La revelación de los miles y miles de documentos sobre la organización española ultraderechista Hazte Oír –que realizó WikiLeaks en asociación con Taz, Público, Il Fatto Quotidiano y Contralínea– “son veneno para El Yunque: su fortaleza siempre fue el secreto. Por eso en México están venidos a menos porque ya fueron lampareados”, dice en entrevista el periodista de investigación Álvaro Delgado Gómez. Tan lampareados, indica, que muchos han aceptado ya que pertenecieron a la organización clandestina, cuyo principal objetivo es alcanzar el poder político para “instaurar el reino de Dios en la Tierra”.
“Ahora que se han expuesto los archivos gracias a WikiLeaks y que Contralínea, junto con los otros tres medios, ha exhibido mucho de lo que son las fachadas del Yunque, pienso que es de enorme relevancia para España pero también para México, porque para quienes todavía son escépticos de la existencia de esta organización secreta –todavía hay miembros que dicen que eso no existe–, pues es una muestra muy clara de que El Yunque es una organización transnacional, cuyo centro está en México.”
El autor del libro El Yunque: la ultraderecha en el poder considera que no sólo los fundadores y mandos nacionales están asentados aquí, sino que también los mandos internacionales. Esta organización, añade, “no sólo no abona a la democracia, sino que le hace un enorme daño inclusive a la Iglesia católica, a las organizaciones de católicos que tienen una agenda que, aunque no estemos de acuerdo, es perfectamente respetable en democracia y porque así la Constitución lo establece”.
Para Álvaro Delgado, “el hecho de que se airee esta organización secreta y que se sepa cuáles son sus fachadas (como en el caso de España, Hazte Oír, que sería un poco el símil en México al Movimiento Nacional Pro-Vida) es de enorme relevancia para México, para España y para otros países donde opera El Yunque: Argentina, Colombia, Chile, Estados Unidos, Francia y hasta en Asia; no lo estoy diciendo como una suposición: lo sé y tengo manera de acreditarlo. Entonces sí, cada vez les va a costar más trabajo a los miembros del Yunque [continuar], sobre todo a los que hoy han dominado al Partido Acción Nacional, que siguen teniendo una enorme presencia en el PAN nacional, pero más en los estados y en gobiernos [estatales] como la tuvieron, sin duda, en abundancia en los gobiernos de Vicente Fox y de Felipe Calderón”.
Experto en el estudio de esta organización secreta ultraconservadora y ultracatólica, a la que ha investigado por más de dos décadas, advierte que no ha sido masiva: “ni la es en México, ni la es en España, ni la es en Estados Unidos, en Colombia, en Chile, en Argentina. Es una organización pequeña pero con una enorme influencia”.
Delgado Gómez observa que el factor más importantes que posibilitó su existencia y su expansión trasnacional es la protección de los poderes religioso, económico y político. “El Yunque no pudo existir como hasta ahora si no cuenta con respaldo político, respaldo económico y respaldo religioso”.
En primer lugar, expone, hay un respaldo religioso que existe hasta la fecha, al más alto nivel, del Episcopado mexicano. De éste, señala que “es una vergüenza que solape, que tolere a una organización como ésta siendo que pueden expresarse y participar de muy diversas maneras, ostentando su religiosidad y exponiendo públicamente sus proyectos”.
Agrega que el Episcopado y la Iglesia católica han encubierto al Yunque porque en el discurso y en los hechos sus miembros son mitad soldados-mitad monjes, que defienden la civilización cristiana y la Iglesia católica. “Entonces a quienes son ultracatólicos eso les puede resultar fascinante… hace 50 años. Hoy, de verdad, para mí que soy de una familia y de un origen con formación católica, es una aberración. […] Esos argumentos que en algún momento hicieron atractivo lo militar en una organización secreta ya no existen”.
El también autor del libro El ejército de Dios –que incluye testimonios de miembros y fundadores de El Yunque– señala que “a diferencia de México, donde la Iglesia católica se ha callado aun cuando a los jóvenes que son reclutados se les lava el cerebro y los ponen inclusive en contra de sus propios padres, en España han sido sectores de la Iglesia católica, obispos, padres de familia, laicos y miembros del Yunque los que han documentado y levantado la voz, justamente, por este daño enorme que una organización como es El Yunque le hace a la propia Iglesia católica”.
Los yunquistas también han tenido “respaldo económico de quienes no son miembros fundamentados del Yunque, pero que saben que existe y que, como puede ser útil para mantener privilegios, pues se les financia”. Como ejemplo de esto último cita el caso del empresario Lorenzo Servitje, quien fue “un financiador del Yunque hasta su muerte”.
A estas alturas, considera que hablar de una organización con esas características es hasta de risa, de no ser porque aún hay quienes “están aferrados a seguir operando de esa manera”. Entre ellos menciona a “los jefes del Yunque, muchos ya viejos”, como los expresidentes de la Coparmex (Confederación Patronal de la República Mexicana): Bernardo Ardavín Migoni, Antonio Sánchez Díaz de Rivera, Jorge Ocejo Moreno, José María Basagoiti.
También refiere a “José Antonio Ortega Sánchez, que es el presidente del Consejo de Seguridad Pública y Justicia Penal y tuvo su momento de esplendor, pero hoy [está] a la baja y también hay que acreditarle que fue muy contundente ante las corruptelas de Genaro García Luna y padeció la persecución, es miembro del Yunque, como [lo son] otros en los medios [de comunicación]. ¡Hombre! Hay colegas periodistas: hay muchos ultraderechistas que no son del Yunque pero hay del Yunque. Pero yo digo: ¡Ya! ¿Qué le hacen al ensarapado? Si son ultraderechistas, exhíbanlo; no solamente los periodistas, [también] los políticos”.
El respaldo político prominentemente ha estado en Acción Nacional. Al respecto, el autor del libro El engaño. Prédica y práctica del PAN comenta el caso del actual secretario general del Comité Nacional del PAN, Héctor Larios Córdova. “Yo lo he platicado con él: como militante del Yunque en Jalisco, él fue torturado por Los Tecos. Tuvo que irse de Jalisco, por eso se afincó allá en Sonora. Denuncia penalmente este asunto y hay denuncias penales en la Fiscalía General de la República sobre los asesinatos del Yunque. Hasta por sus propios muertos, los miembros del Yunque, sus dirigentes, sus militantes deberían por lo menos exigir justicia. [Pero] ¡No! Siguen ocultos”.
También señala que, desde su origen, la organización se ha propuesto tomar el poder político con el objetivo de “instaurar el reino de Dios en la Tierra”. Por ello se ha dedicado a formar cuadros para participar políticamente. El periodista explica que El Yunque de hecho se convirtió en una “agencia de colocaciones: llegaban a puestos de gobierno, y siguen llegando, no por aptitudes o capacidades sino sencillamente por formar parte de una estructura secreta integrada muchas veces por personas muy ineptas, por fanáticos que son tan dañinos al ser de derecha, como los fanáticos que son tan dañinos muchos de izquierda”.
Pero no siempre estuvieron con el PAN. “Hasta antes de [Luis] Echeverría simpatizaban con el PRI: [Gustavo] Díaz Ordaz es el presidente al que El Yunque se rendía. ¡Claro!, aplastó la subversión comunista, asesinó a estudiantes. El Muro reivindicaba, justamente, el aplastamiento del movimiento estudiantil de 1968. Eran priístas y tenían relaciones en Gobernación como Tecos y como Yunque. Pero la llegada de Echeverría sí implicó un punto de quiebre porque [éste] era el enemigo de la iniciativa privada, de la religión ¿Cómo impulsa libros de texto gratuitos? ¿Cómo es posible que se impulsen programas de planificación familiar? Eran en ese entonces los argumentos por los cuales todavía era posible reclutar jóvenes: ‘hay que organizarnos pero en secreto para luchar contra ese proyecto satánico’. Y por eso comienzan a infiltrar al PAN”.
Delgado Gómez ubica que fue en la década de 1970 cuando comenzó la infiltración a Acción Nacional. “Es cuando entra Luis Felipe Bravo Mena, por ejemplo, por hablar de un personaje de enorme relevancia en México, un miembro del Yunque, identificado como ‘reventador’ en la convención de 1976”, año en el que el partido enfrentó una profunda crisis luego de que dos grupos al interior –uno de ellos encabezado por miembros de El Yunque– se enfrentaron y por ese motivo el PAN no presentó candidato a la Presidencia.
—¿Cómo se explicaría, Álvaro, que está organización siga vigente en México? Pero no solamente vigente sino que además haya exportado su modelo, como tú bien dices, a varios países donde ya está comprobado que es prácticamente lo mismo: operan de la misma manera, se infiltran, hacen todo este trabajo de espionaje, todo el modelo totalmente exportado y que tenga todas estas alianzas internacionales. ¿Cómo explicamos eso si es una organización tan vieja?
—Bueno, porque finalmente sigue habiendo muchos espantajos en el mundo. En ciertos contextos obviamente surgen organizaciones reaccionarias. El Yunque es una organización reaccionaria: irrumpe, aparece y crece, se expande porque había un contexto en México. Hablo de la década de 1950 y de la década de 1970, 1980 todavía, hay un contexto en el que hay un gobierno autoritario que, a juicio de ellos, no solamente es persecutor de la religión, los creyentes se agrupan para defenderse. Hay un gobierno autoritario que asfixia la participación democrática, y los opositores se agrupan justamente para reaccionar ante ese estado de cosas. Hay un contexto de, por ejemplo, avance del laicismo, entonces se agrupan las católicos en particular para oponerse y eso es normal en México y en el mundo. El problema es: ¿cuál es explicación hoy, en el año 2021 para afiliar a un joven? Pues un poco tan inexplicable como en el año 2000: ¿para qué te organizas para luchar secretamente si ya hay alternancia en la Presidencia de la República; si inclusive muchos de los que están en el gobierno son parte de un proyecto de nación conservador? ¿Quién persigue a las creencias religiosas? Nadie. En 2001 como en 2021, ¿qué razón de ser tiene una organización así, en México y en España? ¡Ah! Es que ahora el argumento ya no es el comunismo, eso ya desapareció, no: es el populismo, es también el abortismo, la persecución a las corrientes progresistas que atentan contra el matrimonio entre un hombre y una mujer.
Para el periodista y escritor, en países como México y España eso tiene mucha repercusión. “El Yunque es el que orquesta, como queda en evidencia en muchos de los documentos del propio Hazte Oír, las movilizaciones de muchos españoles que, sin ser del Yunque, tienen una orientación conservadora de derecha. Entonces hoy, de alguna manera, la convocatoria a movilizaciones de derecha obedece más en una agenda política sobre el populismo, por ejemplo, y sobre las expresiones progresistas que ellos detestan. Por eso agarran de pronto a Pedro Sánchez [presidente de España] como su enemigo, a Podemos, a otras expresiones en España como antes con [José Luis] Rodríguez Zapatero, que quizás sea el momento en que más fuerza tuvo Hazte Oír y por eso crece tanto un partido político emergente como es VOX. ¿VOX es un partido del Yunque? No, pero es un partido alimentado por El Yunque y eso lo prueban justamente las vinculaciones no solamente de carácter ideológico, sino en términos de movilizaciones y en términos inclusive de miembros de VOX que al mismo tiempo forman parte de las caretas, de las fachadas de El Yunque que en España sigue operando en secreto”.
A pesar de su expansión trasnacional, el experto en el tema augura que la asociación secreta se encuentra en la antesala de la extinción. “El Yunque es una organización reaccionaria que cada vez va a debilitarse más porque sus argumentos para su existencia ya son muy débiles o inexistentes. En un ámbito de democracia como existe en México, organizaciones así no tienen mayor vigor. Es como los masones, los masones son también una manera de organizarse que yo, viéndolo de lejos, considero ya muy débiles”.
Respecto del juramento ante Dios que compromete a sus miembros a jamás en su vida decir nada, Delgado Gómez considera que en la actualidad ya no sirve. “Esas características de primordialidad y disciplina que deben tener todos los miembros del Yunque ya, a estas alturas de la evolución política del planeta y de México, son tonterías; ya son de personas que tienen un problema neurológico o de fanatismo, de locura. Entonces, sí, yo respeto por supuesto a todos los creyentes de cualquier expresión religiosa, pero quien no es capaz de plantear de manera abierta los propósitos que tiene una organización no es digno de confianza, para empezar. ¿Y El Yunque por qué se esconde? Pues porque su proyecto que no es popular, que no va a ser respaldado por la gente, es un proyecto que tiene intenciones ocultas: ‘instaurar el reino de Dios sobre la Tierra’ a estas alturas, ¡por favor!”
Conocedor de las entrañas de la ultraderecha, el periodista Álvaro Delgado Gómez narra de memoria los antecedentes de El Yunque, la cual, dice, “sigue siendo una organización secreta igual como [cuando] nació, primero como heredera de una tradición ultraconservadora en México que operó a nivel regional desde, particularmente, la década de 1930, y que se expresó en varias organizaciones secretas o semisecretas en buena medida opuestas a la Constitución de 1917 primero, y luego al gobierno socialista de Lázaro Cárdenas. Ésta es la reacción conservadora en México contra el artículo 130 constitucional; implicó una organización de sectores de mexicanos con un pensamiento muy conservador y que también, en buena medida, tiene que ver con la guerra religiosa de 1926 a 1929: la guerra cristera. Había un contexto en el país que hacía propicio que hubiera ciudadanos mexicanos dispuestos a organizarse para defender la religión católica; entonces también había desde la Iglesia una intención de generar contrapesos a la persecución religiosa que efectivamente existió y que se materializó en esos tres años que ensangrentaron a México como, desde antes, en la guerra de reforma. Y cuando Lázaro Cárdenas impulsa la educación socialista, todos estos grupos que actuaban de manera abierta y de manera encubierta se motivan y entonces van generando condiciones para que se vaya consolidando; por ejemplo, en el caso de Jalisco, Los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara que es, digamos, el padre de la organización internacional del Yunque”.
Delgado Gómez profundiza en la historia de la organización: “El Yunque como tal nace a principios de la década de 1950 en Puebla como una sucursal de Los Tecos. El padre Figueroa –le decían padre Morita– es quien forma, adiestra a un grupo de jóvenes también de Puebla que estaban en la Universidad que entonces se agrupaba, educaba a todo el estado y eso hace muy posible que ahí se generé una sucursal de Los Tecos que después choca en su concepción, incluyendo su concepción sobre la religión católica: mientras que para Los Tecos, que eran y siguen siendo una organización muy identificada con el fascismo, con el nazismo inclusive, hasta la fecha, los miembros de la organización internacional del Yunque eran rabiosamente anticomunistas, como hasta ahora aunque ya no exista el comunismo. Sí había diferencias en cuanto a la Iglesia católica: Los Tecos, por ejemplo, veían a Marcel Lefebvre como alguien afín a ellos, alguien que desafió a la Iglesia católica, al papa; mientras que los Yunques veían que el papa era el guía de la Iglesia católica y eso, en el terreno de la religión, los confrontó”.
El periodista de investigación observa que 1966 fue clave para el rompimiento entre estas dos organizaciones: en ese año se publica en México el primer trabajo sobre El Yunque, aunque no lo menciona por su nombre. “Lo publica Miguel Ángel Granados Chapa [entonces estudiante de periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM] en la revista Crucero, que dirigía Manuel Buendía”. En ese entonces, explica, había triunfado la Revolución Cubana y eso había enfurecido a los ultraconservadores.
En México, específicamente en Puebla, se desarrollaba otro choque importante entre “los Carolinos –que eran estudiantes simpatizantes de una utopía de izquierda, ni siquiera comunistas porque el partido comunista era muy marginal, eran más bien sectores del PRI y de repente asociados con los grupos masónicos–, y la derecha retrógrada que siempre en Puebla ha tenido una presencia muy importante”. Agrega que 1966 es muy relevante porque El Yunque –que en Puebla fue una organización de decenas de jóvenes ideologizados, adoctrinados por el arzobispo Márquez y Toriz– lleva el frente anticomunista a la UNAM.
“A partir de que jóvenes de Puebla vienen a estudiar a la UNAM se genera lo que se conoce como la expansión nacional del Yunque. En Puebla una de las fachadas con las que operaba El Yunque –que ya se llamaba así desde entonces, nada más que nadie lo sabía solamente sus integrantes–, era el Frente Universitario Anticomunista, y cuando se vienen a la UNAM crean otra fachada: el Movimiento Universitario de Renovadora Orientación, el Muro. Hoy ninguno de los dos existe, como no existen otras fachadas que esta organización secreta ha tenido a lo largo de su historia de más de medio siglo: ya no existe Muro, ya no existe Frente Universitario Anticomunista, ya no existe Desarrollo Humano Integral y de Acción Ciudadana, ya no existe la Asociación Nacional Cívica Femenina, solamente para poner cuatro ejemplos.
El autor del libro El Yunque: la ultraderecha en el poder señala que, erróneamente, muchos años se pensó que El Yunque era una expresión más de algo secreto, pero no lo sabían porque la información de Granados Chapa y Buendía provenía fundamentalmente de la Dirección Federal de Seguridad. De ésta, indica que aunque sí investigó al Yunque, lo hizo muy superficialmente. “¿Por qué razón? Pues porque todavía tenían entonces el secreto como su principal arma. Nadie sabía, salvo los miembros del Yunque, que esta organización existía. La manera de estructurar está organización hacía que muchos de ellos ni siquiera conocieran a otros integrantes. Entonces en México realmente comienza a conocerse sobre el Yunque a partir del cambio político: muchos que fueron reclutados cuando eran jóvenes y se convirtieron en adultos vieron ya incompatible formar parte de una organización secreta en un contexto muy diferente al que fueron iniciados”.
Como ejemplo cita los casos de Luis Paredes Moctezuma, Manuel Díaz Cid y José de Jesús Castellanos, quienes reconocieron haber pertenecido a la organización e incluso publicaron libros (en el tercer caso una carta) donde narraban su experiencia. “Paredes Moctezuma escribió su libro incluyendo su pseudónimo e identificando a los que fueron de su generación. Son de la generación que creó la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAE) y si ustedes van a la UPAE van a encontrarse la ‘Y’ de Yunque porque es una universidad del Yunque. ¿Todos los que estudian en la UPAE son del Yunque? No ¿Todos los maestros que dan clase son del Yunque? Tampoco”.
Respecto de la protección religiosa, el periodista ubica al papado de Juan Pablo II como la época de esplendor para El Yunque. “Un papa reaccionario, ultraderechista, cómplice de los crímenes más aberrantes: el abuso de menores por sacerdotes, por obispos. Juan Pablo II fue el gran ídolo del Yunque y de los sectores más conservadores por su activismo político a partir de Polonia: ‘el papa que vino del invierno, del hielo’, idolatrándolo. Un personaje que convalidó el modelo neoliberal, un papa que extendió en el mundo la opción preferencial por los ricos y destruyó la iglesia de los pobres. En el caso de América Latina eso es muy claro y de México, en particular”.
Y aunque reconoce en el papa Francisco a un religioso progresista, Delgado Gómez señala que la Iglesia católica sigue siendo muy reaccionaria y que en ella hay muchos poderes entre los cuales los yunquistas tienen presencia. Tanto, dice, que “ha habido encubrimiento de la curia romana y del papa mismo a miembros del Yunque que han sido acusados de abuso sexual contra menores. No olvidamos también que el Yunque creó su propia congregación religiosa: primero ‘Los Cruzados de Cristo Rey’ y luego ‘Los Siervos del Señor’. Se dividieron pero ambos [son] Yunques”.
Al respecto señala que Los Cruzados de Cristo Rey se propusieron infiltrar al Ejército, y que la parroquia que está enfrente de la sede de la Defensa Nacional, en Lomas de Sotelo, es de ellos. “¿Hay militares del Yunque? ¡Por supuesto que sí! Militares que fueron ingresados al colegio militar de jóvenes en los 1960, 1970, los hay”.
Del Yunque, Álvaro Delgado Gómez se enteró de manera fortuita: “teniendo yo familia en Guanajuato alguien dijo en alguna ocasión: ‘oye, es que ese fulano es del Yunque’. […] Ésa fue, digamos, la punta de la hebra para que yo comenzara a preguntar. Y en 1999 comencé a hacer acopio de información y eso derivó en un reportaje primero que publiqué en Proceso y fue un detonante para que se me acercaran miembros de esa organización, cuya identidad hasta la fecha he resguardado. Yo creo que lo fundamental fue el que haya aparecido mi libro en 2003: El Yunque: la ultraderecha en el poder”.
Abrir fuentes informativas no es lo único complicado a lo que el periodista se enfrentó, sino también a riesgos y amenazas de los cuales, aunque es reacio a hablar, poco a poco los desmenuza. Empieza por los terceros afectados: “a algunos de los que fueron mis fuentes los amenazaron de muerte, hubo represalias. Unos sin deberla ni temerla, creyendo que eran mis fuentes y nunca lo fueron sino hasta después, y a otros les hicieron el vacío completamente”.
Recuerda que una de sus fuentes le preguntó si estaba consciente de la decisión que tomó de investigar al Yunque, porque eso lo marcaría por siempre, “para bien o para mal. Y por supuesto que estaba perfectamente consciente, y me lo decía porque para bien puede ser, como ocurrió, que haya logrado publicar mi primer libro como periodista sobre El Yunque, y para mal porque sí, ¡claro!, hay represalias, hay consecuencias no solamente de carácter de amenazas, que eso uno sabe que son parte sustancial de la actividad informativa, las amenazas de muerte que existen, pero también otro tipo de represalias: dejar sin empleo a mis familiares, por ejemplo, en fin… Cosas que tampoco me gusta detallar porque también sé que son consecuencias de la decisión que yo tomé y que me ha marcado y porque uno no sabe que en algún momento te lo están guardando para lo que sea”.
Delgado Gómez considera que si alguien quiere dañarlo lo va a hacer. No obstante aclara: “eso no me importa tanto como el hecho de que uno tiene el deber, la responsabilidad de reportear asuntos de interés público como éste, y a lo que sigue”.
Sobre el trabajo de reportear a una organización secreta reconoce que “ha sido complejo. Sin embargo, yo lo que tuve desde el principio fue paciencia: ir haciendo acopio de información y generando confianza también para quienes se convirtieron en mis fuentes. Yo estaba en plena investigación paciente cuando ocurrió la apertura de los archivos de la Dirección General de Seguridad en el Archivo General de la Nación, por disposición del gobierno de Fox. Eso fue muy importante para mí […y] me avoqué a conseguir todo lo posible sobre la extrema derecha en general, pero de manera muy específica sobre El Yunque, porque yo tenía el dato fundamental: es El Yunque. Y eso me sirvió para inclusive buscar de los nombres que aparecían ahí a gente del Yunque y ahí encontré fuentes muy relevantes desde el punto de vista testimonial, que inclusive al cotejarlo con los documentos yo afirmaba o descartaba cosas.
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