[bctt tweet=”#México sobre 5 placas tectónicas, #SeguiráTemblando” username=”contralinea”]
El terremoto de más de 7.1 grados que golpeó el pasado 19 de septiembre territorio mexicano, y que ha dejado como saldo 302 muertos en seis estados y 3 mil 848 edificios dañados sólo en la Ciudad de México, se debe a que el país está en el contexto de cinco placas tectónicas: Norteamérica, Cocos, Pacífico, Rivera y del Caribe.
“Todas las placas tectónicas están en movimiento, lo que origina en el país que haya una sismicidad bastante alta, con potencial de sismos grandes y con magnitudes arriba de 7 en nuestro territorio”, explica Xyoli Pérez Campos, jefa del Servicio Sismológico Nacional (SSN) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El trágico 19 de septiembre, a las 13:40 horas, el epicentro del siniestro ocurrió en el límite estatal entre los estados Puebla y Morelos, a 12 kilómetros al sureste de Axochiapan, Morelos, y a 120 kilómetros de la Ciudad de México. La capital del país había sido devastada justo 32 años antes, con un temblor de 8.1grados. Hasta el cierre de esta edición, el movimiento este 19 de septiembre llevaba 34 réplicas, la mayor de magnitud 4.0 grados, indican las cifras del SSN.
En el transcurso de los días, las cifras de personas fallecidas aumentan. Hasta el cierre de esta edición se registran 302 personas que perdieron la vida: 142 en la Ciudad de México, 97 en Morelos, 43 en Puebla, 13 en el Estado de México, 6 en Guerrero y uno en Oaxaca. “La cifra está en constante modificación, ya que la labor de rescate y remoción de escombros continúa”, indica la Coordinación Nacional de Protección Civil, dependiente de la Secretaría de Gobernación.
Días antes, otro sismo provocó desastres en el Istmo de Tehuantepec. Ocurrió apenas el 07 de septiembre, con 8.2 grados de magnitud (a las 23:49:18 horas) y hasta el mismo 21 de septiembre se habían registrado 3 mil 831 réplicas. El epicentro a 133 kilómetros al suroeste de Pijijiapan, Chiapas.
La doctora en geofísica por la Universidad de Standford expone que los sismos más grandes se registran en la zona de la Costa del Pacífico y, en general, se deben al contacto y al movimiento entre las placas de Cocos y de Norteamérica, “pero también tenemos sismos importantes de magnitudes arriba de siete, como el que vivimos el 19 de septiembre, que no ocurren en ese contacto sino dentro de la placa de Cocos”.
Este movimiento, dice, se debe a que el manto (que es la placa de la tierra que está por debajo de la corteza, se encuentra en movimiento en unas corrientes convectivas) se ve calentado por la actividad del núcleo de la tierra. “Ese material, que se calienta en el fondo del manto, sube y al llegar a la corteza se enfrían y va creando corrientes convectivas…”.
—¿Se pueden registrar dos movimientos al mismo tiempo?
— Sí, pueden llegar a ocurrir dos sismos, muy cercanos en el tiempo. No en el mismo punto, pero sí muy cercanos espacialmente hablando.
Del tipo de movimientos que se generan en los sismos, la geofísica por la UNAM dice que todos los sismos generan ambos movimientos, verticales (trepidatorios) y los horizontales (oscilatorios), lo que nos están presentando son diferentes ondas sísmicas y todos los sismos las generan.
Tenemos toda esta actividad sísmica porque estamos en este contexto tectónico de cinco placas. Al día, comenta, “el Servicio Sismológico Nacional reporta aproximadamente 40 sismos y en algún momento cae uno grande. La recomendación es que se debe saber qué hacer en caso de que se presente un evento como el que tuvimos en los días pasados”.
—¿Se puede pronosticar algún temblor’
No, no hay forma de predecir o vaticinar algún sismo. No se puede saber cuándo, de qué magnitud ni dónde ocurrirá. No hay metodología, técnica, instrumento, nada.
El Reporte Especial, elaborado tras el terremoto del 19 de septiembre por el grupo de trabajo del SSN de la UNAM, indica que “cuando ocurre un sismo de magnitud considerable, las rocas que se encuentran cerca de la zona de ruptura sufren un reacomodo, lo que genera una serie de temblores en la zona que reciben el nombre de réplicas. El número de las réplicas puede variar desde unos cuantos hasta cientos de eventos en los próximos días o semanas de ocurrido el temblor principal.
“La ocurrencia de temblores en los estados de Chiapas y Oaxaca es frecuente. Hasta la fecha no se cuenta con técnicas científicas en ninguna parte del mundo que puedan determinar cuándo o dónde ocurrirá un sismo, tampoco se puede saber qué tan grande será o qué efectos tendrá en la población. Estar informados acerca de estos fenómenos naturales será de gran utilidad para mitigar el riesgo sísmico en caso de un evento de magnitud? ?considerable”.
En este reporte precisa que el hipocentro [punto del interior de la corteza terrestre en el que se origina un movimiento sísmico] ocurrió justo debajo de la placa continental, en la placa de Cocos.
Los sismos y su origen
De acuerdo con las definiciones del SSN, un sismo es “un rompimiento repentino de las rocas en el interior de la Tierra. Esta liberación repentina de energía se propaga en forma de ondas que provocan el movimiento del terreno”
El origen: “La capa más superficial de la Tierra, denominada litósfera, es una capa rígida compuesta por material que puede fracturarse al ejercer una fuerza sobre él y forma un rompecabezas llamado Placas Tectónicas. Estas placas viajan como ‘bloques de corcho en agua’ sobre la Astenósfera, la cual es una capa visco-elástica donde el material fluye al ejercer una fuerza sobre él.
“Los desplazamientos aleatorios de las placas se deben a movimientos convectivos en la capa intermedia de la Tierra o manto, esto es, material caliente del interior de la Tierra sube a la superficie liberando calor interno, mientras que el material frío baja al interior. Este fenómeno provoca el movimiento de las placas y es justo en los límites entre placas, donde hacen contacto unas con otras, que se generan fuerzas de fricción que mantienen atoradas dos placas adyacentes, produciendo grandes esfuerzos en los materiales. Cuando dichos esfuerzos sobrepasan la resistencia de la roca, o cuando se vence la fuerza de fricción, se produce la ruptura violenta y la liberación repentina de la energía acumulada, generándose así un temblor que radia dicha energía en forma de ondas que se propagan en todas direcciones a través del medio sólido de la Tierra”, expone.
Érika Ramírez
Contralínea 558 / del 25 al 30 de Septiembre de 2017
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