El medio siglo de la “vendetta” estadunidense contra Cuba ha tenido por objetivo mostrar a América Latina lo que pasa cuando se desafía a Estados Unidos; pero los tiempos cambian y los gobiernos de la región “no están de acuerdo en seguir subordinados al imperio”, afirma el embajador Manuel Aguilera de la Paz. Agrega: por nuestros principios y por la historia que nos une, nunca haremos nada contra México
El 19 de septiembre pasado, la administración de Barack Obama refrendó un año más la vigencia de la Ley de Comercio con el Enemigo, que data de 1917 y en la que se basaron las primeras regulaciones del bloqueo contra Cuba de 1962. Esa “vendetta” de Estados Unidos contra Cuba mantiene políticas restrictivas “intactas” y contra la voluntad de la mayoría del pueblo estadunidense casi medio siglo después, expresa Manuel Aguilera de la Paz, embajador de Cuba en México. Agrega que su país no regresará a la Organización de Estados Americanos (OEA) porque cree en una nueva organización de Estados “sin la presencia ominosa de Estados Unidos”.
?¿Por qué esa vendetta?
?Durante su presentación en la Universidad Nacional Autónoma de México, el intelectual estadunidense Noam Chomsky expresó que, en el caso de Cuba, Estados Unidos aplica la ley de la mafia: donde el padrino no puede permitir siquiera a un pequeño tendero que lo desafíe. Si así ocurriera, el padrino aplicará represalias drásticas en su contra que muestren a todo el mundo que eso no se puede hacer.
El embajador refiere que la actual diplomacia estadunidense se realiza con países manifiestamente socialistas: con Vietnam, “un país en el que murieron casi 58 mil estadunidenses, que sigue siendo socialista; y China, que se proclama socialista y con la que mantiene buenas relaciones diplomáticas, comerciales y económicas”. Agrega que para mantener el bloqueo contra Cuba, Estados Unidos utiliza el argumento de que allí se violan los derechos humanos. “¡Eso es falso!, porque mantiene relaciones con quienes cometen gravísimas violaciones a los derechos humanos y en el mismo Estados Unidos se cometen graves violaciones”.
Señala que sólo se trata de “pretextos” para castigar al país caribeño por atreverse a desafiarlo y también para advertir a América Latina que “lo que Cuba se atrevió a hacer cuesta muy caro”. Aguilera recuerda que, como efecto de ese bloqueo comercial, empresas mexicanas han decidido no realizar negocios con Cuba y así evitar problemas con las autoridades estadunidenses, ya sea porque han recibido amenazas o porque han sido disuadidas.
Por ese mismo bloqueo, “en Cuba faltan medicamentos básicos para atender a la población porque no los podemos importar. ¿Cómo decirle al padre de un niño que padece cáncer que no tenemos las medicinas que lo ayudarían a tratar su mal y que no podemos adquirirlas porque el bloqueo de Estados Unidos nos lo impide?”, pregunta el diplomático.
Al bloqueo económico, comercial y financiero –impuesto por el gobierno estadunidense desde el 31 de enero de 1962– se sumó la expulsión de Cuba del seno de la OEA, disposición que fue abrogada el 3 de junio de 2009 “gracias a la condena enérgica de los pueblos y gobiernos de América Latina como Ecuador, Nicaragua y otros más”. Explica el diplomático que los cubanos celebran esa decisión “como un gran error y una gran injusticia, pero eso no significa que nosotros vayamos a regresar a la OEA, no tenemos ningún interés en eso”. Aguilera de la Paz asegura que ese organismo regional “nunca ha servido para otra cosa (más) que para defender los intereses de Estados Unidos; aunque por primera vez condenó un golpe de Estado (el de Honduras)”.
Esa actitud, para el embajador de Cuba, obedece a que “los tiempos están cambiando”. Hay resistencia de los gobiernos latinoamericanos “que no están de acuerdo en seguir subordinados al imperio”. Cita el ejemplo de Venezuela, donde el presidente Hugo Chávez proclamó que su gobierno tiene como objetivo construir el socialismo del siglo XXI. A su lista añade a “otros gobiernos progresistas revolucionarios”, como los de Bolivia, Nicaragua, Ecuador y muchos más que, en casi toda la región, abogan por la integración latinoamericana.
Cuba no volverá a la OEA porque cree en una nueva organización de Estados latinoamericanos “sin la presencia ominosa de Estados Unidos, para unirnos e integrarnos entre nosotros”, asegura Aguilera de la Paz. Rechaza que Cuba ejerza un liderazgo en la región: “No aspiramos a eso”, pues ahora el liderazgo en América Latina es colectivo y busca construir un nuevo tipo de sociedad, rechazando el neoliberalismo “que nos condujo a mayor dependencia y a una polarización enorme de la riqueza”.
Desde su despacho de la sede cubana en México, vislumbra que en el futuro se unirán más países en un proceso de integración que “defienda los intereses de nuestros pueblos, nuestra historia y busque resolver los grandes problemas” como se plantea la Alternativa Bolivariana para los pueblos de América, a la que define como ejemplo de cooperación para construir una nueva sociedad integrada no sobre la base de intereses comerciales, sino de la cooperación, de la complementación, la solidaridad y la prioridad de los programas sociales.
Observa esa iniciativa con un principio “más solidario” de integración económica, política y social donde cada país contribuya con lo que más tiene o lo que más se ha desarrollado para complementar las economías de la región sin pensar en los beneficios comerciales, sino en los beneficios sociales en el largo plazo para el desarrollo social. “Parece un sueño, falta mucho más, pero está haciéndose y ésa es nuestra perspectiva”, dice Aguilera de la Paz.
El flujo ascendente de cubanos indocumentados por territorio mexicano, que llegó a la cifra de 10 mil por año, constituye un problema para la seguridad nacional de México y de Cuba, afirma Manuel Aguilera. “Hay un vínculo muy estrecho entre la mafia cubana de Miami y las mafias de México: la primera se ocupa de sacar a los cubanos de la isla en lanchas rápidas hacia las costas mexicanas y, una vez ahí, los reciben las mafias mexicanas que los conducen hacia su destino final”. Así lo admitieron autoridades de ambos países cuando firmaron el Memorándum de entendimiento en materia migratoria entre México y Cuba, por insistencia del gobierno cubano, el 20 de octubre de 2008. Ese pacto entró en vigor un mes después y busca contener el trasiego ilegal de cubanos por México con destino a Estados Unidos y devolverlos a su país de origen.
Llegar a las costas mexicanas desde aguas cubanas es más fácil y seguro para los traficantes de personas que, sin sobresaltos, dejan su carga humana en tierra sin arriesgarse por el Estrecho de La Florida. Cuando los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) capturaban a algunos, los internaban en sus estaciones migratorias desde donde eran liberados para transitar más tarde hacia Estados Unidos a pesar de las réplicas del gobierno cubano.
A unas semanas de que el memorándum cumpla un año de vigencia, el embajador aprecia que la evaluación “es positiva por ambas partes” y cita que, según cifras del INM, descendió el número de cubanos indocumentados que ingresan a México y se incrementó el número de repatriados a la isla. Aclara que “no podemos afirmar categóricamente que haya disminuido la cantidad de los que ingresan a México, parece que sí”.
Los cubanos indocumentados no quieren quedarse en México, su objetivo es llegar a Estados Unidos y lo hacen estimulados por la Ley de Ajuste Cubano –que data de 1996– y sólo a ellos les otorga el “privilegio” de ser los únicos ciudadanos en el mundo que son admitidos automáticamente en aquel país cuando arriban por cualquier vía y “sin importar lo que hayan hecho para llegar ahí, incluso si secuestran aeronaves o barcos para alcanzar territorio estadunidense, a diferencia de los mexicanos y otros latinoamericanos que son devueltos de inmediato”, explica Aguilera de la Paz.
En opinión del embajador de Cuba en México, la Ley de Ajuste Cubano se convirtió en un estímulo muy redituable para quienes trafican con las personas porque representa un negocio importante, pues tan sólo por introducirlos a Estados Unidos desde Cuba, los familiares de estos migrantes ilegales pagan entre 10 mil y 15 mil dólares. “Ésa es extorsión”, exclama Aguilera de la Paz, quien recuerda el caso de un grupo de cubanos que fueron torturados y extorsionados por traficantes de personas en territorio mexicano que exigían a sus familiares más dinero a cambio de liberarlos.
El 13 de junio de 2008 un comando armado quitó de manos de agentes del INM a 33 cubanos que eran trasladados a la estación migratoria de Tapachula, Chiapas. Este hecho, que la comisionada Cecilia Romero calificó de “inusual”, mostró los intereses que defienden quienes trafican con indocumentados cubanos.
Señala el diplomático que la forma clandestina e ilegal de operar de esos grupos constituye también un problema para la seguridad nacional de Cuba, porque invita al robo de aeronaves, barcos y causa víctimas inocentes mientras que el gobierno estadunidense amenaza diciendo que, si se produce una oleada migratoria que ponga en riesgo su seguridad nacional, tomará medidas contra Cuba. Esa advertencia constituye para el embajador “una hipocresía que deja clara la doble moral”, cuando precisamente la Ley de Ajuste Cubano y la política de Pies Secos, Pies Mojados, la estimulan.
La relación entre los gobiernos de México y Cuba pasó por un momento difícil cuando el empresario Carlos Ahumada, de origen argentino nacionalizado mexicano, fue detenido por las autoridades cubanas y sometido a un interrogatorio que fue grabado en videos que en conjunto suman unas 40 horas. Una vez en México, él afirmó que fue torturado durante su arresto para hacer esas declaraciones, por lo que la prensa de este país ha insistido en conocer el contenido de los videos en virtud de que la administración cubana se reservó el derecho de hacerlo o no.
De ese tema hablaron los entones cancilleres de Cuba, Felipe Pérez Roque, y de México, Luis Ernesto Derbez, durante la conferencia de prensa que ofrecieron en mayo de 2004. El representante de la política exterior cubana expresó contundente: “Sobre las declaraciones del señor Ahumada, puedo asegurar enfáticamente que miente, miente de manera abierta y descarada. Miente, podría probarlo; pero pienso que tengo, como representante de la Revolución cubana, suficiente solvencia moral y credibilidad ante la opinión pública de México”.
Ante la posibilidad de que la información que contienen esas declaraciones arroje luz sobre el proceso electoral de 2006 en México, Contralínea plantea al embajador Manuel Aguilera si su gobierno ha pensado hacer públicas esas cintas y responde: “La verdad no puedo decirle qué pasará con eso, pero sí puedo expresar dos cosas: primero, que nunca vamos a utilizar esos videos ni ninguna otra cosa para perjudicar a México por razones de principios y la historia que nos une con este país”; la segunda es que en Cuba no se tortura a nadie; la Revolución se hizo para que, entre otras cosas, no hubiera nunca más tortura”.
Enseguida, el diplomático dice enfático que el único lugar de Cuba donde se tortura “es el territorio ocupado ilegalmente por Estados Unidos: la base naval de Guantánamo, donde establecieron una cárcel que no han podido cerrar a pesar de las promesas de Obama; ése es el único lugar de Cuba donde sí se ha torturado”.
“Tenemos errores, no somos perfectos y problemas que se deben a nuestras deficiencias, pero nuestra política y principios han sido siempre consultar con el pueblo y con su creatividad buscar las soluciones”, admite el diplomático al tiempo que agrega que esos debates han sido la esencia de la Revolución cubana para hacer un proceso de cambio permanente. Añade que la consulta popular que tuvo lugar del 13 de septiembre al 15 de octubre pone el énfasis en las propuestas del pueblo enfocadas en qué debe cambiar y cómo en aquel país.
Esto no significa, puntualiza Aguilera de la Paz, que pretendamos resolver todos los problemas que tiene Cuba, pues sin lugar a dudas, la mayor parte de las dificultades económicas –como se ha demostrado– han sido y siguen siendo el bloqueo comercial, económico y financiero que desde hace casi 50 años mantiene Estados Unidos contra la opinión de la abrumadora mayoría de su pueblo.
—¿Vale la pena ser un país socialista?
—Si no lo fuéramos, ahora sería un desastre, una oleada de injusticias para la mayoría de la población. Si se ve lo que era Cuba antes de la Revolución, puede tenerse una idea de lo que ahora sería; con la Revolución avanzó el país. Cuba no es perfecta, no es el paraíso, pero tampoco es el infierno que dicen los grandes medios.
Actualmente, en prisiones estadunidenses purgan sentencias cinco cubanos acusados de conspiración para cometer espionaje y que el gobierno de Cuba considera héroes de la Revolución. Es un caso que ha sido sistemáticamente silenciado por la gran prensa estadunidense, reclama el embajador Aguilera durante la conversación. A pesar del esfuerzo de organizaciones solidarias de aquel país, que pagaron un desplegado en el New York Times en el que se explicaba la situación de estos jóvenes, persiste el silencio.
“Sería un escándalo si la prensa lo difundiera porque se hizo un juicio absolutamente amañado e injusto en Miami, donde predominan grandes prejuicios contra todo lo que tenga que ver con Cuba”. Se trata de Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labariño Salazar, Antonio Guerrero Rodríguez, Fernando González Llort y René González Sehwerert, quienes al amanecer del 12 de septiembre de 1998 fueron detenidos y conducidos a los cuarteles de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) en Miami, por el delito antes descrito.
Al conocerse su aprehensión y el delito por el que los acusaban, Fidel Castro comentó, en una entrevista concedida a CNN el 20 de octubre de 1998, que “lo primero que me llamó la atención, y así lo denunciamos en Naciones Unidas, fue que resultaba asombroso que el país más espiador del mundo acusase de espionaje al país más espiado del mundo”.
Aguilera de la Paz explica que “los Cinco” trabajaban para el gobierno cubano: recopilaban información sobre los planes terroristas de organizaciones de origen cubano que radican en Miami, que con “absoluta impunidad durante muchos años han cometido actos terroristas en hoteles de la isla, infiltrado en Cuba a terroristas para colocar bombas en diferentes instalaciones, desarrollado planes de asesinatos contra Fidel Castro y otros dirigentes de la Revolución; cometido sabotajes contra grupos e intereses sociales y políticos en la isla, quemado plantaciones, incendiado comercios y emprendido una guerra bacteriológica contra su población “con asesoramiento y apoyo de la Agencia Central de Inteligencia y otras veces por iniciativa propia con conocimiento de las autoridades estadunidenses”.
Se trataba de información tan importante que el gobierno de Cuba decidió entregársela al gobierno de Estados Unidos; citó a una delegación del FBI en la isla donde se le dio toda esa información y, “en vez de arrestar a los terroristas, fueron contra las fuentes de esa información; averiguaron quiénes eran, con su poder lograron descubrirlos”, recuerda Aguilera de la Paz. Detenidos desde el 12 de septiembre de 1998, “los Cinco” fueron juzgados y condenados de manera “escandalosa” a pesar de que no hubo una sola prueba en su contra y de que en el juicio declararon como testigos altos oficiales estadunidenses que dijeron que no había habido espionaje contra instalaciones militares de aquel país, ni pruebas de espionaje contra sus intereses.
“Se trata de un juicio político, de una decisión de vendetta, de represalia contra la Revolución cubana en la persona de estos hombres que han pasado meses en celdas aisladas. A dos de ellos no se les ha permitido, en 11 años que llevan presos, la visita de sus esposas, a pesar de campañas a su favor”, dice el embajador de Cuba en México. Ésa es “una escandalosa violación a los derechos humanos y una escandalosa violación de normas jurídicas estadunidenses; a pesar de eso, la gran prensa ni habla ni ha investigado el caso”, y esto ocurre cuando el presidente Obama podría ordenar la anulación de los cargos contra ellos, pero no se ha pronunciado”. (NE)
https://youtu.be/38o7wwVi0dE
Con el arranque de la iniciativa Maratones por la Lectura, comunidades escolares y autoridades educativas…
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