El 25 por ciento del maíz para consumo humano guardado en almacenes de México dio positivo a presencia de transgénicos, revela un informe preliminar de Conahcyt. Presentado por la doctora Patricia Delgado Valerio, responsable técnica del proyecto, el estudio analizó 856 muestras, de las que se detectaron marcadores P35S y Tnos en 210 de ellas, con específicamente los eventos NK603, TC1507 y MON810. De las positivas, 164 fueron por grano (78 por ciento), 34 por semilla (16 por ciento) y 12 por harina (6 por ciento).
El maíz contenido en almacenes tiene como destino la cadena de alimentación de las y los mexicanos. “Es el material que usamos para producir lo que consumimos” (grano, semilla y harina), explica a Contralínea la doctora, quien alerta que falta alrededor de 15 por ciento de trabajo para incluir en el trabajo final, por lo que ese 25 por ciento es muy probable que aumente.
“Es muy preocupante lo que está pasando en cuanto al maíz transgénico: no se está respetando” el Decreto presidencial publicado el 13 de febrero de 2023 –añade Delgado Valerio–, el cual prohíbe la importación de maíz genéticamente modificado (GM) para consumo humano y sólo se permite para alimentación animal y uso industrial.
El informe también revela que es el centro del país donde se identificó la mayor parte de contaminación transgénica en grano y semilla, con el 31 y 35 por ciento de positivos, respectivamente. Por su parte, el 62 por ciento de los contaminantes de harina se ubican en el sur, de acuerdo con el muestreo de junio de 2023 al mismo mes en 2024.
“Tristemente los porcentajes más altos están en estados que son muy diversos” como Puebla, Hidalgo, Morelos, Estado de México, Guanajuato, Oaxaca, Chiapas y hasta la Península de Yucatán, detalla la también integrante de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
“La mayoría nos dice que [el maíz en los almacenes] es de producción nacional y eso es lo que no es tan creíble porque pues hay mucho transgénico”, y en México no debería haber en esa cantidad. Tan sólo en 2019 se identificó que el 7.9 por ciento de maíces mexicanos tenían presencia de transgénicos en un estudio del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC). De igual manera, las y los científicos determinaron en este muestreo que es bajo el porcentaje GM en tierras campesinas.
Por tanto, la doctora Patricia Delgado considera “que tal vez es ingreso de otros países, como Estados Unidos, Argentina, Brasil”, que –en teoría– entra únicamente para alimentación de ganado, pero “pues sí está ingresando para el consumo de la población”. Y se hace casi imposible de detectar de dónde proviene cada uno, ya que en estos puntos de almacenamiento se mezcla todo en un mismo contenedor. “Es muy difícil saber, en ese sentido, si es nacional o del extranjero”.
Agrega que aunque se asegura que el maíz transgénico sólo ingresa para consumo pecuario, “estamos teniendo en los almacenes maíz transgénico blanco. Si en México no estamos produciendo transgénicos, ¿de dónde está ese maíz?, ¿de dónde viene? Pues realmente se está importando”, por más que lo nieguen, acusa la doctora. En 2023, el país importó 343 mil toneladas de maíz blanco –destinado a alimentación humana–, de acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), mínima parte en comparación con las más de 20 millones de toneladas del amarillo -para animales e industria-.
Por tales motivos, Consuelo López López, directora de información y fomento a la investigación de la secretaría ejecutiva de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem), urgió a cumplir con el Decreto de 2023, con medidas como el etiquetado de maíces transgénicos u otros métodos para que este cultivo contaminado pierda su potencial de germinar en mazorca.
Uno de los principales problemas del maíz transgénico es su polinización a través del aire; por lo que especies transgénicas tienen la capacidad de contaminar las 64 razas cultivadas (59 nativas) en México y ocasionar su pérdida tal como la conocemos en un futuro, como ha documentado Contralínea (https://contralinea.com.mx/interno/semana/mexico-no-necesita-maiz-transgenico-es-un-peligro-para-las-variedades-nativas/).
Asimismo, tiene una relación estrecha con el uso de herbicidas, principalmente glifosato, pues han sido modificados genéticamente para ser resistentes a estos productos, así como a plagas. Así es como el glifosato ha tenido un crecimiento de más de 1 mil 500 por ciento desde 1996, destaca Conahcyt en un documento, y causado diversas enfermedades en las personas, de las cuales el Linfoma no-Hodgkin, un tipo de cáncer, destaca sobre éstas. (https://contralinea.com.mx/interno/semana/la-lucha-de-mexico-contra-el-glifosato-amenaza-para-todo-tipo-de-vida/).
El estudio también analizó los residuos de herbicidas en maíz. De 212 muestras analizadas, 39 por ciento dieron positivos a estos productos, 34 por ciento por glifosato y AMPA, y 5 por ciento por glufosinato. En Puebla, 88.8 por ciento de las muestras en grano contenían restos de los plaguicidas, seguido de Chiapas con el 81.8 por ciento. En semilla, 100 por ciento de muestras en Hidalgo y Puebla tenían residuos; asimismo, el total de las muestras de harinas en Durango dieron positivos.
Sobre maíz, con base en los porcentajes de transgénicos obtenidos en los materiales analizados, el informe trata de hacer posibles escenarios de dispersión de los maíces y seguir su trazabilidad. “La zona más importante donde se puede dar esta dispersión es la zona centro […] hacia el norte y puede llegar hasta Durango y hacia el sur en Oaxaca, Chiapas”, detalló Patricia Delgado, quien agregó que se debe al sistema carretero de México y que los puertos de Veracruz son la ruta más probable por donde entra el maíz transgénico importado.
“Hay que trabajar bastante en las aduanas o en los puertos de entrada, porque pues es donde se puede hacer la contención en principio”, continuó la titular del informe. Alma Piñeyro Nelson, corresponsable del proyecto, advirtió que precisamente en esos lugares no se les permitió tener muestras, por lo que no tienen certeza de si ahí se da la problemática. Además, mencionó que durante el recorrido que hacen las cargas de maíz dentro del territorio, se pierde el seguimiento de este.
“Se deben de hacer políticas públicas con estrategias bien específicas, con reglamentaciones, con artículos que ayuden a dar robustez al decreto presidencial y al no usar, de verdad, maíz transgénico”, dijo Delgado Valerio. En este sentido, se debe continuar con los muestreos año con año y dar seguimiento. “Son las grandes empresas que siguen metiendo su maíz transgénico y tenemos que detenerlo entre todos”.
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