Desde 1947, hace 75 años, comenzó un plan para despojar al pueblo palestino de su territorio ancestral y aniquilar a su antigua nación. Hoy el plan continúa, se aproxima el 29 de septiembre, fecha significativa que conmemora el inicio de la segunda intifada en el año 2000, que fue una respuesta al asesinato por la policía israelí de siete palestinos y al comienzo de la construcción de un muro dentro del territorio palestino ocupado, lo que fue declarado ilegal por la Corte Internacional de Justicia.
La Intifada de Al-Aqsa tuvo un elevado costo para los palestinos, debido a que fue atacada la población civil indiscriminadamente, muchos de los asesinados fueron niñas y niños. Por el lado israelí, se convirtió en el tercer conflicto con mayor número de bajas en la historia de ese país, superando a la Guerra de los Seis Días, la Guerra de Suez, la Primera y Segunda Guerra del Líbano o la Guerra de Desgaste.
La Organización para la Liberación Palestina (OLP) comenzó el pasado 7 de septiembre de 2022 una campaña para reclamar a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que cumpla su mandato y actúe para que se respete el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino de cara a la creación de un Estado en las fronteras de 1967 y con Jerusalén Este como capital.
La agresión ha sido larga y comenzó hace 100 años. Un 29 de septiembre de 1923 la Sociedad de las Naciones le dio oficialmente la administración del control del territorio palestino a Gran Bretaña, despojando al pueblo del control de su propio territorio. Entre 1882 y 1947 llegaron varias oleadas de migraciones judías a Palestina. Luego la ONU, según el plan de 1947, les quitó arbitrariamente a los palestinos el 54 por ciento de su territorio, con la ignominiosa resolución 181.
Para crear un Estado, proyectado por los sionistas sólo para judíos, comenzaron las masacres y el terror en el día de la Nakba o catástrofe. El 15 de mayo de 1948 se expulsó violentamente de sus hogares a más de la mitad de la población palestina para entregar su tierra a colonos extranjeros, lo que arrojó 1 millón 100 mil desplazados. Hoy más de la mitad de los palestinos son refugiados y se les impide retornar a sus hogares de origen. Cada año los palestinos de todo el mundo conmemoran la Nakba y la limpieza étnica de Palestina comenzada en 1948.
Israel ocupa Cisjordania desde 1967. Las violaciones de los derechos humanos y las infracciones del derecho internacional son cotidianas. Continúan invadiendo más territorio, hasta casi dejar sin nada a los Palestinos, que son atacados constantemente. Los soldados sionistas expulsaron al menos a 750 mil palestinos de sus hogares y tierras, ya capturaron el 82 por ciento de la Palestina histórica. El 18 por ciento restante se dividió en lo que ahora es Cisjordania ocupada y la Franja de Gaza sitiada. Sólo les han dejado estas dos franjas de terreno: Gaza y Cisjordania. Los Palestinos se defienden con justicia y los sionistas los llaman “terroristas”.
Es una lucha desigual, Israel tiene 400 bombas nucleares y cuenta con el apoyo de Estados Unidos y de las potencias occidentales en todas sus agresiones. Las fronteras anteriores a 1967 fueron violadas y ocupadas por Israel y los nuevos asentamientos continúan constantemente al grado de que Palestina tiene actualmente 7 millones de refugiados y se ha quedado solamente con el 18 por ciento de su territorio original, e Israel todavía quiere anexarse más territorio. Más de 600 mil israelíes viven ilegalmente en más de 250 asentamientos en la Cisjordania ocupada y en Jerusalén Este. Es claro que todos los asentamientos y puestos de avanzada de Israel son ilegales según el derecho internacional.
En 1974, la cuestión de Palestina volvió a figurar en el programa de la Asamblea de la ONU. En la resolución 3236 se reafirmaron los derechos inalienables del pueblo palestino a la libre determinación, la independencia y la soberanía nacionales y el derecho de los palestinos a regresar a sus hogares y a sus propiedades. En 1975, la Asamblea creó el Comité para el Ejercicio de los Derechos Inalienables del Pueblo Palestino. La cuestión de Palestina y cuestiones conexas han sido objeto de numerosas resoluciones y decisiones aprobadas por la Asamblea en sus períodos de sesiones ordinarias, extraordinarias y de emergencia, resoluciones siempre violadas por Israel y Estados Unidos con la complicidad de las potencias de Occidente. Pero eso sí, en 1977, la Asamblea General de la ONU pidió que se observara anualmente el 29 de noviembre como Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino. Sin embargo, la situación se deteriora.
Los refugiados palestinos fuera de su territorio son atacados violentamente, un ejemplo trágico de esto fue la masacre de Sabrá y Shatila entre el 15 y 18 de septiembre de 1982 en la que cientos de miles de residentes en campos de refugiados en Beirut fueron masacrados en lo que la Asamblea General de la ONU en su resolución 37/123 calificó como un acto de genocidio. Luego, en 1983, una comisión encabezada por Seán MacBride, asistente del secretario general de la ONU y a la sazón presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, dictaminó que Israel, como la potencia ocupante de los campamentos, era responsable de la violencia acaecida en ellos.
En 2004, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos denunció la intrusión en sus oficinas por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel, que dispararon a uno de los colaboradores internacionales de la agencia y lo detuvieron tres horas, esposado y con los ojos vendados. Recientemente, la periodista palestino-estadounidense Shireen Abu Akleh fue asesinada por las fuerzas israelíes y las autoridades israelíes se niegan a rendir cuentas, culpando una vez más a los propios palestinos por su muerte.
Este es el desprecio total de Israel por las decisiones de la comunidad internacional, por los derechos humanos y por las normas internacionales más básicas. Desde que Hamas ganó las elecciones en 2007, hace 15 años, la Franja de Gaza sufre un bloqueo por aire, mar y tierra por parte de Israel, cuyos militares efectúan con frecuencia en ese territorio ataques artilleros y bombardeos e impiden por la fuerza manifestaciones pacíficas de su población local.
El 23 de septiembre de 2011, en un desafío a la oposición de Estados Unidos e Israel, los palestinos solicitaron a las Naciones Unidas que los acepte como Estado miembro, el 194, además del respeto a las fronteras previas a las de 1967, pero el presidente Obama aplicó el veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Israel y Estados Unidos se exhibieron ante el mundo.
La Asamblea concedió a Palestina solo la condición de Estado observador no miembro en las Naciones Unidas y la UNESCO lo reconoció como miembro el 29 de noviembre de 2012. El acuerdo incluye el reconocimiento de los derechos de los palestinos a la libre determinación, su soberanía sobre los recursos naturales, la asistencia, los refugiados, los desplazados internos, los derechos humanos, los asentamientos israelíes, el arreglo pacífico de la cuestión de Palestina, y Jerusalén, entre otros, pero todo queda en papel mojado porque las leyes internacionales se violan constantemente.
Con los años, se ha intensificado el ataque israelí en Gaza. En julio y agosto de 2014 la ofensiva militar contra el pueblo palestino dejó cientos de heridos y decenas de muertos. Además, sistemáticamente se ataca mucha de su infraestructura.
Hace un año, el 7 de mayo de 2021, las fuerzas israelíes atacaron a los palestinos que rezaban en la mezquita de Al-Aqsa, lugar sagrado del Islam en Jerusalén. La represión causó más de 20 muertos y cientos de heridos. Palestina se defendió disparando cohetes desde Gaza en respuesta a la represión, los acusaron de “terrorismo” y luego la violencia de Israel aumentó.
Durante el fin de semana del 5 al 7 de agosto de 2022, Israel bombardeó una vez más la Franja de Gaza, matando al menos a 46 palestinos, incluidos 16 niños y cuatro mujeres. Trescientos once palestinos resultaron heridos en el ataque. Activistas humanitarios afirman que el régimen de Tel Aviv ha asesinado más de 5 millones de palestinos entre 1948 y 2019. Los palestinos, como población que sufre una ocupación ilegal, tienen derecho a la resistencia, reconocida incluso por el derecho internacional y por la ONU, sin embargo, toda protesta es reprimida violentamente. Coincidiendo con la mortífera guerra israelí en la Franja de Gaza, cientos de colonos judíos israelíes asaltaron la mezquita Al-Asqua en la Jerusalén Oriental ocupada el pasado domingo 7 de agosto, protegidos por un gran número de policías israelíes.
El monopolio de medios de comunicación presentó estos crímenes contra la humanidad como una respuesta defensiva legítima con titulares que decían: “Las confrontaciones continúan en Israel y la Franja de Gaza”, “Violencia en aumento”. Sin embargo, estos ataques son parte de incontables actos de violencia y expulsiones que han estado en curso desde la Nakba y han aumentado desde mayo pasado.
Los ataques actuales tuvieron lugar mientras Israel sigue adelante con sus planes de construir 4 mil unidades de vivienda en lo que llama las “colonias de la zona C” del territorio ocupado de Cisjordania, así como la destrucción de casas y estructuras palestinas y la expulsión de 1 mil 200 palestinos. En abril pasado, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas aprobó una serie de resoluciones sobre los derechos humanos de los palestinos, reafirmando el derecho inalienable, permanente y absoluto del pueblo palestino a la libre determinación y exhortando a Israel, como Fuerza de Ocupación, a que pusiera fin de inmediato a su ocupación del territorio palestino, incluida Jerusalén Oriental, y levantara todos los obstáculos a la independencia política, soberanía e integridad territorial de Palestina. Una de esas resoluciones exige a Israel que ponga fin de inmediato a todas sus actividades de asentamiento en todo el territorio palestino y en los Altos del Golán sirios ocupados.
Hoy en Palestina los asentamientos israelíes ilegales estrechan el cerco sobre Jerusalén. El Comité de Planificación y Construcción de Israel anunció la ampliación de los asentamientos en la parte oriental de Jerusalén, centrado en los asentamientos de Sha’ar Binyamin y Adam. Los dos edificios en las tierras de Jaba e Hizma en las cercanías de la ciudad de Jerusalén son 600 unidades para el primero y 285 unidades para el segundo. Esto forma parte de un proyecto de ampliación de calles, túneles e infraestructura para seguir cercando Jerusalén y ampliar sus fronteras hasta llegar al área confiscada de Cisjordania imponiendo la “Gran Jerusalén”. Así culminaría la división de Cisjordania para fragmentar al pueblo palestino en enclaves en el norte, el centro y el sur, aislándolos y conectándolos entre sí solo con túneles y puentes totalmente controlados por Israel.
Por otro lado, el ministro israelí de asuntos militares, Benny Gantz, admitió el 7 de septiembre pasado, la profunda crisis política y social que vive el régimen y dijo que se avecina una guerra civil. El régimen de Tel Aviv vive un caos nunca experimentado, pues, los israelíes ya están bastante enfurecidos por las políticas de su gobierno. Por otro lado, la crisis económica ha colmado la paciencia de los residentes de los territorios ocupados.
A pesar de que los medios de desinformación han tendido un muro de silencio, callan la denuncia de la ocupación y asesinatos, la exigencia de justicia crece, pero cuando ésta se expresa es etiquetada como un “crimen de odio”.
Palestina urge a la Asamblea General de la ONU a tomar medidas responsables y serias para poner fin a la ocupación del régimen de Israel, su representante ante la ONU, Feda Abdelhady-Naser, exige que Israel rinda cuentas por sus crímenes permanentes. Los pueblos del mundo y todos los gobiernos responsables apoyan la justa causa de Palestina.
El pueblo mexicano comprende bien la situación ya que nosotros también fuimos despojados por Estados Unidos de más de la mitad de nuestro territorio, ellos también han construido un muro y hay asesinatos, detenciones y deportaciones contra los migrantes. Por eso la simpatía hacia el pueblo palestino es grande en nuestro país, así como en todo el mundo.
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