Impulsadas por el mercado y las ganancias, las redes criminales empresariales del Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) se han extendido al resto del mundo y operan para obtener grandes flujos de capital como la fuente principal de su poder.
En México, ambos cárteles mantienen lazos criminales con otros grupos históricos, como Los Zetas, Golfo, Beltrán Leyva, Arellano Félix, así como sus ramificaciones y escisiones, advierte el informe Redes criminales en las Américas. Agrega que los grupos menores los desplazan o utilizan para el sicariato, control de rutas y plazas, y operaciones para cometer todo tipo de ilícitos.
Sus enormes ingresos, resultado de alianzas y operaciones in situ en América, Europa, Asia y Oceanía. Y participan no sólo en el tráfico de drogas, sino también de personas, madera, cigarrillos; así como en prostitución, lavado de dinero, servicios legales, seguridad, extorsión, secuestro, robo, reventa o chantaje.
Los ejemplos más avanzados y amenazantes de redes mafiosas empresariales son los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, aunque tienen estructuras jerárquicas ligeramente diferentes, señala el informe Redes criminales en las Américas (2022).
El análisis fue elaborado por el Centro de Estudios Latinoamericanos y Latinos (CLALS), de la American University de Washignton DC, y el InSight Crime, fundación dedicada al estudio de la principal amenaza a la seguridad nacional en América Latina y el Caribe. Y apunta que hay seis redes que encajan en el tipo empresarial, mismas que varían en tamaño y alcance; asimismo, sus interacciones con el Estado y su uso de la violencia no es uniforme, sino que está determinado por geografías criminales locales y comportamientos de las fuerzas del orden.
Sin embargo, siguen conectados por su objetivo final: el dominio comercial en una o varias economías criminales. En todos los casos su fuente de poder es la acumulación de capital económico alrededor de esos mercados, que utilizan para ejercer cantidades crecientes de poder social y político sobre sus áreas de influencia.
Además de Sinaloa y CJNG, el informe incluye dentro de las redes criminales empresariales a la NTR-Elemental, de Perú; Los Monos, de Argentina; Figueroa Red, de Puerto Rico y República Dominicana y Kan Red, en Guyana. En esta entrega se aborda sólo a los cárteles mexicanos.
Sinaloa sería una jerarquía agrupada, donde varios pilares fuertes han formado una federación que comparte recursos y contactos donde y cuando se necesitan; mientras que el CJNG sería más una jerarquía regional de arriba hacia abajo, con unidades semiindependientes que responden a una junta directiva, y tienen medios por los cuales interactúan con el Estado. Sin embargo, ambos han creado redes de múltiples capas que les otorgan primacía sobre algunas de las rutas de tráfico de drogas más lucrativas del mundo, y han convertido esto en una tremenda influencia política y social en México y más allá, lo que los hace difíciles de interrumpir de manera sostenida, destaca el documento.
No se puede entender a los cárteles mexicanos sin sus vínculos internacionales, históricamente, son diferentes grupos criminales con los que han cooperado e intercambiado productos a cambio de dinero, señala el experto en el estudio del narcotráfico Josué González Torres.
La mayor cantidad de vínculos criminales internacionales identificados hasta 2017 son Los Zetas con grupos en Estados Unidos. Ahora, dominan el Cártel de Sinaloa y el CJNG en varios continentes, destaca en entrevista el exfuncionario del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
“No sólo tiene que ver con vínculos comerciales, sino de conocimiento y manejo de explosivos del CJNG con diferentes grupos colombianos, como las famosas “papas” [explosivos] que no se habían documentado en México y que eran usadas en Colombia por guerrilleros y narcotraficantes. Éstas fueron importadas por el CJNG”, apunta.
Señala que en Sudamérica y el Caribe, una zona clave para el tránsito de drogas continental, grupos mexicanos realizan operaciones de lavado de dinero, lo cual quedó muy claro con la revelación periodística de los llamados Panamá papers.
Argentina y Uruguay sería los lugares donde viven algunos de los capos migraron porque piensan que son países donde no van a ser perseguidos como en México.
“En República Dominicana, desde la Dirección General de Control de Narcóticos, veíamos que la región del Caribe es una zona fundamental, ya no para el tránsito a Estados Unidos, pero sí como un trampolín hacia Europa”, recuerda el investigador.
En general, indica que aviones o embarcaciones llegan a puertos de conexión, como por ejemplo Marsella, Francia, o a diferentes puntos en España o Portugal, y de allí se distribuyen a diferentes países de Europa, como Holanda, donde se han interceptado embarcaciones con droga mexicana.
González Torres agrega que también en Brasil se estructuraron rutas de tráfico de drogas que van desde Uruguay, Brasil, Argentina, hacia el sur y norte de África, para finalmente cruzar a Europa, donde han sido detenidos miembros del Cártel de Sinaloa mientras trataban de producir drogas sintéticas.
Los aspectos empresariales tienen que ver con la amplitud de actividades lucrativas que realizan, tanto CJNG como Sinaloa se dedican no sólo al tráfico de drogas, sino a la trata de personas, tráfico de armas, de especies silvestres, extracción de minerales, tala clandestina. “Todo eso tiene demanda en diferentes países de tránsito y de producción distintas”, apunta González Torres.
Los primeros latinoamericanos en incursionar la ruta del Atlántico africano fueron los Zetas, Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, con ayuda de sus pares africanos y la N´Drangheta italiana. Ésta, además, se encargaba de hacer llegar la droga a Europa, su destino final.
Sinaloa y CJNG se han relacionado con las organizaciones africanas, predominantemente de Ghana o de Guinea Bissau, son bastante flexibles y funcionan más como clanes que como cárteles.
Pero el ingreso de cárteles mexicanos a Europa se hizo posible gracias a alianzas criminales con bandas locales, donde los grupos mexicanos también utilizan Europa como puente hacia África y Oceanía para enviar drogas sintéticas, explica Ludmila Quirós, investigadora del Centro de Estudios sobre Crimen Organizado Transnacional.
Considera que esto dio lugar a un variado entramado criminal que permitió a cárteles como Sinaloa y Jalisco Nueva Generación abastecer a una amplia geografía europea con tráfico de cocaína y heroína sudamericana.
Ahora, dice, la post-pandemia podría impulsar la ruta europea de precursores químicos para abastecer a cárteles mexicanos, incrementando a su vez la presencia de estos en territorio europeo.
La investigadora destaca que, desde 2013, la agencia antidrogas Europol ya consideraba a los grupos criminales mexicanos como “coordinadores” del tráfico global de cocaína y de la producción y tráfico de drogas sintéticas para el mercado europeo, asiático y estadunidense.
“Del puerto inglés de Liverpool a España pasando por Italia, Portugal, los Países Bajos y Bélgica y de allí a varios países de Europa del Este y los Balcanes, los cárteles mexicanos fueron adaptando y cambiando sus rutas al calor de sus necesidades”, subraya.
Actualmente, el Reino Unido es una de las plazas de mayor interés del Cártel de Sinaloa como centro de distribución, tráfico directo y punto de lavado, reduciendo así la triangulación con pandillas rumanas, nexo para ubicar la cocaína sudamericana en el mercado británico, explica la investigadora.
De hecho, el puerto de Palermo, Italia, ha sido clave para que organizaciones mexicanas y mafias locales como la Cosa Nostra, la Camorra y la N´Drangheta movieran las embarcaciones de droga a través del Atlántico.
Para el doctor Guillermo Garduño Valero, es indudable la presencia de los cárteles mexicanos en la Unión Europea, donde operan en algunos países introduciendo cocaína, metanfetaminas y otras sustancias, al tiempo que convierten la venta de estas drogas en activos para llevarlos al mercado de lavado de dinero.
“Sin duda hay cambios en la estructura de las organizaciones, puesto que la pandemia hace que reduzcan temporalmente sus estructuras, lo cual hace que los grupos criminales de Europa occidental provean a sus consumidores, sea con la participación de cárteles mexicanos o sin ellos, porque el fenómeno del tráfico de estupefacientes es global”, indica el catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Considera que actualmente los cárteles Jalisco Nueva Generación y Sinaloa están a la cabeza en el desarrollo y continuidad de esta cadena de tráfico de drogas en Europa y Estados Unidos, en alianza o no con organizaciones criminales de cada país. Por ejemplo, dice, España sigue siendo una puerta de entrada a Europa de los cárteles mexicanos.
“En la post-pandemia sin duda habrá una recuperación del crimen organizado de México y su cadena de suministro a sus pares de otras latitudes, no sólo de metanfetaminas, fentanilo, cocaína y otras drogas, sino de otros ilícitos relacionados con la pirámide delincuencial, porque se trata de una industria global consolidada”, destaca el catedrático.
El Cártel de Sinaloa, por ejemplo, puede ser entendido como una empresa trasnacional que ha tenido diferentes sucursales, procesos de lavado de dinero, logísticos, de transporte, de innovación, de adquisición de conocimiento. Sólo así se puede entender que haya perdurado durante tantos años, asegura González Torres.
Ahora bien, dice, eso no excluye las otras categorías, que siguen teniendo un gran perfil de relaciones con el poder político y una base social importante. El Cártel de Sinaloa no puede entenderse sin observar cómo la gente lo ha apoyado para su crecimiento.
El CJNG también tiene su formación empresarial: Los Cuinis son su brazo financiero para lavado de dinero en empresas de bienes raíces, relacionadas con centros comerciales o bancos. Ahí es donde empiezan a hacer esta imbricación entre el sector formal e informal, lo que les permite operar de manera más “sencilla”.
La operación de grupos criminales es muy organizada y al margen de la ley. En el caso mexicano, los grupos han llegado a ser tan poderosos que ya actúan de manera abierta. Hay otros países del mundo donde no se da esa situación y no tienen ese renombre, como la Cosa Nostra en Italia, enfatiza el experto.
“En China, Hong Kong e India, Sinaloa y CJNG tienen un incremento en la cooperación con grupos criminales de esas zonas. Pero resulta que no son grupos criminales, son empresas establecidas y reguladas por el gobierno, quienes venden fentanilo y la maquinaria para su producción”, expone González Torres.
Indica que los grupos mexicanos están comprando directo con China, pero a empresas establecidas que no pueden ser identificadas como criminales, “no al menos formalmente”.
Pasa lo mismo en Centroamérica. Se dan esos vínculos de cooperación porque era el puente entre Sudamérica y México, por el cual se transportaba la cocaína de forma terrestre, aérea o marítima a diferentes puntos de México. Pero ahora pasa que son los precursores químicos los que llegan a Centroamérica, y no tienen cómo regularizar esos precursores, por eso, llegan a esa zona y comienza el flujo a México.
Los grupos criminales mexicanos han crecido tanto que su operación ya es abierta. Las demás organizaciones han actuado discretamente y no se les ha documentado tanto. Las zonas de mayor operación, y donde sí habría capacidad fuerte de control es en los países centroamericanos: Guatemala, El Salvador y Honduras, porque históricamente se ha tenido la relación y por la debilidad de la presencia del Estado en esos países.
El Cártel de Sinaloa es una federación de clanes criminales semiindependientes que se dedica principalmente al desarrollo y tráfico de heroína, marihuana, cocaína, metanfetamina y fentanilo.
Su principal ventaja en el mundo criminal es que es un intermediario entre diferentes redes criminales alrededor de la región y que trabaja a gran escala en el mundo, refiere el informe de la Universidad Americana e Insigne Crime.
“El modelo de negocios del Cártel de Sinaloa es como Chiquita Brands [empresa que produce y distribuye plátanos y otros bienes bajo diversas marcas subsidiarias, con tres sedes centrales: Fort Lauderdale, en Estados Unidos, Etoy Vaud, en Suiza, y Santa Rosa, en Costa Rica)], abasteciendo productos a granel de productores locales y vendiéndolos al equivalente de supermercados y pequeñas tiendas”, describe el documento.
Al igual que Chiquita Brands, Sinaloa es un negocio multimillonario que emplea a miles de personas en un amplio terreno; mantiene estrechas relaciones con políticos y fuerzas de seguridad, quienes le brindan cobertura de alto nivel y, en algunos casos, apoyo militar.
El cártel no está integrado verticalmente, tiene muchos bloques de poder que han cambiado a lo largo de los años. Actualmente cuenta con tres pilares principales: la red de Ismael el Mayo Zambada; la de Los Chapitos, hijos del capo Joaquín Guzmán Loera; y la de Aureliano, el Guano, Guzmán Loera, hermano del Chapo.
Estos líderes no necesariamente cooperan entre sí, y cada uno trabaja con una plétora de operaciones criminales más pequeñas a lo largo de la cadena de distribución, en su mayoría clanes. A veces, también luchan por el control de lucrativas rutas comerciales entre ellos.
Gran parte del éxito del Cártel de Sinaloa se atribuye a las conexiones de alto nivel que tenían las diversas partes de la organización con las élites políticas y burocráticas en todos los niveles de gobierno. El caso judicial de más alto perfil ha sido el de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública durante el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, asienta el informe.
Las redes del Cártel de Sinaloa para el tráfico de metanfetamina y fentanilo se superponen, pero se pueden encontrar intermediarios y organizaciones criminales independientes más pequeñas a lo largo de la cadena de valor. Los precursores químicos para producir ambas drogas, por ejemplo, se importan de Asia, principalmente de China y la India.
Sin embargo, el cártel contrata intermediarios para negociar con chinos, indios, cantoneses, filipinos, vietnamitas y taiwanés, redes criminales para coordinar la llegada de químicos a México, sostiene.
Sila forma en como opera el Cártel de Sinaloa es comparable con el modelo empresarial de Chiquita Brands, entonces el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) es algo parecido a Dole Food Company, un rival de Chiquita Brands de tamaño y alcance similar, con mercados y funciones similares dentro de ese mercado.
Al igual que Sinaloa, el CJNG obtiene y produce drogas ilícitas en grandes cantidades que transporta y vende a los principales mercados de todo el mundo. La diferencia entre los dos grupos tal vez radica en la forma en que protegen y aseguran sus negocios.
El CJNG también está más involucrado en otras partes del negocio, enviando sus propios emisarios a Asia para obtener precursores o drogas terminadas. Allí, se conectan con redes como la Yakuza en Japón, que a su vez contactan a las Tríadas en Hong Kong, Taiwán y el sudeste asiático.
La Yakuza, por ejemplo, presuntamente negocia envíos de precursores químicos para el CJNG al puerto de Manzanillo, Colima, a cambio de cocaína.
El CJNG también trabaja de cerca con una organización criminal local con amplia influencia en el puerto de Manzanillo, lo que le da acceso directo a las drogas y precursores que llegan desde Asia.
Una vez en México, los precursores son procesados en laboratorios supervisados directamente por el CJNG. Los productores independientes también pueden montar sus propios laboratorios para la producción de metanfetamina y venderla al CJNG.
En el lado Atlántico del país, el CJNG opera desde el Puerto de Veracruz, que el grupo tomó luego de vencer a Los Zetas. Esto le da al cártel acceso a rutas comerciales africanas y, en última instancia, al lucrativo mercado europeo.
Sin embargo, el transporte es más complicado para el CJNG, especialmente a través de la frontera entre Estados Unidos y México. Para el traslado de drogas sintéticas, el CJNG forma alianzas con grupos locales como el Cártel Tijuana Nueva Generación en varios territorios de la ruta, los cuales le brindan protección.
Para abastecerse de cocaína en Colombia, el CJNG se conecta con la guerrilla, grupos disidentes de las FARC, y organizaciones paramilitares. En Venezuela, se ha conectado con la Segunda Marquetalia, que asegura los envíos al CJNG por vía aérea al Caribe y otros lugares.
Si bien no se puede entender a los cárteles mexicanos sin sus vínculos internacionales, resulta clave saber cómo Estados Unidos, siendo el consumidor más grande de narcóticos del mundo, puede transportar e importar drogas dentro de su territorio para que lleguen a los consumidores, refiere González Torres.
“Sin duda Estados Unidos tiene grupos criminales más fuertes, pero su discurso es que son los mexicanos los que operan y tienen el manejo de todo. Eso no es correcto. No se ha establecido qué hacen grupos criminales estadounidenses, cómo operan; es una falacia que sean las pandillas las que tienen el control territorial, y la venta al menudeo”.
La retórica de Estados Unidos sobre el transporte y venta de narcóticos es que se hace por medio de grupos criminales pequeños que desarrollan sus actividades en barrios, pandillas, o grupos motociclistas, como los Hell Angels.
Sin embargo, la explicación es más compleja y profunda: Estados Unidos debe tener los grupos criminales más poderosos y estructurados en el planeta para tener esa capacidad de movilidad y tránsito de drogas al interior del país.
En México, por ejemplo, están muy documentados los lazos de corrupción en aduanas, las policías e incluso con políticos, pero en Estados Unidos no. Ello, cuando es lógico que, para que haya tráfico de toneladas de narcóticos y armas, tiene que haber algún tipo de complicidad, sostiene el especialista.
Estados Unidos también tiene tráfico de drogas de China, Taiwán, Japón, la India. Esos cargamentos llegan desde Canadá, en menos proporción que desde México, pero de manera constante por puertos, aeropuertos y carreteras.
González Torres concluye que, a diferencia de Estados Unidos, Canadá no tiene agencias como la DEA o el FBI, que puedan hacer grandes investigaciones contra cárteles mexicanos, ni tampoco desmantelarlos. “Es un país más laxo y lucrativo, por lo que es uno de los objetivos de los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación”.
En su opinión, Sinaloa y CJNG seguirán el flujo abundante de drogas y precursores químicos provenientes de Asia. Y en Centroamérica seguirá la imbricación y control de grupos locales. Con Sudamérica buscarán contactos de forma permanente, en el entendido de que es uno de los grandes productores. Y en Estados Unidos y Canadá continuarán la búsqueda de mercados, así como en Europa y Oceanía. También África será un mercado creciente, y es posible que en pocos años este continente se convierta en un mercado donde cárteles mexicanos pongan su mira.
“También hay que dar peso a Venezuela, al Caribe: es un área importante de tráfico de personas y de drogas. En especial República Dominicana, Haití y Jamaica. En el esquema continental tienen que estar forzosamente Sinaloa y CJNG”.
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