El presidente Andrés Manuel López Obrador hizo pública la carta que le envió el expanista Felipe Calderón Hinojosa luego de que asumiera la Presidencia de la República, en la que le solicita mantener como privilegio sus guardaespaldas con cargo al erario porque no tiene dinero para pagarlos.
“Es posible que algunos expresidentes estén en una situación de solvencia económica que no tengan ningún problema para hacerlo. No es mi caso. Contrario a lo que pudiera decirse, nunca robé ni me enriquecí en el desempeño del cargo, y mis ingresos actuales, que son variables e inciertos, no me permiten pagar los servicios de seguridad que, dada la dimensión del riesgo, mi familia y yo requerimos” (sic), asegura quien costeara financieramente la campaña de su esposa Margarita Zavala a la Presidencia.
En la misiva, fechada el 11 de enero de 2018 y no de 2019, quien ocupara la Presidencia de la República entre 2006 y 2012 solicita encarecidamente a López Obrador que no le retire la seguridad. Según él, porque se enfrentó a las organizaciones criminales más peligrosas del mundo y éstas lo mantienen bajo amenaza. Lo que finalmente hizo López Obrador, al restablecerle la seguridad militar.
“Como Usted sabe, en el desempeño del cargo de Presidente de la República se asumen tareas y se toman decisiones extremadamente complejas. Entre las más delicadas se encuentran, a mi juicio, las que tienen que ver con la responsabilidad de ‘Cumplir y Hacer Cumplir’ la Constitución y la Ley, tal y como obliga la Protesta Constitucional que se rinde al asumir el cargo.
En el cumplimiento de ese deber de aplicar la ley, que implicó el procurar recuperar para las familias mexicanas la Seguridad vulnerada por la criminalidad, me tocó enfrentar organizaciones delincuencia les, algunas de las cuales hay quien las considera entre las más peligrosas del mundo” [sic].
Calderón agrega que “como consecuencia de ello, en diversas ocasiones fui objeto de distintas amenazas, algunas públicas, otras directas, y tuve conocimiento a través de labores de inteligencia del Estado de acciones que se encaminarían a atentar contra un servidor o contra la vida o la libertad de algún miembro de mi familia. A pesar de todo y al igual que Usted, estoy seguro, considero un altísimo honor haber podido servir al país en asuntos tan sensibles e importantes. Atenuaba en cierta forma tales riesgos el saber que contaba mientras durasen tales amenazas con la protección del Estado Mexicano a través de una de las instituciones más calificadas para ello: el Estado Mayor Presidencial” (sic).
El exmandatario advierte que, por la “respetable” decisión que tomó López Obrador de retirar toda protección tomada al inicio de su administración, “súbitamente mi familia ha quedado desprotegida y en consecuencia vulnerable a potenciales actos retaliatorios por parte de quienes atentan contra la Seguridad de las familias mexicanas y a quienes mi gobierno combatió, tal y como era mi deber” (sic).
Luego Calderón reconoce: “Sé perfectamente que ha habido abusos en esta materia, pero éste no era el caso. Sé que en muchas ocasiones se ha otorgado protección del Estado a quien no lo necesitaba o lo ameritaba legalmente. En mi caso, dicha protección la necesito y se justifica plenamente dados los riesgos asociados al desempeño del cargo, por lo que lo que respetuosamente le solicito encuadra perfectamente en el concepto definido por la propia Constitución como ‘servicios de seguridad que requieran los servidores públicos por razón del cargo desempeñado’”.
Supuestamente, el expanista entiende que, para algunos mexicanos, los expresidentes deben contratar por su cuenta tal protección, pero es en ese punto en el que argumenta no tener dinero para pagar sus guardaespaldas.
Agrega: “Como sabe tengo hijos y, al igual que Usted, uno de ellos menor de edad. Es cierto que las convicciones propias nos llevan a algunos a asumir en lo personal cualquier consecuencia derivada del cumplimiento del deber. Pero es terriblemente injusto que los hijos, las personas que más se quiere, queden en estado de indefensión por razones políticas completamente ajenas a su voluntad, y en circunstancias de riesgo que son claramente evitables a través de medidas de protección que son, por lo demás, razonablemente obligadas de proveer a las personas que, por razones inusuales, las padecen.
“Le pido de manera atenta y respetuosa, que autorice a quien corresponda el que se restituya a mi familia un nivel mínimo de Protección, acorde a los riesgos generados por el desempeño de tareas sensibles en materia de Seguridad en el cumplimiento del cargo de Presidente de la República” (sic).
Finalmente, Calderón dice: “independientemente de nuestras mútiples [sic] diferencias de opinión, sepa Usted que siempre para mí el interés de México estará por encima de cualquier otro, y que por lo mismo estaré siempre a su disposición en lo que estime conveniente o cuando considere que mi opinión, dadas las buenas y malas experiencias vividas en tan delicado cargo, le puedan ser de utilidad, sea directamente o a través de quien Usted designe”.
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