Durante los últimos 4 años, los cárteles del narcotráfico han utilizado contra grupos rivales y fuerzas federales 1 mil 765 “artefactos explosivos improvisados” en 377 ocasiones. En el registro que lleva la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), se señala que 19 entidades federativas presentan, al menos, un caso desde diciembre de 2018 y hasta el pasado 1 de septiembre.
La delincuencia organizada ha evolucionado en sus capacidades de generar violencia, se advierte. Incluso –señala– ha logrado empotrar distintos tipos de explosivos en drones para lanzarlos contra rivales. El informe Artefactos explosivos improvisados utilizados por la D.O. en México, de la Sedena, aclara que 52 artefactos sí detonaron. El resto pudo ser desactivado y desarticulado por los expertos militares en explosivos
El documento fue presentado por efectivos castrenses en la más reciente reunión de trabajo del Ejército Mexicano con el Comando Norte y con Agencias de Seguridad de Estados Unidos. Es parte de los millones de archivos que fueron hackeados a la Sedena por el grupo de piratas cibernéticos Guacamaya.
Entre las fotos que contiene el documento se pueden observar explosivos rotulados con la sigla CJNG, es decir, que serían propiedad del Cártel Jalisco Nueva Generación. Algunos de ellos se han encontrado enterrados en caminos rurales.
De hecho, el propio documento señala que de manera errónea algunos medios de comunicación clasifican estos artefactos como minas antipersona. La definición de estos dispositivos que ofrece la Sedena es la aceptada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la de artefactos explosivos que se colocan manualmente “con ánimo de matar, herir, provocar daños materiales o infundir terror”.
Agrega que son de fabricación casera y “su construcción no cumple con las normas de seguridad de la fabricación industrial”. Esto no quiere decir que sean de baja potencia. Por el contrario, cumplen con las características de complejidad tanto por los materiales utilizados como por el proceso elaboración para provocar graves daños.
“Ha evolucionado” la fabricación de los diferentes tipos de artefactos explosivos improvisados en México, informa la Sedena con base en el análisis de los que ha localizado y destruido. “El diseño, sofisticación y componentes empleados proporcionan seguridad al agresor y mayor grado de letalidad”.
De acuerdo con el documento, los distintos tipos de artefactos explosivos que utiliza la delincuencia organizada en México cuentan con contenedor, sistema de iniciación, iniciador, carga explosiva, fuente de poder, seguro de traslado y metralla.
Entre los tipos de artefactos explosivos improvisados que utilizan los cárteles, el informe de la Sedena se refiere a granadas de mano de fabricación casera; explosivos en caja de herramientas, y explosivos en contenedores metálicos. Estos últimos se activan mediante ondas de radio.
Explica que la mayoría de estos artefactos en manos de la delincuencia organizada son accionados vía remota a través de teléfonos celuares o equipos de radiocomunicación. “Son empleados para impedir el avance de grupos antagónicos o [de] las fuerzas de seguridad”.
También explica cómo utilizan los cárteles los artefactos explosivos con drones. Cuentan con sistema de liberación remota. “El sistema de liberación se activa con el encendido de las luces del dron”.
En el vehículo aéreo no tripulado se han empotrado distintos artefactos: de tubo metálico, de recipiente de plástico, de tubo metálico prefragmentado y de tipo granada para mortero.
La Sedena reporta que la primera vez que la delincuencia organizada utilizó en México artefactos explosivos improvisados fue el 14 de diciembre de 2012. Es decir, unos días después de que concluyera el sexenio de Felipe Calderón, cuando lo cárteles mexicanos se empoderaron como los más grandes del mundo.
Sin embargo, señala el documento, fue en 2020 cuando los cárteles incrementaron el uso de estos dispositivos. Además, por primera vez se les utilizó con drones.
La mayoría de los 377 “eventos” en los que la delincuencia organizada ha utilizado 1 mil 765 artefactos explosivos improvisados han ocurrido en cuatro estados: Michoacán, Guanajuato, Jalisco y Chiapas.
En Michoacán se han registrado 170 casos con 801 explosivos. En Guanajuato, 126 eventos con 497 artefactos. Jalisco y Chiapas registran menos de 100 eventos pero con 227 y 118 explosivos, respectivamente.
Las otras entidades con la utilización de explosivos, al menos una vez, por parte de los cárteles de la droga son, según su nivel de incidencia: Tamaulipas, Guerrero, Estado de México, Sonora, Chihuahua, Zacatecas, Nuevo León, Puebla, Ciudad de México, Hidalgo, Querétaro, Aguascalientes, Quintana Roo, Colima y Veracruz.
El documento ofrece una explicación de los componentes que integran un artefacto explosivo improvisado. El contenedor es el recipiente donde se alojan todos los elementos constituyentes del artefacto. El sistema de iniciación es el conjunto de elementos mecánicos, electrónicos o químicos que sirven para activar el tren explosivo.
Con respecto del iniciador, se trata del elemento que origina la detonación de la carga explosiva o la deflagración del componente incendiario del artefacto. La carga explosiva puede ser una sustancia incendiaria o un explosivo de tipo militar, industrial o casero, que al momento de incendiarse o detonar, produce el daño o efecto deseado.
Mientras, la fuente de poder proporciona la energía necesaria para el funcionamiento del artefacto. El seguro de traslado permite manipular y llevar de manera segura de un lado a otro el dispositivo. Y la metralla son objetos regularmente metálicos que son proyectados al ocurrir la explosión para maximizar el daño.
Los artefactos explosivos improvisados que utiliza la delincuencia organizada en México son de múltiples diseños y características. Cuentan con sofisticación capaz de causar daños masivos y provocar pérdida de vidas humanas.
Los empleados comúnmente son de tipo granada de mano de fabricación casera, a través de la deflagración de una mecha iniciada manualmente por el operador que conecta a la carga explosiva.
También hay contenedores metálicos con un sistema de iniciación electrónico y vía remota, por medio de ondas de radio. Se han detectado cajas de herramientas que en su interior cuentan con explosivos activados vía inalámbrica por teléfono celular.
Otros artefactos explosivos improvisados localizados en México son los colocados debajo de la superficie terrestre, que se activan cuando son presionados con el peso. Se utiliza para su fabricación, por ejemplo, cilindros de oxígeno.
Con respecto de los tubos de PVC y metálicos prefragmentados, suelen ser accionados vía remota a través de celulares o equipos de radio comunicación. Generalmente son empleados para impedir el avance de grupos antagónicos o de las Fuerzas de seguridad.
Y acerca de la combinación de explosivos con drones, el documento explica que los artefactos son colocados en un sistema de liberación remota adaptado al dron, con argollas de sujeción.
Para su liberar la carga, el dron se posiciona a una altura no visible sobre el objetivo. Se acciona el brazo sujetador del sistema de liberación a través del encendido de las luces del vehículo aéreo no tripulado. Al caer, el artefacto explosivo debe impactar en una superficie plana y rígida para que el fulminante se active e inicie la explosión.
Generalmente, estos artefactos son tubos metálicos, recipientes de plástico, granadas artesanales tipo mortero y tubos metálicos prefragmentados. Contienen diversos materiales metálicos que actúan como metralla, cuya función es que, al detonar el dispositivo se proyecten las esquirlas para causar mayor daño sobre el objetivo.
La Sedena informa que ante estos hechos el Ejército Mexicano realiza acciones de prevención y contención Entre ellas, de búsqueda y localización; desactivación y análisis de los explosivos.
Para ello, mantiene un despliegue de personal especialista en explosivos. Se trata de células de desactivación del Grupo de Respuesta a Emergencias (GRE). Sobre todo, aquellas especializadas en drones (RPAS, sigla en inglés de aeronave pilotada a distancia).
El documento informa que la Sedena adquirió drones y antidrones con el objetivo de emplearlos en las operaciones militares y en actividades de inteligencia. Reporta “resultados satisfactorios”, al inhabilitar drones de la delincuencia organizada que han pretendido utilizarse contra personal militar y civil.
Asegura que el Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos mantienen permanente intercambio de información con otras instituciones del Estado mexicano, como la Armada de México de la Secretaría de Marina (Semar), la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y, entre otras, la Fiscalía General de la República (FGR).
En el ámbito nacional, la Sedena es parte del Comité Especializado de Alto Nivel en materia de Desarme, Terrorismo y Seguridad Internacionales (Candesti), organismo interinstitucional que coordina el intercambio de información entre dependencias federales, con el fin de analizar los riesgos y amenazas a la seguridad nacional.
También, añade, se realizan trabajos antiexplosivos que involucran a elementos de las dependencias federales y de los otros dos niveles de gobierno.
El Candesti cuenta con los grupos operativos: Lucha contra el Terrorismo; Armas Nucleares; Armas Químicas y Biológicas; Armas Convencionales; Armonización Legal y Administrativa, y Seguridad Internacional.
Dentro del grupo Lucha contra el Terrorismo se encuentra el Subgrupo de Sustancias Explosivas y Artefactos Explosivos Improvisados.
Con el fin de fortalecer el desarrollo de capacidades para la atención de eventos provocados por materiales explosivos, la Sedena reporta la realización de Cursos contra Artefactos Explosivos Improvisados. Se imparten a personal del Cuerpo de Oficiales. Son impartidos por el Grupo de Respuesta a Emergencias. Informa que de 2014 a 2022 han sido capacitados 288 oficiales de Arma y Servicio, nacionales y extranjeros. Entre estos últimos, de Belice, Guatemala y Nicaragua.
Asimismo, elementos del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos participan en cursos, talleres, seminarios y ejercicios en el extranjero, principalmente en Estados Unidos, Canadá y España. También se han realizado cuatro ejercicios interinstitucionales en los estados de Puebla, Chihuahua, Zacatecas y en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. El objetivo, se apunta, es “fortalecer las capacidades del Estado Mexicano para atender eventos provocados por explosivos y otros materiales”.
El documento advierte de la necesidad de reformar las leyes mexicanas para enfrentar mejor la amenaza que implica la operación de artefactos explosivos por parte de la delincuencia organizada. La Sedena propuso la reforma a cinco Leyes de carácter federal o nacional, así como dos iniciativas de creación de nuevas leyes: la Ley de Protección del Espacio Aéreo Mexicano y Ley sobre la Regulación de Sistemas de Aeronaves Pilotadas a Distancia.
Se buscaría “fortalecer el marco legal para proteger el espacio aéreo nacional e inhibir los vuelos ilícitos de aeronaves tripuladas y no tripuladas por parte de la delincuencia organizada”.
La Sedena informa a sus pares del Comando Norte de Estados Unidos que en México es la Dirección General del Registro Federal de Armas de Fuego y Control de Explosivos –de la propia Secretaría– la que regula la fabricación, comercialización, traslado y almacenamiento de materiales explosivos y sustancias relacionadas con los mismos.
Además, supervisa que los permisionarios cumplan con las medidas de seguridad para evitar que sean objeto de robos y que los materiales puedan ser empleados para la elaboración de artefactos explosivos improvisados.
Sin aportar estadísticas, el informe de la Sedena señala que sí se han suspendido y cancelado permisos, “y en coordinación con las autoridades de los tres órdenes de gobierno se lleva a cabo la judicialización correspondiente”.
Explica que las acciones del Ejército Mexicano para contrarrestar el incremento del uso de artefactos explosivos improvisados ha permitido que la búsqueda, localización, desactivación y neutralización “sea eficiente”. Argumenta que se ha logrado minimizar posibles daños en la población civil y autoridades de los tres órdenes de gobierno con la desactivación de los artefactos asegurados.
La Sedena advierte que las agresiones con explosivos que llevan a cabo los grupos de la delincuencia organizada sí representan un riesgo para la población civil y para las autoridades. Por ello, concluye, la atención de la Secretaría a este tema debe ser permanente, con un despliegue operativo en áreas con presencia delictiva.
También recomienda fortalecer el marco jurídico a nivel nacional e, incluso, regional con el fin de evitar el empleo ilícito de artefactos explosivos improvisados y su lanzamiento desde drones. Lo anterior contribuirá a disminuir los niveles de violencia generados por las organizaciones delictivas trasnacionales.
Propone llegar a acuerdos con los países que presenten situaciones similares a las de México. Destaca que se deben tomar acciones en las fronteras e intercambiar información acerca de posibles grupos de la delincuencia organizada que pudieran colaborar trasnacionalmente en la elaboración y empleo de artefactos explosivos improvisados.
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