El tránsito de estupefacientes por gran parte del continente –desde su lugar de producción en Suramérica hasta el sitio de consumo en Estados Unidos, o en el último lugar desde el que se “exporta” con destino a Europa–, toca a litorales y territorio de México. Éstos son esenciales e imprescindibles para las organizaciones criminales trasnacionales en las etapas del narcotráfico internacional.
El tráfico marítimo de drogas se ha convertido en la forma más común utilizada por grupos criminales latinoamericanos para traficar internacionalmente cocaína, ya que, entre el 70 y 80 por ciento de esa droga consumida en todo el mundo se trasiega por mar, de acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDC).
Este aumento en el narcotráfico transatlántico se debe a la combinación de un saturado mercado de consumidores de drogas en Estados Unidos y mayores precios de la cocaína al por mayor en Europa, así como la corrupción entre agentes de fronteras marítimas y los funcionarios portuarios en países como México.
Ya sea en cateos, vehículos abandonados, puertos, retenes, aduanas o inspecciones con binomios caninos, las fuerzas federales han contabilizado cantidades industriales de droga que se fabrican o atraviesan el país, señala el informe Situación narcotráfico marítimo en México.
El narcotráfico que opera vía marítima en México principalmente proviene de Colombia, Perú o Ecuador con destino a Centroamérica y al sur de las costas mexicanas, para el ingreso a territorio nacional y su posterior distribución hacia Estados Unidos y Europa.
Los cargamentos ilegales se trasladan a su destino final por diversos medios de transporte (buques mercantes, de alto bordo, contenedores, veleros y yates) y distintas técnicas o modalidades, zarpando de los puertos principales de Colombia, Ecuador y Perú, que sirven como plataforma de lanzamiento de grandes cantidades de clorhidrato de cocaína (CHC), principalmente.
Por otro lado, los puntos de “partida” de lanchas rápidas, semisumergibles y sumergibles se ubican en zonas costeras selváticas de difícil acceso, indica el documento del Centro Internacional de Investigación y Análisis
Contra el Narcotráfico Marítimo (CMCON), con sede en Colombia, integrado por miembros de las armadas de Colombia, Guatemala, México, Honduras y Perú.
El CMCON –en cuyo panel de investigadores colaboran los capitanes de corbeta Roberto Saucedo Guzmán y Pedro Luis Ortega Palma, de la Secretaría de Marina Armada de México, Semar– refiere que grandes cantidades de estupefacientes han sido decomisados por la Semar a embarcaciones de tipo reformeña, go-fast (lancha rápida), imemsa, eduardoño, piraña y pesquero.
Agrega que las lanchas go-fast experimentaron una evolución en la tecnificación del narcotráfico marítimo contemporáneo, resultado de la capacidad adquisitiva de las organizaciones criminales trasnacionales, y la necesidad de evadir controles de las autoridades favorece el empleo de esta modalidad de transporte.
El uso de drones, vehículos marinos no tripulados, modalidad de última generación para el transporte de estupefacientes de las organizaciones criminales trasnacionales hacen énfasis en innovación y desarrollo tecnológico, carecen de tripulación, poseen dispositivos para ser maniobrados y navegan de manera remota o autónoma según su tecnología, asegura el documento.
Los drones son de dos tipos: de superficie –sobrevuelan sobre el plano de agua– y submarino, transportando estupefacientes a distancias relativamente cortas y drones sumergibles de mayor capacidad de carga y distancia.
En los últimos 13 años, la Semar aseguró 200 embarcaciones con más de 168 toneladas de marihuana en 15 estados del país, donde decomisó 40 mil 476 kilogramos de cocaína y dos toneladas de metanfeminas, la mayoría en territorios vinculados al Cártel Jalisco Nueva Generación, Beltrán Leyva, Pacífico, Golfo, Zetas, Noreste, entre otros.
Con Felipe Calderón se aseguraron 31 embarcaciones (en 2008); con Enrique Peña Nieto, 60; y en lo que va del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, 24 (21 embarcaciones en 2019 y tres en 2020).
Por estados, Sonora encabeza la lista con 53 embarcaciones incautadas al crimen organizado, Baja California con 42, Chiapas 24, Sinaloa 15, Baja California Sur 13 y Oaxaca 12. En esas entidades operan cárteles como el de Sinaloa, pero también bandas como Guerreros Unidos, Independiente de Acapulco, Nueva Plaza, Sierra, La Familia, La Nueva Familia Michoacana y Los Viagra.
Durante enero y agosto de 2021, las Fuerzas Armadas han decomisado 103 mil 749 kilogramos de narcóticos en todo el territorio mexicano. En el mismo periodo, la Armada de México aseguró 4 mil 988 kilogramos de marihuana y 716.4 kilogramos de cocaína, con un valor estimado en el mercado de 8.3 millones de pesos, así como 1.4 millones de dosis de cocaína con un valor estimado de 179.2 millones de pesos.
Aseguró 73 armas cortas, 95 armas largas, cuatro embarcaciones de diferentes tipos y 54 vehículos terrestres; además, aprehendió a 375 personas de nacionalidad mexicana y 17 extranjeras, como presuntas responsables de cometer diversos delitos del fuero federal.
De cocaína se acumulan 10.96 toneladas decomisadas durante 2021. En cuanto a heroína, se han incautado 256 kilogramos. La metanfetamina o cristal es la segunda droga con mayores cantidades incautadas en el país, pues durante 2021 suman 30.38 toneladas. Mientras que el fentanilo, uno de los narcóticos más letales en Estados Unidos, ya suma 1 mil 44 kilogramos en más de 6 meses.
También se han desmantelado 19 narcolaboratorios; destruido 5 mil 145 armas de fuego y asegurado 4 mil 277 más; puesto a disposición de 12 mil 925 vehículos, 19 embarcaciones y 26 aeronaves. Las Fuerzas Armadas han incautado 58 millones de pesos y casi 11 millones de dólares americanos, de acuerdo con datos reportados por la propia autoridad mexicana.
El informe del Centro Internacional de Investigación y Análisis Contra el Narcotráfico Marítimo, apunta siete rutas usadas por las organizaciones criminales trasnacionales para el trasiego a Estados Unidos de distintos estupefacientes provenientes de Colombia, mismos que en su trayecto tocan territorio de países centroamericanos y de México.
Así, explica que a través de la ruta 1, las embarcaciones zarpan de Buenaventura, Colombia, con arribo en inmediaciones de Costa Rica y El Salvador (con una duración de 24 a 48 horas de viaje y una hora de reabastecimiento).
En la ruta 2, las embarcaciones zarpan de Tumaco, Colombia, con arribo en inmediaciones de El Salvador y Guatemala (de 5 a 7 días de viaje con más de 3 horas de reabastecimientos). Ruta 3, zarpan de Esmeraldas, Ecuador, con arribo a costas de Guatemala y Chiapas (7 días de viaje con 5 de reabastecimientos).
En la ruta 4, las embarcaciones zarpan de San Lorenzo, Ecuador, con arribo a costas de Oaxaca y Guerrero (8 días de viaje y 6 de reabastecimientos). La ruta 5, zarpan de Puerto Rico, Ecuador, con arribo a costas de Michoacán y Guerrero (9 días con 8 de reabastecimientos).
Mientras que en la ruta 6, zarpan de Puerto Rico, Ecuador con arribo en Jalisco y Sinaloa (11 días de viaje y más de 8 de reabastecimientos). Y la ruta 7, zarpan de Ayampe, Ecuador, con arribo a Sinaloa (13 a 15 días de viaje y más de 8 reabastecimientos).
En 2019 se registraron 457 eventos en los litorales del Pacífico, Golfo de México y mar Caribe, de los cuales la amenaza con mayor incidencia fue la de narcotráfico vía marítima y aérea, seguida de mercado ilícito de combustible, asienta el informe del Centro Internacional de Investigación y Análisis
Contra el Narcotráfico Marítimo.
“El Cártel de Sinaloa ostenta un férreo control sobre el Pacífico mexicano y puede cobrar “derecho de piso” (una tarifa que les permite a narcotraficantes operar en determinadas áreas) en la costa occidental del país”, subraya.
Destaca que en el mismo año se registraron 280 eventos de narcotráfico vía marítima, 87 de ellos de narcotráfico vía aérea, 43 relacionados con transporte ilícito de combustibles, 21 eventos de narcotráfico en cargas de contenedores, 17 de tráfico de personas, seis de tráfico de armas y uno de pesca ilícita.
La pesca furtiva repercute con graves efectos sobre la vaquita marina, la totoaba (macdonaldi), las madreperlas, pepino de mar y la mayoría de las especies de almejas, los caracoles comerciales del Golfo de California, Golfo de México y Mar Caribe mexicano.
El tráfico ilegal vía contenedores se presenta en diferentes recintos portuarios de Suramérica, principalmente se identifican tráfico de estupefacientes y precursores químicos para producir nuevas sustancias psicoactivas, generalmente con destino a los puertos de Manzanillo y Lázaro Cárdenas Michoacán.
El narcotráfico vía aérea, como alternativa para el envío de cargamentos de cocaína proveniente de Sudamérica, se ha presentado como una problemática exclusiva en el litoral del mar Caribe, incrementando su incidencia en comparación con el 2018, ganando mayor terreno en el Sureste de México.
Respecto del mercado ilícito de combustible, el reporte apunta que es una actividad delictiva perpetrada en territorio nacional y en las zonas marinas mexicanas, y sus efectos defraudan a Petróleos Mexicanos (Pemex), la economía nacional, la sociedad, el medio ambiente y la seguridad del Estado mexicano.
Para el tráfico de personas, en su mayoría indocumentados que pretenden ingresar de manera ilegal a Estados Unidos, indica que las organizaciones criminales trasnacionales utilizan rutas marítimas, en donde en la mayoría de ocasiones son abandonados abordo de las embarcaciones de transporte sin alimento ni equipo de supervivencia.
Sobre el tráfico de armas indica que es otro fenómeno detectado en el entorno marítimo perpetrado por el crimen organizado, las cuales introducen clandestinamente armas de fuego y municiones a territorio mexicano por vía marítima y fluvial.
Los eventos marítimos de tráfico de estupefacientes, se realizaron empleando una gran variedad de embarcaciones de diferentes tipos, entre los que destacan embarcaciones rápidas tipo go-fast, semisumergibles, sumergibles, embarcaciones de recreo y embarcaciones pesqueras, principalmente.
Las lanchas go fast recorren grandes distancias a gran velocidad para evadir la autoridad en la mar, y participan en la gran mayoría de los eventos, en diversas modalidades de transporte como: contrabandista, recepcionista, logística y de vigilancia. Éstas pueden cargar hasta 2 toneladas de estupefacientes y reciben varios reabastecimiento de combustible y víveres en su ruta hasta llegar a un área en donde entregan la carga a varias embarcaciones.
Los sumergibles y semisumergibles, detectados con menor frecuencia por inteligencia técnica y de radar, utilizan rutas muy abiertas, zarpando desde costas de Colombia hasta llegar a inmediaciones de la Zona Económica Exclusiva en México, para entregar cargamento a embarcaciones recepcionistas.
Con características de navegación bajo el agua, sigilo y gran capacidad de carga, este tipo de embarcaciones proporcionan menor probabilidad de interdicción. Tienen capacidad para transportar hasta 7 toneladas, son de difícil detección y cuentan con gran autonomía de navegación.
Los yates y veleros utilizan cobertura de actividades de recreo, navegando por mar territorial, se han detectado en el mar Caribe y Baja California Sur. Por ser embarcaciones menores, la mayoría no cuentan con Sistema de Identificación Automática (AIS) por lo que su detección por medio de sistemas regulados no es posible. Pueden transportar hasta 2 toneladas de droga, según el análisis.
Acerca de las embarcaciones de pesca, dice que generalmente son del tipo atunero y camaroneros, y participan en el traslado de cocaína y marihuana, también brindan apoyo logístico a embarcaciones contrabandistas. Por ser una embarcación menor, la mayoría no cuenta con AIS por lo que su detección por medio de sistemas automáticos no es posible.
El reporte agrega que, tras el arribo de los cargamentos ilícitos a las costas del territorio nacional, se inicia un nuevo ciclo para su distribución y movilidad a través de avionetas tipo Cessna o diversos medios de transporte terrestres, para continuar su recorrido hasta el norte del país y hacia Estados Unidos y Europa.
Los principales puntos de arribo de estupefacientes por vía marítima son las costas del Océano Pacífico, Sinaloa, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, y Chiapas, el mar Caribe, Quintana Roo, Yucatán, y Golfo de México, Campeche, Tabasco, Veracruz y Tamaulipas.
El control de los territorios en ambos litorales así como las rutas se encuentra supeditado a las organizaciones criminales trasnacionales. El litoral del Pacífico mexicano es una región propicia donde los grupos criminales pueden efectuar la recepción y envío de cargamento ilícito, por lo que la presencia de este tipo de modalidades, son cada vez más frecuentes.
Como resultado de las acciones operativas llevadas a cabo por la Semar en las costas del Pacífico, el informe señala que en 2019 se aseguraron 69 embarcaciones menores: 60 tipo go fast, seis buques, dos semisumergibles y un velero.
En las distintas rutas de narcotráfico identificadas en mar territorial y Zona Económica Exclusiva de México se detuvieron 204 personas de distintas nacionalidades (105 mexicanos, 69 cubanos, 17 ecuatorianos, nueve colombianos y cuatro guatemaltecos).
La Semar distribuye sus unidades operativas a lo largo de las zonas marinas mexicanas, optimizando sus capacidades, para buscar el control, la protección y seguridad efectiva de los mares, costas y puertos nacionales.
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