FOTO: WHITE HOUSE
La política de aranceles de Donald Trump ha sido muy agresiva a nivel global, justo, desde el inicio de su segunda administración en 2025. Este gobierno ha impuesto aranceles de forma unilateral a México y Canadá, con lo cual ya puso en crisis el T-MEC. Trump también anunció una subida de los aranceles a productos provenientes de la Unión Europea, con lo cual refuerza –en el terreno económico y comercial– una tensión que ya había con ese bloque en el terreno geopolítico y militar, por las diferencias que tienen respecto a la guerra en Ucrania y el papel de la OTAN.
Estas tensiones con países que usualmente son aliados de Estados Unidos también se exacerban por las amenazas de Trump de anexarse a Canadá, Groenlandia y el canal de Panamá. Con ello, pone en guardia a gobiernos aliados del imperialismo estadunidense ante posibles intervenciones militares, y acelera contradicciones geopolíticas internas, donde los aranceles se usan como un arma de negociación para obtener más ventajas para Estados Unidos.
El incremento de los aranceles, que van del 25 al 50 por ciento, y en varios casos al ciento por ciento, se buscan aplicar en todo el mundo. Contra China en particular, pero también contra la India, Brasil y otros países que son parte del BRICS. Sin embargo, estos incrementos en los aranceles, que además se están negociando de manera bilateral y de manera simultánea con diferentes países, ya ha generado reacciones de nerviosismo en los mercados financieros causado por la incertidumbre. El 10 de marzo pasado hubo un desplome de la bolsa de valores de Estados Unidos. Esto también ha ido en perjuicio del dólar estadunidense que se ha ido depreciando a nivel global. Y ya las prospectivas de crecimiento económico para la economía estadounidense han ido hacia la baja. El escenario del estancamiento con inflación ya está sobre la mesa.
En este contexto, cabe preguntar sobre el sentido de la política arancelaria de Trump. En el fondo lo que hay, me parece, es un intento desesperado por parte del gobierno trumpista para revertir la decadencia hegemónica global de los Estados Unidos. Pero se trata de priorizar lo económico para restituir el poderío industrial. El sector manufacturero es clave para generar dinamismo y crecimiento económico.
Sin embargo, hoy el sector manufacturero de China ya es dos veces mayor que el de Estados Unidos. La economía china es cada vez es más grande, cada vez establece nuevas relaciones económicas y comerciales con todo el mundo, bajo la idea del presidente Xi Jinping de impulsar una “globalización con características chinas”, buscando fortalecer y diversificar los lazos de la economía china con todo el mundo con la nueva ruta de la seda, así como también el creciente fortalecimiento del mercado interno de su economía nacional. Ante el avance económico y tecnológico imparable de China es que podemos situar la política de aranceles de Trump, pues lo que busca es incrementar los costos de las importaciones provenientes de China de manera directa y “triangulada” por terceros países. De ahí la acusación de que México y otros países exportan a Estados Unidos importaciones provenientes de China. Con esta medida neoproteccionista, de fondo, lo que busca Trump es evitar que los productos chinos sigan dominando el mercado estadunidense.
Los aranceles de Trump también buscan aumentar los costos de las importaciones del comercio intrafirma. Y con ello, el objetivo es atraer al capital industrial que se fue de Estados Unidos durante la globalización neoliberal y que formó cadenas productivas globales por el mundo. Se fueron porque los costos laborales en Estados Unidos eran mucho mayores que en otros países y lo que buscaron fue abaratar sus costos de producción. Con eso, el llamado rust belt o cinturón de óxido pasó por un proceso de desindustrialización que llevó a la pérdida de empleos, al incremento de la pobreza y a la decadencia social y moral que hoy vemos con la crisis del fentanilo. Ante ello se formó una gran base social de trabajadores blancos empobrecidos que vieron en el nacionalismo económico de Trump una alternativa de solución a sus problemas económicos y sociales. De ahí que la reindustrialización de Estados Unidos sea una prioridad fundamental para su gobierno.
En este contexto, podemos concluir que la agresiva política de aranceles de Trump es una medida desesperada que busca frenar su decadencia hegemónica contra China. Y para ello se busca reindustrializar y revitalizar su economía nacional. También se busca reafirmar el dominio imperialista de Estados Unidos en sus países aliados con el chantaje de los aranceles para obtener más ventajas, como el acceso a recursos naturales e infraestructura estratégica y también para expulsar o al menos limitar al capital chino de sus zonas económicas de influencia.
Josafat Hernández*
* Profesor investigador de la División de Estudios Multidisciplinarios del CIDE; doctor y maestro en filosofía de la ciencia; licenciado en economía, con especialización en historia del pensamiento económico (por la UNAM).
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