Académicos de la Facultad de Ciencias desarrollaron un software para calcular si sus pagos están completos o no, luego de que en plena pandemia se agudizara un añejo problema: los cheques de pago de profesores y ayudantes se integran con errores graves, como adeudos y descuentos injustificados. Así, lograron revelar el caos administrativo que priva en la UNAM y que, tan sólo en esa escuela, significó adeudos de la Universidad por 3.1 millones de pesos a quienes de por sí ganan menos
El más reciente conflicto en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) –que llevó a paro de actividades a más de 22 facultades y escuelas– dejó al descubierto el caos administrativo que priva en la máxima casa de estudios y que dejó sin paga a profesores de asignatura y adjuntos. Así lo reveló un software que desarrollaron académicos de la Facultad de Ciencias –aglutinados en el Comité del Fondo Solidario– para calcular si sus pagos están completos o no, y que ha dejado al descubierto que los cheques se integran con errores graves, como adeudos y descuentos injustificados, o simplemente no se emiten.
Durante la pandemia de Covid-19, tras sufrir meses de retrasos en sus salarios o de plano no percibir nada, los profesores denunciaron una problemática antes asumida como práctica normal: que las autoridades universitarias integran de forma incorrecta los cheques de pago, con adeudos y descuentos injustificados que disminuyen significativamente los ingresos de los docentes, de por sí precarizados.
De acuerdo con el Comité del Fondo Solidario (organización de profesores independiente a las autoridades), tan sólo en la Facultad de Ciencias, la UNAM llegó a adeudar 3.1 millones de pesos a 274 profesores de asignatura y ayudantes, por fallas en la remuneración del semestre 2021-1, que transcurrió de septiembre de 2020 a febrero de 2021.
No obstante, la cifra global de adeudos es mucho mayor, pues afectó a más de 22 escuelas y facultades. El monto antes señalado sólo refleja la deuda con los profesores y ayudantes de Ciencias que realizaron el ejercicio de analizar sus talones de pago a través de la herramienta automatizada desarrollada por el Comité del Fondo Solidario. El monto expresa, además, sólo lo relativo al semestre 2021-1.
Esa calculadora de pago virtual (http://fsfc.mxe.mx/calculadora.htm) utiliza las disposiciones del Contrato Colectivo de Trabajo del Personal Académico y del tabulador salarial para ayudar a los docentes a comprender qué conceptos contienen sus talones de pago y cuáles están injustificadamente ausentes.
Una de las conclusiones de este ejercicio es que cuando los cheques llegan retrasados están siempre mal integrados. El análisis de los talones de pago reveló que los adeudos provienen principalmente de prestaciones y compensaciones no pagadas, y es así incluso desde antes del inicio de la pandemia, explica en entrevista el profesor Carlos Prieto López, integrante del Comité.
“Comúnmente el salario viene bien. Los faltantes tienen que ver con vales de despensa, aguinaldos, primas vacacionales, estímulos y otras percepciones que son numéricamente muy pequeñas, como el apoyo para material didáctico y el pago de la cláusula 60 por días feriados en fin de semana”, explica Prieto López, físico y doctor en ciencias. El problema es que estas prestaciones representan parte importante del ingreso de los docentes, ya que dependiendo del número de horas por las que son contratados, éstas pueden duplicar sus ingresos.
Por ejemplo, un profesor de asignatura A que imparte 3 horas de clase a la semana percibe 1 mil 260.18 pesos mensuales de remuneración base (según el tabulador de 2021). Tomando en cuenta otras prestaciones mensuales, como el vale de despensa de 1 mil 443 pesos y la ayuda para material didáctico (que en este caso sería de 42.3 pesos), sus ingresos mensuales rondan los 2 mil 745.5 pesos.
El retraso en los pagos a los profesores y ayudantes y la mala integración de los talones de pago se deben, principalmente, a la demora en la elaboración de los contratos semestrales, situación que existía ya desde antes de la pandemia. Sin embargo, autoridades como la directora de la Facultad de Ciencias, Catalina Stern Forgach, han asegurado que en los semestres 2020-2 y 2021-1 se agudizó el retraso en los procedimientos relacionados con la elaboración y actualización de contratos.
“Ninguno de estos problemas tiene que ver con la falta de fondos o con el cierre presupuestal. Éste es un problema de los procesos y de los tiempos de los procesos. Se juntaron con la pandemia, la escasez de personal, retrasos en los procesos ya de por sí complicados. El número de quejas se volvió tan grande que hasta el sistema de aclaraciones colapsó”, explicó la física y doctora en ciencias a los representantes de la Asamblea de Profesoras y Profesores de Asignatura y Ayudantes de la Facultad de Ciencias durante una reunión virtual sostenida el 19 de marzo.
A dicha reunión asistieron también los titulares de la Secretaría General de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas; de la Secretaría Administrativa, Luis Agustín Álvarez Icaza Longoria, y de la Dirección General de Personal, Marco Antonio Domínguez Méndez.
El secretario administrativo, Álvarez Icaza Longoria, explicó que existen tres momentos clave en la contratación de los docentes: un proceso de selección a cargo de las coordinaciones académicas, un proceso de formalización de los nombramientos a cargo de la administración de las facultades y escuelas, y un proceso de actualización de la nómina a cargo de la Secretaría Administrativa y la Dirección General de Personal.
“Va a ser muy difícil que en un futuro podamos ser puntuales con el pago si no adelantamos los procesos de registro de los profesores para los semestres que van a empezar y no los tenemos listos con un poco más de anticipación”, afirmó Álvarez Icaza.
Leonardo Lomelí Vanegas, secretario general de la UNAM, coincidió en la necesidad de agilizar la primera etapa de selección de la planta docente (que incluye también la inscripción de los alumnos) para poder iniciar los trámites a tiempo.
Los errores en la integración de los talones de pago están relacionados con desfases en el registro de los contratos, principalmente en los casos en que un profesor ingresa o se reincorpora a la planta docente, cambia de número de horas laborales o de categoría de contratación.
Sin embargo, la remuneración precaria de los académicos de la Universidad debe explicarse por factores como la contención de los salarios (que llevan años sin aumentos anuales superiores a la inflación), el impulso de programas de remuneración extraordinaria que no benefician a todos, y la dificultad de conseguir estabilidad laboral mediante nombramientos definitivos.
A ello debe sumarse la actitud pasiva del sindicato titular del contrato colectivo académico, la Asociación Autónoma del Personal Académico de la UNAM, que ante la denuncia de los docentes se limitó a emitir un par de comunicados reconociendo el esfuerzo de las autoridades universitarias por regularizar la emisión de pagos.
En diciembre de 2020, un grupo de profesores de Ciencias organizó un fondo solidario mediante el que los académicos de la Facultad podían aportar recursos para ayudar a los docentes más afectados por el retraso en el pago de salarios. Y es que los principales perjudicados son los profesores de asignatura y ayudantes de nuevo ingreso o de reingreso, quienes debieron ser dados de alta en la nómina universitaria.
“Siempre ha habido lentitud en el procesamiento de contratos, pero la pandemia la exacerbó. Había gente que todavía en enero, casi ya por cerrar el semestre, no tenía su cheque. Entonces creamos el fondo solidario y, aunque ese fue su primer objetivo –el de proporcionar un alivio a casos extremos–, nos empezaron a llegar preguntas y quejas sobre retrasos en contratos y pagos”, explica en entrevista Carlos Prieto López, profesor de asignatura integrante del Comité.
Así decidieron realizar un primer diagnóstico entre la comunidad académica de su Facultad para conocer qué tan grande era el problema. En ese ejercicio se hizo pública por primera vez la calculadora automatizada para verificar la integración de los talones de pago.
“Fue algo sumamente interesante porque toda la experiencia que teníamos era personal y de oídas de algunos compañeros. Pero respondieron más de 300 personas. De ellas, 118 tenían un pago acumulado o pago único [es decir, recibieron el salario correspondiente a todo el semestre en una única entrega]. Y el ciento por ciento de esas personas tenía faltantes. Fue algo muy representativo porque nos dimos cuenta del tamaño del problema. No es que de repente pase y de repente no, sino que, con una muestra un poco más grande, vimos que es una causalidad: si llega tarde, falta dinero. Hicimos la suma de lo que le faltaba a la gente, y el total de lo que adeudaba la Universidad a estas 118 personas eran casi 1.4 millones de pesos”, explica el profesor Carlos Prieto sobre el primer corte informativo de la calculadora de pagos.
Además de los adeudos, este primer informe publicado en febrero señaló que 205 de los 361 encuestados no habían recibido el pago correspondiente al semestre 2021-1 y que 20 de ellos ni siquiera habían firmado el contrato correspondiente. Entre las principales causas del retraso en la firma de contratos, los docentes afirmaron no haber sido contactados por las autoridades para firmar, no haber recibido una respuesta de parte de la Oficina de Personal y no haber encontrado, al asistir, a alguien que les atendiera.
La problemática coyuntural, que ha organizado y movilizado desde marzo pasado a los docentes universitarios en defensa de sus derechos laborales, tiene dos vertientes: el atraso en la elaboración de los contratos y la entrega de pagos incompletos. El físico y doctor en ciencias Carlos Prieto explica a Contralínea que “el atraso en los contratos siempre ha existido, lo que pasa es que ahora se exacerbó. Si antes se tardaban tres meses, ahora se tardan ocho, y definitivamente tiene que ver con la pandemia. Pero los pagos incompletos no tienen absolutamente nada que ver con la pandemia: han existido desde siempre, siguen existiendo ahora… No sé si van a seguir existiendo, pero no tienen absolutamente nada que ver con la pandemia”.
Agrega que “no es algo que uno piensa, ¿por qué mi patrón me pagaría mal? Y menos si es la UNAM, uno confía. Muy poca gente revisa si le falta dinero, pero hay quien duda incluso de que la Dirección General integre bien los pagos corrientes [no retrasados]. Por eso decidimos extender el ejercicio de la calculadora. Nos preguntamos cuándo empezó el problema: no lo podemos saber, pero hemos revisado talones de pago de 2006 en donde existe el mismo conflicto, que no se pagan muchas de las cosas que tendrían que pagarse”.
Para ejemplificar la situación, el doctor Carlos Prieto expone su propio caso: “Cuando entré como ayudante por primera vez empecé a trabajar en agosto y mi pago salió en enero, era un pago único. Ahora que fui a revisarlo vi que además estaba incompleto. Luego interrumpí mis cursos porque me fui a una estancia posdoctoral, reingresé el semestre pasado y aunque para términos de la Facultad mi contrato fue rápido (sólo se tardó tres meses), llegó nuevamente incompleto mi pago. Solicité una aclaración, que requirió a su vez otra aclaración porque estaba evidentemente mal hecha: para calcular usaron quincenas de otro semestre y resulta que yo termino debiéndoles”.
Actualmente, la calculadora de pago sirve únicamente para que profesores de asignatura y ayudantes de la Facultad de Ciencias revisen los talones de pagos únicos relativos al semestre 2021-1. La intención del Comité, sin embargo, es extender el funcionamiento de la calculadora para que también puedan usarla académicos de otras facultades y escuelas de la UNAM, y para que se puedan revisar cheques de otros semestres. Ello, porque el problema podría estar presente en toda la Universidad y no sólo en esa escuela.
La actualización no será sencilla pues requiere completar la información de los tabuladores salariales de otros años, conocer los acuerdos particulares de cada dependencia universitaria (por ejemplo, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, los académicos tienen acceso a bonos por asistencia que no existen en la Facultad de Ciencias), y contemplar los desfases en los calendarios escolares provocados por la pandemia y paros de labores que alteran la correspondencia de las quincenas (como fue el caso de la Facultad de Filosofía y Letras el semestre 2021-1 se inició hasta octubre de 2020).
Mientras tanto, los docentes organizados en torno al movimiento #UNAMnoPaga han realizado talleres virtuales en los que se revisan los talones de pago de forma manual. Estos ejercicios han comprobado que la problemática señalada por el Comité del Fondo Solidario de la Facultad de Ciencias ocurre también en otras facultades y escuelas de la Universidad, causando estragos a la de por sí pauperizada planta docente.
El que inició como un paro de labores definido para una semana se ha extendido en la Facultad de Ciencias durante más de un mes. En opinión de Carlos Prieto, el paro ha logrado cosas importantes: “una es visibilizar el problema. Esta situación de que te puedan pagar cuatro meses después estaba muy normalizada por todos, incluyendo a los profesores, ayudantes y a las autoridades también. Lo que pasa es que no es lo mismo tener ahorros para aguantar tres o cuatro meses, que tener ahorros para aguantar 10 meses en medio de una pandemia. Nos hemos dado cuenta de que estábamos normalizando algo que no se debe de normalizar. Nos hemos dado cuenta, de manera mucho más masiva, del problema de los pagos incompletos. Realmente no había una conciencia plena de esto. Hemos notado la situación tan desfavorable en la que estamos como personal de asignatura; nuestra labor no está bien remunerada y hemos sido desplazados en muchos aspectos de la Universidad”.
Por su parte, las autoridades universitarias han reiterado su compromiso de completar los pagos rezagados, actualizar el sistema de pago y esclarecer los conceptos en la entrega de percepciones. De acuerdo con el último informe emitido por la Dirección General de Comunicación Social de la UNAM, al 26 de abril “han sido emitidos 1 mil 350 cheques en pago único, durante las quincenas de la cinco a la ocho, relacionadas con los semestres 2021–I y 2021–II”.
A pesar de que los ejercicios de revisión de talones de pago revelaron que la mayoría de las irregularidades se presentan en los pagos únicos o acumulados, los docentes han comenzado a descubrir anomalías en pagos regulares: “hace poco vi algo que no me había tocado ver antes y es que le llegó a alguien su primer pago –su pago único del semestre pasado–, y resulta que en todo el semestre tuvo percepciones por 900 pesos. Una persona que está trabajando tres horas por semana y tendría que ganar poco más que eso al mes, más vales y todo lo demás. Este es un ejemplo que me sorprendió mucho porque es la primera vez donde vi un salario mal calculado. Ya no las percepciones, sino el salario”, comenta el doctor Carlos Prieto.
Las autoridades universitarias han emitido explicaciones parciales sobre el funcionamiento de la nómina, sobre por qué existen retrasos en la contratación y por qué dichos atrasos afectan la integración de los talones de pago. Pero más que explicaciones, las profesoras y profesores de asignatura y ayudantes de profesor esperan la entrega completa de sus salarios y prestaciones.
Al menos el 70 por ciento de la plantilla docente de la UNAM está contratado como eventual, por lo que está sujeto a contratos semestrales o anuales, dependiendo de los planes de estudio, generando incertidumbre laboral. Así, más de 30 mil académicos ganan entre 406 pesos a la quincena –los del Sistema de Universidad Abierta– y 840 –los del sistema escolarizado–, denunciaron profesores de asignatura y de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPS) en el marco de los paros de actividades por la falta de pagos.
Aglutinados en un Claustro Docente en la FCPS, agregaron que “el régimen de contratación eventual es la causa por la cual cada semestre se tienen que elaborar y firmar contratos de trabajo individuales para el 70 por ciento del profesorado universitario (más de 30 mil académicos)”.
También señalaron que, “contrario a lo que establece la normatividad, a los 3 años de impartir docencia no se abren concursos para lograr la estabilidad en el empleo. Por ello, en la UNAM hay miles y miles de docentes con 5, 10, 20, 30 años o más de antigüedad cuyo trabajo para el siguiente ciclo lectivo no está asegurado. En muchos casos la contratación depende de la discrecionalidad con la que los funcionarios asignan clases y horas. Esta dinámica somete a una incertidumbre permanente que no puede ni debe continuar”.
En un pliego petitorio entregado a las autoridades universitarias a fines de marzo pasado, el Claustro añadió que “en 2021 el profesorado de asignatura ganamos de 406.24 (Sistema Universidad Abierta) hasta 840.12 pesos (Sistema Escolarizado) como percepción salarial de forma quincenal por clase universitaria impartida, lo que sólo refleja el amor por la docencia y el compromiso con la principal universidad pública de México, pero no el costo de la vida. El salario académico del profesorado de asignatura es, sin discusión, un ingreso abiertamente insuficiente e indigno que no refleja la preparación ni el trabajo realizado”.
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