Ashfaq Yusufzai/IPS
Peshawar, Paquistán. Más de 300 ataques de Estados Unidos con naves no tripuladas (drones) mataron a 2 mil 160 combatientes islámicos y 67 civiles en Paquistán desde 2008, según el Ministerio de Defensa de este país asiático. Pero habitantes de las áreas afectadas cuestionan esas cifras.
Los pobladores del Norte paquistaní se preguntan por qué nadie exhibe fotos de los cadáveres ni se informan los nombres de las víctimas.
Residentes de las Áreas Tribales Administradas Federalmente (FATA, por su sigla en inglés), fronterizas con Afganistán y donde se realiza la mayor cantidad de ataques con drones, aseguran que murieron más civiles que los que indican los datos oficiales.
“Los ataques con drones de Estados Unidos son un completo misterio. Nadie sabe con seguridad cuántas son las bajas del [movimiento islamista] Talibán y de [la red radical] Al Qaeda, pero nosotros conocemos los nombres de los residentes que murieron en esos ataques”, dice Sadiqullah Shah, un maestro de 51 años de Waziristán del Norte, una de las FATA.
“A excepción de los nombres más célebres [de combatientes islámicos], como Nek Muhammad Wazir, Baitullah Mehsud y Hakimullah Mehsud, la población local no tiene confirmación de la muerte de otros miembros de Al Qaeda o del Talibán”, comenta a Inter Press Service (IPS).
Después de ser desalojados del poder en Afganistán en 2001, muchos talibanes cruzaron a Paquistán y establecieron bases en Waziristán. Esta región es hoy el principal escenario de ataques con drones.
Pero no todos están convencidos de que estos aviones bombardeen sólo objetivos milicianos.
“No hay evidencia de que los drones sólo maten a combatientes islámicos. Nosotros conocemos familias civiles que perdieron a sus miembros en esos ataques aéreos”, dice a IPS el secretario de información del Partido Pakistan Tehreek Insaf (PTI), Shireen Mazari.
El PTI, liderado por el jugador de cricket devenido político Imran Jan, asegura que más de 1 mil 500 civiles han muerto en los ataques estadunidenses con drones.
El partido, que gobierna la provincia de Jyber Pajtunjwa, implantó un bloqueo a los suministros que atraviesan el Norte paquistaní para las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) apostadas en Afganistán, como forma de protesta contra los drones.
Mazari señala que Islamabad simplemente aceptó el argumento de Washington de que los ataques son dirigidos contra integrantes del Talibán y de Al Qaeda, pero aún no ha divulgado los nombres de los muertos.
Las FATA son administradas por el gobierno federal, y por tanto éste tiene el deber de informar los nombres de las víctimas, sostiene Shireen Mazari, quien también es miembro de la Asamblea Nacional de Paquistán.
Mazari señala que un ataque con una nave no tripulada en el distrito de Hangu, en Jyber Pajtunjwa, mató a cuatro estudiantes de una madrasa (seminario islámico), el 21 de noviembre de 2013. La provincia es adyacente a las FATA.
Residentes dijeron que los misiles disparados por los drones ponen en riesgo sus vidas.
Rafiq ur Rehman, otro maestro de Waziristán del Norte, contó que su madre murió en octubre del año pasado durante el ataque de un dron mientras trabajaba el campo. Su hija y su hijo resultaron heridos.
“Yo fui a Estados Unidos y testifiqué ante un comité del Congreso legislativo sobre la muerte de mi madre”, dice.
Muhammad Ali, policía del subdistrito de Miranshah, en Waziristán del Norte, dice que los ataques están cobrando vidas inocentes. “Las naves no tripuladas han matado a algunos combatientes islámicos, pero la población local que vive cerca de sus escondites es impactada con frecuencia”, señala.
En Paquistán no es inusual que las agencias del orden muestren al público los cadáveres de criminales abatidos, pero no ha ocurrido así con los combatientes islámicos que supuestamente fueron asesinados por drones.
Cada vez que una nave no tripulada lanza un ataque, la mayoría de los medios de prensa locales divulgan noticias similares.
“Publicamos cualquier noticia que nos da el Ejército después de cada ataque con drones. El área está llena de combatientes islámicos y hay un toque de queda, así que es imposible acudir a la escena del ataque”, admite ante IPS un periodista local que pidió mantener el anonimato.
Por tanto, los medios divulgan informes sin poder verificarlos. Ningún periodista ni residente puede ver los supuestos cadáveres de los terroristas.
Adnan Jan, de 21 años, estudiante de relaciones internacionales en la Universidad de Peshawar, dice que es difícil saber quién ataca a quién.
“Tenemos que creerles a las agencias de inteligencia cuando dicen que algún líder de Al Qaeda murió en un ataque con una nave no tripulada. Pero ¿cómo podemos creer que los misiles impactan sólo en combatientes y no en inocentes?”, plantea.
Por su parte, Muhammad Sultan, comerciante de Miranshah, señala que la población local vive atemorizada ante posibles ataques estadunidenses.
“Los combatientes islámicos están cambiando todo el tiempo de lugar por temor a los ataques de los drones. Las naves no tripuladas matan a los que están fuera del alcance del Ejército paquistaní en Waziristán”, dice a IPS.
Se cree que los drones despegan de la base aérea de Bagram, en Afganistán.
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