Cuando escucho “Margarita Zavala” pienso en la esposa de Felipe Calderón, pero sería injusto disertar sobre Zavala sólo por los lazos matrimoniales que la unen al genocida expresidente panista. Sería muy severo sólo recordarla por la devastadora política que implantó Calderón tras la consumación del fraude que, en 2006 arteramente, lo sentó en la silla presidencial. Aunque creo que relacionarla con la violencia criminal y militar es inevitable, con los cientos de miles de homicidios que han sido ejecutados desde que fuera primera dama, asesinatos esparcidos por todo el territorio nacional, pero no sólo debemos reflexionar sobre ella a partir de Calderón.
Además es una obligación recordarla vinculada con todas esas muertes por ella misma, pues ella en todo momento, e incluso ahora que es candidata a la Presidencia de la República, soporta, idealiza y alaba la manera de “gobernar” que tuvo su concubino; aquel genio que sacó al Ejército a las calles para enfrascarnos en un conflicto que no supo o no quiso resolver el Partido Revolucionario Institucional (PRI) con Enrique Peña Nieto de 2012 a 2018.
Margarita Zavala es más que su marido y tiene sin duda acciones y omisiones que la caracterizan. Está irremediablemente relacionada con los 49 bebés que murieron quemados en la guardería ABC en Sonora, estancia infantil de la que su prima Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo Tonella era socia, misma que fue declarada culpable por homicidio culposo y después exonerada ante la rabia y desesperación de los padres de los infantes muertos. (http://www.jornada.unam.mx/2010/06/17/politica/013n2pol y http://www.proceso.com.mx/294541/exoneran-a-prima-de-margarita-zavala-por-muerte-de-49-ninos-en-la-guarderia). En ese entonces Zavala era la primera dama de la nación y estaba al frente del Sistema Nacional DIF (Desarrollo Institucional de la Familia), cargo honorario para las esposas de los presidentes; pero desde el cual pudo haber hecho algo para dar justicia a los deudos de los infantes y castigar a los culpables y, más allá de eso, para mejorar el sistema de guarderías del país. Pero Zavala no hizo nada.
Alguien en su posición y ante esos desgarradores acontecimientos, en el mejor de los casos al no estar involucrada en la exoneración de su prima a través de su marido, debía haber hecho algo al respecto y no quedarse pasmada. Inacción de Margarita que hoy no debemos olvidar cuando a ella se le ha ocurrido ser presidente de la nación. Quien tiene la posibilidad de luchar por dar justicia a 49 bebés muertos en un incendio y dar tranquilidad a sus familiares pero no lo hace, no puede tener los atributos para dirigir un país.
Zavala ha sido ya bastante perniciosa para México, por omisión tal vez, pero ahora pretende serlo aún más. Pues incluso plantea que de llegar a ser presidente dará continuación a la guerra iniciada por Calderón, que mantendrá al ejército en las calles “combatiendo” al narcotráfico y, por supuesto, generando más daños colaterales. Así lo ha dicho en entrevista con Jorge Ramos, pues aun entre frases muy confusas ha logrado expresar que continuará la política de Calderón, esa que ha demostrado su ineficacia y su alto nivel de letalidad: mortandad para criminales y ciudadanos inocentes. Durante el sexenio de Calderón más de 120 mil homicidios, y otro tanto en lo que va del de Peña Nieto, además de 32 mil desaparecidos y contando.
Entre alabanzas a su marido así lo ha expresado: “si necesito a las Fuerzas Armadas, a quien yo respeto mucho… …si necesito al Ejército y a la Marina claro que lo voy a usar en defensa de los ciudadanos”. (https://www.facebook.com/gatopoliticoso/videos/578416899202866/entrevista). Su intención es continuar el conflicto armado al que nos lanzó su esposo. Y no es la única entrevista en la que ha defendido la política panista y priísta de la “guerra contra el narco” (https://twitter.com/jorgeramosnews/status/839236941858095104?lang=es). Pongo dos enlaces a entrevistas pues el pensamiento de Zavala es muy complejo, al menos para entenderlo, cuando se le escucha hablar. Arriésguese lector con cualquiera de las dos y a ver qué logra entender de su discurso, además de sus intenciones bélicas.
Ahora bien, más allá de su marido y de su paso efímero y deslucido, por decir lo menos, en el DIF, ¿cuáles son las credenciales políticas de Margarita Zavala? Y aquí cabe puntualizar que ninguno de sus cargos como “representante del pueblo” los obtuvo mediante votación, en cambio fue puesta ahí por la vía plurinominal. Logró sin méritos propios ser diputada local en la Asamblea de Representantes del Distrito Federal de 1994 a 1997 y diputada federal en la LIX Legislatura durante el periodo 2003-2006, en que fue subcoordinadora de Política Social del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional (PAN).
Además de los anteriores tuvo otros cargos menores dentro de su partido: directora jurídica del Comité Ejecutivo Nacional y secretaria nacional de Promoción Política de la Mujer de 1999 a 2003 y consejera nacional desde 1991 hasta su renuncia al PAN.
Margarita nunca ha sido votada por la ciudadanía y hoy, tras obtener su registro como candidata “independiente”, su trayectoria está manchada con las 219 mil 344 firmas fraudulentas de 1 millón 578 mil 774 firmas que entregó al INE (Instituto Nacional Electoral) para obtener su registro como candidata para las elecciones de presidente de la República de este año. Cabe señalar que Zavala apenas sobrepasó con 3 mil 575 firmas la cifra de 866 mil 593 que requería el INE. Del total de firmas presentadas sólo pudo validar 1 millón 89 mil 512 firmas, es decir, que más de 700 mil firmas tuvieron inconsistencias, conjunto dentro del que se encuentra las firmas fraudulentas.
Margarita Zavala es una infame candidata fraudulenta que aspira a ser presidente de México. Pero, ¿qué se puede esperar de alguien que presentó firmas fraudulentas para obtener la candidatura? Por lo que, posible y plausible votante, reflexione su voto antes de entregarlo a una mujer que no tiene mérito en cargos públicos, que concuerda con la política genocida de Felipe Calderón que nos tiene en una crisis humanitaria en medio de una espiral de barbarie y violencia que ella amenaza con prolongar. Zavala cuando pudo, desde una posición de poder, no hizo nada por unos bebés que murieron incinerados, por lo que de ella se puede esperar poco o nada como presidente de México.
*Maestro en apreciación y creación literaria; literato, arqueólogo, diseñador gráfico. Cursa el doctorado de novela en Casa Lamm. Miembro del taller literario La Serpiente
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