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Ejército identificó al EZLN como factor adverso a seguridad interior

Publicado por
Urbano Barrera

En enero de 2019, un análisis solicitado por las áreas de inteligencia militar ubicaba al EZLN como un factor adverso para la seguridad interior de México. Veinte días antes de ese análisis castrense, el subcomandante insurgente Moisés declaró: “vamos a enfrentar, no vamos a permitir que pase aquí ése su proyecto de destrucción [Tren Maya], no le tenemos miedo a su Guardia Nacional”. A 29 años del alzamiento en armas de los indígenas, el doctor Aguirre Rojas –integrante de la Comisión Sexta del Ejército Zapatista– defiende la alternativa radical anticapitalista que representa el zapatismo

A 29 años del alzamiento armado encabezado por indígenas en Chiapas, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional se mantiene como el principal grupo político de izquierda en oposición al actual gobierno federal. El 20 de enero de 2019 –apenas 50 días después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador asumió la Presidencia de la República–, las áreas de inteligencia militar solicitaron un análisis independiente respecto del rechazo del EZLN al Tren Maya, mismo que determinó que el zapatismo era factor adverso para la seguridad interior de México.

“Los proyectos a desarrollar por la presente administración representan una alta inversión de recursos públicos en beneficio del sureste el país, y dados los altos índices de pobreza y marginación en la región, el Tren Maya resulta estratégico para detonar el desarrollo del sureste, por tanto, la posible acción política y social del EZLN contra esta y otras obras puede considerarse como un factor adverso a la seguridad interior”, indicaba el diagnóstico La postura política del EZLN 2019, elaborado por el doctor, investigador y académico Jorge Lumbreras Castro a solicitud de Subdirección de Estudios Estratégicos 5 de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

No obstante, en su apartado “III. Escenarios de posibles antagonismos a la seguridad interior y nacional”, el análisis académico –clasificado como confidencial y que forma parte de los archivos hackeados por el grupo Guacamaya– señalaba que “el EZLN optó por la vía política y se ha conducido en esos márgenes, por lo que en la coyuntura no representa un antagonismo ni un factor adverso a la seguridad nacional, debido a que no se registra el uso de las armas o el despliegue de estrategias y acciones de sabotaje contra instalaciones estratégicas, el Estado de derecho y las instituciones democráticas”.

FOTO: CUARTOSCURO.COM

Para entonces, el zapatismo ya había manifestado su franca oposición al proyecto del Tren Maya. En su declaratoria del 25 aniversario –la noche del 31 de diciembre de 2018 y en voz del subcomandante insurgente Moisés–, el EZLN aseguraba: “vamos a enfrentar, no vamos a permitir que pase aquí ése su proyecto de destrucción [Tren Maya], no le tenemos miedo a su Guardia Nacional que lo cambió de nombre para no decir Ejército, que son los mismos, lo sabemos. Vamos a defender lo que hemos construido y que lo estamos demostrándole al pueblo de México y del mundo que somos nosotros los que estamos construyendo, mujeres y hombres, no vamos a permitir a que vengan a destruirnos ¿O sí? Aquel que está en el poder, es mañoso, ¿y cuál es la maña que hace? Que hace de que está con el pueblo de México y engañando a los pueblos originarios y demostrando que se hinca en la tierra pidiéndole permiso como creyendo de que todos los pueblos originarios lo creen y aquí nosotros le decimos, no lo creemos eso, al contrario”.

El análisis que solicitó el aparato castrense de aquel momento, indicaba el EZLN estaba listo para su reposicionamiento y una nueva aparición pública: “la causa contra las obras de infraestructura del gobierno federal representa una oportunidad para el reposicionamiento del grupo”. Por ello, el doctor Lumbreras Castro pedía a la Sedena mantenerse alerta.

El 31 de diciembre de 2018 el subcomandante insurgente Moisés había señalado: “el nuevo gobierno que está ahora está consultando a que nos vengan a enfrentarnos, nosotros los pueblos originarios y en especial a nosotros, al Ejército Zapatista de Liberación Nacional con ese su porquería Tren Maya y todavía ponen su nombre de nuestros anteriores. No lo aceptamos. Que le ponga su nombre no tiene nada que ver, si quiere así como no nos preguntó, que le ponga su nombre de su mamá”.

Veinte días después de ese discurso del subcomandante insurgente Moisés, el análisis académico que pidió inteligencia militar consideraba que el núcleo guerrillero o la Comandancia General del EZLN estaba erosionada, operaba con escasos recursos, decreciente base de apoyo e incredulidad en la defensa de causas sociales.

El diagnóstico del doctor Lumbreras Castro consideraba que la delincuencia organizada veía en la causa zapatista un distractor para el gobierno federal. Es decir que ese contexto sería aprovechado por el crimen organizado para operar mientras el gobierno amplía líneas de acción contra los rebeldes de la Selva Lacandona.

En su arenga del 31 de diciembre de 2018, el zapatismo señaló: “la cosa que le estamos diciendo ése, el que está en el poder [López Obrador], fíjese cómo está de loco, dice, ‘yo voy a gobernar para pobres y para ricos’, solamente a un loco al que está mal en su cabeza eso lo puede decir, porque entonces no trabaja su mente, es descerebrado, solamente aquel lo dice eso porque nosotros sencillamente, un terrateniente, el porquería de Absalón Castellanos Domínguez, que por fin ya está en el infierno ahorita, no vamos a convencer que nos dejen de explotar, porque ese loco dice que gobierna para rico y para pobre, no sabe lo que dice, ni lo entiende lo que dice. Y estamos seguros que no lo entiende porque es dictado por su patrón, así lo tienes que decirlo a huevos, está obedeciendo, se lo estamos diciendo, para que lo sigan creyendo los ciudadanos y a las ciudadanas”.

El subcomandante insurgente Moisés también había descalificado a la llamada cuarta transformación: “todo eso lo que está haciendo, que lástima de que entonces dice de que es la cuarta, no tiene nada de cuarta, porque aquellos de esa cuarta de donde viene en la tercera sí lo hicieron en los hechos, lo enfrentaron, no como él, que dice que lo va a perdonar por ejemplo a todos los criminales, perdón, dice. Como quien dice pues así también aquí en lo más chiquitito, aquí en donde estamos, quiere decir que no va a hacerle nada a ese mal gobierno al que está ahorita, a los asesinos del compañero Galeano. Ese es lo que nos está diciendo también eso. Quiere decir que así también a los demás asesinados, entonces es en vano el que está ahí en el poder”.

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Escenarios de tensión

El 20 de enero de 2019, el análisis solicitado por la Secretaría de la Defensa Nacional anticipaba escenarios de tensión religiosa, debido al activismo de iglesias evangélicas a favor de las políticas del gobierno federal. Asimismo, recomendaba hacer trabajo de inteligencia civil y militar más profundos respecto del EZLN. Para el análisis militar, los márgenes de negociación con el grupo armado eran mínimos, debido a que –estimaba– intentarían enfrentar dos proyectos de izquierda para “sumarle costos políticos [al gobierno] y afianzarse como eje de una oposición efectiva”.

En una de las hipótesis del documento se expresaba: “la radicalización del discurso de los dirigentes del EZLN de una oposición ‘a muerte’ resulta atractiva para actores que se definen de izquierda y que mantienen un compromiso con líneas de ‘acción revolucionaria’”.

En los trabajos de análisis también se señalaba la posibilidad de tránsito por la vía pacífica del EZLN, el no uso de las armas –por el momento– y tomar como alternativa la negociación de posiciones políticas en los gobiernos locales y federal. Asimismo, se calculaba que por la fuerte expectativa de votación del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en 2018, el modo de operación política sería apoyado por sindicatos, colectivos específicos y organizaciones progresistas.

El doctor Lumbreras Castro –académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM– sostenía en su diagnóstico que los cuadros centrales del EZLN no eran de opinión uniforme; por lo tanto, evitaban la posibilidad del resurgimiento armado. Además, el análisis militar descartaba que el EZLN recurriera al sabotaje contra instalaciones estratégicas; por el contrario, consideraba que la organización resistiría, por medio de movilización, bloqueos y manifestaciones.

Expresaba que el EZLN actuaría “bajo las garantías dadas por el gobierno federal en un escenario donde buscará maximizar todo acto de autoridad o de uso legítimo de la fuerza”. En la evaluación para la inteligencia militar se proyectaban operación política, no acceder a cargos públicos, manejo de valores, prácticas y costumbres con referente en el mundo indígena.

El informe filtrado por Guacamaya también adelantaba que, en el campo diplomático, el Ejército Zapatista se movería en temas como la defensa de los pueblos originarios y la denuncia de errores en las consultas de gobierno.

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Dos años después de ese análisis, el 1 de enero de 2021, el EZLN publicó la declaración “Por La Vida”, en la que anunció su viaje a Europa –mismo que se concretaría el 2 de mayo de ese mismo año cuando una primera delegación zarpó en barco con destino a Galicia, y posteriormente otras delegaciones también viajaron por avión–. La gira tuvo por objetivo unirse a otros colectivos, organizaciones y movimientos en la lucha anticapitalista y contra “la violencia contra las mujeres; la persecución y desprecio a los diferentes en su identidad afectiva, emocional, sexual; el aniquilamiento de la niñez; el genocidio contra los originarios; el racismo; el militarismo; la explotación; el despojo; la destrucción de la naturaleza”.

Respecto de una eventual conexión con la delincuencia organizada, el informe indicaba que en caso de darse ésta sería indirecta y hacia personas ligadas con el zapatismo, pero no directamente con los integrantes del Comité Clandestino Revolucionario Comandancia General-EZLN. Para enero de 2019, el análisis castrense subrayaba que no se tenían evidencias de relaciones efectivas entre la delincuencia organizada y el EZLN.

Además, indicaba que comunidades cristianas de base de la Iglesia Católica próximas a la teología de la liberación y cercanas al EZLN estarían enfrentadas a pensamientos evangélicos, a los cuales pertenece el Ejecutivo federal.

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“Propaganda sucia e ideológica”

El EZLN no es factor adverso para la seguridad interior en México; es una alternativa radical anticapitalista para los pueblos indígenas, la población nacional y los movimientos revolucionarios del mundo, considera Carlos Antonio Aguirre Rojas, doctor en economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La opción para vivir de una manera pacífica, tranquila y sin ningún tipo de violencia.

Integrante de la Comisión Sexta del EZLN, el doctor Aguirre Rojas agrega que ese tipo de “etiquetas” es “propaganda sucia e ideológica” para tratar de desacreditar al único movimiento en el mundo que ha formado generaciones dignas, educadas, honestas, sin vicios y listas para una nueva aparición pública, comprometida con la construcción de una nueva nación.

En entrevista con Contralínea, el doctor Aguirre Rojas considera que el verdadero riesgo para México es comprometer la soberanía, someterse ante las potencias hegemónicas, abrir las puertas de manera indiscriminada al capital, favorecer los intereses extranjeros antes que beneficiar a los mexicanos y, explotar la riqueza natural en favor de la oligarquía mexicana y extranjera.

Explica que el EZLN es un movimiento maduro, que evoluciona para crear instituciones autónomas, limpias y dignas, que no se corrompen ni se venden, que no están infiltradas por criminales, personajes o políticos mafiosos o indignos. “Es una fuerza que tiene un proceso creciente de maduración, con certidumbre en su causa, con simpatías crecientes y sin debilidad como lo demuestra la apertura de 13 nuevos caracoles [regiones organizativas de las comunidades autónomas zapatistas] con gobierno, leyes y justicia, imposible de aliarse con la delincuencia organizada o confrontar a otros grupos hermanos o religiosos”.

El catedrático de la UNAM adelanta que una vez superada la pandemia Covid-19, el grupo guerrillero estaría en posibilidad de hacer una nueva aparición pública, reanudar la campaña Travesía por la Vida y pasar a una nueva etapa.

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EZLN no es un mundo aparte

Para Aguirre Rojas, el zapatismo no propone un mundo aparte ignorando todo lo que pasa en México, América Latina y el mundo. Desde el inicio plantearon como principio: “para todos todo, para nosotros nada”. Entonces, dice, están dispuestos a arriesgar 40 años para liberar al país y no sólo una región.

El integrante de la Comisión Sexta del EZLN asegura que el movimiento ha crecido. “Tienen cada vez más apoyo por el descontento social y la urgencia de alternativas de vida. Así, la adherencia crece y mira al EZLN como opción probada en dignidad y honestidad. Hoy existen nuevas generaciones zapatistas con procesos educativos diferentes, que respetan el medio ambiente, evitan agrotóxicos y promueven la agroecología”.

Indica que las etiquetas endilgadas al Ejército Zapatista son parte de una “guerra ideológica”, mientras que el gobierno de López Obrador –considera– enfrenta retos en todos los ámbitos: devolver al Ejército a sus cuarteles, la seguridad, el empleo bien remunerado, los feminicidios y la migración, entre otros grandes pendientes.

En las tierras zapatistas, asegura, no hay traiciones ni cambios de opinión como si ha ocurrido en el gobierno federal: “ellos dicen lo que piensan y, luego hacen lo que dijeron”. Añade que los zapatistas nunca se han prestado a lo que quieren los políticos, quienes “simulan, engañan, sorprenden, dicen que cometen errores, que hay duendes y, grandes barbaridades”.

Respecto del posible enfrentamiento religioso que la inteligencia militar observaba posible en 2019, el doctor Aguirre Rojas considera que es un análisis erróneo. Desde, el principio el EZLN –en voz del subcomandante Marcos y el extinto comandante Moisés– explicó que aceptaría a mexicanos de todos los credos, lo único que pedía era ser radicalmente anticapitalista y congruente con su palabra.

Así, el EZLN llega a 29 años de aparición pública más fuerte que nunca, dice el integrante de la Comisión Sexta. Añade que el zapatismo ha logrado educar a una generación de niños que nacieron después de 1994, que se educaron en escuelas zapatistas, que han vivido en el ambiente de comunidades dignas, son lúcidos, maduros y más combativos que la generación que los creó.

“El problema de todas las revoluciones es que no crean una generación de relevo para contrarrestar el impulso capitalista. El EZLN es el único que lo ha logrado y muy pronto aparecerá para dar cuenta de ello”, asegura el integrante de la Comisión Sexta del Ejército Zapatista.

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La Sexta Declaración de la Selva Lacandona, cuarta fase del EZLN

 

En el contexto del 29 aniversario del alzamiento zapatista en armas un 1 de enero de 1994, el doctor Carlos Antonio Aguirre Rojas expone que el EZLN ha recorrido cuatro etapas principales. La primera, detalla, es su formación no pública desde 1983 hasta su aparición pública.

 

El académico de la UNAM y la Escuela Nacional de Antropología e Historia expone que esta fue la etapa de la génesis de la maduración y sobre todo un proceso de fusión como declaró el subcomandante insurgente Marcos, en donde se funde la generación de la dignidad de los estudiantes y de los profesores mexicanos que vivieron alrededor de 1968, con un movimiento indígena rebelde que crece y que cada vez es más fuerte a partir de 1974 (Congreso Nacional Indígena) y hasta 1983. Entonces, en esos casi 10 primeros años ocurrió la fusión de esa generación de dignidad con el movimiento indígena, añade.

 

Luego vendría la primera etapa pública –de 1994 a 2006–, con la irrupción del EZLN en la vida pública tanto de México como de América Latina y del mundo. Aquí, el EZLN entabló un vínculo y diálogo con la sociedad civil mexicana y con la sociedad civil internacional respecto a sus primeras 11 –y luego 13– demandas fundamentales radicalmente anticapitalistas.

 

La tercera etapa va de 2006 a 2013, periodo en el que nace La Otra Campaña, que planteó organizar en términos prácticos un proyecto radicalmente anticapitalista e inició la definición de políticas de abajo y a la izquierda.

 

En forma ininterrumpida se transitó a la cuarta etapa del EZLN, que trasciende hasta hoy y se sustenta en los principios de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y Sexta Internacional. Aquí los zapatistas insisten en impulsar este movimiento anticapitalista para México y para todo el planeta. Los rasgos: definir al movimiento como una organización horizontal anti hegemónica, sin procesos de homogenización y con igualdad jerárquica con desprecio al protagonismo, explica el doctor Aguirre Rojas.

 

Ahora, después de la pandemia –prevé– se reencausará la auto-organización de distintos sectores en México y en el mundo, con encuentros de mujeres, artistas, científicos sociales, escritores, actores (de cine y teatro), integrantes de la comunidad LGBTIQ+, entre otros. Todos con una posición anticapitalista.

 

EZLN, en proceso de institucionalización autónoma

 

El zapatismo trabaja en un proceso complejo de institucionalización política autónoma, de establecimiento de instituciones que sustentan las estructuras de gobierno de las comunidades indígenas y sus prácticas y culturas políticas, asegura el maestro Hugo Santamaría Vázquez en su libro Mandar obedeciendo indígena: instituciones políticas, contrainsurgencia y procesos autonómicos del movimiento zapatista.

 

Ello incluye a las Juntas de Buen Gobierno, los municipios autónomos y la democracia indígena “comon”. Así, el EZLN y el resto de las instituciones constituyen la estructura política-institucional del zapatismo, mediante la cual se ejerce la autonomía y la libre autodeterminación frente al Estado.

 

El libro destaca que en la construcción del gobierno zapatista, la autonomía es la autodeterminación del propio sistema normativo y de las instituciones que lo representan y regulan, así como a sus prácticas sociopolíticas de las comunidades.

 

Por ello, sostiene el autor, la auto-constitución-institución de un poder ascendente-distribuido-instituido zapatista, se sustenta en una estructura política-institucional coherente a las demandas de libertad, democracia y justicia, a una cultura política autónoma, libertaria y democrática.

 

Para el maestro Santamaría Vázquez, el zapatismo en su fase de institucionalización política enfrenta una guerra de baja intensidad. La obra señala que desde el inicio de la rebelión se ha querido liquidar el empoderamiento indígena y sus efectos catalizadores a nivel nacional para una verdadera transición a la democracia.

 

Para ello, “se ataca a sus instituciones políticas imponiendo estructuras políticas e institucionales que restringen su funcionamiento y son medios de contrainsurgencia utilizados por el Ejército”.

 

Pese a toda esta oposición, la autonomía regional que representan las JBG se ejerce como un proceso de consolidación de estas instituciones y está determinado por el avance democrático del sistema político.

 

Además, el autor sostiene que sin un marco constitucional que incorpore plenamente los derechos colectivos de las minorías culturales y que de vigencia a una democracia real y no acotada a los marcos hegemónicos oligárquicos, no es posible que se consolide el proceso autonómico zapatista.

 

Acerca de la creación de instituciones, el libro indica que ésta se remonta a la constitución de 32 municipios autónomos rebeldes en diciembre de 1994. El objetivo era organizar y extender los autogobiernos y la construcción de espacios sociopolíticos de deliberación y articulación para la lucha contra el neoliberalismo y el capitalismo. Estas zonas autonómicas o Regiones Autónomas Pluriétnicas Zapatistas, representan prácticas políticas contestatarias y de resistencia contra los poderes estatales en el marco de contrainsurgencia.

 

Diseñada toda la estructura de gobierno se llegó a los diálogos de San Andrés, pero estos se incumplieron y acotados legalmente, se convirtieron en un medio de simulación política y el inicio de la guerra de baja intensidad contra las comunidades zapatistas, indica la obra.

 

Agrega que tras el incumplimiento de los compromisos contraídos y firmados en febrero de 1996, el gobierno del priísta Ernesto Zedillo inició la guerra contrainsurgente desde los municipios oficiales, para acosar y perseguir a los municipios autónomos zapatistas y desmantelarlos.

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