Segunda parte. Paraíso, Tabasco. En lo que hasta hace cinco años era una zona pantanosa aledaña al puerto de Dos Bocas, ahora se alzan enormes estructuras que emulan rascacielos, un mundo de tuberías y racks: es la refinería Olmeca, un complejo de 17 plantas, áreas de almacenamiento, cogeneración y servicios auxiliares, además de los edificios corporativos, el centro de control, la sala de crisis y el área educativa. Un sueño hecho realidad gracias a la mano de obra, ingeniería y tecnología mexicana.
Esta obra se hizo toda en una sola etapa, explica en entrevista la secretaria de Energía y principal responsable de la obra, Rocío Nahle García. La ingeniera indica que proyectos similares a éste se han llevado una década. Al respecto, el ingeniero Leonardo Cornejo Serrano, subdirector de Proyectos Industriales de Pemex Transformación Industrial y responsable del proyecto, explica que hay referencias en otras latitudes, como la de Kuwait que inició su construcción en 2013 y está arrancando ahora como Dos Bocas. También cita el caso de la de Nigeria, que empezó en 2009 y aún no arranca.
Consultados acerca de los riesgos que implica avanzar tan rápido en una obra de esta naturaleza, la ingeniera Nahle García afirma que en Dos Bocas no se ha presentado ningún accidente fatal afortunadamente. “Se cuida mucho el tema de la seguridad, se cuida muchísimo porque es lo más importante. Y el presidente [Andrés Manuel López Obrador] eso me dijo: ‘si nos interesa el tiempo, nos interesa lo rápido pero primero es la seguridad de los trabajadores’. Y así debe ser”.
Más de 35 mil personas han edificado esta refinería Dos Bocas, cuya historia no comenzó en diciembre de 2018, sino años antes, narra la secretaria Rocío Nahle: “en 2006, el presidente López Obrador en su libro dice: ‘necesitamos hacer cinco refinerías energéticas’, que eran cinco chiquitas. En 2012 vuelve a decir: ‘necesitamos hacer mínimo tres refinerías’. Hablábamos de refinerías energéticas que eran más chicas, pero la capacidad siempre consideró que necesitábamos de 300 a 400 mil barriles de procesos. Y en 2018 en su libro de Proyecto [alternativo] de nación dice: ‘vamos a hacer una refinería porque se necesita en el país, no podemos vender el petróleo y comprar gasolina’”.
La funcionaria recuerda que cuando fue diputada federal por Movimiento Regeneración Nacional, visitó en la India la refinería más grande del mundo. “El presidente [López Obrador] era el presidente del partido y ahí nos sirvió mucho, muchísimo esa visita porque vi la magnitud de la refinería. Me explicaron cómo la construyeron, en qué tiempo. Ahí se construyó en tres etapas, pero la última etapa, que es muy grande, la construyeron en tres años, pero ya estaba el muelle, los tanques de almacenamiento, un tren de 450 mil trabajando; pero el segundo tren lo hicieron en ese tiempo. Yo le traje el reporte al presidente, y él dijo: ‘esto vamos a hacer’. Entonces en 2018, el primero de julio ganamos y el 3 de julio ya me estaba citando en la oficina y ya me estaba dando la indicación de que empezáramos con la planeación de esta obra y que ubicáramos inmediatamente el lugar”.
Para mediados de julio, la ahora secretaria de Energía se reunió con los ingenieros e ingenieras del Instituto Mexicano del Petróleo. “Fui a decirles: ‘necesitamos hacer esta construcción y el IMP es el brazo tecnológico’. Y en agosto-septiembre se detalló que éste [Dos Bocas] era el mejor sitio para hacer la refinería y no nos equivocamos, es el mejor sitio. Y empezamos a construirla el 1 de diciembre”.
Consultada por Contralínea respecto de cómo afectó la pandemia de Covid-19 a la obra que albergaba 35 mil obreros, la funcionaria indica: “no se dejó de trabajar ni aquí en México ni en otras partes del mundo donde estaban haciendo los equipos. Aquí te podrá decir el ingeniero Cornejo [Leonardo Cornejo Serrano, subdirector de Proyectos Industriales de Pemex Transformación Industrial] como en pandemia él estaba checando con India, con Corea, con Italia cómo iban los procesos, mandaban ingeniería. Y aquí tomamos las medidas sanitarias y la precaución y seguimos trabajando. Fue un momento duro”.
La ejecución de esta obra ha sido posible gracias a diversas acciones estratégicas, entre ellas la principal recomendación que recibió la ingeniera Rocío Nahle al iniciar el proyecto: comprar todo desde aquellos inicios en 2019. Ello, sin saber que pronto las industrias en el mundo colapsarían por la emergencia sanitaria de Covid-19.
El ingeniero Cornejo Serrano, quien está a cargo de la ejecución del proyecto de Dos Bocas, expone a Contralínea que no sólo se tenía el reto de construir una refinería con estas dimensiones [en una sola fase y con 17 plantas de procesamiento] en tres años, sino que se debía hacer generándole economías al país.
“Para alcanzar ahorita el rango de ejecución de los tres años –los tres años se vencen a finales de julio de este año–, los equipos de mayor tiempo de fabricación colocarlos directamente como proyecto, buscábamos dos beneficios: el primero era tener el equipo a tiempo, desde luego, y el segundo era el costo del equipo.”
El funcionario petrolero revela que toda inversión se negoció desde el inicio y de forma directa con proveedores, por lo que fueron eliminados de las contrataciones todos los intermediarios. “Eso significaba no pagarle indirecto a una constructora que lo comprara, como en otros proyectos se había hecho anteriormente. Porque era el costo del equipo más la negociación que ellos hacen sin exprimirle, digamos, hasta el precio más bajo más su [pago] indirecto. Entonces aquí buscamos evitar eso, principalmente por el tiempo de fabricación”.
Acerca de lo que significó en los hechos hacer realidad este sueño, el ingeniero Cornejo Serrano pone como ejemplo el caso de los equipos que integran la refinería: “se colocaron en total 480 equipos mayores: reactores, compresores mayores, columnas de destilación, que son los equipos más grandes”.
Para el subdirector de Proyectos Industriales de PTI y encargado de este proyecto, una de las decisiones estratégicas que se tomó desde el inicio fue haber comprado esos 480 equipos directamente como proyecto. Pero no sólo se trató de la gran infraestructura, sino de todos los insumos que se han requerido, por ejemplo, el concreto.
“En el caso del concreto por el volumen, este proyecto tiene aproximadamente 2.3 millones de metros cúbicos de concreto. Se hizo una licitación entre las principales concreteras nacionales: Cemex, Holcim, Cruz Azul, etcétera. Y al final se le asignó el contrato a una de ellas. El precio que se negoció era prácticamente al 50 por ciento respecto al precio que se paga en un contrato normal. Se tomó un beneficio adicional: ese costo se hizo para todo el volumen de concreto. Inclusive lo último que terminamos pavimentando en este año, que son calles, banquetas, guarniciones, etcétera, se siguió pagando a ese precio originalmente pactado.”
Aunque la compañía que se contrató al principio de la obra para esta proveeduría fue Holcim, las demás también participaron respetando ese acuerdo original del precio. “Por el volumen que se negoció, se llegó a un acuerdo con Holcim y ellos lo aceptaron porque no tenían la capacidad para dar la demanda que tenía el proyecto. Por la velocidad que llevaba el proyecto, creció la velocidad de requerimiento de concreto. [Entonces] entró también Cemex y en algún momento también Cruz Azul y Cementos Moctezuma. En algún momento tuvimos a las cuatro más grandes [cementeras] trabajando aquí en el proyecto”.
El ingeniero Cornejo Serrano cita otra de estas compras estratégicas que permitieron la continuidad de la obra y el mejor precio posible: “en el caso por ejemplo del acero, cuando empezó la pandemia, que fue cuando empezamos a comprar el acero, por el paro que tuvieron la mayor parte de los proyectos en el mundo, el precio del acero bajó un poquito y nosotros en ese momento compramos todo el acero del proyecto, todo el acero de refuerzo y estructural. Después que fue lo que pasó, que como no había producción de acero empezó a subir [el precio], aunque la demanda no era la de condiciones normales no había acero y el precio se empezó a elevar. Y de 17 pesos aproximadamente subió a 40 pesos el kilo de acero”.
A pesar de todos estos logros, el subdirector Cornejo Serrano indica que “en general la ejecución de la refinería en todos sus procesos, en todas sus etapas fue muy exitosa, pero sí hay cosas que se pudieron haber hecho aún mejor, viéndolo [en retrospectiva:] ya están hechas, se terminaron pero se pudieron haber hecho de una manera más óptima”.
Respecto del momento crucial que se vive actualmente en la refinería, por el arranque del primer tren de producción que entra el próximo 1 de julio, señala que se inicia una etapa de transición completa. Desde la Subdirección de Proyectos Industriales, “que es quien administra y ejecuta el proyecto, hacia el grupo de arranque que encabeza el ingeniero [José Manuel] Rocha Vallejo, y hacia ya operación estable que es ahora sí donde Julio [César Aguilar Benítez, director de la refinería], que le va a sacar el máximo valor a la refinería. Entonces es toda una secuencia con traslapes importantes y con colaboraciones entre todos. Al final quien se queda a sacarle el mayor provecho es el ingeniero Aguilar”.
Ingenieros e ingenieras consultados por Contralínea coinciden en que la refinería Olmeca es una obra muy compleja. Detrás de esta imponente infraestructura, señalan que está el corazón y el talento mexicanos.
—¿Se imaginó algún día estar al frente de un proyecto como éste? –se le pregunta a la secretaria Nahle.
—No. Nunca me imaginé y ahora que vemos esto junto con los compañeros es una satisfacción, porque todos nos preparamos sin saber que en este momento le íbamos a servir a México. El ingeniero [Marco Osorio Bonilla] que es director del IMP tiene 38 años en el IMP; el ingeniero Cornejo, que es el director del proyecto por parte de Pemex, tiene 28 años en Pemex; el ingeniero Rocha [Vallejo], que es el que va a arrancar la obra, tiene 38 años en Pemex, que son los encargados. Incluso el propio ingeniero Julio [César Aguilar Benítez], que es el más joven, tiene 22 años en Pemex. Entonces Pemex es una gran escuela que nos preparó a todos para este momento, para el arrojo de este momento y decir ‘sí podemos’. Y hoy es una realidad. Y no, nunca me imaginé y es un sueño hecho realidad estar compartiendo estos momentos con los ingenieros porque realmente son ellos los que han hecho el trabajo y los más de 35 mil obreros que hace posible esto”.
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