La Secretaría de Economía aún no aprueba el Procedimiento de Evaluación de la Conformidad relativo a la Norma Oficial Mexicana 223 para la elaboración de quesos, a pesar de que las negociaciones con la industria mexicana llevan más de 1 década. Esto afecta a más de 200 mil productores y consumidores, pues según la Profeco hay marcas que ofrecen “quesos que no son queso”
En las oficinas de la Dirección General de Normas de la Secretaría de Economía (SE), actualmente bajo la titularidad de Alfonso Guati Rojo Sánchez, se mantiene congelada la emisión del Procedimiento de Evaluación de la Conformidad (PEC) de la Norma Oficial Mexicana 223, relativa a la producción de quesos. La falta de esta herramienta comercial afecta a más de 200 mil productores nacionales del lácteo, denuncian. Además, también se impacta a los consumidores finales que no cuentan con las especificaciones precisas de lo que llevan a su mesa, tanto que, según la Profeco, hay marcas que ofrecen “quesos que no son queso”.
La SE, encabezada por Tatiana Clouthier Carrillo, indica en su portal electrónico que la Evaluación de la Conformidad es la determinación del grado de cumplimiento con las normas oficiales mexicanas e internacionales, prescripciones o características. “Comprende, entre otros, los procedimientos de muestreo, prueba, calibración, certificación y verificación” de un producto.
En este sentido, “todos los productos, procesos, métodos, instalaciones, servicios o actividades deberán cumplir con las normas oficiales mexicanas. Cuando un producto o servicio deba cumplir con una determinada norma oficial mexicana, sus similares a importarse también deberán cumplir las especificaciones establecidas en dicha norma”.
Amelia Farrés González, investigadora del departamento de Alimentos y Biotecnología de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México, explica que la NOM 233 de los quesos entró en vigor al día siguiente de que se publicó: el 1 de febrero de 2019.
En principio, expone, en un artículo transitorio decía que 60 días después de esa publicación se iniciaría la elaboración del PEC, que significa decir cómo se va a comprobar que el producto que se está comercializando, efectivamente cumple con la NOM.
Entonces, comenta, se trabajó en un procedimiento durante 2020, se hicieron una serie de consultas en la Secretaría de Economía. “¿Qué problema hay? Que la Norma ahí está, características adecuadas para la supervisión de los productos y garantizar al consumidor que está comprando un producto de calidad. Sin embargo, al no existir un procedimiento oficial no se pueden realmente incrementar, no se pueden hacer los muestreos aleatorios, no se puede porque no está publicado este procedimiento”.
En paralelo al trabajo sobre evaluación de conformidad, dice la especialista, el año pasado fueron publicados una serie de datos del laboratorio de la Profeco en donde se evidenciaba que algunos productos no cumplían con lo establecido en las normas. En la Revista del consumidor hay varios trabajos del queso oaxaca, chihuahua, manchego, panela y “hay resultados claros en donde se muestra que no son quesos. El problema más común que se encuentra en las etiquetas es que dice que son de leche y no son de leche… El problema más frecuente es la introducción de grasa vegetal, en vez de grasa butírica que es la característica de la leche”.
Con respecto a la afectación hacia los productores, la académica universitaria menciona: “hemos visto este tipo de manifestaciones, de que tiran la leche en la calle porque mientras más se usen sustitutos de la leche en la fabricación de quesos más perjudicados estarán los productores locales, que es una población grande. Muchísimas familias en México que viven de la producción de leche fresca. Aunque cada vez está más centralizada la producción en grandes compañías, pero aun así hay muchísimos productores pequeños y medianos que se afectan por el no uso de la leche producida en el país”.
Comenta que los grandes productores usan leche en polvo importada y no siempre de buena calidad, y no siempre leche en polvo de buena calidad para sustituir producción local. Entonces, “básicamente lo que la Norma trata de asegurar es que se use leche”.
Vicente Gómez Cobo, presidente de la Federación Mexicana de Lechería, comenta que desde hace 10 años se ha venido elaborando la NOM-223-SCFI/SAGARPA-2018, Queso-Denominación, especificaciones, información comercial y métodos de prueba, en un proceso muy complejo que vio la luz hasta el 31 de enero de 2019. Sin embargo, sin el PEC, la Procuraduría Federal del Consumidor [Profeco] y la propia SE “quedan muy limitados en la evaluación de que se cumpla la Norma, en perjuicio del consumidor y de los productores, dado que se permiten prácticas indebidas y que no sean detectables por la autoridad”.
En una carta enviada al presidente Andrés Manuel López Obrador, en febrero pasado, la dirección de la Femeleche indica que la NOM-233 “por primera vez en nuestro país definirá cuáles deben ser los componentes que un producto debe contener para llamarse queso, lo cual beneficia a los productores de leche, pero en especial se dejó de engañar a los consumidores con productos que no son de leche”.
La misiva especifica que, desde que inició la administración del presidente López Obrador, arrancaron los trabajos para dar salida al PEC en un trabajo coordinado con autoridades, industria y productores primarios, que llegaron a un “consenso para que existiera una certificación de carácter obligatorio para asegurarse que los productos denominados quesos, tanto de la producción nacional como importados, cumplan con la especificación de la Norma Oficial”.
Aunque este documento se encuentra listo para su publicación en el Diario Oficial de la Federación, “algunas grandes industrias e importadores han presionado a funcionarios de la Secretaría de Economía para que este PEC no sea publicado de manera que no pueda aplicarse el cumplimiento de esta NOM, y de esta manera seguir lucrando con productos de baja calidad con un alto margen para ellos, pero que no beneficial al consumidor y dañan seriamente la viabilidad financiera de los pequeños productores de leche”, señala el líder de los productores, aunque no presenta pruebas acerca de las supuestas “presiones”.
Gómez Cobo expone que además de las afectaciones que hay para el consumidor final, en México hay 240 mil unidades de producción lechera, de las cuales 230 mil son productores de menos de 100 vacas que se ubican, principalmente, en: Jalisco, Coahuila, Durango, Chihuahua, Veracruz y Guanajuato. La “mayoría de la leche que producen los productores chicos, sobre todo los del Sureste, se va a la fabricación de queso en México, pues tiene una gran variedad y valor cultural.
“Es importante que el queso esté hecho de leche, aunque parezca increíble, porque si no las empresas pueden utilizar sucedáneos para hacer un producto, llamarle queso y no se vuelve importante comprar leche, bajar su uso en detrimento del precio del productor y del consumidor, porque no tiene las mismas características nutricionales”, comenta.
Acusa que la falta de este PEC da cabida a que las proteínas que tiene el queso puedan ser “sustituidas por almidones, fécula de papa o algunos otros productos. Además, en México, muchas empresas reutilizan quesos que son de devolución, por ejemplo el queso que va para la fabricación de pizzas, que lleva un proceso de transporte o almacenamiento sin una variación en la temperatura, ya no sirve para hacer las pizzas y va a un mercado secundario donde se remarca factura, pero ya no cumple con las características”.
A decir del dirigente de la Femeleche, para que México sea autosuficiente “se necesita darle certidumbre al sector agropecuario, que no haya sustitutos en la elaboración de productos. El que quiera hacer un producto con fécula de papa, con caseína y demás, en eso no nos oponemos, lo que no queremos es que lucren con el nombre y nos compitan deslealmente. Ése es un tema muy importante”.
El 13 de octubre de 2020, la Profeco evidenció que en el mercado se distribuían “quesos que no son quesos”; es decir, comprobó que diversos productos denominados como queso y yogur natural “no cumplen con lo establecido en las Normas Oficiales Mexicanas, por lo que su comercialización se ha llevado a cabo en perjuicio y con información que puede inducir al engaño de los consumidores. En consecuencia, esta dependencia ordenó la prohibición inmediata de su comercialización”.
Esto provocó que algunas marcas tuvieran que modificar su etiquetado: cuatro días más tarde, la Profeco informó que los productores de 13 de 25 productos a los que se ordenó suspensión de comercialización por parte de la SE, acreditaron correcciones para cumplir normas oficiales y poder regresar al mercado.
Ejemplo de ello es la marca FUD, en queso panela, con presentación de 200 gramos. “La representación legal de la empresa Sigma Alimentos Comercial “presentó la corrección de la etiqueta con la declaración de caseinatos” [aditivos y conservantes utilizado para conservar alimentos], precisó la Profeco.
También, FUD, queso panela, 400 gramos: “Corrigió la etiqueta con la declaración de caseinatos y cambió la leyenda ‘100% Leche’ por ‘100% lácteo’, toda vez que el producto es elaborado con derivados de leche de vaca y grasas butíricas”.
Desde el 17 de junio, se solicitó entrevista con Alfonso Guati Rojo, director General de Normas de la SE, a través de Ricardo Barbosa, director General de Comunicación Social de la dependencia. Al cierre de la edición, no se obtuvo respuesta.
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