A pesar de que América Latina y el Caribe están comprometidos con mitigar el daño ambiental, es necesario un cambio estructural significativo. Es decir, se requiere una inversión de entre 3.7 por ciento y 4.9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) regional cada año hasta 2030, estimó el secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), José Manuel Salazar-Xirinachs, en la 28a Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Cop28).
“El cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo. Durante años, la Cepal ha analizado sus impactos en América Latina y el Caribe y ha encontrado que el costo de la inacción supera el costo de la acción, que estos impactos son no lineales, y exponenciales, y que el calentamiento global exacerbará los efectos negativos de los fenómenos meteorológicos extremos”.
Al respecto, Salazar-Xirinachs agregó que, de acuerdo con el informe de la Cepal Economía del cambio climático en América Latina y el Caribe 2023: Necesidades de financiamiento y herramientas de política para la transición hacia economías bajas en carbono y resilientes al clima, se encontró una estrecha relación entre la pérdida de productividad laboral y el cambio climático.
“Nuestro documento muestra que, para 2030, la pérdida de productividad laboral debida al estrés térmico podría alcanzar el 10 por ciento en algunos países, lo que afectaría directamente al potencial de crecimiento de la región. Además, hay que tener en cuenta el impacto de los fenómenos extremos”.
Asimismo, el efecto del estrés térmico se proyecta a nivel microeconómico y macroeconómico, debido a que el aumento de la temperatura implica una crisis económica. En caso de no atender el impacto climático, América Latina y el Caribe tendrían una caída del PIB per cápita entre el 0.8 por ciento y el 6.3 por ciento para 2030, y hasta un 23 por ciento en 2050.
“En un escenario de altas emisiones, esto llevaría a una reducción del 1.3 por ciento y del 3.3 por ciento del PIB per cápita en 2030 y 2050, respectivamente, en relación con un escenario sin aumento de temperatura. Lo que podría resultar en un aumento de 3 mil 200 millones de personas en situación de pobreza”, señaló Salazar-Xirinachs.
De igual manera, enfatizó la importancia de la inversión en acciones climáticas para beneficiar el medio ambiente, la economía y la sociedad. “Ya que los niveles de inversión y financiación de las medidas de mitigación y adaptación supondrán un importante impulso para el crecimiento, el empleo y el desarrollo social”.
En este sentido, puntualizó que los países de la región deben intensificar y escalar sus políticas de desarrollo productivo. Igualmente, reiteró que la Cepal ha contribuido identificando los sectores dinamizadores en la transición regional hacia economías neutras en carbono. Entre éstos, se encuentran energías renovables, movilidad eléctrica, la economía circular, la bioeconomía, recursos hídricos, el turismo sostenible y la seguridad alimentaria.
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