que emplea el Banco Mundial. Según las cifras de este organismo para 2018, últimas disponibles, 3 mil 400 de los 7 mil 700 millones de habitantes del planeta sobreviven con menos de 5.5 dólares al día.
En África subsahariana, por ejemplo, los actuales 853.9 millones de personas que viven con menos de 5.5 dólares al día podrían llegar a 864.7 millones si sus ingresos sólo merman 5 por ciento, pero alcanzarían 897.5 millones de la pérdida alcanza a 20 por ciento.
Dentro de ese volumen de población subsahariana que vería sus ingresos caer, los más pobres, que sobreviven con menos de 1.9 dólares al día, podrían pasar de los actuales 419.6 millones de personas a 531.5 millones si se concretase una reducción de ingresos de 20 por ciento.
En América Latina y el Caribe el número de personas con ingresos inferiores a 5.5 dólares al día, 162 millones en la actualidad, puede pasar a 174.6 millones si las pérdidas son de 5 por ciento, pero si los ingresos merman 20 por ciento la cifra llegaría a 216.3 millones, es decir, habría 54 millones de nuevos pobres.
En Asia meridional los pobres, actualmente 1 mil 422 millones, pueden aumentar a 1 mil 457 millones o llegar a 1 mil 551 millones, según los mismos esquemas de cálculo.
Y en la región de Oriente Próximo y Norte de África, los pobres con menos de 5.5 dólares por día, 153.5 millones, pueden llegar a ser 163.8 o 198.4 millones de personas, si la pérdida de ingresos se cifra en 5 o en 20 por ciento.
Para ayudar a visibilizar el drama, el estudio incluyó algunos testimonios. “Este virus nos matará de hambre antes de enfermarnos”, dijo en la pesquisa Micah Olywangu, taxista en Nairobi con tres hijos, una recién nacida, y quien con el toque de queda impuesto por la pandemia no tiene un cliente desde hace 3 semanas.
O Tarawati, de 35 años, trabajadora del hogar con un marido zapatero que “no ha ganado ni una rupia” desde que comenzó el confinamiento, y con siete hijos, de los cuales tres reciclan objetos que buscan en la basura, pero todos se han quedado sin dinero para comprar comida. “Este virus está destruyendo nuestras vidas”, resumió.
Como respuesta a la pandemia, Oxfam propone “un nuevo contrato social” entre la ciudadanía, los gobiernos y los mercados, que “reduzca drásticamente la desigualdad y siente las bases para una economía más humana”.
Los gobiernos del Norte industrializado deberían movilizar al menos 2.5 billones (millones de millones) de dólares para detener la pandemia y evitar el colapso económico mundial, según el plan de Oxfam, que coloca en primer lugar las subvenciones en efectivo a las personas más necesitadas.
Para posibilitar la medida debería suspenderse de inmediato el pago de deudas por parte de los países pobres y drenar nuevos recursos desde el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como crear nuevos estímulos impositivos y atender a la recuperación de las empresas que sean social y ambientalmente responsables.
Por ejemplo, Ghana podría “proporcionar 20 dólares al mes a cada uno de los 16 millones de niños, discapacitados y ancianos del país durante seis meses si se liberara de los plazos de pago de la deuda externa”, que pasa de 30 mil millones de dólares.
El estudio recomendó que el FMI emita derechos especiales de giro como nueva ayuda a los países pobres, y que las naciones más ricas establezcan impuestos de solidaridad de emergencia, gravando grandes fortunas, productos financieros especulativos y actividades con impacto negativo en el ambiente.
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