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En México se desarrolla una “guerra” en el ámbito mediático no sólo relacionada con las corporaciones, sino también con cuentas no orgánicas en redes sociales que calientan el ambiente y buscan generar descontento social.
Medios de comunicación corporativos
-Campo de exterminio, cuando no se ha determinado aún. A pesar de la existencia de algunas pruebas e indicios es todavía pronto determinar que en el rancho en Teuchitlán se efectuaron cremaciones de cuerpos, a pesar de la existencia de osamentas. Sin embargo, los medios corporativos hablan de un campo de exterminio humano, recuperando experiencias de prácticas sociales genocidas (véase la producción teórica e intelectual de Daniel Feierstein al respecto).
-Desaparición forzada: intentan establecer que Teuchitlán fue un acto de desaparición forzada, sin detallar en un inicio quién perpetra, para crear confusión. Una de las características de la historia reciente en México es que el Estado ha participado por acción u omisión en desapariciones forzadas. Es ampliamente conocido y documentado por historiadores e intelectuales de otras disciplinas. Por lo que el uso del concepto no es ajeno a la historia mexicana reciente.
-Culpabilidad del Estado: intentan establecer como narrativa que ante el hallazgo, el Estado sabía, porque la Guardia Nacional había encontrado el rancho. Omiten la cadena de mando en el caso, desde las autoridades municipales, la actuación de la Fiscalía de Jalisco –que como detalló Gertz Manero tuvo varias omisiones metodológicas–, así como la policía local. Sin embargo, se apunta al poder ejecutivo federal.
-Similitud con Ayotzinapa: No hay aun indicios fehacientes de que lo que sucedió en Jalisco tenga una metodología similar a Ayotzinapa. Sin embargo sirve para instalar la idea de que Teuchitlán es el Ayotzinapa de Sheinbaum, como señalan varios medios de comunicación corporativos y no. Recurrir a la similitud con Ayotzinapa intenta cambiar la percepción social de la estrategia del gobierno actual y el de López Obrador.
México vivió gran cantidad de hechos históricos ligados a masacres y desapariciones perpetradas por el Estado del viejo régimen, en un contexto de deterioro gradual de las condiciones económicas y políticas que fueron lesivas para la población mexicana. La existencia de vacíos históricos por el olvido de los hechos recientes, es aprovechado por los medios de comunicación corporativos que, en el mejor de los casos, logran articular narrativas para reordenar el pasado en función de la construcción ideológica del presente; en el peor de los escenarios tergiversan, mienten y nublan la posibilidad de acercarnos como población a los acontecimientos diarios y de interés nacional. Nos enfrentamos a un momento histórico de relativización de la verdad, de sobreproducción de información, de aceleración de la vida que puede tender a falsificar la historia misma.
Sujetos políticos. La oposición
Desde el PAN, PRI y MC en el Congreso y Senado el tema del terrorismo ha sido uno de los aspectos que más debate generó. Marko Cortés, Ricardo Anaya y María Lilly del Carmén Téllez García han sido sólo algunos de los miembros de la clase política conservadora que más han criticado al gobierno por no declarar terroristas a grupos del narcotráfico (a tono con la política de Donald Trump).
Por otra parte, Manlio Fabio Beltrones propuso en el Senado que organizaciones de desaparecidos fuesen auxiliares en la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas.
Iglesia católica
La arquidiócesis primada de México en su semanario Desde la fe, publicó su editorial “La escucha desaparecida”, donde llama a la indignación por fosas, violencia, desaparición forzada (lo mismo que mencionan los medios de comunicación). Y llaman a la sociedad a examinar “qué estamos haciendo en nuestro pequeño, mediano o gran campo de acción. Sin politizar, sin polarizar, sin meter más ruido a algo que de por sí ya es escandaloso”. La iglesia mexicana practicando la antipolítica.
ONG
Aunque intenten desligarse de su financiamiento, las distintas organizaciones no gubernamentales –que no organizaciones de base y con raigambre social, pues esas organizaciones tienen otra trayectoria y otra historia– han salido a apoyar a las familias de desaparecidos en el país.
Un ejemplo es lo que dijo El País: “¿este hallazgo podría convertirse en el nuevo caso Ayotzinapa? Es difícil saberlo, porque está sucediendo en este momento, pero provocan que la sociedad se revele y exija el fin de situaciones dramáticas que ponen en riesgo los derechos y la seguridad de los mexicanos”.[1]
Se suman a esta campaña organizaciones que tienen financiamiento extranjero, como Fundar, que publicó un comunicado en el que menciona: “al respecto, es cierto, como dijo la presidenta en su mensaje, que en la actualidad las desapariciones están vinculadas principalmente al crimen organizado, pero esto no excluye en sí mismo al Estado mexicano de cualquier responsabilidad”.[2]
O la Fundación para la Justicia y el Estado democrático de derecho –que recibe fondos de USAID, Fundación Ford, Open Society Fundation–, que fue a la CIDH a defender al poder judicial, mismo que libera generadores de violencia.[3]
Fuente: Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho
O el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, que estuvo en la sesión inaugural de la Iniciativa Mérida, junto con México Unido Contra la Delincuencia y con Tony Garza, embajador de Estados Unidos en México en 2007.
Estados Unidos
Y aun falta la respuesta del actor externo, nuestro primer socio comercial, el otrora monstruo de siete leguas (José Martí dixit): Estados Unidos. País en decadencia estructural y hegemónica que tiene varios frentes abiertos contra el gobierno y pueblo mexicanos: fentanilo, migrantes, grupos del narcotráfico como terroristas y aranceles. En el fondo es lo mismo de siempre: comercio, migración, seguridad y energía.
Esta reflexión intenta aportar algunos elementos sobre cómo operan las fuerzas conservadoras en México. O sea, la manufacturación de consenso de medios de comunicación internacionales y nacionales. Apunta sobre quiénes, es decir, los partidos políticos de oposición, la iglesia, ciertas ONG y Estados Unidos “aliado comercial”. Falta el cuándo. La experiencia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador puede servir para tener mayor claridad respecto.
En el caso de López Obrador la comparación más recurrente de la ahora oposición fue con Hugo Chávez. La campaña en contra instalada desde 2005 estableció que López Obrador era un “peligro para México”, un año antes de las elecciones de 2006. Después de 2018, la construcción de matrices de opinión que fueron transversales a los seis años de gobierno giró en torno a los conceptos de autoritarismo, militarización y erosión democrática. Esas tres matrices de opinión fueron instaladas por medios de comunicación nacionales y extranjeros, así como análisis de think tanks, que tuvieron la caja de resonancia de los mismos medios de comunicación.
Como decía el mismo expresidente López Obrador, “tiempo es política”, y en ese sentido, el momento preferido de los conservadores es en elecciones intermedias o federales. Es importante recordar que en 2026 vendrán elecciones y la renovación del TMEC. Y en 2027 la revocación de mandato.
Lo que vive México es un marco de guerra híbrida y sobre eso, la experiencia latinoamericana aporta elementos sobre el denominado “cambio de régimen” por la vía del impeachment (juicio político). En 2014, en Brasil el marco de actuación de las fuerzas en contra de un gobierno elegido democráticamente –el de Dilma Rouseff– fue un mundial de futbol y el problema de la falta de presupuesto para el sector salud.
Por lo anterior, no hay que olvidar que, al inicio de la Guerra Fría Interamericana, la experiencia guatemalteca nos dejó uno de los manuales de operaciones psicológicas más importantes para América Latina que constó de seis pasos: el PBSUCCES realizado en la década de los cincuenta del siglo XX por el gobierno de Estados Unidos y del cual recuperamos tres pasos.
PBSUCCESS
Paso dos: condiciones preliminares
Paso 3. Construcción
Paso 4. Periodo crítico
*Aníbal García Fernández es doctor, magíster y licenciado en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es miembro de los Grupos de Trabajo de CLACSO “Crisis y economía mundial” y “Violencias en Centroamérica”. Sus principales líneas de estudio son la guerra fría interamericana, geopolítica energética, dependencia e integración latinoamericana, militarismo y relaciones económicas entre Estados Unidos y América Latina.
[1] https://elpais.com/mexico/2025-03-18/las-historias-detras-del-centro-de-exterminio-de-teuchitlan.html
[2] https://fundar.org.mx/claudia-sheinbaum-y-la-encrucijada-de-teuchitlan/
[3] https://www.youtube.com/watch?v=hRYKNdGnJ4s
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