Al analizar datos de 220 decomisos de fentanilo realizados en el país entre enero de 2017 y agosto de 2019, el académico Josué Ángel González Torres identificó entidades federativas, municipios, presentación, modalidades de ocultamiento, laboratorios y rutas, así como instituciones con mayor cantidad de confiscaciones, y concluyó que México se posiciona a nivel internacional en el tráfico de esta droga.
En su investigación Fentanilo en México: confiscación de cargamentos 2017-2019, González Torres –doctorante en ciencias políticas y sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)– destaca que los decomisos se concentraron en 15 entidades federativas y 42 municipios del país.
Señala que, en ese periodo, de los 220 decomisos realizados, “cinco estados concentraron 88.95 por ciento de las incautaciones: Baja California con 78 (35.45 por ciento), Sonora con 55 (25 por ciento), Ciudad de México con 27 (12.27 por ciento), Sinaloa con 24 (10.91 por ciento) y Baja California Sur con 13 (5.91 por ciento)”.
En México, el decomiso de fentanilo utilizado para drogas sintéticas se incrementó en 486 por ciento, al pasar de 222 kilogramos en 2019 a 1 mil 301 kilogramos en 2020, y a 1 mil 44 kg entre enero y julio de 2021, indicó el general secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, en las conferencias matutinas en Palacio Nacional del 31 de diciembre de 2020 y 31 de julio de 2021.
Además, en 2020 se destruyeron 175 laboratorios clandestinos, más del doble que el año anterior. Un laboratorio, en el Estado de México, tenía la capacidad “sin precedentes” de procesar 5 mil kilos de químicos precursores. En otro operativo se descubrió otro laboratorio, en Sonora, donde se almacenaban 50 canecas de químicos precursores.
En su análisis, el investigador González Torres señala que 2017-2019 cinco municipios concentraron 55.5 por ciento de los decomisos: Tijuana, Baja California, 40 (19.3 por ciento); Venustiano Carranza, Ciudad de México 21 (10.1 por ciento); San Luis Río Colorado, Sonora, 20 (9.7 por ciento); Ensenada, Baja California, 18 (8.7 por ciento) y Opodepe, Sonora, 16 (7.7 por ciento).
“Se identifican cuando menos siete formas de presentación: ampolletas, cajas, dosis, kilogramos, litros, pasta y pastillas. Baja California es la entidad con la mayor cantidad de ampolletas, dosis, kilogramos y pastillas: prácticamente tiene todas las formas de incautación salvo pasta. Destaca también Sonora con la incautación de kilogramos y pastillas”, apunta.
Entre las modalidades de ocultamiento más frecuentes para el tránsito del fentanilo destacan automóviles, autobuses de pasajeros, tractocamiones, vuelos comerciales, mensajería aérea y terrestre, paquetes de diverso tipo (dulces, cajas de regalo, galletas), medicamentos, peluches y adherido al cuerpo. En forma menos frecuente se encuentran el ocultamiento en revistas, bocinas, recipientes de cremas, cajas de películas y sobres de té, entre otras.
En cuanto a los laboratorios, el primer desmantelamiento en el país data de 2006, en Toluca, Estado de México. En el periodo de noviembre de 2017 a septiembre de 2019, se desmantelaron nueve laboratorios: cinco en Sinaloa, dos en Nuevo León, uno en la capital y uno en Baja California. “Lo interesante es que prácticamente todos tienen un perfil urbano, pues se han encontrado en casas, fraccionamientos, bodegas e inmuebles”, subraya el análisis.
Destaca por sus características el laboratorio desmantelado en Mexicali, Baja California, en septiembre de 2018. Ahí fue capturado Petrov Kulkin, de origen búlgaro, quien estaba a cargo de la producción de 40 mil pastillas semanales en un departamento de 6 por 6 metros cuadrados. El detenido refirió que el costo de producción de cada pastilla era de centavos de dólar, mientras que la ganancia podía ser de tres dólares.
El estudio académico identifica tres rutas del tránsito de fentanilo en México:
Ruta del Pacífico (en amarillo en el mapa). Corredor que podría partir de los puertos de Lázaro Cárdenas (Michoacán), Manzanillo (Colima) o Puerto Vallarta (Jalisco), el cual pasaría por Sinaloa con rumbo a la frontera.
Se distribuiría hacia las aduanas y pasos fronterizos de Sonoyta (Sonora), San Luis Río Colorado (Sonora), Mexicali (Baja California) y Tijuana (Baja California) y, debido al número de incautaciones, sería la ruta más utilizada.
Ruta Península (en azul). Podría llegar directamente de las rutas de Asia vía marítima o aérea, así como proveniente de los puertos de Puerto Vallarta (Jalisco) o Mazatlán (Sinaloa), hacia Baja California Sur.
De ahí serían transportados de manera terrestre hacia la frontera con los Estados Unidos, específicamente hacia aduanas como Tijuana (Baja California), Tecate (Baja California) y Mexicali (Baja California). En estas dos rutas, el aeropuerto de Tijuana y el de Culiacán serían puntos de tránsito relevantes.
Ruta del centro (en verde), es todavía imprecisa. No existe suficiente información para reconstruirla. Se trata de municipios aislados que podrían conectar con Ciudad de México, Querétaro, San Luis Potosí, Nuevo León y Coahuila, y serían puntos relevantes los aeropuertos de la Ciudad de México y, en menor medida, el de San Luis Potosí.
Por su parte, las dependencias de seguridad mexicanas con la mayor cantidad de decomisos son: Policía Federal (PF), la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Fiscalía General de la República (FGR), policías estatales y la Secretaría de Marina Armada de México (Semar), expone el análisis.
Es posible explicar la mayor confiscación de la PF debido a la presencia que tuvo a través de la División de Seguridad Regional en carreteras federales y aeropuertos, por los que pasan constantemente los cargamentos de fentanilo, considera en su estudio el académico de la UNAM.
Indica que con la trasferencia de recursos hacia la Guardia Nacional, el nivel de intercepciones de la PF disminuyó progresivamente desde enero de 2019. “Con la desaparición de la PF no es posible advertir si la Guardia Nacional tendrá o no el mismo nivel de eficacia en decomiso. Por su parte, la Sedena ha tenido una participación creciente desde abril de 2018”. [Gráfica 1]
Esta información es importante porque permite identificar las dependencias de seguridad con la mayor participación en el combate al fentanilo, lo que ayuda a focalizar recursos, equipamiento y capacitación, considera.
El fentanilo proviene principalmente de China y, para su tránsito hacia Estados Unidos, México es utilizado como vía de transporte y, de manera creciente, como zona de producción, añade González Torres en su investigación.
Señala que al menos dos grupos criminales están involucrados a nivel doméstico en su comercialización: el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación. Uno de los elementos más atractivos para los grupos criminales es el precio del fentanilo. Un kilo con alto nivel de pureza obtenido en China puede tener un costo que va de los 3 mil 300 a los 5 mil dólares.
Ese mismo kilo puede ser rebajado o mezclado con otras drogas para obtener de 16 a 24 kilogramos de producto para la venta, con lo que se puede obtener una ganancia de entre 1.2 y 1.9 millones de dólares.
Sin embargo, resalta que, a diferencia del fentanilo proveniente de China que puede alcanzar más de 90 por ciento de pureza, el proveniente de México tiene en promedio 10 por ciento de pureza. En cuanto a la elaboración, producir una píldora en México puede costar centavos de dólar y puede ser vendida en tres dólares. En Estados Unidos, la venta de cada píldora puede costar entre 5 y 20 dólares.
Otro elemento clave es el transporte, es suficiente trasladar un kilogramo para poder obtener ganancias de más de un millón de dólares, lo que representa una revolución en el mercado de las drogas ilícitas.
Ya no es necesario el transporte de grandes volúmenes de cocaína o cannabis en camiones o aviones. El volumen del fentanilo permite que pueda ser ocultado en cualquier sitio, compartimento o adherido al cuerpo. Asimismo, al ser una sustancia relativamente nueva en el mercado ilícito, es difícil su detección por parte de las autoridades.
Los primeros registros en México de los que se tiene información fueron en 2013, en Baja California Sur, con un decomiso de apenas 0.454 kilogramos, y en Sinaloa, de 0.440 kg. Posteriormente, en 2014, se llevaron a cabo tres aseguramientos importantes: 27 kg en Sinaloa, 24 kg en la capital y 15.9 kg en Baja California. “Desde entonces comenzó el incremento en términos de frecuencia y cantidad”, enfatiza González Torres.
El fentanilo fue sintetizado químicamente en 1959 con fines médicos como analgésico o anestésico. No obstante, en años recientes ha sido utilizado de manera creciente en el mercado ilegal de drogas debido a que es de 50 a 100 veces más potente que la morfina, así como de 30 a 50 veces más fuerte que la heroína.
Un kilogramo con alto nivel de pureza puede representar ganancias de entre 1.2 y 1.9 millones de dólares, lo que puede ser atractivo para organizaciones criminales.
Advierte que el contexto internacional posiciona a México como un país clave en el tráfico de esta sustancia. Por un lado, se ha detectado el tránsito hacia Estados Unidos, que es un mercado de consumo creciente.
Por otro lado, China es el mayor productor internacional de fentanilo, y la prohibición impuesta a las sustancias análogas en mayo de 2019 puede tener como consecuencia que el mercado ilícito en México se fortalezca.
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