San José, Costa Rica. Un país sin ejército desde 1948, abanderado de la democracia, enfocado en el cuidado de la naturaleza y el desarrollo sostenible. Ésta es la imagen de Costa Rica para el mundo, la cual poco a poco se desvanece.
Desde hace algún tiempo, la nación de la “pura vida” experimenta una ola de inseguridad sin precedentes. Los asesinatos aumentaron en 60 por ciento en la última década. Los 656 homicidios del año pasado fueron la cifra más alta con una tasa récord de 12.6 asesinatos por cada 100 mil habitantes. Sin embargo, los registros del 2023 ya la superan en 30 por ciento. Se proyecta que podrían contabilizarse hasta 900 muertes violentas al cierre de 2023.
Las estadísticas del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) reportan que se han registrado 587 homicidios en lo que va del año. Durante el mismo periodo en 2022, la cifra fue de 411. Es decir, 176 muertes más.
La caribeña provincia de Limón y San José son las que más casos reportan con 148 y 146, respectivamente. En la occidental Puntarenas, hubo 90 homicidios en lo que va de 2023. Mientras que en la central Alajuela, 67 casos. Esta última es la única con una disminución, pues contabilizaban 76 homicidios durante el año anterior.
Con respecto a la norteña Guanacaste, las autoridades reportaron 61 muertes por violencia; Cartago, 43, y Heredia, 32. En otras palabras: según la OIJ, hay un asesinato cada 13 horas. Dos tercios están vinculados al crimen organizado y en 72 por ciento de los casos se provocan con armas de fuego.
Las disputas entre bandas dedicadas al narcotráfico ya no se quedan en los barrios marginales ni en las regiones costeras. Incluso un video trasmitido en el noticiario Teletica –compartido en la red social TikTok– expone a jóvenes que simulan un enfrentamiento entre grupos del crimen organizado con pistolas de juguete de dehidrogel. Una diversión que preocupa a todos.
En el audiovisual, se aprecia cómo decenas de jóvenes arman una batalla campal con este tipo de armas. Al parecer, la situación ocurrió en el cantón –municipio– central de Puntarenas. Este barrio se ha visto afectado por una ola de homicidios.
“Para nosotros, es preocupante ese tema. La venta y uso de estas armas de juguete no está regulado. Son de libre venta y también de libre uso. Sin embargo, en estos tiempos no es lo más ideal andar jugando con pistolas. La idea sería fomentar una cultura de paz y no andar con armas, que, si bien son de juguete, acercan a la violencia. Además, no está bien visto”, explicó el subjefe de Puntarenas, Jimmy Araya, a Teletica.com.
A juicio de expertos, el aumento de la pobreza y desigualdad de las dos últimas décadas, los recortes presupuestarios a los cuerpos policiales y la influencia de bandas internacionales tambalean a esta nación. Misma que se vanagloria de haber abolido el ejército hace 75 años y dedicar esos recursos a inversión social.
De esta manera, las estadísticas preocupan cada vez más en un país que busca aumentar el número de turistas, inversionistas y nómadas digitales a pasar largas estancias. Para el director del OIJ, Randall Zúñiga, es vital contar con más recursos para afrontar la ola de violencia en Costa Rica. Asimismo, hizo énfasis sobre la necesidad de excluir al organismo de la aplicación de la regla fiscal.
Paralelamente, en la Asamblea Legislativa hay un proyecto de ley para exonerar del Impuesto al Valor Agregado (IVA) al organismo. A ésta, se opone el ministro de Hacienda, Nogui Acosta.
En una reciente entrevista, el ministro de Seguridad, Mario Zamora, señaló que atacarán el problema, pero bajo Estado de derecho. “Costa Rica descarta la mano dura o la mano suave. Nosotros lo que aplicamos es el Estado de derecho. Es decir, identificamos a una persona y la presentamos ante un juez con la evidencia suficiente de que ha cometido un delito. Esa es la ruta democrática y esa es la ruta que vamos a seguir”.
“Estamos ante un cáncer, y un cáncer agresivo. Debe aplicarse la quimioterapia cuantas veces sea necesaria. Debe usarse en democracia para que este fenómeno criminal pueda ser revertido. En la medida en que usemos la fuerza dentro del Estado de derecho, creamos seguridad”, ejemplificó Zamora.
De todas formas, en un encuentro con su homólogo de Colombia, Gustavo Petro, a inicios de semana, el presidente Rodrigo Chaves coincidió en que, además de la migración, la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado es un tema pendiente en las dos naciones. “El trabajo conjunto debe estar enfocado en el tema de la seguridad, también cada vez más creciente por la forma multinacional que adquieren las mafias de drogas ilícitas”, subrayó el primer mandatario de Costa Rica.
“El caso del crimen organizado presenta en estos tiempos otra connotación, de gente sin valores”, dijo. “Debemos trabajar en como quitarle a gente mala enormes cantidades de recursos económicos que les dan poder sobre la violencia”.
Durante el encuentro, tanto Petro como Chaves encargaron a sus cancilleres llevar mesas de trabajo para abordar ambas problemáticas. “Necesitamos que sea un trabajo eficiente y con resultados”, explicó Chaves al subrayar que los pueblos hermanos deben trabajar juntos en lo que los une.
Ana Laura Arbesú/Prensa Latina*
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