Odalys Buscarón Ochoa*/Prensa Latina
Moscú, Rusia. Los partidos movilizan los resortes para la actual campaña electoral por la renovación de la Duma estatal en la Séptima Legislatura, con lo cual se inicia un trienio de competencia política en Rusia hasta las presidenciales de 2018.
El periodo de primavera en la cámara baja, iniciado tras el asueto de invierno, dio las primeras señales de la carrera, en 8 meses con que cuentan las formaciones políticas, tanto las sistémicas –parlamentarias–, como el resto de las agrupaciones acreditadas.
Por primera vez este año, las elecciones en la Duma estatal de 450 escaños se celebrarán en fecha anticipada por un decreto presidencial, que fijó la contienda federal para el 18 de septiembre, 3 meses antes. Las anteriores fueron realizadas el 4 de diciembre de 2011.
Durante la jornada de votación simultánea –denominada así por la Comisión Central Electoral– se desarrollarán consultas en cinco regiones de la Federación, como mínimo, para elegir a las nuevas autoridades, en la república de Chechenia, entre otras; así como en otros 33 sujetos administrativos a instancia legislativa.
La resolución fue promulgada por el presidente Vladimir Putin en 2015, luego de aprobarse la iniciativa por mayoría en ambas instancias legislativas. Analistas independientes asociaron las maniobras lideradas por el oficialista partido Rusia Unida para el anticipo de los comicios, a la par de las consultas regionales, a una intención del Kremlin de evitar una abstención masiva originada, posiblemente, por la crisis económica y un desinterés del electorado.
Respecto al particular, el presidente de la Duma, Serguei Naryshkin, catalogó de provocaciones los intentos de establecer un nexo del adelantamiento de la lid con un hipotético escenario de creciente descontento social en el país, atribuido a sondeos.
Tales especulaciones no se ajustan a la realidad, afirmó Naryshkin en la sesión inaugural del plenario de primavera, el último del periodo legislativo. Insistió en descalificar los rumores de que las consultas de septiembre serán “detonante de explosión social”.
El titular de la cámara baja instó a los diputados a “no reaccionar ante provocaciones” y a no permitir que el parlamento sea usado para “calentar” la situación interna.
Dijo sin ambages que intereses personales y de grupos, vinculados con las elecciones, no deben obstaculizar el normal funcionamiento de la labor parlamentaria.
Sin embargo, los primeros debates en enero dieron visos de profundas brechas en la comunidad legislativa, sobre todo en torno a los planes de recorte del Presupuesto Fiscal de 2016, y es muy seguro que el nuevo plan anticrisis origine una encendida confrontación.
La bancada del Partido Comunista de la Federación de Rusia (PCFR) fue clara en su oposición a más podas de las erogaciones presupuestarias y prometió una dura batalla en la Duma.
Unido a la coyuntura interna particular por la prolongación de la crisis económica y las sanciones por Estados Unidos y la Unión Europea, las elecciones legislativas de 2016 acontecerán bajo nuevas reglas.
El sistema electivo, de otro lado, retorna a la modalidad mixta existente hasta 2003, antes de las reformas políticas instrumentadas por Putin. Así, la mitad de los curules (225) va a ser renovada por las listas de los partidos y una similar cifra de diputados resultará elegida por circunscripciones de un solo mandato. Los comicios legislativos celebrados en 1993, 1995, 1999 y 2003 se efectuaron por el sistema mixto.
A juicio de expertos, el citado mecanismo representa una vía de ingreso al Parlamento de políticos independientes.
El politólogo Dmitri Orlov opina que cerca de un 70 por ciento de aspirantes a un mandato por circunscripción serán nuevas figuras en la política. También al menos la mitad de las listas partidistas la engrosarán candidatos noveles.
Los cuatro partidos con representación parlamentaria, Rusia Unida (RU) –bancada mayoritaria–, Comunistas (PCFR), Liberal-Democrático (LD) y Rusia Justa (RJ) desplegarán una intensa campaña entre febrero y julio, con la mira puesta en el electorado indeciso.
Con vista a las elecciones, el partido del primer ministro, Dmitri Medvédev, RU, realizó su primer congreso entre el 5 y 6 de febrero; el segundo se realizará en junio, después de la arrancada oficial de la campaña electoral.
En cuanto a Putin, expertos consideran que el Frente Popular de toda Rusia, su principal caudal electoral, colocará sus candidatos a la Duma entre los nominados independientes, y otra parte, a cuenta de los partidos como RU, Patria o Patriotas de Rusia.
Para abril, el partido LD, de Vladirmir Zhirinovski, planificó la magna cita, mientras el PCFR, de Guennadi Ziuganov, anunció un congreso en junio, cuando se aprobará el programa y ratificará a los candidatos.
De acuerdo con la Comisión Central Electoral, y las modificaciones aprobadas en septiembre de 2014, fueron excluidas de la obligación de reunir firmas de electores para la liza de este año 14 agrupaciones políticas.
Junto con las formaciones representadas en la Duma figuran Patria, Patriotas de Rusia, Comunistas de Rusia, Partido de Rusia de Jubilados por la Justicia; así como Verdes, Fuerza Cívica, Causa Justa, Plataforma Cívica, Yabloko y la alianza Parnas.
Vale destacar que sólo las agrupaciones PCFR, LD y Yabloko participaron en las últimas seis campañas legislativas nacionales, y apenas las dos primeras ganaron escaños de diputados.
Otro indicador preliminar tiene que ver con los pronósticos de preferencias de voto. Un reciente sondeo del Centro de Opinión Social dio cuenta sobre un previsible retroceso en los resultados electorales de Rusia Unida, en numerosas regiones.
El presente ciclo electoral en Rusia tiene otros aderezos impregnados por una feroz campaña informativa de Occidente en todos los frentes posibles, enfilada al descrédito de las autoridades rusas, de la cual no escapa el presidente Vladimir Putin.
Sobre un posible escenario de desestabilización, similar a 2012, cuando la llamada por la oposición no sistémica “marcha del millón” en contra de la elección de Putin, la politóloga Veronika Krasheninnikova considera en entrevista con Prensa Latina que los ataques se concentran en la línea económica, en lo fundamental.
Es lo que observamos, dice, en el último año y medio, con una prórroga de las ilegítimas sanciones, la manipulación de los precios de los hidrocarburos y la prohibición de financiamiento, entre otras medidas restrictivas contra nuestro país.
La directora general del Instituto de Investigaciones e Iniciativas de Política Exterior comenta que todo ello forma parte de la política oficial de Washington en relación con Moscú.
Admite Krasheninnikova que los artífices de esas medidas en la administración del presidente Barack Obama y en el Congreso no ocultan el verdadero propósito de esa política, “que busca generar una relación negativa del pueblo ruso hacia las autoridades y provocar un cambio de régimen”, asevera la experta.
La también miembro de la Cámara Social y jefa del Centro de Periodismo Internacional de la Agencia Rossiya Segodnya contrasta que a pesar de los “esfuerzos de Washington”, la popularidad de Putin crece en más de un 80 por ciento: se colocó en enero en 82 por ciento.
Mientras, dice, la credibilidad hacia la oposición interna (pro occidental) va en declive y se desacredita a un rápido ritmo, en los últimos años, por sus posiciones en torno a Crimea, Ucrania, y las críticas a la actuación rusa en Siria, relaciona Krasheninnikova.
No habrá desestabilización en Rusia, aunque Occidente continuará las presiones a través de todos los medios posibles, concluye la experta a Prensa Latina.
El más reciente fuego mediático se concentró esta vez en la figura del jefe del Kremlin, acusado de corrupto por círculos oficiales de Estados Unidos.
Recientemente el subsecretario estadunidense del Departamento del Tesoro a cargo de la lucha contra el terrorismo y la inteligencia financiera, Adam Szubin, afirmó ante la cadena británica BBC que Putin encarnaba la corrupción y Washington lo sabe desde hace “muchos años”.
Interrogado sobre ese punto de vista, el secretario de prensa de la Casa Blanca, Josh Earnest, respondió que “la evaluación del Departamento del Tesoro refleja de manera óptima la visión de la administración”.
Tras salir al paso a las insultantes referencias al líder ruso, el portavoz del Kremlin Dmitri Peskov dijo que Rusia esperaba explicaciones por tales expresiones, que considera absolutamente inaceptables e indecentes para representantes estadunidenses de alto nivel.
Aseguró Peskov que Estados Unidos lanzó una campaña difamatoria contra Putin sin saber si el mandatario tiene la intención de aspirar a la reelección en los comicios de 2018.
La campaña difamatoria ya ha comenzado por si acaso, concluyó el vocero con una frase lapidaria.
Odalys Buscarón Ochoa*/Prensa Latina
*Corresponsal Jefa de Prensa Latina en Rusia
[BLOQUE: INVESTIGACIÓN][SECCIÓN: LÍNEA GLOBAL]
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