Este jueves 29 de junio fue instalado el Centro Institucional de Farmacovigilancia especializado en la salud de la comunidad LGBTTTIQAP+ (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Travestis, Transgéneros, Transexuales, Intersexuales y Queer) en CDMX. Es el primero en América Latina y operará en las Clínicas Especializadas “Condesa”, ubicadas en las alcaldías Cuauhtémoc e Iztapalapa. Así como en la Unidad de Salud Integral para Personas Trans (USIPT).
El centro tiene como objetivo fortalecer la vigilancia de medicamentos para pacientes que reciben terapias hormonales y de afirmación de género. Asimismo, dar tratamientos contra enfermedades de transmisión sexual. De igual manera, “gestionar los riesgos encontrados en pacientes atendidos en las clínicas especializadas y realizar investigación para mejorar la seguridad de los medicamentos”.
“Este centro representa un impulso fundamental para conocer las reacciones adversas de los tratamientos dirigidos especialmente a esta comunidad. Genera investigación amigable, segura y libre de estigmas para facilitar el avance científico en el estudio de males que afectan a nuestras poblaciones”, indicó Oyuki Martínez Colín –coordinadora comunitaria de la USIPT– durante el evento de inauguración.
Igualmente, enfatizó la importancia de prestar atención no sólo en la fabricación y distribución de los medicamentos, sino también, en los métodos diagnósticos, “las características de los pacientes, su historial clínico, sus condiciones culturales, económicas y sociales”.
En su intervención, Alejandro Svarch Pérez –titular de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris)– puntualizó la importancia de este nuevo centro. “Hoy damos colores a la regulación sanitaria. Una deuda histórica que sólo es posible resarcir a través de la consolidación de una agenda sanitaria de derechos que garantice la protección y salud de todas, todos y todes como prioridad de nuestra institución”.
En ese sentido, recordó que, durante mucho tiempo, la farmacovigilancia había sido un proceso limitado y orientado principalmente al uso de la información de reacciones adversas, provista mayoritariamente por la propia industria farmacéutica. Aunado a los conflictos de intereses y a la falta de acercamiento a pacientes, contribuía a invisibilizar a las comunidades de la diversidad.
Por su parte, Oliva López Arellano –titular de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México– comentó que hace dos años la Cofepris propuso la instalación de una mesa de trabajo para regular y reducir los riesgos en favor de las poblaciones más vulnerables. Desde entonces ha apoyado continuamente a las Clínicas Especializadas “Condesa” y a la USIPT. “Lo que permitió establecer una relación más directa con los usuarios, ampliar los registros sanitarios a nuevos medicamentos y ejecutar acciones para combatir la venta irregular de medicinas”.
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