Washington, Estados Unidos. Dejar a un lado las especulaciones y volver al método científico, ése fue el llamado de expertos cubanos que dialogaron en Estados Unidos sobre los síntomas de salud reportados por diplomáticos estadunidenses en la isla.
Un grupo multidisciplinario de nueve especialistas, miembros de un panel de la Academia de Ciencias de Cuba, se reunió el pasado 13 de septiembre con personal médico del Departamento de Estado con el fin de abordar el tema que más ha marcado las relaciones entre los dos países en el último año.
Según informó el equipo caribeño, llegaron a ese encuentro tras examinar la escasa información entregada por la embajada estadunidense en La Habana, un artículo publicado en la Revista de la Asociación Médica Americana (JAMA), y conclusiones de investigaciones policiales.
Pese a que después de 1 año y medio de pesquisas el Departamento de Estado sigue sin una causa conocida o un responsable, los científicos de la isla no pudieron tener acceso durante la cita a ninguna información adicional que permita avanzar en los esfuerzos por llegar al fondo de lo sucedido.
“La ciencia no se basa en especulaciones, sino en datos, hemos recibido muy pocos”, expresó Mitchell Valdés-Sosa, director general del Centro de Neurociencias de Cuba, durante una conferencia de prensa celebrada en la embajada del país antillano en Washington para informar sobre esa reunión.
“No podemos tener conclusiones sólidas por falta de datos”, remarcó el experto, y en referencia a los reportes que han atribuido los problemas de salud a armas sónicas o de microondas, entre otras teorías muy rebatidas, consideró necesario saber primero qué les pasó a los funcionarios antes de caer en ese tipo de suposiciones.
No encontramos ninguna evidencia de que haya habido un daño cerebral, declaró a Prensa Latina Alexis Lorenzo, profesor titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana.
El doctor, como los demás miembros del grupo, puso énfasis en que no recibieron nuevas informaciones con respecto a las que ya conocían a partir del gobierno estadunidense, la prensa y el artículo de JAMA.
Fue ese informe, elaborado por un equipo de la Universidad de Pensilvania y muy criticado luego por la comunidad científica internacional, el que señaló la presencia de un supuesto daño cerebral en los funcionarios.
Durante la conversación, los cubanos presentaron su análisis sobre los fallos de ese trabajo del centro de altos estudios y cuestionaron sus principales conclusiones, así como la interpretación científica de los síntomas reportados.
El grupo consideró que la información ofrecida no permite sustentar las hipótesis de ataques de salud y daño cerebral sugeridas hasta ahora por el Departamento de Estado como explicación de los padecimientos.
De acuerdo con los expertos cubanos, las evidencias médicas tienen serias limitaciones, porque la mayoría de los casos descritos presentan síntomas como dolores de cabeza, náuseas, mareos, y trastornos subjetivos del equilibrio y del sueño.
Tales síntomas, apuntaron, son producidos por trastornos funcionales, y por enfermedades como hipertensión, estrés y muchas otras de alta prevalencia en Estados Unidos y en el mundo.
Mitchell Valdés-Sosa afirmó que no tienen dudas de que hubo diplomáticos que estuvieron enfermos, pero añadió que muchos de los síntomas pueden tener su origen en diferentes desórdenes.
Tanto él como Lorenzo indicaron que en el diálogo en la agencia federal se cuestionó la decisión de dejar fuera del estudio los elementos psicológicos que pudieron actuar sobre los funcionarios estadunidenses.
Por su parte, Johana Tablada, subdirectora general de Estados Unidos de la Cancillería cubana, señaló que el Departamento de Estado ha manejado las teorías como si fueran hechos, y reiteró la preocupación del país caribeño ante el continuo empleo del término ataques por parte del gobierno estadunidense para referirse al tema.
Es falso que ocurrieran ataques en Cuba. No sabemos lo que sucedió, pero sabemos bien lo que no sucedió, añadió la diplomática.
Tablada informó que el equipo de la isla extendió una invitación al estadunidense para realizar otro encuentro científico en La Habana en el futuro próximo, al que también podrían asistir los profesionales que trataron a los diplomáticos, quienes no estuvieron presentes en la cita en Washington.
Pedro Valdés-Sosa, vicedirector del Centro de Neurociencias de Cuba, manifestó a Prensa Latina que además de que no ha existido una comunicación diáfana con Cuba sobre este asunto, ni siquiera dentro de Estados Unidos ha habido una información adecuada.
Durante la estancia en la capital estadunidense, el grupo multidisciplinario sostuvo conversaciones en más de una decena de oficinas de congresistas y senadores, donde explicaron sus opiniones sobre los incidentes de salud.
Según Valdés-Sosa, el conocimiento que los miembros del Capitolio tenían sobre esta cuestión se basaba prácticamente en lo publicado en la prensa, cuyas noticias “son muy deformadas”, y en el caso del personal médico con el que conversaron, los datos manejados eran los ya públicos.
“Eso realmente deja mucho que desear, porque si se están tomando decisiones políticas, debería haber una unión mucho mayor entre los científicos. ¿Por qué no fueron involucrados los Institutos Nacionales de Salud, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, la Academia Nacional de Ciencias o la Asociación Estadunidense para el Avance de la Ciencia?, eso siempre nos extrañó”, resaltó el doctor.
“Creemos que ellos deben intervenir, porque lo que ocurre es que se están tomando decisiones políticas y de Estado sobre la base de información defectuosa, eso hay que remediarlo”, estimó.
Entre las medidas políticas adoptadas a partir de estos hechos se encuentra que el Departamento de Estado retiró en el otoño de 2017 a la mayor parte del personal de la embajada en La Habana, suspendió la emisión de visas allí y expulsó a 17 diplomáticos cubanos de esta capital.
“Indudablemente hubo algo, pero está todo confuso, no se ha reportado ni se ha estudiado bien, así no se hace ninguna investigación médica, esto se complicó políticamente desde el principio, y ha llegado al terreno de la especulación”, agregó.
A decir del especialista, lo que están pidiendo es tratar de hacer una buena disección y usar el método científico para llegar a conclusiones de conjunto con los expertos estadunidenses.
Sobre una línea similar, Tablada dijo que se registra una campaña a partir de la especulación, con muchas filtraciones en lugar de un intercambio normal, lo cual da pie a nuevos retrocesos en las relaciones entre los dos países.
Estados Unidos tiene un gran problema de credibilidad en esta cuestión, criticó la funcionaria, quien reiteró que el país antillano continuará trabajando por mejores vínculos bilaterales.
Acerca de las perspectivas de las pesquisas sobre lo acontecido en la embajada en La Habana, Pedro Valdés-Sosa manifestó que ojalá pueda avanzarse a partir de este encuentro con el Departamento de Estado.
“Es una lástima que haya pasado tanto tiempo, porque una reconstrucción de los hechos se hace ahora más difícil, pero los científicos tienen modos de realizarla, y si se pueden resolver misterios de hace miles de años, se podrá resolver esto”, concluyó.
Martha Andrés Román/Prensa Latina
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